lunes, 25 de enero de 2010

Por favor, no piense

Me imagino que le es difícil suponer que en un consultorio de salud se le pudiera recomendar a un paciente “prohibido pensar”. Que una de las posibles fórmulas de curación para una obsesión o una depresión esté en “acallar el pensamiento”. En detener esa máquina interior de ideas donde no existe solución para la vida cotidiana. Porque en el pensamiento no hay soluciones. Hay ideas pero en más de una ocasión las ideas aprisionan y no entregan respuestas para el día a día. En el pensamiento usted puede “entender” muchas situaciones pero de entender a practicar hay un largo camino. Una cosa es pensar y otra vivir. En más de una ocasión nos encontramos con personas que por pensar no viven. Se la pasan construyendo paraísos de fantasías, proyectos imposibles, con ideas extraordinarias pero sin ningún asidero posible. Ilusos. Ingenuos. Despistados. Desubicados. Todas las anteriores expresiones que pueden describir la conducta de una persona que vive metida en su pensamiento pero le queda imposible manejar su propia vida.
Nos enseñaron que el principal elemento o cualidad de un ser humano es su pensamiento. Que en la cabeza están las llaves del equilibrio. Que el cerebro es el principal órgano de una persona puesto que si piensa, está salvado. La cultura nos dijo que una persona inteligente “todo” lo podía resolver. La razón y el éxito parecían mellizos: lo uno iba con lo otro. Nos dijeron que una persona analítica podría tener el control de su vida y de la de los demás. Nos repitieron a saciedad que la inteligencia es la clave que abre todas las puertas. Inteligencia, razón, pensamiento, íconos de la cultura occidental. Los pensamientos son el camino de la madurez. Como lógica conclusión, quién no piensa, quien no analiza, está perdido. La religión católica habló de que “sólo” se tenía “uso de razón” a los siete años. Antes los niños y niñas eran algo así como “bultos de carne” sin capacidades para pensar y por lo tanto no se daban cuenta de las cosas.
¿Pero cómo se puede vivir sin pensar? ¿Cómo imaginar siquiera que el pensamiento haga daño? El cambio que requiere el mundo y que se plantea a través de esa fecha simbólica, 2012, implica también modificar paradigmas donde el pensamiento no puede continuar siendo el rey. En términos de despertar conciencia se repite en varios escenarios “el que piensa pierde”. Terminamos siendo seres inteligentes pero sin conciencia. Seres que piensan perdidos en un mar de pensamientos sin saber el rumbo de sus vidas. “La mayoría de la gente se pasa la vida aprisionada en los confines de sus propios pensamientos. Nunca van más allá de un sentido de identidad estrecho y personalizado, fabricado por la mente y condicionado por el pasado”. (Eckhart Tolle en “El silencio habla”). Entre más se acalle la mente para dejar fluir procesos interiores, más cerca se está de la sabiduría. Entre más conexión exista con la quietud, con el silencio, más cerca se está de la verdadera identidad. Existen palabras (y conceptos) que hoy por hoy toman nuevo significado y se necesitan como parte de la construcción de un mundo diferente: alerta, conciencia, quietud, silencio, naturaleza, meditación, no eficiencia, sabiduría, sentir, energía, espiritualidad, muerte, amor. Expresiones a las que cada quien les tiene que descubrir su significado. Pero es obvio que la razón y el pensamiento empiezan a perder protagonismo en aras de un ser humano más integrado. Bienvenido el cambio

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