No logro asimilar qué es lo que está pasando. Indago entre colegas que me generan respeto y admiración y nada, no puedo sintonizar con ellos. No encuentro a nadie que pueda ver la situación de la manera en que yo la estoy observando. ¿Así de desubicada estoy? Es como si el mundo estuviera hablando un idioma que no logro entender. ¿La animadversión desproporcionada por Estados Unidos ha producido acaso esta confusión de principios? ¿La euforia por descubrir “la vida secreta” de los americanos ha llevado a tal desfase de la realidad? ¿Se puede aceptar como normal la intromisión en los asuntos de otros?
Wikileaks acaba de cambiar uno de los principios básicos de la condición humana. Espiar, meterse en el mundo de otro, que hasta hace unos días era un delito, algo censurable, acaba de modificar de valor y ahora se ha convertido en una “proeza”. Descubrir las intimidades de otro u otros (buenas o malas) tiene patente. De aquí en adelante, espiar, entrometerse, recibe autorización social para hacerlo. Usted puede meterse en el celular de su hijo, hija, esposo, esposa, puede averiguar sus conversaciones, sus mensajes. Su jefe tiene la potestad para espiar sus llamadas, su correo, como usted también tiene derecho a hacer lo propio con él. Porque “el fin justifica los medios”. Por cuenta de wikileaks acaba de concluir el derecho a la intimidad. Todo lo que usted realice puede ser observado por miles de ojos sin que usted tenga la prerrogativa de quejarse. Al fin y al cabo wikileaks autorizó la intromisión. Lo importante es “descubrir” el secreto de otro porque se acaba de terminar el privilegio humano de tener alguna opinión personal. Todo debe ser público, todo debe estar expuesto a la mirada colectiva.
En sus cuentas de Banco se pueden meter sus acreedores, porque ellos “tienen” derecho a saber si usted esconde la plata. Ni el Dios de nuestra niñez “que lo veía todo” fue tan implacable: estamos expuestos a ser espiados y sin ninguna opción a protestar. El derecho colectivo por encima del derecho a la privacidad. Se terminó la potestad de tener una opinión personal, siempre y cuando sea diferente a lo esperado. Tenemos que vivir las 24 horas “en vitrina” sin posibilidad a nada que incomode a otros, total, siempre existen ojos que están observando. Usted debe ser totalmente transparente, expuesto a que todo lo que piense o sienta pueda ser analizado por los que lo rodean y sus amigos. Y los amigos de sus amigos.
La vida privada ha muerto. Cámaras, micrófonos, tecnología, todo apunta a que su mundo personal se volvió callejero. Si quitarse una prenda íntima en público ya de por si es intimidante, imagínese lo que significa que todo su mundo interior sea auscultado por quien le dé la gana, por el sólo hecho de que la privacidad pasó a ser un crimen. La locura también se puede “colar” por ese ojo biónico que atropella el derecho a ser persona, autónoma. Porque no existe mayor agresión contra la salud mental de un ser humano que negarle la opción de tener intimidad. El fuero interior manoseado por miles de ojos que intentan destrozar lo que usted es, por el sólo hecho de tener que ser como “se espera” que sea. No existe permiso para ser persona. Wikileaks oficializó el rebaño, la masa, el conjunto: todo debe ser de todos, todo debe ser aprobado por todos. La individualidad ha muerto, que viva la intromisión.
lunes, 13 de diciembre de 2010
lunes, 6 de diciembre de 2010
Husmear
Sí, la vida enseña, es una maestra. Y nos da y nos da hasta que aprendemos. Como no ejercitamos la solidaridad “a las buenas” entonces nos tocan las desgracias para ver si “al fin” despertamos. No es fácil asimilarlo porque nunca nos lo enseñaron pero es clarísimo que a esta vida venimos a aprender. El resultado de todo ese asunto es la coherencia. Y ni la física más especializada es tan compleja de aprender como la coherencia. ¿Quiere un ejemplo?
Estamos definitivamente impactados por lo de las chuzadas del DAS. ¡Qué grado de corrupción, de abuso de poder! Todos los chuzados se sienten verdaderamente agredidos y con razón, ni más faltaba. Que le husmeen en la vida privada no es agradable para nadie. Independiente de lo que hable, de lo que diga o de lo que piense. En el fuero interno, yo tengo derecho a opinar, hablar y conceptuar como se me antoje. Es posible que “en público” guarde algunas de esas opiniones o las disfrace porque una cosa es la intimidad y otra la luz pública. Creo que no ha existido ningún medio de comunicación, o ningún periodista en nuestro país que no esté escandalizado con las chuzadas. Pasemos la página.
Llega Wikileaks e impacta. Sorprende, deslumbra, “cómo así el descaro de USA, el cinismo de Hillary”. Para Colombia es una lección impactante que parece no quiere ver porque… USA y la sra Clinton en colombiano son el equivalente a Piedad Córdoba, Petro, los magistrados de las Cortes, los periodistas y todos aquellos a quienes los del DAS husmearon. Independiente de lo que digan o hagan, los chuzaron. A los unos (en gringo) y a los otros en colombiano. Pero las posiciones son totalmente contrarias: la forma de analizar el problema guarda un tufillo de doble moral, de acomodo de circunstancias, de incoherencia garrafal. Bueno aquí, malo allá. Aquí los chuzados son las víctimas, allá los chuzados son los malos “por lo que dicen”, independiente del atropello que se comete de husmearlos. Aquí mas de un colega se “regodea” con lo que le informan que comentó Estados Unidos en privado, con sus diplomáticos. Julián Assange es el equivalente al DAS, pero para muchos en nuestro país es un “héroe” porque se atrevió a destapar la vida “privada” de los Estados Unidos. Los del DAS deben pagar por su intromisión y atrevimiento. Ma. del Pilar Hurtado debe venir a responder mientras Julián es un personaje que logró realizar una obra memorable: espiar a Estados Unidos.
No se puede aceptar que existan secuestros buenos o secuestros malos. Así mismo, no existen espías buenos y malos. No existen buenas y malas violaciones. Los ladrones no son correctos en una circunstancia y en otras no. Ni siquiera por la información que voy a obtener se justifica una chuzada. Y todo lo que se descubra en una espiada es inválido moralmente porque el fin no justifica los medios. Esa información está contaminada. El mundo ha disfrutado lo que se consiguió de forma incorrecta. Más contradictorio aún para Colombia que está juzgando un acto semejante como malo y cae en la aberrante contradicción de “disfrutar” las chuzadas a otros. Es lo que se denomina doble moral. Cuando conviene justifico el hecho. Cuando no, se es implacable con las críticas y comentarios. La ley del monte, los atajos, el “todo vale”, criterios que forman parte de una cultura a la que le asusta la coherencia. Sin embargo está tan cosido a nuestras entrañas que nos es difícil detectar la contradicción. ¡Júzguela usted!
Estamos definitivamente impactados por lo de las chuzadas del DAS. ¡Qué grado de corrupción, de abuso de poder! Todos los chuzados se sienten verdaderamente agredidos y con razón, ni más faltaba. Que le husmeen en la vida privada no es agradable para nadie. Independiente de lo que hable, de lo que diga o de lo que piense. En el fuero interno, yo tengo derecho a opinar, hablar y conceptuar como se me antoje. Es posible que “en público” guarde algunas de esas opiniones o las disfrace porque una cosa es la intimidad y otra la luz pública. Creo que no ha existido ningún medio de comunicación, o ningún periodista en nuestro país que no esté escandalizado con las chuzadas. Pasemos la página.
Llega Wikileaks e impacta. Sorprende, deslumbra, “cómo así el descaro de USA, el cinismo de Hillary”. Para Colombia es una lección impactante que parece no quiere ver porque… USA y la sra Clinton en colombiano son el equivalente a Piedad Córdoba, Petro, los magistrados de las Cortes, los periodistas y todos aquellos a quienes los del DAS husmearon. Independiente de lo que digan o hagan, los chuzaron. A los unos (en gringo) y a los otros en colombiano. Pero las posiciones son totalmente contrarias: la forma de analizar el problema guarda un tufillo de doble moral, de acomodo de circunstancias, de incoherencia garrafal. Bueno aquí, malo allá. Aquí los chuzados son las víctimas, allá los chuzados son los malos “por lo que dicen”, independiente del atropello que se comete de husmearlos. Aquí mas de un colega se “regodea” con lo que le informan que comentó Estados Unidos en privado, con sus diplomáticos. Julián Assange es el equivalente al DAS, pero para muchos en nuestro país es un “héroe” porque se atrevió a destapar la vida “privada” de los Estados Unidos. Los del DAS deben pagar por su intromisión y atrevimiento. Ma. del Pilar Hurtado debe venir a responder mientras Julián es un personaje que logró realizar una obra memorable: espiar a Estados Unidos.
No se puede aceptar que existan secuestros buenos o secuestros malos. Así mismo, no existen espías buenos y malos. No existen buenas y malas violaciones. Los ladrones no son correctos en una circunstancia y en otras no. Ni siquiera por la información que voy a obtener se justifica una chuzada. Y todo lo que se descubra en una espiada es inválido moralmente porque el fin no justifica los medios. Esa información está contaminada. El mundo ha disfrutado lo que se consiguió de forma incorrecta. Más contradictorio aún para Colombia que está juzgando un acto semejante como malo y cae en la aberrante contradicción de “disfrutar” las chuzadas a otros. Es lo que se denomina doble moral. Cuando conviene justifico el hecho. Cuando no, se es implacable con las críticas y comentarios. La ley del monte, los atajos, el “todo vale”, criterios que forman parte de una cultura a la que le asusta la coherencia. Sin embargo está tan cosido a nuestras entrañas que nos es difícil detectar la contradicción. ¡Júzguela usted!
lunes, 22 de noviembre de 2010
¿Cuál es su Socavón?
Ya los mineros salieron de la mina pero puede que usted todavía continúe metido en la suya. Porque es innegable que cada quién tiene su propio socavón, cada quien construye su propio hueco donde se ¿refugia?, se ¿esconde?, se ¿protege?, se ¿aísla? cuando la vida golpea y no sabemos cómo enfrentar la dificultad. Puede que sean las circunstancias las que nos metan al hueco. En otros momentos somos nosotros los que libremente, escogemos el socavón. ¿Por qué?
Creo que el primer socavón donde todos estuvimos (¿estamos?) metidos es en el de las creencias. ¡Qué hueco tan impresionante! Nos educaron creyendo una serie de verdades y atreverse a “abandonarlas” es bien complejo. Rescatar la mente de las creencias anquilosadas es una de las tareas más admirables de cuántas existen. Muchas de las verdades en las que nos educaron hoy son mentiras garrafales. Por ello, ubicarse en el presente entendiendo que la vida es un continuo cambio es la cápsula de salida a una nueva existencia. Vivir de acuerdo a los que creemos puede ser sinónimo de permanecer en el hueco o sinónimo de recibir el viento fresco de quién abandona el encierro. Cada quien decide…
Al socavón no entra aire. En el socavón no hay luz. En el socavón se rumian las mismas ideas: hay abandono, desesperanza, soledad. En el socavón se pierde la fé, en el socavón cada quien maneja sus propios olores, su propia humedad. La piel, en el socavón se vuelve áspera, se eriza al contacto, no resiste la cercanía. En el socavón, las distancias son infinitas aun cuando los metros no existan. El socavón es tan hostil que fácilmente puede llevarnos hasta la locura.
Existen muchas clases de socavones, empezando por el vientre de la madre. La tumba es otro socavón, los refugios para ampararnos de las guerras, la selva, los internados, a veces las crisis, los retiros espirituales, una traición, cualquier circunstancia inesperada fácilmente nos “encierra” y así usted esté en la mitad de un estadio, nadie puede asegurar que a la vez, en el mismo instante, no esté dentro de su propio socavón. ¿Bueno o malo el socavón? Depende: acunarnos en el socavón de la persona amada puede ser muy atractivo pero se corre el riesgo de la asfixia. ¿Y qué tal el socavón de la droga? O ¿el de la enfermedad mental, metido en mi propia historia, mi propia versión de los hechos que “nadie entiende” lo que significa que nadie la acepta? Para los espirituales el socavón es sinónimo a “la noche oscura del alma”, paso casi que indispensable en el proceso del crecimiento interior.
Usted puede “cuidar” su socavón porque en algunos momentos es sanador encerrarse en él para evitar el acoso de la vida, de los otros, de las noticias, de las demandas afectivas o emocionales. Sólo a veces. Vivir en él, definitivamente es enfermedad. Lo significativo del “propio” socavón es la maravilla de tener la libertad de entrar o salir cuando deseamos. A veces se requieren “rescatistas” y es importante acudir a ellos. Pero una estadía en el socavón es necesaria para construir conciencia. Estos socavones nos ayudan a crecer, nos ayudan a relativizar circunstancias de la vida, dan otra dimensión a lo que nos rodea y necesariamente nos obligan a pensar en lo trascendente, empezando por la más elemental, vital y básica pregunta: ¿Quién soy? La estadía en el socavón, cualquiera que sea, ayuda en la búsqueda de la respuesta aun cuando la paradoja de la existencia es nunca encontrarle solución.
Creo que el primer socavón donde todos estuvimos (¿estamos?) metidos es en el de las creencias. ¡Qué hueco tan impresionante! Nos educaron creyendo una serie de verdades y atreverse a “abandonarlas” es bien complejo. Rescatar la mente de las creencias anquilosadas es una de las tareas más admirables de cuántas existen. Muchas de las verdades en las que nos educaron hoy son mentiras garrafales. Por ello, ubicarse en el presente entendiendo que la vida es un continuo cambio es la cápsula de salida a una nueva existencia. Vivir de acuerdo a los que creemos puede ser sinónimo de permanecer en el hueco o sinónimo de recibir el viento fresco de quién abandona el encierro. Cada quien decide…
Al socavón no entra aire. En el socavón no hay luz. En el socavón se rumian las mismas ideas: hay abandono, desesperanza, soledad. En el socavón se pierde la fé, en el socavón cada quien maneja sus propios olores, su propia humedad. La piel, en el socavón se vuelve áspera, se eriza al contacto, no resiste la cercanía. En el socavón, las distancias son infinitas aun cuando los metros no existan. El socavón es tan hostil que fácilmente puede llevarnos hasta la locura.
Existen muchas clases de socavones, empezando por el vientre de la madre. La tumba es otro socavón, los refugios para ampararnos de las guerras, la selva, los internados, a veces las crisis, los retiros espirituales, una traición, cualquier circunstancia inesperada fácilmente nos “encierra” y así usted esté en la mitad de un estadio, nadie puede asegurar que a la vez, en el mismo instante, no esté dentro de su propio socavón. ¿Bueno o malo el socavón? Depende: acunarnos en el socavón de la persona amada puede ser muy atractivo pero se corre el riesgo de la asfixia. ¿Y qué tal el socavón de la droga? O ¿el de la enfermedad mental, metido en mi propia historia, mi propia versión de los hechos que “nadie entiende” lo que significa que nadie la acepta? Para los espirituales el socavón es sinónimo a “la noche oscura del alma”, paso casi que indispensable en el proceso del crecimiento interior.
Usted puede “cuidar” su socavón porque en algunos momentos es sanador encerrarse en él para evitar el acoso de la vida, de los otros, de las noticias, de las demandas afectivas o emocionales. Sólo a veces. Vivir en él, definitivamente es enfermedad. Lo significativo del “propio” socavón es la maravilla de tener la libertad de entrar o salir cuando deseamos. A veces se requieren “rescatistas” y es importante acudir a ellos. Pero una estadía en el socavón es necesaria para construir conciencia. Estos socavones nos ayudan a crecer, nos ayudan a relativizar circunstancias de la vida, dan otra dimensión a lo que nos rodea y necesariamente nos obligan a pensar en lo trascendente, empezando por la más elemental, vital y básica pregunta: ¿Quién soy? La estadía en el socavón, cualquiera que sea, ayuda en la búsqueda de la respuesta aun cuando la paradoja de la existencia es nunca encontrarle solución.
martes, 2 de noviembre de 2010
Si, pero no
En Psicología se analizan los comportamientos y es muy claro que algunos son patológicos. Hay personas que dada su manera de ser resulta muy complejo vivir a su lado. El perverso, por ejemplo, es uno de los comportamientos más difíciles porque la persona es “normal”, entendiendo por ello, alguien que vive en comunidad, es inteligente, ha estudiado, puede ser exitoso, tiene familia y amigos, es agradable, en fin, es “común y corriente”. Ni manera de sospechar, siquiera, que sea un enfermo mental. Pero ¡lo es! Y lo más grave aún, de acuerdo a los patrones de nuestra cultura, donde la inteligencia es la “reina del paseo”, algunos muy inteligentes (¿alguien duda de la inteligencia de Osama Bin Laden?) pueden llegar a ser los individuos más enfermos y que más daño hacen. Porque confunden. Porque es inadmisible dudar de su salud emocional puesto que su inteligencia es “arrasadora”.
Personas inmaduras, egocéntricas, su comportamiento es manipulador, juegan con las emociones de los demás para conseguir algo de ellos. Saben cómo seducir al grupo y conseguir que funcione de una manera inhabitual pero conoce sus límites y frena su acción cuando percibe que puede ser descubierto. El actuar perverso se caracteriza por la falta de comunicación ya que este sujeto elude las preguntas directas y como no habla proyecta una imagen de grandeza o de sabiduría. El perverso utiliza la mentira pero no de una forma directa sino a través de un conjunto de insinuaciones y silencios que generen un malentendido en su propio beneficio. La agresión perversa se lleva a cabo en silencio mediante alusiones e insinuaciones. Con ello el perverso evita que se pueda determinar cuándo ha podido comenzar o bien que se pueda catalogar su naturaleza lo que produce confusión en la víctima: esta si llega a señalar el hecho pernicioso será refutada por el sujeto perverso y la querrá convencer de que ella es la agresora. El mensaje del perverso suele ser vago; con ello genera confusión y aun recurre a negar lo dicho para eludir los reproches, utiliza alusiones y envía mensajes sin comprometerse.
¿Conoce a algún perverso? ¿Le suena el caso? La información dice que “Alvaro Uribe no revela sus itinerarios políticos. Sus aspiraciones aparecen como de otros. Cuando así procede casi nadie sabe para donde va. Ni siquiera sus círculos cercanos. No tolera muchas preguntas y no responde nada que delate su objetivo. En un intento por averiguar dice: gracias, mejor después hablamos”.
Pareciera que los políticos porque son “famosos” no merecen evaluaciones psicológicas. Están por encima del bien y del mal. Pero si un psicólogo recibe un “normal” con características como las de Uribe, definitivamente advierte del riesgo que conlleva vivir con alguien semejante. “Si, pero no” es un comportamiento perverso, que nunca define y que agrede a quienes lo rodean por la confusión a la que los somete. El comportamiento de Uribe es doble, por un lado “apoya de palabra a Santos” y por otra, mueve las fichas a su favor. Es una personalidad narcisista, egocéntrica, manipuladora y lo que cada vez es más inquietante aclarar, qué tanto su trabajo es por Colombia o por su propio ego. ¿Qué tan peligroso es una persona que cada vez mas es insaciable en su ambición de poder y egocentrismo? Allí está, cada vez mas “retratado” en su comportamiento perverso. Sólo resta desear que “el imaginario colectivo” no vuelva a caer en la trampa de la perversión. ¡Porque es una enfermedad!
Personas inmaduras, egocéntricas, su comportamiento es manipulador, juegan con las emociones de los demás para conseguir algo de ellos. Saben cómo seducir al grupo y conseguir que funcione de una manera inhabitual pero conoce sus límites y frena su acción cuando percibe que puede ser descubierto. El actuar perverso se caracteriza por la falta de comunicación ya que este sujeto elude las preguntas directas y como no habla proyecta una imagen de grandeza o de sabiduría. El perverso utiliza la mentira pero no de una forma directa sino a través de un conjunto de insinuaciones y silencios que generen un malentendido en su propio beneficio. La agresión perversa se lleva a cabo en silencio mediante alusiones e insinuaciones. Con ello el perverso evita que se pueda determinar cuándo ha podido comenzar o bien que se pueda catalogar su naturaleza lo que produce confusión en la víctima: esta si llega a señalar el hecho pernicioso será refutada por el sujeto perverso y la querrá convencer de que ella es la agresora. El mensaje del perverso suele ser vago; con ello genera confusión y aun recurre a negar lo dicho para eludir los reproches, utiliza alusiones y envía mensajes sin comprometerse.
¿Conoce a algún perverso? ¿Le suena el caso? La información dice que “Alvaro Uribe no revela sus itinerarios políticos. Sus aspiraciones aparecen como de otros. Cuando así procede casi nadie sabe para donde va. Ni siquiera sus círculos cercanos. No tolera muchas preguntas y no responde nada que delate su objetivo. En un intento por averiguar dice: gracias, mejor después hablamos”.
Pareciera que los políticos porque son “famosos” no merecen evaluaciones psicológicas. Están por encima del bien y del mal. Pero si un psicólogo recibe un “normal” con características como las de Uribe, definitivamente advierte del riesgo que conlleva vivir con alguien semejante. “Si, pero no” es un comportamiento perverso, que nunca define y que agrede a quienes lo rodean por la confusión a la que los somete. El comportamiento de Uribe es doble, por un lado “apoya de palabra a Santos” y por otra, mueve las fichas a su favor. Es una personalidad narcisista, egocéntrica, manipuladora y lo que cada vez es más inquietante aclarar, qué tanto su trabajo es por Colombia o por su propio ego. ¿Qué tan peligroso es una persona que cada vez mas es insaciable en su ambición de poder y egocentrismo? Allí está, cada vez mas “retratado” en su comportamiento perverso. Sólo resta desear que “el imaginario colectivo” no vuelva a caer en la trampa de la perversión. ¡Porque es una enfermedad!
lunes, 25 de octubre de 2010
¿Y cuál es su máscara?
¿Ya sabe de qué se va a disfrazar para la fiesta en el “día de las brujas”? Porque el tema de los disfraces dejó de ser asunto infantil para convertirse en actividad de adultos. Con la disculpa del Halloween mas de algún mayorcito o mayorcita organiza su fiesta tanto para reunir a sus amigos como también para intentar “airear” sus propios fantasmas. O si lo quiere más claro, los deseos reprimidos. Que no son pocos. En una sociedad que se presta de vivir de la apariencia lo que se guarda es de proporciones inmensas. La vergüenza o el ridículo, o el “qué dirán”, o el simple hecho de “desentonar” motiva a que muchos cierren con llave y candado lo que verdaderamente son y se coloquen la máscara protectora de lo “socialmente aceptable”. Pero la necesidad de “liberar” deseos reprimidos sale a pasear para la fiesta de las brujas. No en vano es la fiesta del misterio, de la sorpresa, de la magia.
¿De qué nos disfrazamos? La escogencia no es casual. Algo me lleva a decidirme por el disfraz de Mono Jojoy, Hugo Chávez o por el de trasvesti o por el de mujer cuando me he vanagloriado siempre de mi hombría, o el disfraz de prostituta cuando hago gala de moralidad y buenas costumbres. Los disfraces están a la orden del día y entre la creatividad, malicia indígena, los deseos reprimidos y la ausencia de dinero, se “cuaja” el vestido adecuado. Sin embargo le voy a proponer un juego diferente. De alguna manera vivimos disfrazados escondiendo lo que verdaderamente somos. Pocas veces nos mostramos tal cual somos. A veces ni siquiera lo sabemos. Y no es que el ser humano tenga la obligación de vivir desnudándose ante los demás, ni mas faltaba, pero se puede apostar a ser más sinceros.
El juego de este fin de semana es jugar a ¡quitarse la careta! A ser claros. Intente mostrarse como cree que es. Diga lo que sienta ¡no lo esconda! Diga lo que piense no lo calle. Ensaye a estar en coherencia con usted mismo. ¿Cuántas poses o cuántas máscaras alcanza a utilizar para esconder lo que siente o lo que piensa? No importa lo que digan u opinen los demás, no olvide que es la fiesta de Halloween. Y aun cuando los demás crean que está disfrazado, usted sabrá que por primera vez en mucho tiempo se ha quitado la máscara y se está mostrando tal cuál es. Está intentando ser honesto con usted sin importar si los demás le creen. Por un día, se vistió de auténtico y de pasó se vacunó contra la locura. Porque el mejor antídoto para no enloquecer es intentar ser fiel a si mismo. La experiencia muestra que cuando conviene, nos colocamos la máscara y cuando no, nos la quitamos. Se debe escoger transitar por el camino de la autenticidad (bien complicado) o por el de la doblez (mas facilito). Un individuo le apuesta a su salud mental intentando ser honesto consigo mismo. Es decir quitándose la careta. En definitiva la única infidelidad que no tiene excusa y puede llevar a la locura es la que se infringe a si mismo jugándole el juego a lo que los demás quieren o “esperan” pero escondiendo los propios deseos aun a costillas de salir lastimado. No se puede vivir en contravía del inquilino interior. Nadie puede vivir internamente con un enemigo que “desaprueba” y cuestiona constantemente nuestros actos por agradar a los demás. Halloween entonces puede ser una excusa para acercar a conocerse un poco más. Evalúe sus máscaras, sus poses, sus guardados y pregúntese si valen la pena seguirlos usando... ¡La decisión es suya!
¿De qué nos disfrazamos? La escogencia no es casual. Algo me lleva a decidirme por el disfraz de Mono Jojoy, Hugo Chávez o por el de trasvesti o por el de mujer cuando me he vanagloriado siempre de mi hombría, o el disfraz de prostituta cuando hago gala de moralidad y buenas costumbres. Los disfraces están a la orden del día y entre la creatividad, malicia indígena, los deseos reprimidos y la ausencia de dinero, se “cuaja” el vestido adecuado. Sin embargo le voy a proponer un juego diferente. De alguna manera vivimos disfrazados escondiendo lo que verdaderamente somos. Pocas veces nos mostramos tal cual somos. A veces ni siquiera lo sabemos. Y no es que el ser humano tenga la obligación de vivir desnudándose ante los demás, ni mas faltaba, pero se puede apostar a ser más sinceros.
El juego de este fin de semana es jugar a ¡quitarse la careta! A ser claros. Intente mostrarse como cree que es. Diga lo que sienta ¡no lo esconda! Diga lo que piense no lo calle. Ensaye a estar en coherencia con usted mismo. ¿Cuántas poses o cuántas máscaras alcanza a utilizar para esconder lo que siente o lo que piensa? No importa lo que digan u opinen los demás, no olvide que es la fiesta de Halloween. Y aun cuando los demás crean que está disfrazado, usted sabrá que por primera vez en mucho tiempo se ha quitado la máscara y se está mostrando tal cuál es. Está intentando ser honesto con usted sin importar si los demás le creen. Por un día, se vistió de auténtico y de pasó se vacunó contra la locura. Porque el mejor antídoto para no enloquecer es intentar ser fiel a si mismo. La experiencia muestra que cuando conviene, nos colocamos la máscara y cuando no, nos la quitamos. Se debe escoger transitar por el camino de la autenticidad (bien complicado) o por el de la doblez (mas facilito). Un individuo le apuesta a su salud mental intentando ser honesto consigo mismo. Es decir quitándose la careta. En definitiva la única infidelidad que no tiene excusa y puede llevar a la locura es la que se infringe a si mismo jugándole el juego a lo que los demás quieren o “esperan” pero escondiendo los propios deseos aun a costillas de salir lastimado. No se puede vivir en contravía del inquilino interior. Nadie puede vivir internamente con un enemigo que “desaprueba” y cuestiona constantemente nuestros actos por agradar a los demás. Halloween entonces puede ser una excusa para acercar a conocerse un poco más. Evalúe sus máscaras, sus poses, sus guardados y pregúntese si valen la pena seguirlos usando... ¡La decisión es suya!
martes, 19 de octubre de 2010
El Papa ¿misógino?
Tras de gordo, “hinchao”. A todos los errores actuales de la Iglesia Católica, con pederastia, manejos “non santos” de sus finanzas, curas que no cumplen el celibato, poca claridad frente al problema de los judíos en la segunda guerra mundial, comentarios gelatinosos sobre política que tienen que ver con un respeto por todos los credos, ahora se suma que el Papá resultó misógino. Ahora, es una mujer la que “contamina” al Sumo Sacerdote y él pide que no se le acerque, que no la lleven al Vaticano porque, supongo, que al estilo del cuento de Eva, ella significa tentación, pecado, horror. El Papa le ha pedido al Presidente Sarkosy que no lleve a Carla Bruni en su visita al Vaticano porque no la considera “apta” para estar en su presencia.
Pero frente al Papa pueden estar los obispos que acolitaron con su silencio a los violadores de niños. Ante el Papa se pueden postrar los hombres de las finanzas que manejan las arcas del Estado Vaticano y que están siendo investigados. Ante el Papa se pueden hincar pecadores, asesinos, hasta el hombre que intentó matar a JuanPablo II. Ante el Jefe de la Iglesia pueden estar seres de todos los colores, olores y pelambres, pero no una mujer que el Papa considera malsana y pecadora. ¿Es que las mujeres le hacen daño a la Iglesia Católica?
Como diría cualquier aprendiz de psicólogo “los traicionó el subconsciente”. Para la Iglesia Católica, la única que califica como mujer es la Virgen María y la mamacita de cada sacerdote. Las demás, ¿qué somos? “Tinieblas” al estilo de la compañera del padre Carvajal aquí en Cali, asesinas cuando hay un embarazo fruto de una violación de un “santo varón”, sinvergüenzas porque deseamos no tener hijos cada vez que un hombre “se monta encima” y se utilizan métodos anticonceptivos. Además, como si fuera poco, no calificamos para sacerdotisas porque esa es una función “sólo apta” para los hombres mientras a las mujeres se les da contentillo de empleadas “de categoría”: cuidan la ropa del cura, le arreglan su casa, le dan de comer… Una mujer no tiene acceso a los puestos directivos del Vaticano: ese es un territorio masculino, no apto para mujeres. Creo que no pueden ofender más a las mujeres, así se lo propusieran, porque les queda imposible. La misoginia invade la mentalidad de gran parte de la jerarquía católica y no queda mas que defenderse de semejante atropello. ¿Cómo? Sintiendo el dolor de la discriminación y la necesidad de exigir un respeto por la dignidad femenina.
Es lamentable la actitud de la jerarquía católica, tan lejos de una imagen de Jesús para quienes las mujeres si existieron y fueron valoradas. Como están probando estudios e investigaciones serias, María Magdalena no fue ninguna prostituta y termino siendo la compañera real de Jesús. Pero para gran parte de la jerarquía católica, la mujer es lo mas cercano al pecado y a la tentación. Las noticias dicen que Sarkosy sí se reunió con el Papa para hablar de la deportación de gitanos pero no hablaron (imposible) de la “deportación” de su esposa del Vaticano. El Papá intenta defender a la raza gitana a costa de la agresión a las mujeres: ¡cómo no caer en cuenta! Así, el tema mujer es de nunca acabar: por todo lado y a diario están la discriminación y sobre todo lo “natural” que parece este trato hasta el punto de no captar dónde se presentan los abusos y la forma solapada como se contribuye a la discriminación. Y luego nos sorprendemos…
Pero frente al Papa pueden estar los obispos que acolitaron con su silencio a los violadores de niños. Ante el Papa se pueden postrar los hombres de las finanzas que manejan las arcas del Estado Vaticano y que están siendo investigados. Ante el Papa se pueden hincar pecadores, asesinos, hasta el hombre que intentó matar a JuanPablo II. Ante el Jefe de la Iglesia pueden estar seres de todos los colores, olores y pelambres, pero no una mujer que el Papa considera malsana y pecadora. ¿Es que las mujeres le hacen daño a la Iglesia Católica?
Como diría cualquier aprendiz de psicólogo “los traicionó el subconsciente”. Para la Iglesia Católica, la única que califica como mujer es la Virgen María y la mamacita de cada sacerdote. Las demás, ¿qué somos? “Tinieblas” al estilo de la compañera del padre Carvajal aquí en Cali, asesinas cuando hay un embarazo fruto de una violación de un “santo varón”, sinvergüenzas porque deseamos no tener hijos cada vez que un hombre “se monta encima” y se utilizan métodos anticonceptivos. Además, como si fuera poco, no calificamos para sacerdotisas porque esa es una función “sólo apta” para los hombres mientras a las mujeres se les da contentillo de empleadas “de categoría”: cuidan la ropa del cura, le arreglan su casa, le dan de comer… Una mujer no tiene acceso a los puestos directivos del Vaticano: ese es un territorio masculino, no apto para mujeres. Creo que no pueden ofender más a las mujeres, así se lo propusieran, porque les queda imposible. La misoginia invade la mentalidad de gran parte de la jerarquía católica y no queda mas que defenderse de semejante atropello. ¿Cómo? Sintiendo el dolor de la discriminación y la necesidad de exigir un respeto por la dignidad femenina.
Es lamentable la actitud de la jerarquía católica, tan lejos de una imagen de Jesús para quienes las mujeres si existieron y fueron valoradas. Como están probando estudios e investigaciones serias, María Magdalena no fue ninguna prostituta y termino siendo la compañera real de Jesús. Pero para gran parte de la jerarquía católica, la mujer es lo mas cercano al pecado y a la tentación. Las noticias dicen que Sarkosy sí se reunió con el Papa para hablar de la deportación de gitanos pero no hablaron (imposible) de la “deportación” de su esposa del Vaticano. El Papá intenta defender a la raza gitana a costa de la agresión a las mujeres: ¡cómo no caer en cuenta! Así, el tema mujer es de nunca acabar: por todo lado y a diario están la discriminación y sobre todo lo “natural” que parece este trato hasta el punto de no captar dónde se presentan los abusos y la forma solapada como se contribuye a la discriminación. Y luego nos sorprendemos…
miércoles, 13 de octubre de 2010
Niña vestida de Niño
Existen múltiples miradas para un mismo acontecimiento. Las culturas son tan diferentes que cuesta trabajo aceptar la pluralidad: claro, es un ejercicio de tolerancia. Pero ¿cuál es el punto donde comienza el atropello y cuál donde termina la tradición cultural? No debe ser coincidencia que una gran parte de las costumbres que se marcan como abusos tienen que ver con la mujer. La discriminación contra ella es espeluznante. Por eso cualquier enfoque, información o aporte que ayude a mejorar su condición de vida es bienvenido. La ablación (extirparla el clítoris para que no sienta) es aberrante. ¿Qué tanto ha hecho el mundo occidental por crear conciencia sobre esta “práctica cultural” totalmente agresiva contra ella? Nuestra pasividad es cómplice.
Y ahora llega la información sobre las niñas que visten y tratan como niños para que su calidad de vida sea dignificada. En Afganistán, las familias consideran una verdadera desgracia no tener un varón y para mitigar su “dolor”, deciden que una de las hijas se comporte y viva como hombre para “aliviar” a sus padres y calmar el “qué dirán”. Hasta los 14 años, estas niñas serán varones: se visten, hablan, se comportan y tienen nombre masculino para “honrar” a sus padres y para gozar de mayores beneficios. ¿Qué pasa después con ellas? No importa: dignifican a sus padres, tienen temporalmente privilegios, se acostumbran a la mentalidad masculina y marcan una diferencia con su propio sexo. Luego, a los 14 años, como por arte de magia, se acaba el encanto: ahora ¡son mujeres! El swuiche se corre y ya, al empaque indeseado, a la esencia rechazada, a la identidad descalificadora. ¿Qué puede pasar con estas adolescentes que “entran” a la vida por la puerta de atrás por el sólo hecho de nacer en una cultura patriarcal? ¿Qué pasa con su autoestima y aceptación de sí mismas? Sí, se siente un dolor muy profundo, se vive una sensación de impotencia mezclada con rabia por el trato a la mujer, a nuestras compañeras de esencia. Son los efectos de la cultura patriarcal que algunos consideran exagerados y no logran evaluar qué tan aberrante o descalificadora es, como señalan “las viejas feministas”. Pero allí están las pruebas, allí están los hechos. Son los “aportes” de la cultura y se tienen dos posibilidades: aceptarla o intentar desde el lugar en que se esté, contribuir con la información necesaria para despertar conciencia.
Aquí se cree que “ya llegamos” a la equidad. Creemos que no existe discriminación y que la mujer es valorada y respetada. Pero su cosificación, la forma en que se explota su cuerpo es denigrante. Allá lo esconden “por maldito” y aquí lo exponen por “bendito”. Sin embargo el resultado es el mismo: un objeto al servicio y manipulación del varón. El hombre aquí o allá es su dueño y el único camino que le queda a un gran número de mujeres, es seguirlo. No estamos tan mal como en oriente, pero la descalificación, en cualquier idioma, sigue siendo la misma.
Para la directora de Donjuan: qué pena María Elvira haber interpretado tan mal su actitud por dirigir una revista tan edificante con las mujeres. En compensación por mi “moralidad anacrónica” le ofrezco mis servicios profesionales para ayudarla a digerir sus sentimientos cuando sus hijas, a nombre del arte, vendan la foto de sus nalgas a una revista como Donjuan para ser “devoradas” por hombres que valoran la dignidad de la mujer. ¡Cuente conmigo, por favor!
Y ahora llega la información sobre las niñas que visten y tratan como niños para que su calidad de vida sea dignificada. En Afganistán, las familias consideran una verdadera desgracia no tener un varón y para mitigar su “dolor”, deciden que una de las hijas se comporte y viva como hombre para “aliviar” a sus padres y calmar el “qué dirán”. Hasta los 14 años, estas niñas serán varones: se visten, hablan, se comportan y tienen nombre masculino para “honrar” a sus padres y para gozar de mayores beneficios. ¿Qué pasa después con ellas? No importa: dignifican a sus padres, tienen temporalmente privilegios, se acostumbran a la mentalidad masculina y marcan una diferencia con su propio sexo. Luego, a los 14 años, como por arte de magia, se acaba el encanto: ahora ¡son mujeres! El swuiche se corre y ya, al empaque indeseado, a la esencia rechazada, a la identidad descalificadora. ¿Qué puede pasar con estas adolescentes que “entran” a la vida por la puerta de atrás por el sólo hecho de nacer en una cultura patriarcal? ¿Qué pasa con su autoestima y aceptación de sí mismas? Sí, se siente un dolor muy profundo, se vive una sensación de impotencia mezclada con rabia por el trato a la mujer, a nuestras compañeras de esencia. Son los efectos de la cultura patriarcal que algunos consideran exagerados y no logran evaluar qué tan aberrante o descalificadora es, como señalan “las viejas feministas”. Pero allí están las pruebas, allí están los hechos. Son los “aportes” de la cultura y se tienen dos posibilidades: aceptarla o intentar desde el lugar en que se esté, contribuir con la información necesaria para despertar conciencia.
Aquí se cree que “ya llegamos” a la equidad. Creemos que no existe discriminación y que la mujer es valorada y respetada. Pero su cosificación, la forma en que se explota su cuerpo es denigrante. Allá lo esconden “por maldito” y aquí lo exponen por “bendito”. Sin embargo el resultado es el mismo: un objeto al servicio y manipulación del varón. El hombre aquí o allá es su dueño y el único camino que le queda a un gran número de mujeres, es seguirlo. No estamos tan mal como en oriente, pero la descalificación, en cualquier idioma, sigue siendo la misma.
Para la directora de Donjuan: qué pena María Elvira haber interpretado tan mal su actitud por dirigir una revista tan edificante con las mujeres. En compensación por mi “moralidad anacrónica” le ofrezco mis servicios profesionales para ayudarla a digerir sus sentimientos cuando sus hijas, a nombre del arte, vendan la foto de sus nalgas a una revista como Donjuan para ser “devoradas” por hombres que valoran la dignidad de la mujer. ¡Cuente conmigo, por favor!
lunes, 4 de octubre de 2010
A la directora de "Don Juan"
Cada quien tiene derecho a hacer con su vida lo que le plazca. Además el mundo, en su desarrollo, es ¡perfecto! Cada situación se da como parte de un proceso de aprendizaje en el proceso de evolución de la conciencia. Pero lo anterior no excluye la opción de que se pueda transmitir una información que contribuya a hacer click en el automático en que vivimos. Caer en cuenta es fundamental para ser conscientes.
Pues bien, María Elvira Arango, directora de la revista “Don Juan”. No sé si usted pueda dormir tranquila. No sé si usted se pueda encontrar fresca con sus hermanas o con su mamá, sus amigas o sus hijas, mirarlas a la cara y no sentir vergüenza. No sé, tampoco, que pueda estar “enseñándole” a sus hijas (si las tiene) sobre lo que significa ser mujer. No puedo imaginar cuál es su concepto. Porque el que un hombre como el vomitivo y perverso Daniel Samper Ospina lo haga, vaya y venga. Al fin y al cabo es macho y les está dando a sus congéneres lo que se merecen: tetas y nalgas. Hay hombres (mas de los que quisiéramos) que sólo se alimentan de eso. Y sólo pueden abordar a las mujeres a la altura de sus senos y su trasero. Al fin y al cabo su cerebro parece del tamaño de la cabeza de su pene. Y esa mujer cosificada que solo es carne, es “apta” para ese tamaño de “mentalidad”. Por eso, el que una mujer que se dice capacitada, con su trayectoria profesional, que debe haber escuchado (al menos) lo que sucede en el mundo de la mujer en cualquier parte del planeta tierra, trabaje contribuyendo a cosificar a la mujer, definitivamente es denigrante. O deprimente. O demoledor. O todas las anteriores juntas. ¿Nunca ha escuchado, acaso, el dolor femenino por sentirse “cosa”? Nunca se ha encontrado con la historia de una de sus amigas donde su macho la cambió por otra de mejores tetas o mejores nalgas? ¿Nunca ha leído en los periódicos la perversión de los hombres con sus propias hijas adolescentes porque ya tienen nalgas y tetas provocativas? María Elvira ¿usted no siente escozor en el alma? ¿A propósito, usted sabe que es “sentir en el alma”?
Este no es un problema de mojigatería, ni de religión. Es un problema de dignidad, de autoestima, o si se quiere, de decencia. Se puede hablar de sexo e imaginar y fantasear y soñar todas las situaciones posibles. Qué rico que se disfrute. Pero que una mujer como usted contribuya a esta causa, es vergonzoso. ¿De qué sirve una formación intelectual sino se aprende los principios de la decencia y el respeto para frenar la inequidad? No, ya sé que si no lo hace usted, seguro que lo hace alguien mas. Pero es tenaz que sea una mujer la que participe de este juego. ¿Qué tal su revista sacando las fotos de las nalgas y los senos de las mujeres “apaleadas” por sus compañeros? ¿Lucirían bien en su excitante publicación? Las mujeres “sentimos” dolor de mujer así como hay momentos que los colombianos podemos sentir “dolor de patria”. ¿Dónde está su esencia de mujer para vibrar y defender la equidad? Hombres obsesionados por nalgas y tetas que aspiran a tener “eso” en casa y terminan vejando a su compañera porque no es como “eso”. Y la autoestima femenina construída sobre tetas y nalgas, lo que aumenta la necesidad de ser “eso” para creer (equivocadamente) que ahora si me van a querer y valorar. He allí la esencia de su trabajo, María Elvira, he allí su “contribución” a la violencia y agresividad contra las mujeres. ¿Se siente satisfecha?
Pues bien, María Elvira Arango, directora de la revista “Don Juan”. No sé si usted pueda dormir tranquila. No sé si usted se pueda encontrar fresca con sus hermanas o con su mamá, sus amigas o sus hijas, mirarlas a la cara y no sentir vergüenza. No sé, tampoco, que pueda estar “enseñándole” a sus hijas (si las tiene) sobre lo que significa ser mujer. No puedo imaginar cuál es su concepto. Porque el que un hombre como el vomitivo y perverso Daniel Samper Ospina lo haga, vaya y venga. Al fin y al cabo es macho y les está dando a sus congéneres lo que se merecen: tetas y nalgas. Hay hombres (mas de los que quisiéramos) que sólo se alimentan de eso. Y sólo pueden abordar a las mujeres a la altura de sus senos y su trasero. Al fin y al cabo su cerebro parece del tamaño de la cabeza de su pene. Y esa mujer cosificada que solo es carne, es “apta” para ese tamaño de “mentalidad”. Por eso, el que una mujer que se dice capacitada, con su trayectoria profesional, que debe haber escuchado (al menos) lo que sucede en el mundo de la mujer en cualquier parte del planeta tierra, trabaje contribuyendo a cosificar a la mujer, definitivamente es denigrante. O deprimente. O demoledor. O todas las anteriores juntas. ¿Nunca ha escuchado, acaso, el dolor femenino por sentirse “cosa”? Nunca se ha encontrado con la historia de una de sus amigas donde su macho la cambió por otra de mejores tetas o mejores nalgas? ¿Nunca ha leído en los periódicos la perversión de los hombres con sus propias hijas adolescentes porque ya tienen nalgas y tetas provocativas? María Elvira ¿usted no siente escozor en el alma? ¿A propósito, usted sabe que es “sentir en el alma”?
Este no es un problema de mojigatería, ni de religión. Es un problema de dignidad, de autoestima, o si se quiere, de decencia. Se puede hablar de sexo e imaginar y fantasear y soñar todas las situaciones posibles. Qué rico que se disfrute. Pero que una mujer como usted contribuya a esta causa, es vergonzoso. ¿De qué sirve una formación intelectual sino se aprende los principios de la decencia y el respeto para frenar la inequidad? No, ya sé que si no lo hace usted, seguro que lo hace alguien mas. Pero es tenaz que sea una mujer la que participe de este juego. ¿Qué tal su revista sacando las fotos de las nalgas y los senos de las mujeres “apaleadas” por sus compañeros? ¿Lucirían bien en su excitante publicación? Las mujeres “sentimos” dolor de mujer así como hay momentos que los colombianos podemos sentir “dolor de patria”. ¿Dónde está su esencia de mujer para vibrar y defender la equidad? Hombres obsesionados por nalgas y tetas que aspiran a tener “eso” en casa y terminan vejando a su compañera porque no es como “eso”. Y la autoestima femenina construída sobre tetas y nalgas, lo que aumenta la necesidad de ser “eso” para creer (equivocadamente) que ahora si me van a querer y valorar. He allí la esencia de su trabajo, María Elvira, he allí su “contribución” a la violencia y agresividad contra las mujeres. ¿Se siente satisfecha?
lunes, 27 de septiembre de 2010
Interpretando a Ingrid
La información sobre su vida está en los medios. Es un personaje público y como tal no puede evadirse del “juicio” social. ¿Que puede ser injusto? Sí. ¿Que puede ser distorsionado? También. Pero de alguna manera son datos de su historia que construyen el perfil de su personalidad. Además sus actuaciones parecen corroborar lo que recibió a través de la historia familiar. Su padre y su madre marcan su destino, como le sucede a todos los seres humanos…
Ingrid es hija de un hombre brillante, intelectual, capaz y mayor, que se casa con una mujer bonita, no estudiada, de una condición intelectual y social inferior a la de su marido. Las diferencias personales y sociales entre su padre y su madre son evidentes. Es posible que para el momento del matrimonio de sus padres, era lo acostumbrado. Yolanda, su madre, consigue un muy buen partido, gracias a su belleza. Pero nunca alcanza los niveles intelectuales de un hombre que llegó a ser Ministro de Educación. Pero el, inteligente, consigue lo que se requiere en ese momento: una mujer bonita, para lucir y que disimule o esconda su problemas de difícil relación con las mujeres. Se ha rumorado que su padre podría haber sido homosexual que debe esconder su conducta sexual (y mas en esa época) casándose con una mujer a la que “le haría el favor” de mejorarle su nivel de vida a cambio de que el pueda disimular sus dificultades. Por lo tanto Ingrid se educa en un medio donde las contradicciones son evidentes. La inteligencia es masculina y la manipulación femenina. Las mujeres “consiguen” lo que quieren de los hombres gracias a sus encantos. Ella y su hermana Astrid han tenido “buenos partidos”, se mueven en el mundo diplomático y de poder, logrando compañeros poderosos y con dinero. Su primer marido es diplomático e “importante”. Cuando sale del secuestro lo que le “exige” a Lecompte es dinero: como si fuera “su obligación” dárselo porque para “eso”, son los hombres (de acuerdo a su historia personal). Ingrid es fiel hija de su madre: seductora, manipuladora, consciente de su poder, víctima cuando le conviene, exigente cuando las cosas no son a su manera. Pero no significa que Ingrid no sea inteligente: hereda, por decir lo menos, la capacidad intelectual del padre pero “aprende” las artimañas de su madre. Es obvio que el matrimonio de sus padres no podía permanecer y cuando su padre fallece, hace años está separado de Yolanda.
Es en la historia familiar donde radica gran parte de los rasgos de Ingrid. Yolanda su mamá es una mujer “no querida” por Colombia. Pareciera como si nunca se hubiera podido ubicar: no fue de clase social privilegiada, no fue estudiada, a través de “obras de caridad” (albergue para niños) y de su belleza intentó conseguir reconocimiento y no obtiene “tanto” como quiere. Se la percibe como una mujer ambiciosa e Ingrid es su “fiel hija”. Cuántas cosas de su personalidad no resultan de ser leal a su madre. Pero también, es posible que gran parte de los conflictos no expresados (puede que ni siquiera conscientes) con su mamá, los proyecte en conflictos con la “madre patria” a la que desafía (cuando el secuestro), responsabiliza (cuando se siente víctima), agrede (cuando quiere demandar) o desprecia cuando no se siente acogida. Ingrid es egocéntrica, lo que en lenguaje psicológico significa que nunca creció en el terreno emocional y que por ello espera que “papá y mamá” (léase mundo, hombres, estado) la sigan protegiendo y acolitando. Bueno, este es un perfil…
Ingrid es hija de un hombre brillante, intelectual, capaz y mayor, que se casa con una mujer bonita, no estudiada, de una condición intelectual y social inferior a la de su marido. Las diferencias personales y sociales entre su padre y su madre son evidentes. Es posible que para el momento del matrimonio de sus padres, era lo acostumbrado. Yolanda, su madre, consigue un muy buen partido, gracias a su belleza. Pero nunca alcanza los niveles intelectuales de un hombre que llegó a ser Ministro de Educación. Pero el, inteligente, consigue lo que se requiere en ese momento: una mujer bonita, para lucir y que disimule o esconda su problemas de difícil relación con las mujeres. Se ha rumorado que su padre podría haber sido homosexual que debe esconder su conducta sexual (y mas en esa época) casándose con una mujer a la que “le haría el favor” de mejorarle su nivel de vida a cambio de que el pueda disimular sus dificultades. Por lo tanto Ingrid se educa en un medio donde las contradicciones son evidentes. La inteligencia es masculina y la manipulación femenina. Las mujeres “consiguen” lo que quieren de los hombres gracias a sus encantos. Ella y su hermana Astrid han tenido “buenos partidos”, se mueven en el mundo diplomático y de poder, logrando compañeros poderosos y con dinero. Su primer marido es diplomático e “importante”. Cuando sale del secuestro lo que le “exige” a Lecompte es dinero: como si fuera “su obligación” dárselo porque para “eso”, son los hombres (de acuerdo a su historia personal). Ingrid es fiel hija de su madre: seductora, manipuladora, consciente de su poder, víctima cuando le conviene, exigente cuando las cosas no son a su manera. Pero no significa que Ingrid no sea inteligente: hereda, por decir lo menos, la capacidad intelectual del padre pero “aprende” las artimañas de su madre. Es obvio que el matrimonio de sus padres no podía permanecer y cuando su padre fallece, hace años está separado de Yolanda.
Es en la historia familiar donde radica gran parte de los rasgos de Ingrid. Yolanda su mamá es una mujer “no querida” por Colombia. Pareciera como si nunca se hubiera podido ubicar: no fue de clase social privilegiada, no fue estudiada, a través de “obras de caridad” (albergue para niños) y de su belleza intentó conseguir reconocimiento y no obtiene “tanto” como quiere. Se la percibe como una mujer ambiciosa e Ingrid es su “fiel hija”. Cuántas cosas de su personalidad no resultan de ser leal a su madre. Pero también, es posible que gran parte de los conflictos no expresados (puede que ni siquiera conscientes) con su mamá, los proyecte en conflictos con la “madre patria” a la que desafía (cuando el secuestro), responsabiliza (cuando se siente víctima), agrede (cuando quiere demandar) o desprecia cuando no se siente acogida. Ingrid es egocéntrica, lo que en lenguaje psicológico significa que nunca creció en el terreno emocional y que por ello espera que “papá y mamá” (léase mundo, hombres, estado) la sigan protegiendo y acolitando. Bueno, este es un perfil…
lunes, 20 de septiembre de 2010
¿Quién es Usted?
Sí, las cosas estaban muy claras. Los "malos" en la cárcel y los buenos por fuera. Algo semejante a lo que para muchos sucede con los "locos". Los desquiciados en el manicomio y los cuerdos fuera. Pero pregunto, ¿qué sucedería si algún día se envolata la llave, la puerta queda sin cerrarse y el afuera y el adentro llegan a confundirse? No quiero ni imaginármelo porque a mas de uno o una, se le perdería la línea, hasta el punto de no saber a qué grupo pertenece. Hagamos un ensayo, probemos a ver si es cierto aquello de que la línea divisoria entre lo correcto y lo incorrecto es tan definida como algunos quisieran. O, en otras palabras, si usted tiene claro ¿quién es usted o para dónde va?
1. Usted es padre o madre de su primer hijo y como profesional responsable y destacado, está dispuesto a darle gusto a su “bebe” en todo aquello material que desee. Total, para ello es que usted vive y trabaja.
2. ¿Es de los que opina que querer es poder y que no debe existir ningún obstáculo que le impida llegar a sus metas, influenciado por aquella teoría que los abuelos denominaron "voluntad de hierro"?
3. ¿Usted es de los que siempre le da la razón a su hija y se enfrenta sin ninguna clase de reservas a profesores, policías o vecinos con tal de respaldar a su muchacha?
4. ¿Está en un viaje "delicioso" en San Andrés y "no tiene paz interior" soñando con que el año entrante el viaje será para Aruba y Jamaica?
5. Logró reunir un "dinerito extra" y considera que puede gastárselo como le venga en gana, total es mejor vivir al día que ahorrar, porque ¿quién asegura que habrá un mañana?
6. ¿Cree que los niños y las niñas pequeñas deben ser “los reyes" de la casa puesto que ahora que son chicos deben vivir sin contratiempos, total, ya les llegara más tarde el tiempo de sufrir?
7. ¿En la comida y en la bebida no se niega nada porque el día que es para gozar "es para gozar" y es de los que cree "a pié juntillas" que no deben existir cortapisas para el placer y la satisfacción?
8. ¿Cuando ama se desborda y es capaz de cualquier locura por quien ama, porque usted pertenece al grupo de los que creen que por amor son permitidos "todos los excesos"?
9. ¿Se matriculó en el gimnasio porque quiere estar en forma y de las 24 horas del día, ya son para los aeróbicos porque el asunto hay que asumirlo con verraquera?
10. Entró en la onda de la espiritualidad y como todavía no logra digerir a Gallo, Chopra, Luisa Haey y Echart Tolle juntos, maneja su "indigestión intelectual", presionando para que todos sus amigos alcancen la paz interior que no logra dominar en el interior?
Bueno, si contestó sí a mas de tres preguntas, déjeme decirle que usted tiene una fuerte tendencia a identificarse con la conducta del exceso: es mafioso de corazón, de aquellos que no conocen límites. Si pasó de 5 respuestas afirmativas, está por fuera de la prisión "de chiripa". Mas de 8, usted está ya "en prisión". Pero no en la cárcel de Vistahermosa o La Modelo, sino en una prisión interior donde cree ingenuamente, que en la vida se puede vivir “arrasando”, desbordado. Está prisionero porque "depende" de lo material, de lo exterior y cada situación nueva, la enfrenta con obsesión. El problema de Colombia no radica en que los mafiosos estén afuera o adentro de las cárceles, sino en cúantos colombianos somos potencialmente desbordados, mafiosos, ilimitados y poderosos, creyendo que en la vida se puede vivir a nuestra manera arrasando con valores, costumbres, límites y sentido común.
1. Usted es padre o madre de su primer hijo y como profesional responsable y destacado, está dispuesto a darle gusto a su “bebe” en todo aquello material que desee. Total, para ello es que usted vive y trabaja.
2. ¿Es de los que opina que querer es poder y que no debe existir ningún obstáculo que le impida llegar a sus metas, influenciado por aquella teoría que los abuelos denominaron "voluntad de hierro"?
3. ¿Usted es de los que siempre le da la razón a su hija y se enfrenta sin ninguna clase de reservas a profesores, policías o vecinos con tal de respaldar a su muchacha?
4. ¿Está en un viaje "delicioso" en San Andrés y "no tiene paz interior" soñando con que el año entrante el viaje será para Aruba y Jamaica?
5. Logró reunir un "dinerito extra" y considera que puede gastárselo como le venga en gana, total es mejor vivir al día que ahorrar, porque ¿quién asegura que habrá un mañana?
6. ¿Cree que los niños y las niñas pequeñas deben ser “los reyes" de la casa puesto que ahora que son chicos deben vivir sin contratiempos, total, ya les llegara más tarde el tiempo de sufrir?
7. ¿En la comida y en la bebida no se niega nada porque el día que es para gozar "es para gozar" y es de los que cree "a pié juntillas" que no deben existir cortapisas para el placer y la satisfacción?
8. ¿Cuando ama se desborda y es capaz de cualquier locura por quien ama, porque usted pertenece al grupo de los que creen que por amor son permitidos "todos los excesos"?
9. ¿Se matriculó en el gimnasio porque quiere estar en forma y de las 24 horas del día, ya son para los aeróbicos porque el asunto hay que asumirlo con verraquera?
10. Entró en la onda de la espiritualidad y como todavía no logra digerir a Gallo, Chopra, Luisa Haey y Echart Tolle juntos, maneja su "indigestión intelectual", presionando para que todos sus amigos alcancen la paz interior que no logra dominar en el interior?
Bueno, si contestó sí a mas de tres preguntas, déjeme decirle que usted tiene una fuerte tendencia a identificarse con la conducta del exceso: es mafioso de corazón, de aquellos que no conocen límites. Si pasó de 5 respuestas afirmativas, está por fuera de la prisión "de chiripa". Mas de 8, usted está ya "en prisión". Pero no en la cárcel de Vistahermosa o La Modelo, sino en una prisión interior donde cree ingenuamente, que en la vida se puede vivir “arrasando”, desbordado. Está prisionero porque "depende" de lo material, de lo exterior y cada situación nueva, la enfrenta con obsesión. El problema de Colombia no radica en que los mafiosos estén afuera o adentro de las cárceles, sino en cúantos colombianos somos potencialmente desbordados, mafiosos, ilimitados y poderosos, creyendo que en la vida se puede vivir a nuestra manera arrasando con valores, costumbres, límites y sentido común.
miércoles, 23 de junio de 2010
Ganó o Perdió
Estamos acostumbrados a la dualidad: bueno o malo, espíritu o materia, arriba- abajo, vida o muerte, éxito o fracaso…La cultura occidental nos educó para y por ello creó barreras o fronteras mentales para intentar “controlar” lo que no podía dominar. La totalidad (la unidad) se dividió y desde entonces somos seres fragmentados. Inconscientes, en automático, intentamos atrapar un solo lado de la unidad. De allí nuestra inconsciencia. Pero la división no existe.
Juan Manuel Santos ganó la presidencia pero ¡a qué precio! Es heredero de lo de Uribe y de la Colombia tradicional pero claro, perdió (innegable) independencia. Tiene una votación numerosa, pero qué tanto su “unidad nacional” es una unidad burocrática fruto de la angustia de los políticos que se sintieron perdidos y por ello se agarraron de aquello que los podía acoger, porque total, se parecen. Son lo mismo con nombres diferentes. Al grupo de Juan Manuel fueron a dar todos aquellos que perdieron… El grupo es muy, muy numeroso. Todos se arropan con la misma cobija y ese es el resultado. Los votantes que quieren más de lo mismo, allí están y suman nueve millones de compatriotas.
Antanas Mockus no ganó la presidencia pero el logro de su pensamiento y de su campaña son innegables. ¿Ganó o perdió? Ni lo uno ni lo otro. Abrió las puertas para que en Colombia podamos soñar con hacer las cosas de otra manera. Para creer que la política se pueda realizar con seres humanos honestos, coherentes y “limpios”. Un gran número de colombianos no queremos que nuestro país siga haciendo las cosas como hasta ahora. No queremos que la política continúe ejecutada –en su gran mayoría- por “vivos”, astutos, sin escrúpulos, “paracaidistas”. La política puede ser realizada desde la educación, con planteamientos profundos, con palabras que se construyen, no con las que se finge y se seduce. Antanas habló de independencia y discernimiento. Necesitamos que se construya una conciencia –el Pepe Grillo- que cuestionen que se sigan repitiendo los desmanes del “todo vale” en aras de los objetivos. El Partido Verde que sin alianzas ni apoyos, logró en estas elecciones más votos que en las pasadas, prueba que en 4 meses, de la manera mas artesanal y valiéndose únicamente de la esencia del grupo político y de planteamientos limpios, se pueden hacer cambios que oxigenen el futuro. El Partido Verde será “la piedra en el zapato” en el nuevo gobierno. Pero el pronóstico pinta “raro” si allí, en el momento del triunfo, en la campaña de Santos, estaba J.J. Rendón, como si nada hubiese pasado. Esos son los “efectos” de más de lo mismo…No aprenden o no quieren verlo o no quieren cambiar. O todas las anteriores.
Claro, están las interpretaciones y cada quién analiza de acuerdo a sus creencias. El discurso de Santos fue flojo, populista y “mas de lo mismo”: tenía que dar “demasiadas” gracias, debía reconocer muchas cosas del pasado porque su campaña y su triunfo son fruto de lo que ya se hizo. Prometió y prometió y al revés del discurso de Mockus, cada deseo de cambio, era reforzar aquello en lo que fracasó Uribe. ¿Podrá cumplirlo? Antanas habló del futuro, del cambio indispensable que necesitamos, de que se comenzó a escribir una historia DIFERENTE para este país sin alianzas, prebendas o favores. Cada quién hará su propio balance pero queremos persistir, aprender de lo que se vivió y seguir soñando. ¡Lo dijo Mockus!
Juan Manuel Santos ganó la presidencia pero ¡a qué precio! Es heredero de lo de Uribe y de la Colombia tradicional pero claro, perdió (innegable) independencia. Tiene una votación numerosa, pero qué tanto su “unidad nacional” es una unidad burocrática fruto de la angustia de los políticos que se sintieron perdidos y por ello se agarraron de aquello que los podía acoger, porque total, se parecen. Son lo mismo con nombres diferentes. Al grupo de Juan Manuel fueron a dar todos aquellos que perdieron… El grupo es muy, muy numeroso. Todos se arropan con la misma cobija y ese es el resultado. Los votantes que quieren más de lo mismo, allí están y suman nueve millones de compatriotas.
Antanas Mockus no ganó la presidencia pero el logro de su pensamiento y de su campaña son innegables. ¿Ganó o perdió? Ni lo uno ni lo otro. Abrió las puertas para que en Colombia podamos soñar con hacer las cosas de otra manera. Para creer que la política se pueda realizar con seres humanos honestos, coherentes y “limpios”. Un gran número de colombianos no queremos que nuestro país siga haciendo las cosas como hasta ahora. No queremos que la política continúe ejecutada –en su gran mayoría- por “vivos”, astutos, sin escrúpulos, “paracaidistas”. La política puede ser realizada desde la educación, con planteamientos profundos, con palabras que se construyen, no con las que se finge y se seduce. Antanas habló de independencia y discernimiento. Necesitamos que se construya una conciencia –el Pepe Grillo- que cuestionen que se sigan repitiendo los desmanes del “todo vale” en aras de los objetivos. El Partido Verde que sin alianzas ni apoyos, logró en estas elecciones más votos que en las pasadas, prueba que en 4 meses, de la manera mas artesanal y valiéndose únicamente de la esencia del grupo político y de planteamientos limpios, se pueden hacer cambios que oxigenen el futuro. El Partido Verde será “la piedra en el zapato” en el nuevo gobierno. Pero el pronóstico pinta “raro” si allí, en el momento del triunfo, en la campaña de Santos, estaba J.J. Rendón, como si nada hubiese pasado. Esos son los “efectos” de más de lo mismo…No aprenden o no quieren verlo o no quieren cambiar. O todas las anteriores.
Claro, están las interpretaciones y cada quién analiza de acuerdo a sus creencias. El discurso de Santos fue flojo, populista y “mas de lo mismo”: tenía que dar “demasiadas” gracias, debía reconocer muchas cosas del pasado porque su campaña y su triunfo son fruto de lo que ya se hizo. Prometió y prometió y al revés del discurso de Mockus, cada deseo de cambio, era reforzar aquello en lo que fracasó Uribe. ¿Podrá cumplirlo? Antanas habló del futuro, del cambio indispensable que necesitamos, de que se comenzó a escribir una historia DIFERENTE para este país sin alianzas, prebendas o favores. Cada quién hará su propio balance pero queremos persistir, aprender de lo que se vivió y seguir soñando. ¡Lo dijo Mockus!
martes, 8 de junio de 2010
Arias, el Maestro
En términos espirituales se dice que si quieres conocer qué es lo que tienes que aprender en este momento de la vida, basta con investigar qué es lo que más te talla aquí y ahora y allí está tu aprendizaje. Lo que más te incomoda, lo que más te fastidie, lo que te produzca asco y repugnancia, allí está la fuente de tu aprendizaje actual. Es tan fácil deducirlo porque cuando algo o alguien choca, es imposible disimularlo o esconderlo. Lo sientes en tus entrañas y te produce algo así como náuseas. Es la sensación de asco y repugnancia como si fueras a vomitar. Pero claro, es la emoción del rechazo de algo que no aceptas que vaya contigo. Es percibir afuera algo tan desagradable que tu esencia no puede asimilar. Pero te toca hacerlo si es parte de tu aprendizaje. Y mientras no lo aprendas, se te presentarán y presentarán individuos semejantes hasta que…aprendas. Aprender a respetarlos (respetar a los que nos irrespetan es la máxima prueba de tolerancia). Aprender a aceptarlos en lo que son como parte de un proceso evolutivo cualquiera que sea su nivel de conciencia. Por lo general son las personas –mas que las circunstancias- las que mas “arden”. Las conductas que nos fastidian “tocan” situaciones personales difíciles de evadir. Pero, a eso vinimos, a aprender y nuestros “maestros” surgen por doquier…
Por eso no dudo en aceptar que, hoy por hoy, desde el nivel de espiritualidad, el señor Andrés Felipe Arias se ha convertido en un “maestro” para Colombia. Al igual que lo son el señor Chavez o el señor Correa. Desde el nivel humano y material pueden catalogarse como repugnantes, como seres perversos, que gozan con la contradicción, con el cinismo, con la irreverencia absoluta. Sus niveles de evolución de conciencia deben ser absolutamente elementales. Pero estoy creyendo que Andrés Felipe está superando con creces a todos los demás. Es “hijo” de seres tan oscuros como José Obdulio, Fernando Londoño y qué pena, el “nuevo” (o viejo y morrongo) Alvaro Uribe. Uribito es hijo de lo más perverso de Alvaro Uribe porque su servilismo, su ironía y su manipulación, no han encontrado competencia en Colombia. Está hecho para enredar, para confundir, para aparecer como salvador cuando mueve las fichas de la manera más perversa y descarada. Alvaro Uribe lo gestó, lo alimentó y lo creció para convertirlo en ese pequeño (o grande) monstruo capaz de enredarlo todo, con la actitud más fresca y cínica posible. Quién lo creyera pero así es el proceso del aprendizaje espiritual. No vinieron a enseñarnos tolerancia la Madre Teresa de Calcuta ni Juan XXIII. Nos enseñan quienes más nos tallan. Y Andrés Felipe es maestro desde su nivel de conciencia elemental. Aún no puedo tolerarlo y sólo verlo me revuelve el estómago. Produce una sensación de impotencia, de rabia, de ira y…nada, está enseñando. Y el que sea colombiano arde más que si fuera extranjero (como nuestros vecinos) porque ilusamente esperaríamos que alguien de los “nuestros” no manejara ese nivel de cinismo que dominan los otros. Pero es el maestro por excelencia. El maestro de la tolerancia ante la injusticia, la manipulación y la desfachatez. Debo confesar que estoy todavía en niveles inferiores de crecimiento espiritual cuando tengo que aceptar que un individuo como Arias me revuelve de tal manera las entrañas. Y el corazón. No logro verlo como ser de luz, ni parte de la divinidad, ni otro yo. Por ahora sólo sé que es un ser despreciable.
Por eso no dudo en aceptar que, hoy por hoy, desde el nivel de espiritualidad, el señor Andrés Felipe Arias se ha convertido en un “maestro” para Colombia. Al igual que lo son el señor Chavez o el señor Correa. Desde el nivel humano y material pueden catalogarse como repugnantes, como seres perversos, que gozan con la contradicción, con el cinismo, con la irreverencia absoluta. Sus niveles de evolución de conciencia deben ser absolutamente elementales. Pero estoy creyendo que Andrés Felipe está superando con creces a todos los demás. Es “hijo” de seres tan oscuros como José Obdulio, Fernando Londoño y qué pena, el “nuevo” (o viejo y morrongo) Alvaro Uribe. Uribito es hijo de lo más perverso de Alvaro Uribe porque su servilismo, su ironía y su manipulación, no han encontrado competencia en Colombia. Está hecho para enredar, para confundir, para aparecer como salvador cuando mueve las fichas de la manera más perversa y descarada. Alvaro Uribe lo gestó, lo alimentó y lo creció para convertirlo en ese pequeño (o grande) monstruo capaz de enredarlo todo, con la actitud más fresca y cínica posible. Quién lo creyera pero así es el proceso del aprendizaje espiritual. No vinieron a enseñarnos tolerancia la Madre Teresa de Calcuta ni Juan XXIII. Nos enseñan quienes más nos tallan. Y Andrés Felipe es maestro desde su nivel de conciencia elemental. Aún no puedo tolerarlo y sólo verlo me revuelve el estómago. Produce una sensación de impotencia, de rabia, de ira y…nada, está enseñando. Y el que sea colombiano arde más que si fuera extranjero (como nuestros vecinos) porque ilusamente esperaríamos que alguien de los “nuestros” no manejara ese nivel de cinismo que dominan los otros. Pero es el maestro por excelencia. El maestro de la tolerancia ante la injusticia, la manipulación y la desfachatez. Debo confesar que estoy todavía en niveles inferiores de crecimiento espiritual cuando tengo que aceptar que un individuo como Arias me revuelve de tal manera las entrañas. Y el corazón. No logro verlo como ser de luz, ni parte de la divinidad, ni otro yo. Por ahora sólo sé que es un ser despreciable.
martes, 25 de mayo de 2010
!Sucedera!
Sucederá lo que tiene que ser. Nada más ni nada menos. Por ello no hay que hacer resistencia, no hay que hacer grandes esfuerzos, ni demostraciones excesivas, ni elucubraciones histéricas, ni siquiera “crear” libretos. Sucederá lo que tiene que suceder. Si Colombia está lista para el cambio, llegará. En el campo energético existe una información y si es el momento, los hechos se presentarán como corresponde. No, no estoy hablando en términos de filosofía de Pambelé “es mejor se rico que pobre”. Lo que sucede está inscrito en el orden universal…no quiere decir tampoco que somos marionetas del destino. Pero existe una ¿fuerza? ¿energía? ¿información? construída desde la conciencia de cada quién, conectada con esa conciencia universal, y si es el momento de una mirada diferente, los hechos se darán.
Por ello no importa, ni siquiera, si un candidato falla o acierta o se equivoca, o hace alarde de alguna cosa. Sucederá lo que tiene que suceder. Porque en los procesos de evolución, lo material y racional no puede competir con la información que existe en el campo mórfico y si es la hora de cambiar, “resonaremos” en el cambio. De allí que aún procesos tan humanos como unas elecciones presidenciales, sean el resultado de lo que le corresponde vivir a esa comunidad. La forma como conectó la ola verde es una prueba de que estamos a las puertas del cambio. El resultado final dependerá de lo que corresponda. Pero no porque Dios nos manipule, repito, sino porque nosotros, desde esa conexión universal, ya estemos preparados. Somos olas de un gran mar…
En la campaña de Mockus no hubo excesiva propaganda, libretos montados –de allí que pueda rectificar sobre algunos puntos- ni estrategias de agarre. Sólo se presentó con su propia energía y esto “resonó” con muchísimas personas. La suya es definitivamente una conexión energética. Y es posible también que Antanas haya patinado públicamente porque nuestra sociedad es muy maniquea: bueno o malo, blanco y negro. Las preguntas son para que tome una posición YA. En una filosofía coherente, es muy difícil escoger instantáneamente entre lo uno o lo otro. Lo que garantiza que las cosas se harán de la mejor forma, es la esencia del candidato: no puede apostarle a caminos del “todo vale” o a atajos que lo lleven al resultado. Su legalidad es visceral y allí radica la mayor garantía de su gobierno. Porque no puede, ni siquiera prometer, cosas que favorezcan a un grupo (madres cabezas de familia, o desempleados) si van contra la concepción de una legalidad de Estado. Además, Antanas ya gobernó, ya fue exitoso, ya fue coherente. Y si se le prueba con argumentos, rectifica, porque no tiene amarres ni compromisos con nadie. Solo con su conciencia.
Humanamente podemos hacer esfuerzos, manipular, desgastarnos, señalar, pero se dará lo que corresponde. En el mundo energético siempre se habla de que Colombia es un país maestro. Queremos un país construido sobre la legalidad no sobre resultados. Sólo me queda una pregunta: ¿qué tan poco creemos en la educación hasta el punto de considerar que los educadores no son aptos para manejar un país? ¿Cómo pueden ser eficaces, entonces, para influenciar en las mentes de hombres y mujeres de una comunidad? Descalificar a Mockus porque es educador es un golpe bajo a la educación. Y quiere decir que los políticos “no pueden” saber de educación si quieren ser “buenos” políticos? ¿De qué tamaño es la contradicción?
Por ello no importa, ni siquiera, si un candidato falla o acierta o se equivoca, o hace alarde de alguna cosa. Sucederá lo que tiene que suceder. Porque en los procesos de evolución, lo material y racional no puede competir con la información que existe en el campo mórfico y si es la hora de cambiar, “resonaremos” en el cambio. De allí que aún procesos tan humanos como unas elecciones presidenciales, sean el resultado de lo que le corresponde vivir a esa comunidad. La forma como conectó la ola verde es una prueba de que estamos a las puertas del cambio. El resultado final dependerá de lo que corresponda. Pero no porque Dios nos manipule, repito, sino porque nosotros, desde esa conexión universal, ya estemos preparados. Somos olas de un gran mar…
En la campaña de Mockus no hubo excesiva propaganda, libretos montados –de allí que pueda rectificar sobre algunos puntos- ni estrategias de agarre. Sólo se presentó con su propia energía y esto “resonó” con muchísimas personas. La suya es definitivamente una conexión energética. Y es posible también que Antanas haya patinado públicamente porque nuestra sociedad es muy maniquea: bueno o malo, blanco y negro. Las preguntas son para que tome una posición YA. En una filosofía coherente, es muy difícil escoger instantáneamente entre lo uno o lo otro. Lo que garantiza que las cosas se harán de la mejor forma, es la esencia del candidato: no puede apostarle a caminos del “todo vale” o a atajos que lo lleven al resultado. Su legalidad es visceral y allí radica la mayor garantía de su gobierno. Porque no puede, ni siquiera prometer, cosas que favorezcan a un grupo (madres cabezas de familia, o desempleados) si van contra la concepción de una legalidad de Estado. Además, Antanas ya gobernó, ya fue exitoso, ya fue coherente. Y si se le prueba con argumentos, rectifica, porque no tiene amarres ni compromisos con nadie. Solo con su conciencia.
Humanamente podemos hacer esfuerzos, manipular, desgastarnos, señalar, pero se dará lo que corresponde. En el mundo energético siempre se habla de que Colombia es un país maestro. Queremos un país construido sobre la legalidad no sobre resultados. Sólo me queda una pregunta: ¿qué tan poco creemos en la educación hasta el punto de considerar que los educadores no son aptos para manejar un país? ¿Cómo pueden ser eficaces, entonces, para influenciar en las mentes de hombres y mujeres de una comunidad? Descalificar a Mockus porque es educador es un golpe bajo a la educación. Y quiere decir que los políticos “no pueden” saber de educación si quieren ser “buenos” políticos? ¿De qué tamaño es la contradicción?
martes, 18 de mayo de 2010
Mentir da resultados
Juan Manuel Santos está mintiendo. Buscando ganar a como dé lugar, no le importa engañar a la opinión pública con una publicidad mentirosa, que confunde. Utiliza la voz de un imitador y dice que Alvaro Uribe lo apoya. ¿Qué hubiera pasado si Mockus o Nohemi o Vargas hubieran utilizado “esa voz” para decir lo mismo? Inmediatamente el Presidente habría pedido que no “lo utilizaran” y que no engañaran a la opinión pública. Pero como es Juan Manuel, ni él ni Uribe dicen nada. Un silencio cómplice de engaños, (si pero no) donde en aras del resultado, el fin justifica los medios. Es sorprendente que Santos no percibe que engañando puede llegar a ser Presidente pero desde ya está instaurando (o continuando) la corrupción dentro de su posible gobierno. Si ni siquiera tiene escrúpulos para disimular en la campaña, ¿qué podrá hacer cuando sea Presidente y tenga el “todo” el poder a su amaño? La corrupción, el todo vale, nos seguirá acompañando los próximos 4 años. Porque son estos hechos los que marcan el derrotero a seguir…
Las conductas perversas son las más peligrosas de cuantas existen porque son las que confunden. Robar no es bueno, nunca, pero si roba alguien con fama de adalid de la honestidad, su delito es doble porque confundió y engañó. ¡Eso es perversión! Los delitos de los sacerdotes son tan graves, precisamente porque son perversos: se muestran como “representantes de Dios en la tierra” y abusando de su carisma, se aprovechan de niños y niñas. Con su aureola de santidad, las personas confían más fácil y ¡zaz! viene la trampa. Por eso, el que un candidato a la Presidencia se atreva a engañar y lo considero “gracioso” tiene una gravedad impresionante. Esa publicidad ni siquiera advierte que es una imitación. Cuando en los medios de comunicación impresos aparece una información comercial se exige el letrero de “publicidad pagada” para no confundir. Santos ni siquiera aclara en su “exitosa” pero tramposa propaganda que es una imitación. Pero ¿es este el perfil de Santos? Los falsos positivos, que tanto salpican a Juan Manuel como Ministro de Defensa, encajan perfectamente con la filosofía de la publicidad engañosa: son coherentes entre sí porque en aras de los resultados cualquier fin es permitido.
Entonces Santos es coherente. El resultado es perfecto para él. Coherente con lo que sucedió con las chuzadas, coherente con falsos positivos, coherente con la participación de J.J. Rendón como publicista en su campaña, para quién todo es válido en aras de ganar una campaña y coherente con su publicidad mentirosa. A veces me pregunto, desde mi lugar de ciudadana del montón, si es que los políticos nos creen idiotas, o si piensan “que no nos damos cuenta”, o si dentro de ellos no existe un ápice de inquietud para al menos sonrojarse con lo que hacen. ¿Cómo pueden acostarse cada noche con semejantes incoherencias? ¿No les talla? ¿En algún momento no existirá un Pepe grillo que les ayude a reaccionar? Y en su grupo de apoyo ¿nadie ve nada? ¿Nadie tiene preguntas por hacerse? ¿Juan Manuel Santos puede decir que es un “feliz creyente” y aceptar las trampas de su campaña? ¿No siente nada en su conciencia? Creo que existe algún momento, un instante, donde el ser humano se encuentra consigo mismo, y allí en ese lugar nadie puede engañarse. A no ser que su nivel de conciencia sea tan elemental que ni siquiera se haga la pregunta. Pero quisiera un país donde los políticos no estuvieran en un nivel de conciencia tan arcaico…
Las conductas perversas son las más peligrosas de cuantas existen porque son las que confunden. Robar no es bueno, nunca, pero si roba alguien con fama de adalid de la honestidad, su delito es doble porque confundió y engañó. ¡Eso es perversión! Los delitos de los sacerdotes son tan graves, precisamente porque son perversos: se muestran como “representantes de Dios en la tierra” y abusando de su carisma, se aprovechan de niños y niñas. Con su aureola de santidad, las personas confían más fácil y ¡zaz! viene la trampa. Por eso, el que un candidato a la Presidencia se atreva a engañar y lo considero “gracioso” tiene una gravedad impresionante. Esa publicidad ni siquiera advierte que es una imitación. Cuando en los medios de comunicación impresos aparece una información comercial se exige el letrero de “publicidad pagada” para no confundir. Santos ni siquiera aclara en su “exitosa” pero tramposa propaganda que es una imitación. Pero ¿es este el perfil de Santos? Los falsos positivos, que tanto salpican a Juan Manuel como Ministro de Defensa, encajan perfectamente con la filosofía de la publicidad engañosa: son coherentes entre sí porque en aras de los resultados cualquier fin es permitido.
Entonces Santos es coherente. El resultado es perfecto para él. Coherente con lo que sucedió con las chuzadas, coherente con falsos positivos, coherente con la participación de J.J. Rendón como publicista en su campaña, para quién todo es válido en aras de ganar una campaña y coherente con su publicidad mentirosa. A veces me pregunto, desde mi lugar de ciudadana del montón, si es que los políticos nos creen idiotas, o si piensan “que no nos damos cuenta”, o si dentro de ellos no existe un ápice de inquietud para al menos sonrojarse con lo que hacen. ¿Cómo pueden acostarse cada noche con semejantes incoherencias? ¿No les talla? ¿En algún momento no existirá un Pepe grillo que les ayude a reaccionar? Y en su grupo de apoyo ¿nadie ve nada? ¿Nadie tiene preguntas por hacerse? ¿Juan Manuel Santos puede decir que es un “feliz creyente” y aceptar las trampas de su campaña? ¿No siente nada en su conciencia? Creo que existe algún momento, un instante, donde el ser humano se encuentra consigo mismo, y allí en ese lugar nadie puede engañarse. A no ser que su nivel de conciencia sea tan elemental que ni siquiera se haga la pregunta. Pero quisiera un país donde los políticos no estuvieran en un nivel de conciencia tan arcaico…
lunes, 10 de mayo de 2010
Canibalismo
Estoy segura que no somos el departamento más corrupto de Colombia. Ni la ciudad más degenerada del país. En muchas partes se encuentran hechos como los que suceden aquí. Y tal vez peores. Lo anterior no significa que quienes cometan las faltas no deban asumir las consecuencias de sus actos. El Gobernador Abadía abusó de su poder. Tal vez, lo mas censurable, es que fue desafiante. Su actitud fue de “no me importa lo que piensan” y retó a la opinión pública. Su “importaculismo” lo llevó a crecer y crecer el malestar que producía su conducta. Por lo general esta actitud es muestra de soberbia. Los que juegan a competir con Dios (diosecitos) terminan estrellados. Y le llegó el peso de la ley. Y de la rabia. Y de la venganza. Fue desafiante y “engarzó” a la opinión pública.
Pero debo confesar que me parece exagerado el castigo “solo” por esa falta. La Procuraduría no argumenta ninguna otra causa: no le suma lo demás donde mostró más abuso de poder como en ningún otro caso. Y claro, la ocasión “la pintan calva” para que nuestro tradicional canibalismo haga de las suyas. En el Valle somos expertos en comernos vivos los unos a los otros. Caníbales desaforados que pareciera gozamos porque caiga el otro. Con tal de tener la razón, somos capaces de sacarle la gasolina al avión en el que estamos montados para probar que “se va a caer” y ganar con nuestra teoría. Nos morimos pero teniendo la razón. Porque si el canibalismo tuviera –al menos- la presunción de educarnos y corregir, pues bueno, vaya y venga. Pero nuestro canibalismo es a dentelladas, a ponerle palos a la carreta porque es el otro –o los otros- y no soy yo o los míos. En ninguna comunidad colombiana muestran tanto deseo de tumbar al coterráneo como nosotros. Eso no nos hace más transparentes y honestos sino más destructivos. Basta recordar como los paisas “se taparon” las embarradas (y conexiones) de Pablo Escobar con la clase dirigente y prefirieron el silencio a delatarse. Ellos nunca tuvieron chequeras. Nosotros nos destrozamos y quedamos “en carne viva” pero no aprendimos de esa depuración. Como era por canibalismo nada bueno le aportó al “país vallecaucano”. La intención con que se emprenden las tareas o las campañas es lo que marca la diferencia. Y nosotros pareciera que nos movemos más por envidia que por honestidad.
¿Por qué somos así? ¿Cuál es el deseo de destrozarnos? Envidia significa impotencia, frustración, rabia. El envidioso desearía destruir a toda persona que como un espejo, le recuerda su privación. La envidia es la rabia vengadora del impotente. El logro de los demás “arde” porque le recuerda su propia incapacidad. “Yo no puedo y el otro sí”. De allí que la envidia sólo busque destruir. La envidia es proporcional a la carencia. En el fondo también existen rezagos de un narcisismo rampante, porque yo me lo merezco todo y los demás nada. Peor aún, no me interesa tener pero que tampoco otro tenga… La solidaridad, que no complicidad, es un sentimiento que oxigena la envidia, evita el canibalismo. Que todos empujen el carro genera un sentimiento de comunidad y el logro colectivo compensa las personales frustraciones. Entonces la solidaridad derrota a la envidia. No seremos cómplices de los que violan la ley pero tampoco podemos sentirnos satisfechos porque otros caigan. En el Valle tenemos que aprender de solidaridad como el único antídoto que derrota el canibalismo. Hay que apostarle a la salud mental.
Pero debo confesar que me parece exagerado el castigo “solo” por esa falta. La Procuraduría no argumenta ninguna otra causa: no le suma lo demás donde mostró más abuso de poder como en ningún otro caso. Y claro, la ocasión “la pintan calva” para que nuestro tradicional canibalismo haga de las suyas. En el Valle somos expertos en comernos vivos los unos a los otros. Caníbales desaforados que pareciera gozamos porque caiga el otro. Con tal de tener la razón, somos capaces de sacarle la gasolina al avión en el que estamos montados para probar que “se va a caer” y ganar con nuestra teoría. Nos morimos pero teniendo la razón. Porque si el canibalismo tuviera –al menos- la presunción de educarnos y corregir, pues bueno, vaya y venga. Pero nuestro canibalismo es a dentelladas, a ponerle palos a la carreta porque es el otro –o los otros- y no soy yo o los míos. En ninguna comunidad colombiana muestran tanto deseo de tumbar al coterráneo como nosotros. Eso no nos hace más transparentes y honestos sino más destructivos. Basta recordar como los paisas “se taparon” las embarradas (y conexiones) de Pablo Escobar con la clase dirigente y prefirieron el silencio a delatarse. Ellos nunca tuvieron chequeras. Nosotros nos destrozamos y quedamos “en carne viva” pero no aprendimos de esa depuración. Como era por canibalismo nada bueno le aportó al “país vallecaucano”. La intención con que se emprenden las tareas o las campañas es lo que marca la diferencia. Y nosotros pareciera que nos movemos más por envidia que por honestidad.
¿Por qué somos así? ¿Cuál es el deseo de destrozarnos? Envidia significa impotencia, frustración, rabia. El envidioso desearía destruir a toda persona que como un espejo, le recuerda su privación. La envidia es la rabia vengadora del impotente. El logro de los demás “arde” porque le recuerda su propia incapacidad. “Yo no puedo y el otro sí”. De allí que la envidia sólo busque destruir. La envidia es proporcional a la carencia. En el fondo también existen rezagos de un narcisismo rampante, porque yo me lo merezco todo y los demás nada. Peor aún, no me interesa tener pero que tampoco otro tenga… La solidaridad, que no complicidad, es un sentimiento que oxigena la envidia, evita el canibalismo. Que todos empujen el carro genera un sentimiento de comunidad y el logro colectivo compensa las personales frustraciones. Entonces la solidaridad derrota a la envidia. No seremos cómplices de los que violan la ley pero tampoco podemos sentirnos satisfechos porque otros caigan. En el Valle tenemos que aprender de solidaridad como el único antídoto que derrota el canibalismo. Hay que apostarle a la salud mental.
lunes, 3 de mayo de 2010
El costo de la legalidad
Sí, aun cuando le suene sorprendente, es más fácil construir seguridad que legalidad. Es más inmediato poner talanqueras, prohibiciones, castigos y represiones, que formar conciencia de equidad y respeto. Es más sencillo (¡) disparar que educar. Al menos se hace más rápido. Y en esta cultura de la inmediatez, donde todo debe ser para ya, la seguridad con efectos instantáneos, es un atractivo que obnubila. Es un descreste. Por fin llegó la tranquilidad. Pero, ¿a qué precio? Porque la inmediatez, así sea por encontrar seguridad, promueve la corrupción. Y llega un momento en que la seguridad sin legalidad nos talla a todos. Puede terminar siendo la “ley del monte”. Por seguridad todo es válido. ¡Hasta la corrupción! El fin justifica los medios.
Pienso que una sociedad que construye una estructura de seguridad se mira a sí misma con confianza y esto es significativo. (Gracias Presidente Uribe). Pero si esta estructura de seguridad no se cimenta sobre la legalidad termina en un caos. Lo estamos viendo: todos los atropellos del Estado en pro de la seguridad. Es necesario, entonces, construir seguridad que no sea sustentada sólo por el Estado o por la policía o por el ejército sino por cada uno, cada una de nosotros. Y eso sólo lo logramos desde la cultura de la legalidad. Cuando cada quién entienda y sienta que el Estado somos todos. Y un hecho particular, aislado, termina produciendo el efecto dominó. “Nadie se dió cuenta” y lo pude hacer. Y muchos “nadie lo supo” construyen mentalidad que significa que mientras “no me cojan” es factible hacer lo que considero mejor para mí. De allí que la legalidad implica un precio muy alto porque a todos y todas los que (en forma general) nos creemos buenos, algo de la ilegalidad nos toca. En nuestro país la cultura de lo ilegal está cosida a nuestras entrañas. La tentación de pasarnos por la faja la norma es el pan nuestro de cada día. En miles de escenarios desde lo público hasta lo privado y familiar. Pero no somos ilegales por naturaleza, eso lo aprendemos. Y Colombia es un país donde la ilegalidad se asocia con viveza, buena suerte, malicia indígena. Necesitamos el policía para no pasarnos el semáforo. Necesitamos el profesor para no hacer el chanchullo. En nuestra mentalidad la honradez no es una cualidad sino una “bobada” de algún tonto que le faltó sagacidad para evadir la situación.
El precio de la legalidad es muy alto pero vale la pena enfrentarlo y aun cuando también lo sorprenda, es lo que más seguridad nos brinda. La legalidad sustenta la seguridad, la organiza, la interioriza. Hace que por fin este país tenga un padre ordenador y no un padre omnipotente (más parecido a una madre caótica y sobreprotectora). La cultura de la legalidad es la cultura del respeto y la equidad. Seguridad por seguridad puede ser sinónimo de atropello y de que el fin justifica los medios. Lo estamos viendo. Estamos a las puertas de construir un país mejor, con base a lo ya conseguido, tratando de no repetir lo mismo. Más de lo mismo es clavarnos el cuchillo porque seguridad por seguridad –a cualquier precio- promueve falsos positivos, chuzadas del DAS y un sinnúmero de atropellos mas (Claro, a nombre de la seguridad.) O la legalidad nos organiza como sociedad o la seguridad por sí misma, termina atropellándonos sin consideraciones de ninguna clase. Escogemos: un padre ordenador o un padre-madre caótica y sobreprotector. ¡Usted decide!
Pienso que una sociedad que construye una estructura de seguridad se mira a sí misma con confianza y esto es significativo. (Gracias Presidente Uribe). Pero si esta estructura de seguridad no se cimenta sobre la legalidad termina en un caos. Lo estamos viendo: todos los atropellos del Estado en pro de la seguridad. Es necesario, entonces, construir seguridad que no sea sustentada sólo por el Estado o por la policía o por el ejército sino por cada uno, cada una de nosotros. Y eso sólo lo logramos desde la cultura de la legalidad. Cuando cada quién entienda y sienta que el Estado somos todos. Y un hecho particular, aislado, termina produciendo el efecto dominó. “Nadie se dió cuenta” y lo pude hacer. Y muchos “nadie lo supo” construyen mentalidad que significa que mientras “no me cojan” es factible hacer lo que considero mejor para mí. De allí que la legalidad implica un precio muy alto porque a todos y todas los que (en forma general) nos creemos buenos, algo de la ilegalidad nos toca. En nuestro país la cultura de lo ilegal está cosida a nuestras entrañas. La tentación de pasarnos por la faja la norma es el pan nuestro de cada día. En miles de escenarios desde lo público hasta lo privado y familiar. Pero no somos ilegales por naturaleza, eso lo aprendemos. Y Colombia es un país donde la ilegalidad se asocia con viveza, buena suerte, malicia indígena. Necesitamos el policía para no pasarnos el semáforo. Necesitamos el profesor para no hacer el chanchullo. En nuestra mentalidad la honradez no es una cualidad sino una “bobada” de algún tonto que le faltó sagacidad para evadir la situación.
El precio de la legalidad es muy alto pero vale la pena enfrentarlo y aun cuando también lo sorprenda, es lo que más seguridad nos brinda. La legalidad sustenta la seguridad, la organiza, la interioriza. Hace que por fin este país tenga un padre ordenador y no un padre omnipotente (más parecido a una madre caótica y sobreprotectora). La cultura de la legalidad es la cultura del respeto y la equidad. Seguridad por seguridad puede ser sinónimo de atropello y de que el fin justifica los medios. Lo estamos viendo. Estamos a las puertas de construir un país mejor, con base a lo ya conseguido, tratando de no repetir lo mismo. Más de lo mismo es clavarnos el cuchillo porque seguridad por seguridad –a cualquier precio- promueve falsos positivos, chuzadas del DAS y un sinnúmero de atropellos mas (Claro, a nombre de la seguridad.) O la legalidad nos organiza como sociedad o la seguridad por sí misma, termina atropellándonos sin consideraciones de ninguna clase. Escogemos: un padre ordenador o un padre-madre caótica y sobreprotector. ¡Usted decide!
miércoles, 28 de abril de 2010
¿Los famosos son felices?
Lina Marulanda “obligó” a pensar. He allí su lección. El hecho de haber sido famosa hizo que reflexionáramos alrededor de lo que la cultura señala como éxito. Y es como si nos hubiéramos creído un cuento que empezó a tener final. O mejor aún, como si se nos hubiera quitado un velo y empezáramos a ver lo que no quisimos ver. En qué lugar está la trampa. ¿En lo que, ingenuamente, creímos que era felicidad o en lo que nos vendieron que era felicidad? Porque algo falló y es hora de encontrarnos con la verdad.
Aun cuando suene escandaloso, una persona famosa no puede ser feliz. La fama y la felicidad no van de la mano. Porque la fama, el éxito, o el reconocimiento, son ego a la enésima potencia y la paz, la felicidad son contrarias –opuestas- al renombre. La felicidad no pasa por el aplauso, el autógrafo, la foto o la publicidad. Tampoco por el carro, la chequera, la casa, o los objetos materiales. Sorpréndase, ni siquiera por la familia, por los hijos o por la pareja. No se construye en lo que se cree que soy. Los aplausos y los pantallazos son para el ego, a lo que creo diferente y especial, pero que en definitiva es el falso yo. En lenguaje espiritual la fama alimenta al ego. Y por allí no pasa la felicidad.
Todo aquello que la cultura describe como personalidad, como características propias y diferentes, son parte de los “adornos” con que el ego o personalidad busca enfrentar la vida. La fama es uno de ellos, de lo que disfraza la verdadera esencia. El ego es lo que no se es: lo artificial, lo externo, lo que distancia del verdadero ser. Por ello se alimenta de reconocimiento, de apariencia. Cuando se tiene “personalidad”, es cuando se cree que se tienen condiciones que distinguen del montón y se es famoso(a). Pero ser, lo que verdaderamente es, significa no ego, no nombre, no reconocimiento, mundo neutro, no importancia a cosas externas. Para un famoso es vital el nombre, el aplauso, la foto, el autógrafo, el reconocimiento: de eso vive, eso lo alimenta, eso le da figuración. No ser visto, no ser reconocido, es como una afrenta. Claro, a su ego, a la personalidad que ha construído con lo que cree que es y que el mundo le acrecienta. Un famoso vive y necesita su fama. Siempre estará al borde del precipicio: asustado de perderla y dejar de ser lo que cree que es y que en definitiva es falso y superficial. El ego se alimenta de aplauso y está a kilómetros del verdadero ser, de la esencia verdadera, a kilómetros de la felicidad. Para el famoso existir es tener fama. Deja de ser (casi que de existir) cuando no lo reconocen. “Desaparece” cuando no figura, cuando cree que se volvió invisible. De allí la fragilidad de su existencia. Es el reconocimiento lo que lo sostiene. Perder o fracasar es un golpe mortal a su ser artificial y es vital sostenerse en el mundo del “todo lo puedo” todo lo logro, todo lo consigo.
La felicidad -la paz- se construye sobre silencios, renuncias, desapegos, fracasos, tranquilidad, aceptación, mundo interior. Nada de artificios, moda, apariencia, aplauso, fotos, comentarios, reconocimientos, condecoraciones o pantallazos. Es total neutralidad, casi que una existencia plana, donde desde lo que soy como parte de la esencia divina, reconozco al amor universal (sin juicios ni expectativas) como el verdadero sentido de la vida. No es fácil pero, créame, los famosos no pueden ser felices mientras vivan del ego y del aplauso. Y para ser felices deben “desaparecer” del Olimpo del reconocimiento.
Aun cuando suene escandaloso, una persona famosa no puede ser feliz. La fama y la felicidad no van de la mano. Porque la fama, el éxito, o el reconocimiento, son ego a la enésima potencia y la paz, la felicidad son contrarias –opuestas- al renombre. La felicidad no pasa por el aplauso, el autógrafo, la foto o la publicidad. Tampoco por el carro, la chequera, la casa, o los objetos materiales. Sorpréndase, ni siquiera por la familia, por los hijos o por la pareja. No se construye en lo que se cree que soy. Los aplausos y los pantallazos son para el ego, a lo que creo diferente y especial, pero que en definitiva es el falso yo. En lenguaje espiritual la fama alimenta al ego. Y por allí no pasa la felicidad.
Todo aquello que la cultura describe como personalidad, como características propias y diferentes, son parte de los “adornos” con que el ego o personalidad busca enfrentar la vida. La fama es uno de ellos, de lo que disfraza la verdadera esencia. El ego es lo que no se es: lo artificial, lo externo, lo que distancia del verdadero ser. Por ello se alimenta de reconocimiento, de apariencia. Cuando se tiene “personalidad”, es cuando se cree que se tienen condiciones que distinguen del montón y se es famoso(a). Pero ser, lo que verdaderamente es, significa no ego, no nombre, no reconocimiento, mundo neutro, no importancia a cosas externas. Para un famoso es vital el nombre, el aplauso, la foto, el autógrafo, el reconocimiento: de eso vive, eso lo alimenta, eso le da figuración. No ser visto, no ser reconocido, es como una afrenta. Claro, a su ego, a la personalidad que ha construído con lo que cree que es y que el mundo le acrecienta. Un famoso vive y necesita su fama. Siempre estará al borde del precipicio: asustado de perderla y dejar de ser lo que cree que es y que en definitiva es falso y superficial. El ego se alimenta de aplauso y está a kilómetros del verdadero ser, de la esencia verdadera, a kilómetros de la felicidad. Para el famoso existir es tener fama. Deja de ser (casi que de existir) cuando no lo reconocen. “Desaparece” cuando no figura, cuando cree que se volvió invisible. De allí la fragilidad de su existencia. Es el reconocimiento lo que lo sostiene. Perder o fracasar es un golpe mortal a su ser artificial y es vital sostenerse en el mundo del “todo lo puedo” todo lo logro, todo lo consigo.
La felicidad -la paz- se construye sobre silencios, renuncias, desapegos, fracasos, tranquilidad, aceptación, mundo interior. Nada de artificios, moda, apariencia, aplauso, fotos, comentarios, reconocimientos, condecoraciones o pantallazos. Es total neutralidad, casi que una existencia plana, donde desde lo que soy como parte de la esencia divina, reconozco al amor universal (sin juicios ni expectativas) como el verdadero sentido de la vida. No es fácil pero, créame, los famosos no pueden ser felices mientras vivan del ego y del aplauso. Y para ser felices deben “desaparecer” del Olimpo del reconocimiento.
lunes, 19 de abril de 2010
Doble moral, padre Llano
Alfonso Llano escribió en su columna del domingo que los críticos de las conductas de los sacerdotes pederastas en todo el mundo, están “llenos de odio” contra la Iglesia Católica. Y con una actitud que refleja muy bien la sentencia bíblica de “no ver la viga en el ojo propio y si la paja en el ojo ajeno” destila una rabia desmesurada (¿odio?) contra todos los detractores de su Iglesia en forma visceral. Escribe (entre muchos renglones cargados de ira) que “los insultantes que así se desahogan ¿qué estarán encubriendo? ¿por qué no destapan su cloaca? ¿Sólo huele la de los curas? (…) Si, señores y señoras que me leen asustados…”
No he leído un artículo más contundente sobre las incoherencias católicas actuales que este del padre Llano. Es absolutamente coherente con lo que hoy es gran parte de la jerarquía cristiana. Tanto, que él es consciente de que su rabia asusta a sus lectores. Pero no importa: con tal de defenderse, de tapar lo que ya no tiene manera de esconderse, condena a quienes logran salirse de la creencia de que no se los puede criticar so pena del “castigo divino”. Y destila un veneno hijo de la doble moral que ha alimentado a tantísimos curas por atreverse a cuestionarlos. Es que deben ser intocables, perfectos, así su “imagen” sea a costa de niños y niñas y mujeres en todo el mundo. Para condenar homosexuales o mujeres que escogen el aborto ante la violación, la Iglesia no ha tenido un ápice de piedad. No, no puede haber comprensión para quienes se “salen” de las creencias sexuales represivas y misóginas que ellos perpetúan. No hay perdón ni conmiseración: sólo condena, repudio, censura. Por eso ahora, sin pedir perdón y esperando justificación por sus errores, se les cae la careta y se llenan de ira por no obtener comprensión si no un análisis real de quienes que no quieren más silencio y complicidad ante el abuso. Pero la manera de enfrentar la dificultad es condenar a sus críticos antes de analizar la razón de su conducta. Pretenden acallar la realidad señalando como malos a los que acusan, no a quienes han cometido la falta.
Doble moral, padre Llano, doble moral. Por eso nos duele tanto a los católicos las incoherencias y su terquedad para esconder y lavarse las manos. Nos duele que condenen homosexuales y crean que la pederastia tiene que ver con homosexualidad y no con celibato, en cuanto miedo a enfrentar una sexualidad adulta y responsable. Porque en el fondo de la pederastia existe un miedo a la mujer: allí está implícita una condena a ella. Por eso el celibato es un lugar propicio para que muchos hombres escondan su problemática sexual y “santifiquen” sus problemas sexuales siendo sacerdotes. Con la mujer “sólo” se pueden relacionar idealizándola en el altar o en la relación con sus propias madres, pero no la “soportan” de carne y hueso, compañeras de vida y de sueños. Por ello la pederastia es un “camino” para descargar esa problemática. Y claro viene la complicidad de clero para tapar. O como explica la carta de Monseñor Castrillón, ¿será acaso que hay que defender la imagen de Iglesia, así sea a costa de niños y niñas? No me venga con el cuento de que en todas partes hay abusos: lo que sucede es que los que abusan (hombres en su gran mayoría) no hacen la apología de santidad y ustedes sí. No es justificación a sus actos pero ellos no están encargados de “guiar” en nombre de Dios. Ustedes sí y eso es doble moral. He allí el quid del asunto
No he leído un artículo más contundente sobre las incoherencias católicas actuales que este del padre Llano. Es absolutamente coherente con lo que hoy es gran parte de la jerarquía cristiana. Tanto, que él es consciente de que su rabia asusta a sus lectores. Pero no importa: con tal de defenderse, de tapar lo que ya no tiene manera de esconderse, condena a quienes logran salirse de la creencia de que no se los puede criticar so pena del “castigo divino”. Y destila un veneno hijo de la doble moral que ha alimentado a tantísimos curas por atreverse a cuestionarlos. Es que deben ser intocables, perfectos, así su “imagen” sea a costa de niños y niñas y mujeres en todo el mundo. Para condenar homosexuales o mujeres que escogen el aborto ante la violación, la Iglesia no ha tenido un ápice de piedad. No, no puede haber comprensión para quienes se “salen” de las creencias sexuales represivas y misóginas que ellos perpetúan. No hay perdón ni conmiseración: sólo condena, repudio, censura. Por eso ahora, sin pedir perdón y esperando justificación por sus errores, se les cae la careta y se llenan de ira por no obtener comprensión si no un análisis real de quienes que no quieren más silencio y complicidad ante el abuso. Pero la manera de enfrentar la dificultad es condenar a sus críticos antes de analizar la razón de su conducta. Pretenden acallar la realidad señalando como malos a los que acusan, no a quienes han cometido la falta.
Doble moral, padre Llano, doble moral. Por eso nos duele tanto a los católicos las incoherencias y su terquedad para esconder y lavarse las manos. Nos duele que condenen homosexuales y crean que la pederastia tiene que ver con homosexualidad y no con celibato, en cuanto miedo a enfrentar una sexualidad adulta y responsable. Porque en el fondo de la pederastia existe un miedo a la mujer: allí está implícita una condena a ella. Por eso el celibato es un lugar propicio para que muchos hombres escondan su problemática sexual y “santifiquen” sus problemas sexuales siendo sacerdotes. Con la mujer “sólo” se pueden relacionar idealizándola en el altar o en la relación con sus propias madres, pero no la “soportan” de carne y hueso, compañeras de vida y de sueños. Por ello la pederastia es un “camino” para descargar esa problemática. Y claro viene la complicidad de clero para tapar. O como explica la carta de Monseñor Castrillón, ¿será acaso que hay que defender la imagen de Iglesia, así sea a costa de niños y niñas? No me venga con el cuento de que en todas partes hay abusos: lo que sucede es que los que abusan (hombres en su gran mayoría) no hacen la apología de santidad y ustedes sí. No es justificación a sus actos pero ellos no están encargados de “guiar” en nombre de Dios. Ustedes sí y eso es doble moral. He allí el quid del asunto
lunes, 12 de abril de 2010
Fiel ¿a quién?
El tema de la infidelidad es uno de los más espinosos de cuantos existen porque el concepto (y la práctica) han dependido de los valores y creencias de una cultura que se creyó inamovible. Las relaciones de pareja, al igual que la conformación de la familia y el matrimonio (por nombrar algunas) son instituciones en constante cambio. A pesar del deseo de muchos de que permanezcan estáticas en un mundo que evoluciona a pasos vertiginosos. Vana ilusión. El cambio no se puede detener pero si podemos optar por decidir si caminamos a su ritmo o si escogemos que nos atropelle.
Pues bien, en aras de “conservar” la apariencia de la institución pareja, se pretende que las personas permanezcan unidas “a la fuerza”, obligadas, para no herir los sentimientos del otro u otra. Se sueña con la fidelidad cuando el ser humano es infiel por naturaleza. Se pretendió con la institución matrimonial “amarrar” a las personas a permanecer unidas, sin aceptar el cambio como si a los 20 años se amara igual que a los 40. ¿Qué pasa con el individuo? No importa: aguántese que es más significativo tener pareja, conservar las apariencias que pensar en usted mismo. ¿Cuál fidelidad es más valiosa (y sana): al otro(a) o a mi mismo? Para la cultura la apariencia va por encima de la autoestima.
En las relaciones de pareja hay crisis incluyendo la infidelidad. No podemos ser tan ilusos de pretender que una persona permanezca a nuestro lado, en un mundo moderno, lleno de oportunidades (y tentaciones) sin haber tenido alguna aventura. Pero una cosa es la infidelidad continua y otra vivir situaciones transitorias donde el hombre o la mujer pueden enredarse eventualmente con otra persona. Y aunque le quede difícil aceptarlo la infidelidad física no tiene que ver con el amor y se puede ser infiel y seguir amando a la pareja establecida. Pero es tal el miedo a la llamada infidelidad que se buscan métodos que “asusten” a la persona para que sea fiel (sometido) con amenazas, chantajes, cuando la relación está en crisis. Allí, más que atemorizar hay que enfrentar. Revisión de la relación, separación temporal, cambio de creencias, análisis de sentimientos (ego, orgullo, rabia, dependencia, miedo). Construir la relación de pareja “para toda la vida” es una utopía. Cuando una persona (o una pareja) tiene una crisis, es importante afrontar la situación y no asustar o controlar en exceso para impedir que se viva lo que se tiene que vivir. Un hombre o una mujer “asustados” o controlados al extremo, por lo que pueda pasar, son posibles candidatos a seguir “tentando al diablo”. El método de las preguntas para asustar me parece infantil… lo valioso es la decisión y no el miedo. “Tenaz” conservar a alguien a nuestro lado cuando su corazón no está con él. ¿Lo que importa es “el bulto humano”, retener a como dé lugar, o lo valioso es que los que estén a nuestro lado, lo estén íntegramente?
Ser fiel a sí mismo por encima de cualquier otra consideración, he allí el meollo del asunto. No es individualismo sino salud mental. Vivir la propia vida “cuidando a otros” es una muestra inequívoca de dependencia y apego, bien distantes de una concepción de amor respetuoso y maduro. Estar con una persona por pesar, porque es muy bueno (a), por los hijos, se convierte en una bomba de tiempo que tarde que temprano “producirá” resultados. Enfermedad, depresiones, cánceres, angustia. Ser fiel sí, pero a lo que yo creo por encima de cualquier circunstancia. Incluída la pareja.
Pues bien, en aras de “conservar” la apariencia de la institución pareja, se pretende que las personas permanezcan unidas “a la fuerza”, obligadas, para no herir los sentimientos del otro u otra. Se sueña con la fidelidad cuando el ser humano es infiel por naturaleza. Se pretendió con la institución matrimonial “amarrar” a las personas a permanecer unidas, sin aceptar el cambio como si a los 20 años se amara igual que a los 40. ¿Qué pasa con el individuo? No importa: aguántese que es más significativo tener pareja, conservar las apariencias que pensar en usted mismo. ¿Cuál fidelidad es más valiosa (y sana): al otro(a) o a mi mismo? Para la cultura la apariencia va por encima de la autoestima.
En las relaciones de pareja hay crisis incluyendo la infidelidad. No podemos ser tan ilusos de pretender que una persona permanezca a nuestro lado, en un mundo moderno, lleno de oportunidades (y tentaciones) sin haber tenido alguna aventura. Pero una cosa es la infidelidad continua y otra vivir situaciones transitorias donde el hombre o la mujer pueden enredarse eventualmente con otra persona. Y aunque le quede difícil aceptarlo la infidelidad física no tiene que ver con el amor y se puede ser infiel y seguir amando a la pareja establecida. Pero es tal el miedo a la llamada infidelidad que se buscan métodos que “asusten” a la persona para que sea fiel (sometido) con amenazas, chantajes, cuando la relación está en crisis. Allí, más que atemorizar hay que enfrentar. Revisión de la relación, separación temporal, cambio de creencias, análisis de sentimientos (ego, orgullo, rabia, dependencia, miedo). Construir la relación de pareja “para toda la vida” es una utopía. Cuando una persona (o una pareja) tiene una crisis, es importante afrontar la situación y no asustar o controlar en exceso para impedir que se viva lo que se tiene que vivir. Un hombre o una mujer “asustados” o controlados al extremo, por lo que pueda pasar, son posibles candidatos a seguir “tentando al diablo”. El método de las preguntas para asustar me parece infantil… lo valioso es la decisión y no el miedo. “Tenaz” conservar a alguien a nuestro lado cuando su corazón no está con él. ¿Lo que importa es “el bulto humano”, retener a como dé lugar, o lo valioso es que los que estén a nuestro lado, lo estén íntegramente?
Ser fiel a sí mismo por encima de cualquier otra consideración, he allí el meollo del asunto. No es individualismo sino salud mental. Vivir la propia vida “cuidando a otros” es una muestra inequívoca de dependencia y apego, bien distantes de una concepción de amor respetuoso y maduro. Estar con una persona por pesar, porque es muy bueno (a), por los hijos, se convierte en una bomba de tiempo que tarde que temprano “producirá” resultados. Enfermedad, depresiones, cánceres, angustia. Ser fiel sí, pero a lo que yo creo por encima de cualquier circunstancia. Incluída la pareja.
martes, 30 de marzo de 2010
Entrega Especial: Nueva década… ¿nueva ciencia?
Nueva década, nuevos conocimientos y… ¿nueva ciencia? Sería pretencioso hablar de una ciencia nueva pero lo que sí es obvio que a la ciencia también le llegó su reingienería. Los avances producidos a través de la física cuántica han producido un revolcón. Todavía algunos se resisten a aceptarlo pero los científicos –de varias especialidades- que ya no repiten en forma tan elemental (¡) que los conocimientos están aislados y carecen de conexión con un todo, o que divulgan el paradigma de que sólo existe lo que materialmente se pueda medir, o que las coincidencias no existen, crece en forma significativa. El descubrimiento del quanta por Max Planck demuestra “que la materia existe como probabilidades y tendencias en vez de cómo cosas absolutas, sugiriendo que la “realidad” podría no ser tan real ni tan sólida después de todo”.
Y si la realidad no es como la hemos creído ver, si el investigador está cargado con su propia historia e interpretación cuando investiga y “escoge” lo que investiga, significa que la ciencia no es tan objetiva, tan precisa y tan “fría” como parece. ¿Qué es la realidad en definitiva? ¿La que creamos o la que está allá, “afuera de nosotros”, imperturbable, esperando ser descubierta? ¿De qué está hecha la realidad? El espacio que existe entre los objetos ¿de qué está compuesto? ¿Es vacío? El físico Konrad Finagle formuló la pregunta: “considere lo que ocurriría si quitáramos el espacio entre la materia. Todo en el universo se arrumaría en un volumen no más grande de una mota de polvo… El espacio es lo que impide que todas las cosas ocurran en el mismo lugar”. Y queda entonces la pregunta: ¿qué hay en el espacio, entre los objetos materiales? ¿Sólo existe el vacío? Porque si fuera vacío, sin nada, sino hubiese “algo” ¿cómo pueden viajar de un lugar a otro las ondas de energía que transmiten desde nuestras llamadas por celular hasta la luz que se refleja para poder leer? No habría manera de que las ondas se propagaran y estaríamos abocados a ser estáticos e imperturbables. Repito ¿qué hay en el vacío?
Uno de los descubrimientos más sorprendentes de los científicos, que tiene relación con las preguntas sobre el vacío, es el de los campos mórficos, el espacio que se crea y que se “carga” de información sin que medien palabras: sólo la información “llega” y es capaz de transformar lo que llamamos realidad sin ser muy conscientes de lo que allí sucede. El concepto surgió cuando Rupert Sheldrake investigaba sobre cómo se forman los organismos, es decir de qué manera un pino se estructura como pino tanto aquí como en China y ¡es igual! De esa manera la teoría de Darwin sobre la selección natural queda cuestionada puesto que con tantas combinaciones posibles los organismos “escogen” la misma en cualquier parte. Es como si existiera una “memoria” colectiva que se “capta” en cualquier espacio y en cualquier tiempo. ¿Qué explicación puede darse? Sorprende comprobar cómo la información puede viajar más rápido que la misma luz. Aun mas, “en algunos experimentos los datos han llegado a su destino antes de salir de su lugar de origen”. Estamos hablando de memoria universal, que “guarda” y transmite información sin importar el tiempo y el lugar, a través de los átomos y del resultado que se crea a través de lo que se repite. Esta información repetida crea un campo mórfico donde se produce la resonancia.
¿Qué es resonancia?
Tal vez sea una de las palabras claves en la nueva ciencia. Resonancia. Significa que creado un campo mórfico, provisto de una información, los seres pueden resonar en él de acuerdo a sus características individuales. Aun cuando los seres tenemos mucho en común, desde la esencia de seres humanos, resonar significa “encajar” dentro de esa información, sintonizarse con ella y producir un resultado. Igual a tantos otros que pudieron resonar con lo mismo y crean y perpetúan el campo mórfico. Hay quienes entran en resonancia con el dolor, por ejemplo, y pasan de dolor en dolor como si estuvieran “salados”. Su memoria personal está cargada de sufrimiento y sólo se encuentran “a gusto” resonando en un campo mórfico donde exista dolor. El viejo adagio popular que dice por ejemplo, “que la plata atrae más plata”, no es otra cosa que la confirmación de una resonancia dentro de un campo mórfico. Pero claro, en la medida en que caemos en cuenta de esta clase de fenómenos, tenemos la capacidad de “NO RESONAR” en aquel campo mórfico provisto de información negativa. Desde procesos de conciencia se contrarresta el campo mórfico negativo para “crear” un campo mórfico positivo. Sería interesante preguntarse si comunidades como Haití están programadas para “resonar” siempre en el dolor, en el sufrimiento y requieran una toma de conciencia como un terremoto para modificar su futuro.
Muchas cosas están cambiando en nuestro mundo y en la ciencia. Sólo hay que tener la mente abierta para “resonar” en una nueva mirada que construya un nuevo mundo. Max Planck lo dijo: “Como hombre que he dedicado la vida entera a la ciencia más lúcida, al estudio de la materia, puedo decirles lo siguiente como resultado de mis investigaciones referentes a los átomos: ¡no existe la materia como tal! Toda la materia se origina y existe solamente en virtud de una fuerza que hace vibrar las partículas de un átomo y mantiene unido a este minúsculo sistema solar del átomo…debemos asumir tras esta fuerza, la existencia de una mente consciente e inteligente. Esta mente es la matriz de toda la materia”. Allí está toda la información que recibimos y que cada vez resuena más en nuestras vidas.
Y si la realidad no es como la hemos creído ver, si el investigador está cargado con su propia historia e interpretación cuando investiga y “escoge” lo que investiga, significa que la ciencia no es tan objetiva, tan precisa y tan “fría” como parece. ¿Qué es la realidad en definitiva? ¿La que creamos o la que está allá, “afuera de nosotros”, imperturbable, esperando ser descubierta? ¿De qué está hecha la realidad? El espacio que existe entre los objetos ¿de qué está compuesto? ¿Es vacío? El físico Konrad Finagle formuló la pregunta: “considere lo que ocurriría si quitáramos el espacio entre la materia. Todo en el universo se arrumaría en un volumen no más grande de una mota de polvo… El espacio es lo que impide que todas las cosas ocurran en el mismo lugar”. Y queda entonces la pregunta: ¿qué hay en el espacio, entre los objetos materiales? ¿Sólo existe el vacío? Porque si fuera vacío, sin nada, sino hubiese “algo” ¿cómo pueden viajar de un lugar a otro las ondas de energía que transmiten desde nuestras llamadas por celular hasta la luz que se refleja para poder leer? No habría manera de que las ondas se propagaran y estaríamos abocados a ser estáticos e imperturbables. Repito ¿qué hay en el vacío?
Uno de los descubrimientos más sorprendentes de los científicos, que tiene relación con las preguntas sobre el vacío, es el de los campos mórficos, el espacio que se crea y que se “carga” de información sin que medien palabras: sólo la información “llega” y es capaz de transformar lo que llamamos realidad sin ser muy conscientes de lo que allí sucede. El concepto surgió cuando Rupert Sheldrake investigaba sobre cómo se forman los organismos, es decir de qué manera un pino se estructura como pino tanto aquí como en China y ¡es igual! De esa manera la teoría de Darwin sobre la selección natural queda cuestionada puesto que con tantas combinaciones posibles los organismos “escogen” la misma en cualquier parte. Es como si existiera una “memoria” colectiva que se “capta” en cualquier espacio y en cualquier tiempo. ¿Qué explicación puede darse? Sorprende comprobar cómo la información puede viajar más rápido que la misma luz. Aun mas, “en algunos experimentos los datos han llegado a su destino antes de salir de su lugar de origen”. Estamos hablando de memoria universal, que “guarda” y transmite información sin importar el tiempo y el lugar, a través de los átomos y del resultado que se crea a través de lo que se repite. Esta información repetida crea un campo mórfico donde se produce la resonancia.
¿Qué es resonancia?
Tal vez sea una de las palabras claves en la nueva ciencia. Resonancia. Significa que creado un campo mórfico, provisto de una información, los seres pueden resonar en él de acuerdo a sus características individuales. Aun cuando los seres tenemos mucho en común, desde la esencia de seres humanos, resonar significa “encajar” dentro de esa información, sintonizarse con ella y producir un resultado. Igual a tantos otros que pudieron resonar con lo mismo y crean y perpetúan el campo mórfico. Hay quienes entran en resonancia con el dolor, por ejemplo, y pasan de dolor en dolor como si estuvieran “salados”. Su memoria personal está cargada de sufrimiento y sólo se encuentran “a gusto” resonando en un campo mórfico donde exista dolor. El viejo adagio popular que dice por ejemplo, “que la plata atrae más plata”, no es otra cosa que la confirmación de una resonancia dentro de un campo mórfico. Pero claro, en la medida en que caemos en cuenta de esta clase de fenómenos, tenemos la capacidad de “NO RESONAR” en aquel campo mórfico provisto de información negativa. Desde procesos de conciencia se contrarresta el campo mórfico negativo para “crear” un campo mórfico positivo. Sería interesante preguntarse si comunidades como Haití están programadas para “resonar” siempre en el dolor, en el sufrimiento y requieran una toma de conciencia como un terremoto para modificar su futuro.
Muchas cosas están cambiando en nuestro mundo y en la ciencia. Sólo hay que tener la mente abierta para “resonar” en una nueva mirada que construya un nuevo mundo. Max Planck lo dijo: “Como hombre que he dedicado la vida entera a la ciencia más lúcida, al estudio de la materia, puedo decirles lo siguiente como resultado de mis investigaciones referentes a los átomos: ¡no existe la materia como tal! Toda la materia se origina y existe solamente en virtud de una fuerza que hace vibrar las partículas de un átomo y mantiene unido a este minúsculo sistema solar del átomo…debemos asumir tras esta fuerza, la existencia de una mente consciente e inteligente. Esta mente es la matriz de toda la materia”. Allí está toda la información que recibimos y que cada vez resuena más en nuestras vidas.
lunes, 29 de marzo de 2010
¿Que le pasa a la Iglesia?
¿Se equivocaron? ¿Están tan desubicados que no se dieron cuenta de lo que realmente sucedía? ¿Se obnubilaron con el poder, creyéndose “representantes de Dios en la tierra”? ¿Qué le sucedió a la institución Iglesia Católica para encontrarse en este lugar de desprestigio pero sobre todo, de desubique tan marcado?
Primero es una institución humana y por lo tanto no está libre de errores y aprendizajes. Segundo, fue estructurada para una época en que el ser humano, en su proceso evolutivo, era infantil. Hoy, la evolución ha permitido que las personas crezcan y en el proceso de despertar de conciencia, la religión ya no se necesita para vivir, crecer y trascender porque somos capaces de llegar sin intermediarios. Hablamos de espiritualidad. Sin embargo la Iglesia insiste en creencias anquilosadas: prohibir, amenazar, excomulgar, creerse única, condenar al cuerpo y por ende la sexualidad, castigar, esconder, discriminar a la mujer, señalar buenos y malos, no sintonizar con las realidades sociales (número de hijos, derecho al placer, relaciones temporales) en fin…tantos desaciertos porque haberse quedado estática e inamovible en un mundo que ya no es el mismo de cuando se estructuraron sus creencias. Y cada vez su deterioro será mayor porque terca, obstinadamente, como quien se aferra al poder porque siente los estertores del final, no quiere hacer una sana reingienería. Aquí estoy y aquí me quedo, cada vez más sola y desprestigiada.
Uno de los pilares fundamentales de su cambio debe pasar por el celibato. No es coincidencia que un gran número de sacerdotes abusen, en especial, de niños varones. El sacerdocio representa un lugar privilegiado para esconder el miedo a la mujer y desde allí puede hacer metástasis toda la patología que esto conlleva, incluída la homosexualidad latente que termina manifestada con el abuso a los niños. Otros pueden optar por la doble vida con mujeres (ayudantes, vecinas, secretarias, amigas) para evadir el compromiso y la responsabilidad que conlleva una familia. No son todos, pero no debe ser coincidencia el número de casos donde la sexualidad es el telón de fondo.
La Iglesia Católica como institución está a las puertas de su final. En las famosas predicciones con los nombres de Papas, se dice que faltan dos y el terror era asociar “no más nombres” con el fin del mundo. La que termina como institución puede ser la Iglesia, no el mundo, porque cada vez es más claro que para crecer en evolución, hay que dejar la religión. Cualquiera que ésta sea. Porque las religiones generar guerras, caos, política, lucha de poder, marcan lo correcto e incorrecto, buenos y malos, etc. Espiritualidad y religión no son lo mismo. La espiritualidad nunca se deja… Otro error garrafal de la institución católica es promover la culpa a través del concepto de que los seres humanos “ofendemos” a Dios. Imagínese usted al “pobre Dios” recibiendo las ofensas de no sé cuántos humanos… Como si Dios se ofendiera con los actos nuestros. Como si Dios fuera “tan delicado” para sentirse con lo que hacemos las personas. Dios es cada uno y allí radica la gran diferencia de lo que la institución católica no quiere transmitir. Hay tantas cosas que debe cambiar, claro, si se acepta humana, humilde y limitada. Si sigue creyéndose “representante de Dios en la tierra” he ahí las consecuencias…
Primero es una institución humana y por lo tanto no está libre de errores y aprendizajes. Segundo, fue estructurada para una época en que el ser humano, en su proceso evolutivo, era infantil. Hoy, la evolución ha permitido que las personas crezcan y en el proceso de despertar de conciencia, la religión ya no se necesita para vivir, crecer y trascender porque somos capaces de llegar sin intermediarios. Hablamos de espiritualidad. Sin embargo la Iglesia insiste en creencias anquilosadas: prohibir, amenazar, excomulgar, creerse única, condenar al cuerpo y por ende la sexualidad, castigar, esconder, discriminar a la mujer, señalar buenos y malos, no sintonizar con las realidades sociales (número de hijos, derecho al placer, relaciones temporales) en fin…tantos desaciertos porque haberse quedado estática e inamovible en un mundo que ya no es el mismo de cuando se estructuraron sus creencias. Y cada vez su deterioro será mayor porque terca, obstinadamente, como quien se aferra al poder porque siente los estertores del final, no quiere hacer una sana reingienería. Aquí estoy y aquí me quedo, cada vez más sola y desprestigiada.
Uno de los pilares fundamentales de su cambio debe pasar por el celibato. No es coincidencia que un gran número de sacerdotes abusen, en especial, de niños varones. El sacerdocio representa un lugar privilegiado para esconder el miedo a la mujer y desde allí puede hacer metástasis toda la patología que esto conlleva, incluída la homosexualidad latente que termina manifestada con el abuso a los niños. Otros pueden optar por la doble vida con mujeres (ayudantes, vecinas, secretarias, amigas) para evadir el compromiso y la responsabilidad que conlleva una familia. No son todos, pero no debe ser coincidencia el número de casos donde la sexualidad es el telón de fondo.
La Iglesia Católica como institución está a las puertas de su final. En las famosas predicciones con los nombres de Papas, se dice que faltan dos y el terror era asociar “no más nombres” con el fin del mundo. La que termina como institución puede ser la Iglesia, no el mundo, porque cada vez es más claro que para crecer en evolución, hay que dejar la religión. Cualquiera que ésta sea. Porque las religiones generar guerras, caos, política, lucha de poder, marcan lo correcto e incorrecto, buenos y malos, etc. Espiritualidad y religión no son lo mismo. La espiritualidad nunca se deja… Otro error garrafal de la institución católica es promover la culpa a través del concepto de que los seres humanos “ofendemos” a Dios. Imagínese usted al “pobre Dios” recibiendo las ofensas de no sé cuántos humanos… Como si Dios se ofendiera con los actos nuestros. Como si Dios fuera “tan delicado” para sentirse con lo que hacemos las personas. Dios es cada uno y allí radica la gran diferencia de lo que la institución católica no quiere transmitir. Hay tantas cosas que debe cambiar, claro, si se acepta humana, humilde y limitada. Si sigue creyéndose “representante de Dios en la tierra” he ahí las consecuencias…
martes, 23 de marzo de 2010
¿Cuál es la lectura que usted le daría al hecho de que a Noemí Sanín se le ocurriera nombrar una mujer como fórmula presidencial? ¿Cómo se sentirían de discriminados los conservadores de este país si a la candidata del partido conservador le parece que otra mujer debe ser su segunda de a bordo? Harto ¿no? Allí si pareciera injusto (y hasta discriminatorio) que Noemí abusara de su poder para nombrar un equipo sólo de mujeres. ¿Cómo así? ¿Y dónde quedarían los hombres? ¿Por qué no les da al menos la oportunidad de entrar a su fórmula presidencial?
Pues bien, todos los precandidatos presidenciales de este país, con excepción de Germán Vargas son unos machistas de marca mayor. De nada sirven todos sus panegíricos sobre la igualdad, valor, importancia y bla, bla, bla, sobre mujeres, cuando no la tienen en cuenta y pretenden gobernar sólo con hombres, en un mundo masculino. Ni siquiera Sergio Fajardo fue coherente. (Y espero que mi admirado Antanas Mockus no la embarre). Porque hablar y pontificar está a “años luz” de actuar y ser consecuentes entre lo que se piensa y lo que se vive. La mujer no existe en este país. No existe para la política, no existe para los medios académicos, no existe en el interior de la familia (los niveles de violencia intrafamiliar son descomunales). No existe porque o es invisible o es ciudadana de segunda. Los dirigentes de este país anhelan que los otros no tan importantes la traten bien y la valoren. Cuando para ellos ni siquiera existe… ¿Cómo crear mentalidad y conciencia con semejante discriminación y doble moral? Los precandidatos presidenciales las utilizan para hacer la carpintería de las campañas. Que decoren, sirvan los tintos, cuadren las agendas, hagan las citas…y pare de contar. Y en todas las instituciones respetables sucede lo mismo: la Iglesia, los militares, los políticos, el mundo académico. ¿Qué tal la respuesta de Adolfo Vera con su congreso médico: de 31 expositores sólo 3 son mujeres “porque no encuentra mujeres en este país” para que participen de su reunión. Sólo el 1% de expositoras eran mujeres. La “crema y nata” de la intelectualidad médica discriminando a la mujer porque no “las encuentran”. ¿Será que no existen mujeres preparadas que sean capaces de exponer en un congreso machista? Luego esta cultura se desgarra las vestiduras, se da golpes de pecho, porque la violencia intrafamiliar no disminuye: por el contrario, pareciera que aumenta con el “aval” de toda la mentalidad discriminatoria de este país. El dr. Emilio Quevedo en la presentación de la Historia de la Medicina en Colombia, expresó un planteamiento filosófico contundente: todo tiene que ver con todo. Los hilos de todos los asuntos se intercalan para crear el gran tejido de la cultura. Mientras no exista una gran actitud de valoración de la mujer en todos los estamentos e instituciones de poder en nuestro medio, se está hablando carreta. En el mes de la mujer, qué paradoja, los candidatos a la presidencia la desconocieron. También en este mes no “calificó” para acompañar a 28 hombres en un congreso patriarcal. Y todavía hay quienes se preguntan por el sentido de elementos como la ley de cuotas, el día de la mujer, cuyo único objetivo es ayudar a generar conciencia sobre la discriminación. No necesitamos que nos regalen flores ni que nos escriban panegíricos. Exigimos equidad en un mundo donde hombres y mujeres somos igualmente socios de la misma sociedad.
Pues bien, todos los precandidatos presidenciales de este país, con excepción de Germán Vargas son unos machistas de marca mayor. De nada sirven todos sus panegíricos sobre la igualdad, valor, importancia y bla, bla, bla, sobre mujeres, cuando no la tienen en cuenta y pretenden gobernar sólo con hombres, en un mundo masculino. Ni siquiera Sergio Fajardo fue coherente. (Y espero que mi admirado Antanas Mockus no la embarre). Porque hablar y pontificar está a “años luz” de actuar y ser consecuentes entre lo que se piensa y lo que se vive. La mujer no existe en este país. No existe para la política, no existe para los medios académicos, no existe en el interior de la familia (los niveles de violencia intrafamiliar son descomunales). No existe porque o es invisible o es ciudadana de segunda. Los dirigentes de este país anhelan que los otros no tan importantes la traten bien y la valoren. Cuando para ellos ni siquiera existe… ¿Cómo crear mentalidad y conciencia con semejante discriminación y doble moral? Los precandidatos presidenciales las utilizan para hacer la carpintería de las campañas. Que decoren, sirvan los tintos, cuadren las agendas, hagan las citas…y pare de contar. Y en todas las instituciones respetables sucede lo mismo: la Iglesia, los militares, los políticos, el mundo académico. ¿Qué tal la respuesta de Adolfo Vera con su congreso médico: de 31 expositores sólo 3 son mujeres “porque no encuentra mujeres en este país” para que participen de su reunión. Sólo el 1% de expositoras eran mujeres. La “crema y nata” de la intelectualidad médica discriminando a la mujer porque no “las encuentran”. ¿Será que no existen mujeres preparadas que sean capaces de exponer en un congreso machista? Luego esta cultura se desgarra las vestiduras, se da golpes de pecho, porque la violencia intrafamiliar no disminuye: por el contrario, pareciera que aumenta con el “aval” de toda la mentalidad discriminatoria de este país. El dr. Emilio Quevedo en la presentación de la Historia de la Medicina en Colombia, expresó un planteamiento filosófico contundente: todo tiene que ver con todo. Los hilos de todos los asuntos se intercalan para crear el gran tejido de la cultura. Mientras no exista una gran actitud de valoración de la mujer en todos los estamentos e instituciones de poder en nuestro medio, se está hablando carreta. En el mes de la mujer, qué paradoja, los candidatos a la presidencia la desconocieron. También en este mes no “calificó” para acompañar a 28 hombres en un congreso patriarcal. Y todavía hay quienes se preguntan por el sentido de elementos como la ley de cuotas, el día de la mujer, cuyo único objetivo es ayudar a generar conciencia sobre la discriminación. No necesitamos que nos regalen flores ni que nos escriban panegíricos. Exigimos equidad en un mundo donde hombres y mujeres somos igualmente socios de la misma sociedad.
lunes, 15 de marzo de 2010
Lo que hace daño
En el proceso de evolución existen situaciones, hechos o circunstancias que “hacen daño” o detienen los procesos individuales de conciencia. Dicho de otra manera, no ayudan a crecer espiritualmente. Son talanqueras para poder despertar. Podemos mirarlo como los pasos inferiores en el proceso de crecimiento espiritual. La primaria del colegio de la vida. Y hay que crecer, hay que desapegarse de ideales y falsas creencias para poder continuar un proceso evolutivo. Somos seres divinos viviendo una experiencia humana. Hay que despertar.
¿Quién lo creyera? Las religiones ocupan uno de los lugares más destacados en los inconvenientes evolutivos para despertar conciencia. Las religiones amarran, asustan, detienen. Las religiones dividen, hablan de “mejores y peores” en criterios, filosofías o dogmas por lo que son absolutamente competitivas. Todavía resuenan en mis oídos “la única, fuera de la cual no hay salvación”. ¿Cuál consigue más adeptos? Las religiones se basan en la fé y aun cuando sorprenda, en Dios no se puede creer. Cuando se cree en Dios, todavía se está en niveles inferiores. Crecer espiritualmente es tener la certeza de Dios o de una fuerza superior. Y como ya no se necesita fé (fe es creer lo que no vemos porque Dios lo ha revelado), porque se tiene la certeza, se vive en un nivel de sabiduría por encima de las religiones y sus creencias.
Otro de los procesos inferiores de evolución son los políticos. Desde la política no se puede crece espiritualmente. La política pertenece al terreno de los años inferiores del colegio cuando no se acepta que el desarrollo del universo es “perfecto” y que cada situación está hecha para crecer y despertar. Por lo tanto el papel de los políticos es jugar a ser dioses y creer que ellos si son capaces de modificar el rumbo. El mundo cambia sólo en el momento en que procesos individuales toman conciencia de que deben vivir de manera diferente. La política pareciera que es el arte de engañar. A sí mismos y a sus electores. Pero bueno, ellos, los políticos, están en el lugar indicado, desempeñando el papel indicado: creerse dioses y no poder hacer nada por nadie. En procesos evolutivos el mundo es perfecto como se desarrolla y como se desenvuelve. Lo que no significa licencia personal para no hacer nada o asumir posiciones absolutamente abusivas y destructoras. No es fácil de aceptar pero es real en el proceso de desarrollo espiritual. No olvide que el 2.012 ya empezó…El deporte competitivo tampoco es apto para crecer espiritualmente. La competencia es inferior en el camino de la vida evolutiva porque el otro o la otra son seres a los que debo derrotar: se convierten en rivales para mi desarrollo. Son los grados inferiores del crecimiento y todos tenemos que pasar por todos los cursos del colegio de la vida para poder alcanzar la plenitud. La competencia –en ningún campo humano- indica crecimiento. No es fácil aceptar cómo los seres humanos debemos ser coherentes para poder avanzar. No basta con pensar o creer. Hay que actuar. Y eso que deliberadamente no se nombran “las ayudas caritativas” que también pueden ser “inconvenientes” de crecimiento espiritual para quien las da y para quien las recibe. Lo que es obvio es que el camino espiritual no es un camino de rosas. Atreverse a revisar creencias es la forma más clara de transitar el proceso de conciencia así choque con lo que aprendimos.
¿Quién lo creyera? Las religiones ocupan uno de los lugares más destacados en los inconvenientes evolutivos para despertar conciencia. Las religiones amarran, asustan, detienen. Las religiones dividen, hablan de “mejores y peores” en criterios, filosofías o dogmas por lo que son absolutamente competitivas. Todavía resuenan en mis oídos “la única, fuera de la cual no hay salvación”. ¿Cuál consigue más adeptos? Las religiones se basan en la fé y aun cuando sorprenda, en Dios no se puede creer. Cuando se cree en Dios, todavía se está en niveles inferiores. Crecer espiritualmente es tener la certeza de Dios o de una fuerza superior. Y como ya no se necesita fé (fe es creer lo que no vemos porque Dios lo ha revelado), porque se tiene la certeza, se vive en un nivel de sabiduría por encima de las religiones y sus creencias.
Otro de los procesos inferiores de evolución son los políticos. Desde la política no se puede crece espiritualmente. La política pertenece al terreno de los años inferiores del colegio cuando no se acepta que el desarrollo del universo es “perfecto” y que cada situación está hecha para crecer y despertar. Por lo tanto el papel de los políticos es jugar a ser dioses y creer que ellos si son capaces de modificar el rumbo. El mundo cambia sólo en el momento en que procesos individuales toman conciencia de que deben vivir de manera diferente. La política pareciera que es el arte de engañar. A sí mismos y a sus electores. Pero bueno, ellos, los políticos, están en el lugar indicado, desempeñando el papel indicado: creerse dioses y no poder hacer nada por nadie. En procesos evolutivos el mundo es perfecto como se desarrolla y como se desenvuelve. Lo que no significa licencia personal para no hacer nada o asumir posiciones absolutamente abusivas y destructoras. No es fácil de aceptar pero es real en el proceso de desarrollo espiritual. No olvide que el 2.012 ya empezó…El deporte competitivo tampoco es apto para crecer espiritualmente. La competencia es inferior en el camino de la vida evolutiva porque el otro o la otra son seres a los que debo derrotar: se convierten en rivales para mi desarrollo. Son los grados inferiores del crecimiento y todos tenemos que pasar por todos los cursos del colegio de la vida para poder alcanzar la plenitud. La competencia –en ningún campo humano- indica crecimiento. No es fácil aceptar cómo los seres humanos debemos ser coherentes para poder avanzar. No basta con pensar o creer. Hay que actuar. Y eso que deliberadamente no se nombran “las ayudas caritativas” que también pueden ser “inconvenientes” de crecimiento espiritual para quien las da y para quien las recibe. Lo que es obvio es que el camino espiritual no es un camino de rosas. Atreverse a revisar creencias es la forma más clara de transitar el proceso de conciencia así choque con lo que aprendimos.
lunes, 8 de marzo de 2010
Apague el Televisor!
No es necesario votar para ello. No necesita que nadie esté de acuerdo con usted. Tampoco se requiere que entiendan su posición. Sólo es necesario su criterio. Sólo es indispensable lo que usted opine, lo que piense al respecto. Puede ser una posición muy solitaria, puede ir en contravía de toda la opinión pública. Escúchese a usted mismo, mire su entorno, véale la cara, la conducta y la actitud a sus hijos e hijas y tome la decisión. No importa lo que le digan los “importantes”, los poderosos, los maestros, los psicólogos o los analistas. Es hora de escuchar sólo a su criterio. Si quiere, escuche su corazón, él no se equivoca. Llegó el momento de obrar.
Porque es imposible que como papá o mamá no entienda el daño tan grande que le están haciendo las telenovelas de narcos a los muchachos y muchachas de hoy. Rosario Tijeras es “la tapa”. Pero ya que nadie hace caso y algunos medios en aras del raiting les importa un bledo lo que suceda con la juventud, es hora de que papá y mamá asumamos una actitud. No les supliquemos mas, no imploremos, no les pidamos que “nos hagan el favor”, no. No más. No les hablemos de una historia colombiana llena de narcotráfico APRENDIDO en una cultura traqueta que parece quisiéramos perpetuar. ¡Actuemos ya! Pero como no puede existir televisión sin público, así de fácil, apague su televisor. El suyo, el de su casa. Las telenovelas no existen si no tienen quien las vea. Es hora de construir un bloqueo frente a lo que nos daña, decisión que depende de cada quien y no necesita ni referendos, ni leyes, ni senadores o representantes. No necesita de nada, ni de nadie. Sólo de su decisión… Pues bien, como los canales no logran “captar” lo que está sucediendo, como su necesidad compulsiva de competir entre ellos los ha llevado a este grado de enfermedad mental, se vuelve prioritario que muchas individualidades hagan montón. Que criterios absolutamente personales formen un tejido. Que apaguemos el televisor a la hora de esas novelas. No mas “Pandilla, guerra y paz”, Capos, Mujeres de la mafia, Rosario Tijeras y tantas otras de una violencia patológica. Sí, eso lo ha vivido Colombia pero la manera de enseñar no es regodearse en las situaciones sin ninguna clase de análisis crítico o cuestionador. Que el ideal de un joven de barrio, hoy por hoy, sea ser como el capo, o tener plata como los narcos, no sólo depende de lo que hagan papá y mamá sino de lo que “venden maravillosamente” los canales nacionales.Es menos dañino que sus hijos e hijas vayan a la calle a las 9 de la noche y que se encuentren con la vida tal cual es. En la calle pueden sentir miedo y reaccionar. Frente al televisor hay fascinación y “todo es posible”. Es mejor enfrentar situaciones reales, por impactantes que sean, que protagonismos virtuales donde el poder y el dinero hacen de las suyas. El sólo hecho de tener momentos en que se puede ser tan poderoso y despiadado, ya de por sí justifica que valga la pena “intentarlo”. No importa el final. Los muchachos y muchachas hoy creen que la vida no vale “mucho la pena” por lo tanto un buen momento –así sea muy corto- justifica su logro. Y que los medios nacionales vendan el protagonismo del dinero y el poder, entonces… Frente al televisor de su casa usted tiene toda la autoridad y jerarquía para apagarlo. Quítele los cables, haga lo que quiera…y demostremos que los ciudadanos del montón podemos ser tan poderosos como las grandes cadenas de televisión
Porque es imposible que como papá o mamá no entienda el daño tan grande que le están haciendo las telenovelas de narcos a los muchachos y muchachas de hoy. Rosario Tijeras es “la tapa”. Pero ya que nadie hace caso y algunos medios en aras del raiting les importa un bledo lo que suceda con la juventud, es hora de que papá y mamá asumamos una actitud. No les supliquemos mas, no imploremos, no les pidamos que “nos hagan el favor”, no. No más. No les hablemos de una historia colombiana llena de narcotráfico APRENDIDO en una cultura traqueta que parece quisiéramos perpetuar. ¡Actuemos ya! Pero como no puede existir televisión sin público, así de fácil, apague su televisor. El suyo, el de su casa. Las telenovelas no existen si no tienen quien las vea. Es hora de construir un bloqueo frente a lo que nos daña, decisión que depende de cada quien y no necesita ni referendos, ni leyes, ni senadores o representantes. No necesita de nada, ni de nadie. Sólo de su decisión… Pues bien, como los canales no logran “captar” lo que está sucediendo, como su necesidad compulsiva de competir entre ellos los ha llevado a este grado de enfermedad mental, se vuelve prioritario que muchas individualidades hagan montón. Que criterios absolutamente personales formen un tejido. Que apaguemos el televisor a la hora de esas novelas. No mas “Pandilla, guerra y paz”, Capos, Mujeres de la mafia, Rosario Tijeras y tantas otras de una violencia patológica. Sí, eso lo ha vivido Colombia pero la manera de enseñar no es regodearse en las situaciones sin ninguna clase de análisis crítico o cuestionador. Que el ideal de un joven de barrio, hoy por hoy, sea ser como el capo, o tener plata como los narcos, no sólo depende de lo que hagan papá y mamá sino de lo que “venden maravillosamente” los canales nacionales.Es menos dañino que sus hijos e hijas vayan a la calle a las 9 de la noche y que se encuentren con la vida tal cual es. En la calle pueden sentir miedo y reaccionar. Frente al televisor hay fascinación y “todo es posible”. Es mejor enfrentar situaciones reales, por impactantes que sean, que protagonismos virtuales donde el poder y el dinero hacen de las suyas. El sólo hecho de tener momentos en que se puede ser tan poderoso y despiadado, ya de por sí justifica que valga la pena “intentarlo”. No importa el final. Los muchachos y muchachas hoy creen que la vida no vale “mucho la pena” por lo tanto un buen momento –así sea muy corto- justifica su logro. Y que los medios nacionales vendan el protagonismo del dinero y el poder, entonces… Frente al televisor de su casa usted tiene toda la autoridad y jerarquía para apagarlo. Quítele los cables, haga lo que quiera…y demostremos que los ciudadanos del montón podemos ser tan poderosos como las grandes cadenas de televisión
lunes, 1 de marzo de 2010
Mujer ¿Todavía pide permiso?
Empieza el mes de la mujer. Porque dada las estadísticas de violencia doméstica que viven las mujeres en nuestro medio, sería un contrasentido dedicarla tan sólo un día y menos aún, adornarlo de flores, panegíricos y… frases dulzonas. Llegó la hora de ser coherentes. Es el momento de caer en cuenta que ni con celebraciones exteriores ni con medallas o condecoraciones estamos enfrentando el problema de fondo. Que no es otra cosa que una lucha de poder. Porque las relaciones entre hombres y mujeres hoy por hoy son un campo de batalla donde el poder –quien manda, quien controla- es el trofeo por el que se vive, por el que vale la pena arriesgarlo todo, hasta el amor que creo tenerle a quien me acompaña en este momento de la vida.
La mujer despertó. O si lo quiere ver de esta manera, está intentando valorarse a sí misma sin necesidad de depender del hombre en las proporciones en que siempre lo había hecho. Es capaz de trabajar, puede ganar dinero, se da cuenta de que puede vivir sin “ese” hombre (o lo puede reemplazar) y es capaz de mantener y educar a sus hijos e hijas. Y el que el hombre se dé cuenta de que la mujer no lo necesita, es un golpe demasiado fuerte a su ego masculino, a su machismo, a su mente patriarcal de quien detenta el poder. No lo soporta. No lo resiste. Y como se le acabaron los argumentos para “hacerla obedecer”, no queda más remedio que la violencia, los golpes, el maltrato psicológico, el chantaje con los hijos e hijas y la rabia porque “se le salió de las manos” y “hace lo que le da la gana”.
Bueno, ¿y por qué no puede hacerlo? ¿Por qué tiene que pedir permiso? ¿Acaso es la hija “mayor” de su cónyuge? Eso no significa que viva a espaldas de su compañero. Pero de allí a pedir autorización para vestirse, gastar su dinero, cortarse el pelo, pintarse las uñas, visitar a sus amigas, estudiar lo que desee, chatear o reírse a carcajadas, existe un abismo. Se acabó el tiempo en que el hombre mandaba. Ahora o somos socios de la misma sociedad y jugamos en igualdad de condiciones o… cada vez las relaciones serán mas tirantes. Nos debemos amar, no necesitar, y el amor es un proceso de respeto y valoración de la otra persona. No puedo desear cambiarla ni moldearla de acuerdo a una imagen personal. Un buen inicio de este proceso de evolución de la mujer (y del hombre) es aceptar que la compañera que vive con usted no tiene que pedirle permiso para decidir lo que considere pertinente. Si el hombre, en el mes de la mujer, empieza a caer en cuenta qué tan machista o controlador es de su compañera y qué tan atropellador (y descalificador) es ese control, podríamos empezar a hablar de un cambio que genere mejores condiciones de equidad. La violencia doméstica comienza en la certeza masculina de que él es superior y es el que manda. En que él tiene la razón y su mujer es menos capaz. O en creer que él, hombre, tiene más derechos que ella por el sólo hecho de que es varón.
Por eso si usted es de los cree que los hombres están hechos para mandar, que las mujeres deben ser “cuidadas” y que los hombres son más inteligentes fácilmente puede convertirse en un atropellador de mujeres. Nadie puede sentirse superior sin “marcar territorio” y hacer gala de su poder. Nadie que se crea mas inteligente es capaz de conceder la razón. Entonces, no más panegíricos dulzones. Es hora de cambiar creencias y empezar verdaderamente el cambio por donde debe empezar: en el interior de la casa de cada quién.
La mujer despertó. O si lo quiere ver de esta manera, está intentando valorarse a sí misma sin necesidad de depender del hombre en las proporciones en que siempre lo había hecho. Es capaz de trabajar, puede ganar dinero, se da cuenta de que puede vivir sin “ese” hombre (o lo puede reemplazar) y es capaz de mantener y educar a sus hijos e hijas. Y el que el hombre se dé cuenta de que la mujer no lo necesita, es un golpe demasiado fuerte a su ego masculino, a su machismo, a su mente patriarcal de quien detenta el poder. No lo soporta. No lo resiste. Y como se le acabaron los argumentos para “hacerla obedecer”, no queda más remedio que la violencia, los golpes, el maltrato psicológico, el chantaje con los hijos e hijas y la rabia porque “se le salió de las manos” y “hace lo que le da la gana”.
Bueno, ¿y por qué no puede hacerlo? ¿Por qué tiene que pedir permiso? ¿Acaso es la hija “mayor” de su cónyuge? Eso no significa que viva a espaldas de su compañero. Pero de allí a pedir autorización para vestirse, gastar su dinero, cortarse el pelo, pintarse las uñas, visitar a sus amigas, estudiar lo que desee, chatear o reírse a carcajadas, existe un abismo. Se acabó el tiempo en que el hombre mandaba. Ahora o somos socios de la misma sociedad y jugamos en igualdad de condiciones o… cada vez las relaciones serán mas tirantes. Nos debemos amar, no necesitar, y el amor es un proceso de respeto y valoración de la otra persona. No puedo desear cambiarla ni moldearla de acuerdo a una imagen personal. Un buen inicio de este proceso de evolución de la mujer (y del hombre) es aceptar que la compañera que vive con usted no tiene que pedirle permiso para decidir lo que considere pertinente. Si el hombre, en el mes de la mujer, empieza a caer en cuenta qué tan machista o controlador es de su compañera y qué tan atropellador (y descalificador) es ese control, podríamos empezar a hablar de un cambio que genere mejores condiciones de equidad. La violencia doméstica comienza en la certeza masculina de que él es superior y es el que manda. En que él tiene la razón y su mujer es menos capaz. O en creer que él, hombre, tiene más derechos que ella por el sólo hecho de que es varón.
Por eso si usted es de los cree que los hombres están hechos para mandar, que las mujeres deben ser “cuidadas” y que los hombres son más inteligentes fácilmente puede convertirse en un atropellador de mujeres. Nadie puede sentirse superior sin “marcar territorio” y hacer gala de su poder. Nadie que se crea mas inteligente es capaz de conceder la razón. Entonces, no más panegíricos dulzones. Es hora de cambiar creencias y empezar verdaderamente el cambio por donde debe empezar: en el interior de la casa de cada quién.
miércoles, 24 de febrero de 2010
Mirando el Pasado
Existen multitud de formas de mirar la vida, de allí la diversidad de criterios con que a diario nos encontramos. A veces se supone que tal o cual filosofía o que tal o cual enfoque o que tal personaje, encaja con nuestra manera particular de ver la vida. Qué chévere escuchar sus planteamientos, interesante leer ese texto…pero no siempre se encaja. Y se presenta la confrontación que no tiene necesariamente que ser pública sino que se plantea a nivel interior para revisar y aprender.
Tenía mucho interés en escuchar a la abuela Margarita. Ella, mexicana, conectada con la cultura indígena donde la valoración de la madre tierra es vital, está rodeada de una aureola de respeto por las conductas ancestrales. Ha recorrido el mundo “ayudando a recordar” la sabiduría interior que guarda cada ser. Habla de femenino y masculino pero hoy destaca lo femenino como generador de cambio. La mujer como guardiana de la vida y de la tierra juega un papel preponderante en esta nueva mirada de la condición humana. Pero…
Estar en el presente significa aceptar la modernidad, la tecnología, el devenir –bueno y malo- de los acontecimientos. No puedo pretender vivir mirando para atrás o considerar que el pasado (las conductas ancestrales), son el paradigma de la condición humana. En los procesos de evolución lo importante es integrar lo que se tuvo con lo que se construye en el presente partiendo de una actitud consciente. Lo de atrás fue valioso en su momento pero fue rebasado por otras concepciones. Idealizar el pasado es una forma de no querer avanzar o de que hubo una época “perfecta”. Porque ni siquiera el Paraíso terrenal fue época de felicidad: fue época de inocencia y mientras se es inocente no hay consciencia. Y para valorar la felicidad es necesario atravesar el sufrimiento. ¿Cómo conozco que es felicidad sino conozco la infelicidad? Pues bien lo que escuche de la abuela Margarita con un cierto desprecio por lo moderno (los micrófonos, las sillas, un recinto cómodo)la forma “ideal” como vivieron sus padres donde no tenían títulos de tierras ni sembraban para vender, me llevo a un cuestionamiento interior que me hizo levantarme del lugar e irme. No, no es contra la modernidad como construímos presente y futuro. No podemos devolvernos, no hay época pasada ideal. Es en procesos de integración como logramos una coherencia de vida. La modernidad implica muchísimas ganancias como también pérdidas y fracasos. Pero ¿cómo evaluar lo mejor de cada época? La abuela Margarita tiene derecho a su filosofía de vida pero desde acá, desde el mundo de la modernidad percibo incoherencias. Y mucho mas con el despelote que se formó en la puerta donde violentaron a un grupo no más de 20 personas que no dejaron entrar cuando en el patio había “piedra” suficiente para que cada quien escogiera en cuál sentarse. ¿Por qué ese atropello? Además con el riesgo de “encerrar” a los que ya habían entrado porque las puertas no se podían abrir… Coherencia, he allí la palabra clave. En el momento en que me tocó vivir debo aprender cómo integrar los avances modernos con el respeto por la tierra, con la tolerancia, con la diversidad. Se debe rescatar lo valioso del pasado pero no quedarse mirando para atrás… atrás hay nostalgias, apegos, inocencias, mundos patriarcales, incomodidades, discriminaciones. Hoy hay conciencia de ello y tenemos la genialidad de reparar y modificar. ¿Qué más puedo pedir cuando hay presente y futuro para hacerlo?
Tenía mucho interés en escuchar a la abuela Margarita. Ella, mexicana, conectada con la cultura indígena donde la valoración de la madre tierra es vital, está rodeada de una aureola de respeto por las conductas ancestrales. Ha recorrido el mundo “ayudando a recordar” la sabiduría interior que guarda cada ser. Habla de femenino y masculino pero hoy destaca lo femenino como generador de cambio. La mujer como guardiana de la vida y de la tierra juega un papel preponderante en esta nueva mirada de la condición humana. Pero…
Estar en el presente significa aceptar la modernidad, la tecnología, el devenir –bueno y malo- de los acontecimientos. No puedo pretender vivir mirando para atrás o considerar que el pasado (las conductas ancestrales), son el paradigma de la condición humana. En los procesos de evolución lo importante es integrar lo que se tuvo con lo que se construye en el presente partiendo de una actitud consciente. Lo de atrás fue valioso en su momento pero fue rebasado por otras concepciones. Idealizar el pasado es una forma de no querer avanzar o de que hubo una época “perfecta”. Porque ni siquiera el Paraíso terrenal fue época de felicidad: fue época de inocencia y mientras se es inocente no hay consciencia. Y para valorar la felicidad es necesario atravesar el sufrimiento. ¿Cómo conozco que es felicidad sino conozco la infelicidad? Pues bien lo que escuche de la abuela Margarita con un cierto desprecio por lo moderno (los micrófonos, las sillas, un recinto cómodo)la forma “ideal” como vivieron sus padres donde no tenían títulos de tierras ni sembraban para vender, me llevo a un cuestionamiento interior que me hizo levantarme del lugar e irme. No, no es contra la modernidad como construímos presente y futuro. No podemos devolvernos, no hay época pasada ideal. Es en procesos de integración como logramos una coherencia de vida. La modernidad implica muchísimas ganancias como también pérdidas y fracasos. Pero ¿cómo evaluar lo mejor de cada época? La abuela Margarita tiene derecho a su filosofía de vida pero desde acá, desde el mundo de la modernidad percibo incoherencias. Y mucho mas con el despelote que se formó en la puerta donde violentaron a un grupo no más de 20 personas que no dejaron entrar cuando en el patio había “piedra” suficiente para que cada quien escogiera en cuál sentarse. ¿Por qué ese atropello? Además con el riesgo de “encerrar” a los que ya habían entrado porque las puertas no se podían abrir… Coherencia, he allí la palabra clave. En el momento en que me tocó vivir debo aprender cómo integrar los avances modernos con el respeto por la tierra, con la tolerancia, con la diversidad. Se debe rescatar lo valioso del pasado pero no quedarse mirando para atrás… atrás hay nostalgias, apegos, inocencias, mundos patriarcales, incomodidades, discriminaciones. Hoy hay conciencia de ello y tenemos la genialidad de reparar y modificar. ¿Qué más puedo pedir cuando hay presente y futuro para hacerlo?
lunes, 8 de febrero de 2010
Emociones Poderosas
Hay dos formas de engañarse: una, creyendo lo que no es cierto y otra, rehusándose a creer lo que sí es cierto. Entonces, si a usted le preguntan qué tanto sabe sobre el efecto que producen las emociones humanas en la energía del universo, ¿entiende de qué le están hablando? Aun más ¿aceptaría esta teoría? Usted tiene la mente lo suficientemente abierta para aceptar los planteamientos de la física cuántica respecto a cómo nosotros con lo que sentimos, influímos en el desarrollo de nuestro mundo? Porque aun cuando parezca ciencia ficción, la realidad no está “allá afuera”, impávida, esperando a que la aceptemos sino que somos nosotros los que creamos esa realidad. Somos co-creadores del medio en que vivimos. No es que tengamos que “padecer” la realidad tal cual es, no. Lo significativo es que podemos modificarla de acuerdo a lo que pensemos.
La conciencia de lo que somos ayuda a crear la realidad. No somos espectadores pasivos, sufriendo las consecuencias del desastre sino que tenemos un papel protagónico en lo que vivimos. Desde el ADN se puede modificar la realidad porque las emociones alteran el mundo de los fotones, la parte energética mas diminuta de cuantas existen. Leyó bien. Son las emociones las que modifican lo exterior. Ni siquiera la genética es tan contundente. El mundo de las emociones es capaz de cambiar la genética. Biólogos de la calidad de Bruce Lipton concluyen: “No son las hormonas ni los neurotransmisores producidos por los genes los que controlan nuestro cuerpo y nuestra mente. Son nuestras creencias las que controlan nuestro cuerpo, nuestra mente y por tanto, nuestra vida”. Entonces las creencias –aquello en lo que creemos- crea la realidad, la altera, la carga, la limpia. Por eso se da el poder de la oración, por ejemplo, cuando las cadenas de oración, los movimientos colectivos, las meditaciones comunitarias, logran construir ambientes diferentes para vidas diferentes. Lo comunitario, nacido de decisiones individuales, tiene tal poder de cambio que sorprenden sus resultados. EL mundo emocional moviendo el eje del universo porque desde el ADN cambiamos la materia cuántica de la cual se compone la realidad. Y la fuerza de lo colectivo es innegable. Pero hay que aclarar algo: no es lo que crea en el mundo consciente: son las creencias de mi mundo subconsciente las que mandan la parada. De allí que muchas veces no resulta lo que creo porque en el inconsciente existen otras verdades que no reconozco. Puede que crea que lo creo, pero se me termina diluyendo la “creencia superficial” del consciente, arrasada por lo que realmente guardo en mi subconsciente. De allí la importancia de hacer conciencia de cuáles son mis verdaderas creencias porque ellas mueven mis emociones que alteran lo que me rodea.
Los experimentos con ADN, emociones, energía, fotones sorprenden porque son tan contundentes sus resultados que no hay manera de que la ciencia “evada” las conclusiones. Lo que más impacta es que la ciencia y la espiritualidad, después de que estuvieron peleadas, enemistadas, “agarradas de las mechas”, se acercan al mismo punto. Los nuevos aportes científicos están clarificando que existe algo imposible de negar que generó la organización del mundo y que muchas culturas más antiguas que las actuales ya lo sabían. ¿Cómo explicarlo? Toda esta serie de descubrimientos, de cambios de paradigmas, de búsqueda de respuestas diferentes, representan el comienzo de una nueva era. Porque el 2.010 ya comenzó…
La conciencia de lo que somos ayuda a crear la realidad. No somos espectadores pasivos, sufriendo las consecuencias del desastre sino que tenemos un papel protagónico en lo que vivimos. Desde el ADN se puede modificar la realidad porque las emociones alteran el mundo de los fotones, la parte energética mas diminuta de cuantas existen. Leyó bien. Son las emociones las que modifican lo exterior. Ni siquiera la genética es tan contundente. El mundo de las emociones es capaz de cambiar la genética. Biólogos de la calidad de Bruce Lipton concluyen: “No son las hormonas ni los neurotransmisores producidos por los genes los que controlan nuestro cuerpo y nuestra mente. Son nuestras creencias las que controlan nuestro cuerpo, nuestra mente y por tanto, nuestra vida”. Entonces las creencias –aquello en lo que creemos- crea la realidad, la altera, la carga, la limpia. Por eso se da el poder de la oración, por ejemplo, cuando las cadenas de oración, los movimientos colectivos, las meditaciones comunitarias, logran construir ambientes diferentes para vidas diferentes. Lo comunitario, nacido de decisiones individuales, tiene tal poder de cambio que sorprenden sus resultados. EL mundo emocional moviendo el eje del universo porque desde el ADN cambiamos la materia cuántica de la cual se compone la realidad. Y la fuerza de lo colectivo es innegable. Pero hay que aclarar algo: no es lo que crea en el mundo consciente: son las creencias de mi mundo subconsciente las que mandan la parada. De allí que muchas veces no resulta lo que creo porque en el inconsciente existen otras verdades que no reconozco. Puede que crea que lo creo, pero se me termina diluyendo la “creencia superficial” del consciente, arrasada por lo que realmente guardo en mi subconsciente. De allí la importancia de hacer conciencia de cuáles son mis verdaderas creencias porque ellas mueven mis emociones que alteran lo que me rodea.
Los experimentos con ADN, emociones, energía, fotones sorprenden porque son tan contundentes sus resultados que no hay manera de que la ciencia “evada” las conclusiones. Lo que más impacta es que la ciencia y la espiritualidad, después de que estuvieron peleadas, enemistadas, “agarradas de las mechas”, se acercan al mismo punto. Los nuevos aportes científicos están clarificando que existe algo imposible de negar que generó la organización del mundo y que muchas culturas más antiguas que las actuales ya lo sabían. ¿Cómo explicarlo? Toda esta serie de descubrimientos, de cambios de paradigmas, de búsqueda de respuestas diferentes, representan el comienzo de una nueva era. Porque el 2.010 ya comenzó…
miércoles, 3 de febrero de 2010
Cómplices
Allí están los tres poderes, los dueños del balón. El estado, la justicia y la iglesia católica evadiendo la responsabilidad, lavándose las manos. Verdaderamente deprimente las caras de los prelados, la pasividad de los policías y el estado absolutamente indiferente ante las denuncias. Los tres “mosqueteros” que de alguna manera, pasiva, indiferente o hundiendo la cabeza en la tierra, evaden el problema de la violación de mujeres. ¡Qué pena! Es que “sólo” son mujeres, de esas que hay que perseguir, encarcelar, denunciar, estigmatizar cuando se atreven a abortar después de una violación. Claro, los violadores son hombres –como ellos que tienen el arma más poderosa entre sus piernas- pero eso no importa. A las mujeres no se las puede defender, ni proteger, ni siquiera (una vez cometido el delito) intentar “reparar” la falta con un castigo al delincuente. No lo ven, no cayeron en cuenta ¿cuándo?, ¿usted de qué habla?, evadiendo la responsabilidad. Y cuando se evade, cuando no se enfrenta, la complicidad es obvia…
Un sacerdote católico, de apellido Mena Arias fue acusado y condenado porque violó a una adolescente de 15 años en Guatemala. La denuncia fue hecha el domingo en el progtama“7 días” de Caracol. El sacerdote ya había sido acusado en Colombia pero huyó para el país centroamericano y allá volvió a “repetir” delito. Entonces allí si fue condenado pero vuelve a escapar a Colombia con circular roja de interpol. En Bogotá lo recibe la Arquidiócesis y a pesar de que Monseñor Héctor Gutiérrez conocía la situación, (lo confirmó a El Tiempo hace 2 años) le asignan iglesia y lo dejan dar misa. Pero ahora ninguno sabe nada. La cara de los prelados explicando lo que no tiene explicación es deplorable. Contradicción va, contradicción viene, no pueden ni siquiera sostener la mirada ante la cámara. ¿Violador de mujeres adolescentes? Eso no importa: “es que en Bogotá existen 4 diócesis…”. Y hasta el presidente del Tribunal eclesiástico, encargado precisamente de las faltas de los sacerdotes no conoce de qué se trata porque “no tienen tiempo para eso”. Las respuestas ambiguas y gelatinosas de Monseñor Rubiano, Héctor Gutiérrez y el presidente del Tribunal son denigrantes. Pero claro, luego sí, nos “comparan” con la virgen María y nos dicen que somos tan “valiosas” como ella y que ese es el trato que nos merecemos. ¿Cómo creerles?La denuncia pública, el programa apabullante y los tres poderes mostrando toda su complicidad. Estado, Justicia e Iglesia. Por eso a las mujeres las matan hombres celosos y quedan libres. Por eso los violadores siguen con su arma preferida entre las piernas y por solidaridad de género, se tapan, acomodan y justifican. Por eso la Iglesia tiene algunos curas abusadores y no toma medidas reales ni desde los púlpitos “señalan” la falta de su “congénere”. Por eso el Estado no se asume una política efectiva de equidad. Por eso a la Justicia hay que convencerla de que este país de cultura machista, posesiva, los celos no son muestra de afecto. Por favor, bájenos de los altares a la “cruda” realidad, no nos regalen flores y pendejadas el día de la mujer y asuman políticas comprometidas verdaderamente con el trato que estamos recibiendo en el país de la seguridad democrática y del sagrado corazón. Aumenta cada día la violencia doméstica pero pareciera que no importa porque, al fin y al cabo, son “solo” mujeres, sin poder para decidir. ¿A cuántas violaron hoy?
Un sacerdote católico, de apellido Mena Arias fue acusado y condenado porque violó a una adolescente de 15 años en Guatemala. La denuncia fue hecha el domingo en el progtama“7 días” de Caracol. El sacerdote ya había sido acusado en Colombia pero huyó para el país centroamericano y allá volvió a “repetir” delito. Entonces allí si fue condenado pero vuelve a escapar a Colombia con circular roja de interpol. En Bogotá lo recibe la Arquidiócesis y a pesar de que Monseñor Héctor Gutiérrez conocía la situación, (lo confirmó a El Tiempo hace 2 años) le asignan iglesia y lo dejan dar misa. Pero ahora ninguno sabe nada. La cara de los prelados explicando lo que no tiene explicación es deplorable. Contradicción va, contradicción viene, no pueden ni siquiera sostener la mirada ante la cámara. ¿Violador de mujeres adolescentes? Eso no importa: “es que en Bogotá existen 4 diócesis…”. Y hasta el presidente del Tribunal eclesiástico, encargado precisamente de las faltas de los sacerdotes no conoce de qué se trata porque “no tienen tiempo para eso”. Las respuestas ambiguas y gelatinosas de Monseñor Rubiano, Héctor Gutiérrez y el presidente del Tribunal son denigrantes. Pero claro, luego sí, nos “comparan” con la virgen María y nos dicen que somos tan “valiosas” como ella y que ese es el trato que nos merecemos. ¿Cómo creerles?La denuncia pública, el programa apabullante y los tres poderes mostrando toda su complicidad. Estado, Justicia e Iglesia. Por eso a las mujeres las matan hombres celosos y quedan libres. Por eso los violadores siguen con su arma preferida entre las piernas y por solidaridad de género, se tapan, acomodan y justifican. Por eso la Iglesia tiene algunos curas abusadores y no toma medidas reales ni desde los púlpitos “señalan” la falta de su “congénere”. Por eso el Estado no se asume una política efectiva de equidad. Por eso a la Justicia hay que convencerla de que este país de cultura machista, posesiva, los celos no son muestra de afecto. Por favor, bájenos de los altares a la “cruda” realidad, no nos regalen flores y pendejadas el día de la mujer y asuman políticas comprometidas verdaderamente con el trato que estamos recibiendo en el país de la seguridad democrática y del sagrado corazón. Aumenta cada día la violencia doméstica pero pareciera que no importa porque, al fin y al cabo, son “solo” mujeres, sin poder para decidir. ¿A cuántas violaron hoy?
lunes, 25 de enero de 2010
Por favor, no piense
Me imagino que le es difícil suponer que en un consultorio de salud se le pudiera recomendar a un paciente “prohibido pensar”. Que una de las posibles fórmulas de curación para una obsesión o una depresión esté en “acallar el pensamiento”. En detener esa máquina interior de ideas donde no existe solución para la vida cotidiana. Porque en el pensamiento no hay soluciones. Hay ideas pero en más de una ocasión las ideas aprisionan y no entregan respuestas para el día a día. En el pensamiento usted puede “entender” muchas situaciones pero de entender a practicar hay un largo camino. Una cosa es pensar y otra vivir. En más de una ocasión nos encontramos con personas que por pensar no viven. Se la pasan construyendo paraísos de fantasías, proyectos imposibles, con ideas extraordinarias pero sin ningún asidero posible. Ilusos. Ingenuos. Despistados. Desubicados. Todas las anteriores expresiones que pueden describir la conducta de una persona que vive metida en su pensamiento pero le queda imposible manejar su propia vida.
Nos enseñaron que el principal elemento o cualidad de un ser humano es su pensamiento. Que en la cabeza están las llaves del equilibrio. Que el cerebro es el principal órgano de una persona puesto que si piensa, está salvado. La cultura nos dijo que una persona inteligente “todo” lo podía resolver. La razón y el éxito parecían mellizos: lo uno iba con lo otro. Nos dijeron que una persona analítica podría tener el control de su vida y de la de los demás. Nos repitieron a saciedad que la inteligencia es la clave que abre todas las puertas. Inteligencia, razón, pensamiento, íconos de la cultura occidental. Los pensamientos son el camino de la madurez. Como lógica conclusión, quién no piensa, quien no analiza, está perdido. La religión católica habló de que “sólo” se tenía “uso de razón” a los siete años. Antes los niños y niñas eran algo así como “bultos de carne” sin capacidades para pensar y por lo tanto no se daban cuenta de las cosas.
¿Pero cómo se puede vivir sin pensar? ¿Cómo imaginar siquiera que el pensamiento haga daño? El cambio que requiere el mundo y que se plantea a través de esa fecha simbólica, 2012, implica también modificar paradigmas donde el pensamiento no puede continuar siendo el rey. En términos de despertar conciencia se repite en varios escenarios “el que piensa pierde”. Terminamos siendo seres inteligentes pero sin conciencia. Seres que piensan perdidos en un mar de pensamientos sin saber el rumbo de sus vidas. “La mayoría de la gente se pasa la vida aprisionada en los confines de sus propios pensamientos. Nunca van más allá de un sentido de identidad estrecho y personalizado, fabricado por la mente y condicionado por el pasado”. (Eckhart Tolle en “El silencio habla”). Entre más se acalle la mente para dejar fluir procesos interiores, más cerca se está de la sabiduría. Entre más conexión exista con la quietud, con el silencio, más cerca se está de la verdadera identidad. Existen palabras (y conceptos) que hoy por hoy toman nuevo significado y se necesitan como parte de la construcción de un mundo diferente: alerta, conciencia, quietud, silencio, naturaleza, meditación, no eficiencia, sabiduría, sentir, energía, espiritualidad, muerte, amor. Expresiones a las que cada quien les tiene que descubrir su significado. Pero es obvio que la razón y el pensamiento empiezan a perder protagonismo en aras de un ser humano más integrado. Bienvenido el cambio
Nos enseñaron que el principal elemento o cualidad de un ser humano es su pensamiento. Que en la cabeza están las llaves del equilibrio. Que el cerebro es el principal órgano de una persona puesto que si piensa, está salvado. La cultura nos dijo que una persona inteligente “todo” lo podía resolver. La razón y el éxito parecían mellizos: lo uno iba con lo otro. Nos dijeron que una persona analítica podría tener el control de su vida y de la de los demás. Nos repitieron a saciedad que la inteligencia es la clave que abre todas las puertas. Inteligencia, razón, pensamiento, íconos de la cultura occidental. Los pensamientos son el camino de la madurez. Como lógica conclusión, quién no piensa, quien no analiza, está perdido. La religión católica habló de que “sólo” se tenía “uso de razón” a los siete años. Antes los niños y niñas eran algo así como “bultos de carne” sin capacidades para pensar y por lo tanto no se daban cuenta de las cosas.
¿Pero cómo se puede vivir sin pensar? ¿Cómo imaginar siquiera que el pensamiento haga daño? El cambio que requiere el mundo y que se plantea a través de esa fecha simbólica, 2012, implica también modificar paradigmas donde el pensamiento no puede continuar siendo el rey. En términos de despertar conciencia se repite en varios escenarios “el que piensa pierde”. Terminamos siendo seres inteligentes pero sin conciencia. Seres que piensan perdidos en un mar de pensamientos sin saber el rumbo de sus vidas. “La mayoría de la gente se pasa la vida aprisionada en los confines de sus propios pensamientos. Nunca van más allá de un sentido de identidad estrecho y personalizado, fabricado por la mente y condicionado por el pasado”. (Eckhart Tolle en “El silencio habla”). Entre más se acalle la mente para dejar fluir procesos interiores, más cerca se está de la sabiduría. Entre más conexión exista con la quietud, con el silencio, más cerca se está de la verdadera identidad. Existen palabras (y conceptos) que hoy por hoy toman nuevo significado y se necesitan como parte de la construcción de un mundo diferente: alerta, conciencia, quietud, silencio, naturaleza, meditación, no eficiencia, sabiduría, sentir, energía, espiritualidad, muerte, amor. Expresiones a las que cada quien les tiene que descubrir su significado. Pero es obvio que la razón y el pensamiento empiezan a perder protagonismo en aras de un ser humano más integrado. Bienvenido el cambio
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