miércoles, 3 de febrero de 2010

Cómplices

Allí están los tres poderes, los dueños del balón. El estado, la justicia y la iglesia católica evadiendo la responsabilidad, lavándose las manos. Verdaderamente deprimente las caras de los prelados, la pasividad de los policías y el estado absolutamente indiferente ante las denuncias. Los tres “mosqueteros” que de alguna manera, pasiva, indiferente o hundiendo la cabeza en la tierra, evaden el problema de la violación de mujeres. ¡Qué pena! Es que “sólo” son mujeres, de esas que hay que perseguir, encarcelar, denunciar, estigmatizar cuando se atreven a abortar después de una violación. Claro, los violadores son hombres –como ellos que tienen el arma más poderosa entre sus piernas- pero eso no importa. A las mujeres no se las puede defender, ni proteger, ni siquiera (una vez cometido el delito) intentar “reparar” la falta con un castigo al delincuente. No lo ven, no cayeron en cuenta ¿cuándo?, ¿usted de qué habla?, evadiendo la responsabilidad. Y cuando se evade, cuando no se enfrenta, la complicidad es obvia…
Un sacerdote católico, de apellido Mena Arias fue acusado y condenado porque violó a una adolescente de 15 años en Guatemala. La denuncia fue hecha el domingo en el progtama“7 días” de Caracol. El sacerdote ya había sido acusado en Colombia pero huyó para el país centroamericano y allá volvió a “repetir” delito. Entonces allí si fue condenado pero vuelve a escapar a Colombia con circular roja de interpol. En Bogotá lo recibe la Arquidiócesis y a pesar de que Monseñor Héctor Gutiérrez conocía la situación, (lo confirmó a El Tiempo hace 2 años) le asignan iglesia y lo dejan dar misa. Pero ahora ninguno sabe nada. La cara de los prelados explicando lo que no tiene explicación es deplorable. Contradicción va, contradicción viene, no pueden ni siquiera sostener la mirada ante la cámara. ¿Violador de mujeres adolescentes? Eso no importa: “es que en Bogotá existen 4 diócesis…”. Y hasta el presidente del Tribunal eclesiástico, encargado precisamente de las faltas de los sacerdotes no conoce de qué se trata porque “no tienen tiempo para eso”. Las respuestas ambiguas y gelatinosas de Monseñor Rubiano, Héctor Gutiérrez y el presidente del Tribunal son denigrantes. Pero claro, luego sí, nos “comparan” con la virgen María y nos dicen que somos tan “valiosas” como ella y que ese es el trato que nos merecemos. ¿Cómo creerles?La denuncia pública, el programa apabullante y los tres poderes mostrando toda su complicidad. Estado, Justicia e Iglesia. Por eso a las mujeres las matan hombres celosos y quedan libres. Por eso los violadores siguen con su arma preferida entre las piernas y por solidaridad de género, se tapan, acomodan y justifican. Por eso la Iglesia tiene algunos curas abusadores y no toma medidas reales ni desde los púlpitos “señalan” la falta de su “congénere”. Por eso el Estado no se asume una política efectiva de equidad. Por eso a la Justicia hay que convencerla de que este país de cultura machista, posesiva, los celos no son muestra de afecto. Por favor, bájenos de los altares a la “cruda” realidad, no nos regalen flores y pendejadas el día de la mujer y asuman políticas comprometidas verdaderamente con el trato que estamos recibiendo en el país de la seguridad democrática y del sagrado corazón. Aumenta cada día la violencia doméstica pero pareciera que no importa porque, al fin y al cabo, son “solo” mujeres, sin poder para decidir. ¿A cuántas violaron hoy?

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