No es necesario votar para ello. No necesita que nadie esté de acuerdo con usted. Tampoco se requiere que entiendan su posición. Sólo es necesario su criterio. Sólo es indispensable lo que usted opine, lo que piense al respecto. Puede ser una posición muy solitaria, puede ir en contravía de toda la opinión pública. Escúchese a usted mismo, mire su entorno, véale la cara, la conducta y la actitud a sus hijos e hijas y tome la decisión. No importa lo que le digan los “importantes”, los poderosos, los maestros, los psicólogos o los analistas. Es hora de escuchar sólo a su criterio. Si quiere, escuche su corazón, él no se equivoca. Llegó el momento de obrar.
Porque es imposible que como papá o mamá no entienda el daño tan grande que le están haciendo las telenovelas de narcos a los muchachos y muchachas de hoy. Rosario Tijeras es “la tapa”. Pero ya que nadie hace caso y algunos medios en aras del raiting les importa un bledo lo que suceda con la juventud, es hora de que papá y mamá asumamos una actitud. No les supliquemos mas, no imploremos, no les pidamos que “nos hagan el favor”, no. No más. No les hablemos de una historia colombiana llena de narcotráfico APRENDIDO en una cultura traqueta que parece quisiéramos perpetuar. ¡Actuemos ya! Pero como no puede existir televisión sin público, así de fácil, apague su televisor. El suyo, el de su casa. Las telenovelas no existen si no tienen quien las vea. Es hora de construir un bloqueo frente a lo que nos daña, decisión que depende de cada quien y no necesita ni referendos, ni leyes, ni senadores o representantes. No necesita de nada, ni de nadie. Sólo de su decisión… Pues bien, como los canales no logran “captar” lo que está sucediendo, como su necesidad compulsiva de competir entre ellos los ha llevado a este grado de enfermedad mental, se vuelve prioritario que muchas individualidades hagan montón. Que criterios absolutamente personales formen un tejido. Que apaguemos el televisor a la hora de esas novelas. No mas “Pandilla, guerra y paz”, Capos, Mujeres de la mafia, Rosario Tijeras y tantas otras de una violencia patológica. Sí, eso lo ha vivido Colombia pero la manera de enseñar no es regodearse en las situaciones sin ninguna clase de análisis crítico o cuestionador. Que el ideal de un joven de barrio, hoy por hoy, sea ser como el capo, o tener plata como los narcos, no sólo depende de lo que hagan papá y mamá sino de lo que “venden maravillosamente” los canales nacionales.Es menos dañino que sus hijos e hijas vayan a la calle a las 9 de la noche y que se encuentren con la vida tal cual es. En la calle pueden sentir miedo y reaccionar. Frente al televisor hay fascinación y “todo es posible”. Es mejor enfrentar situaciones reales, por impactantes que sean, que protagonismos virtuales donde el poder y el dinero hacen de las suyas. El sólo hecho de tener momentos en que se puede ser tan poderoso y despiadado, ya de por sí justifica que valga la pena “intentarlo”. No importa el final. Los muchachos y muchachas hoy creen que la vida no vale “mucho la pena” por lo tanto un buen momento –así sea muy corto- justifica su logro. Y que los medios nacionales vendan el protagonismo del dinero y el poder, entonces… Frente al televisor de su casa usted tiene toda la autoridad y jerarquía para apagarlo. Quítele los cables, haga lo que quiera…y demostremos que los ciudadanos del montón podemos ser tan poderosos como las grandes cadenas de televisión
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