Sucederá lo que tiene que ser. Nada más ni nada menos. Por ello no hay que hacer resistencia, no hay que hacer grandes esfuerzos, ni demostraciones excesivas, ni elucubraciones histéricas, ni siquiera “crear” libretos. Sucederá lo que tiene que suceder. Si Colombia está lista para el cambio, llegará. En el campo energético existe una información y si es el momento, los hechos se presentarán como corresponde. No, no estoy hablando en términos de filosofía de Pambelé “es mejor se rico que pobre”. Lo que sucede está inscrito en el orden universal…no quiere decir tampoco que somos marionetas del destino. Pero existe una ¿fuerza? ¿energía? ¿información? construída desde la conciencia de cada quién, conectada con esa conciencia universal, y si es el momento de una mirada diferente, los hechos se darán.
Por ello no importa, ni siquiera, si un candidato falla o acierta o se equivoca, o hace alarde de alguna cosa. Sucederá lo que tiene que suceder. Porque en los procesos de evolución, lo material y racional no puede competir con la información que existe en el campo mórfico y si es la hora de cambiar, “resonaremos” en el cambio. De allí que aún procesos tan humanos como unas elecciones presidenciales, sean el resultado de lo que le corresponde vivir a esa comunidad. La forma como conectó la ola verde es una prueba de que estamos a las puertas del cambio. El resultado final dependerá de lo que corresponda. Pero no porque Dios nos manipule, repito, sino porque nosotros, desde esa conexión universal, ya estemos preparados. Somos olas de un gran mar…
En la campaña de Mockus no hubo excesiva propaganda, libretos montados –de allí que pueda rectificar sobre algunos puntos- ni estrategias de agarre. Sólo se presentó con su propia energía y esto “resonó” con muchísimas personas. La suya es definitivamente una conexión energética. Y es posible también que Antanas haya patinado públicamente porque nuestra sociedad es muy maniquea: bueno o malo, blanco y negro. Las preguntas son para que tome una posición YA. En una filosofía coherente, es muy difícil escoger instantáneamente entre lo uno o lo otro. Lo que garantiza que las cosas se harán de la mejor forma, es la esencia del candidato: no puede apostarle a caminos del “todo vale” o a atajos que lo lleven al resultado. Su legalidad es visceral y allí radica la mayor garantía de su gobierno. Porque no puede, ni siquiera prometer, cosas que favorezcan a un grupo (madres cabezas de familia, o desempleados) si van contra la concepción de una legalidad de Estado. Además, Antanas ya gobernó, ya fue exitoso, ya fue coherente. Y si se le prueba con argumentos, rectifica, porque no tiene amarres ni compromisos con nadie. Solo con su conciencia.
Humanamente podemos hacer esfuerzos, manipular, desgastarnos, señalar, pero se dará lo que corresponde. En el mundo energético siempre se habla de que Colombia es un país maestro. Queremos un país construido sobre la legalidad no sobre resultados. Sólo me queda una pregunta: ¿qué tan poco creemos en la educación hasta el punto de considerar que los educadores no son aptos para manejar un país? ¿Cómo pueden ser eficaces, entonces, para influenciar en las mentes de hombres y mujeres de una comunidad? Descalificar a Mockus porque es educador es un golpe bajo a la educación. Y quiere decir que los políticos “no pueden” saber de educación si quieren ser “buenos” políticos? ¿De qué tamaño es la contradicción?
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