viernes, 30 de diciembre de 2016
jueves, 29 de diciembre de 2016
miércoles, 28 de diciembre de 2016
martes, 27 de diciembre de 2016
¡Permiso para odiar!
2017 será un año diferente. Bueno, todos lo son, ninguno es igual
al anterior o a otros del pasado. Pero la diferencia que marcará al año que
comienza es el permiso social que se nos da para odiar, para hacer “lo que se
me de la gana”. Para que cada quien, como si fuéramos una gran cloaca, podamos
desfogar nuestros odios y rencores sin ningún ápice de vergüenza. Las frases
del americano cercano a la campaña de Trump
donde pide que “Obama se muera de la enfermedad de las vacas locas” y de
que su mujer Michelle vuelva a la selva “de donde nunca debió salir” son de una
dimensión espeluznante. No importa si es anónimo o famoso, nada importa. Se ha
abierto una puerta para que lo innombrable forme parte de lo cotidiano. Algunos
la llaman “franqueza” o libertad de expresión. Entonces el 2017 será un año
diferente porque lo estrenamos con la sensación de haber roto los límites de la
cordura para comenzar el espacio de “todo es posible”. Lo que se avecina es una oleada de “permisos
sociales” para hacer lo que se me dé la gana. Y mas si es líder o famoso. Puedo
jugar con la vida de los demás. Puedo “usar” la verdad “como se me antoje”. Puedo odiar a quien
quiera y como quiera. Es como estar al lado del precipicio, en la cuerda floja.
Como en ningún otro momento de la historia reciente, pareciera como si
empezáramos a jugar una ruleta rusa. Como si el “cierto orden” que podría
intuirse por lo vivido en años anteriores, ahora se hubiera quebrantado y
debemos prepararnos para un “todo es posible”, cualquier cosa puede suceder. Cuando
el Presidente de Filipinas puede reconocer públicamente que “el mata para
enseñar” o cuando Trump no cree en el calentamiento global (por nombrar algún
ejemplo), o cuando el CD acepta que movió a la indignación (y lo seguirá
haciendo), el mundo cambia de rumbo hacia un sinsentido cuyo final no
conocemos.
En la condición humana nunca hay certezas. La incertidumbre ronda
nuestra vida porque eso significa ser humano: lo finito, lo deleznable, lo que
termina. Pero además del factor humano,
existen personajes, movimientos o filosofías que empujan cada vez mas a lo
inesperado. “Toca” entonces para enfrentar el 2017 perder la capacidad de
sorprenderse. Debemos aceptar que las emociones están moviendo al mundo. Ni
lógica ni razón. Emoción, “vísceras”, plexo solar, manipulando las decisiones.
No hay nada que hacer frente a la avalancha. La aceptación –que no conformismo-
es la única manera de enfrentarlo. Aceptación que significa no desgastarse
tratando de que las cosas cambien, de que los personajes sean diferentes o
entren “en razón”, o de que aprendan a mirar de otra manera. No. Ellos están
allí con su cinismo (o inconsciencia) y hay que aceptarlo. La manera de
contrarrestar esta avalancha postverdad, es no caer en la tentación de resonar
en lo mismo. Se habla de estoicismo. La tentación de igualarse es máxima pero
sólo la conciencia de que no puede ser “malo que lo hagan ellos pero bueno que
yo lo haga”, es la que pone freno. No es fácil y hay que prepararse para la
resistencia del corazón. Lo automático es la ira, la respuesta inmediata,
devolver lo mismo. Debe existir la cordura. 2017 probara si a pesar de la
avalancha inmediatista, hay todavía rezagos de esperanza sobre la condición
humana. Es el reto.
Gloria H. @revolturas
lunes, 26 de diciembre de 2016
viernes, 23 de diciembre de 2016
jueves, 22 de diciembre de 2016
Exceso de familia
Uno de los problemas más graves que enfrentan las personas
el 24 de diciembre es el “síndrome de exceso de familia”. Algo así como un
virus o una epidemia contagiosísima donde el sentimiento de culpa está a flor
de piel. Y para rematar, esta culpa se mezcla con un concepto contenido en una
frase tenebrosa: “¿y si fuera el último diciembre que pasamos juntos?”. Claro
el coctel molotov de emociones no se hace esperar y el 24 o el 31 se convierten
así en los días más trágicos del calendario. ¿Dizque días de felicidad, paz y
armonía? ¡Quién dijo! si lo que se enfrenta es un sube y baja de sentimientos
que pueden dinamitar la salud mental de cualquiera. Hasta el punto de que
muchos logran sentir (y desear) que estas fechas definitivamente se debieran
eliminar. Para vivir semejante revuelto emocional más vale dormirse y hacer de
cuenta que es 4 de Marzo…
Por un lado la culpa, atizada a veces por la propia familia
con su reclamo chantajista y silencioso (con cara de tragedia incluída) ¿no
estarás con nosotros?, ¿prefieres a los “extraños”?, ¿y si es el último
diciembre de la abuela? O la programación interior reforzada a través de “toda
la vida” donde nos han inculcado el concepto de “masa familiar”, todos con
todos, en las buenas o en las malas, “con los tuyos con razón o sin ella” donde
no es posible separarse sanamente de la familia y construir lazos afectivos con
otros (sin que lo anterior signifique no querer el nido que nos vió nacer)
porque querer a “los que no son de tu sangre” es una traición al linaje familiar.
O que tal el reclamo materno “primero conociste máma que esposa”, para
presionar a que las “nuevas” familias se “separen” en una celebración que
debería respetar deseos y emociones de cada individuo. En ninguna otra época
como en Diciembre se siente el peso y trampa del síndrome de exceso de familia
donde se espera que el “todos con todos” mágicamente limpie asperezas,
diferencias y problemas. En fin, el chantaje afectivo y amoroso (¡) de la
familia está allí a flor de piel, haciendo invivibles el 24 o el 31. Qué rico
que se pueda decidir con tranquilidad y distribuir las celebraciones en varios
días. Un 24 de Diciembre puede ser un 21 o una comida o un almuerzo pueden
“turnar” opciones para estar en paz. El corre- corre absurdo de un minuto en
cada casa no hace sino estresar y no produce ningún buen efecto en el ánimo de
los participantes.
¿Y si se escogen a los amigos y no a la familia? Para muchos
es una verdadera traición, olvidando que los lazos afectivos del linaje no
siempre son los mejores y una fiesta de 24 o 31 no elimina los sinsabores o
dificultades de relación entre miembros de la familia. Es escandaloso para
muchos (pero psicológicamente válido) que a todos los hijos no se los quiere
por igual, que existen preferencias, que a veces son insoportables los “nuevos”
miembros de la familia, o que la parentela de tíos o tías con los malos tragos,
los malos chistes o la tacañería son irresistibles. O los recuerdos de un padre
o de una madre irresponsables o descuidados impiden que la celebración sea una
“noche de paz”. ¿Por qué no permitir entonces “la libertad” de elección? Ojalá
entonces la familia “no pese”. Ojalá pueda decidir en forma libre y tranquila,
sintiendo que los verdaderos lazos afectivos son los que más libertad dan, los
que más respetan criterios y los que menos esperan de los otros. Feliz Navidad
en cualquier espacio donde decida estar.
Gloria H. @revolturas
miércoles, 21 de diciembre de 2016
Navidad y familia
Uno de los problemas “más graves” que se enfrenta en
diciembre es encontrarse con la realidad de la familia “tal cual es” y no con
el ideal de familia “como debería ser”. El problema con nuestra cultura –o con
nuestras creencias- es que se especializa en idealizar personas, instituciones,
momentos o circunstancias. Creemos que existe lo perfecto dentro de la
condición humana y por lo tanto no somos capaces de abordar lo cotidiano con
una mirada crítica que permita su evolución. Diciembre es un mes álgido porque
rodeado de esa magia de alegría, entusiasmo y solidaridad que “vende” a
borbotones, nos golpea encontrar que la vida diaria se diferencia mucho de los
clichés que anuncia la propaganda.
Por eso en diciembre se corre el riesgo de vivir el síndrome
de “exceso de familia” algo así como un virus contagioso donde el sentimiento
de culpa está a flor de piel, “obligando” a perder la individualidad en aras de
complacer a otros. ¿Cuál es la Navidad perfecta? No la que “se debería vivir”
de acuerdo a la programación ideal, sino la que corresponde vivir con los pies
puestos en la tierra, con la realidad tal cual es sin necesidad de “decorarla”
de fantasías que luego golpean y lastiman. Siendo muy consciente de que así
desees una Navidad con unas características particulares de unión, armonía y
grupo familiar, sólo puedes responder por tu Navidad y no por la de las
personas que te rodean. Allí está la diferencia. Tu deseo de Navidad
“maravillosa” la debes esperar desde lo que eres y tienes. Nunca “manipulando”
la vida de los seres que te rodean a través de la culpa o la cara de tragedia
para que hagan lo que tú anhelas. Los demás no pueden ser marionetas para que
cumplan nuestro sueño. “¿Y si fuera el último diciembre que pasamos juntos?”. O
qué tal “¿no estarás con nosotros porque prefieres a los “extraños”?
El concepto de “masa familiar”, todos con todos, en las
buenas o en las malas, “con los tuyos con razón o sin ella”, es también una de
las creencias mas atropelladoras en Diciembre. O el reclamo materno “primero conociste
mamá que esposa”, para presionar a que las “nuevas” familias se “separen” en
una celebración que debería respetar deseos y emociones de cada individuo. En
ninguna otra época como en diciembre se siente el peso y trampa del síndrome de
exceso de familia donde se espera que el “todos con todos” mágicamente limpie
asperezas, diferencias y problemas. El chantaje afectivo y amoroso (¡) de la
familia está allí a flor de piel, haciendo invivibles el 24 o el 31. Qué rico
poder decidir con tranquilidad y distribuir las celebraciones, si es posible,
en varios días. Un 24 de diciembre puede ser un 21 o una comida o un almuerzo
pueden “turnar” opciones para estar en paz. El corre- corre absurdo de un
minuto en cada casa no hace sino estresar y no produce ningún buen efecto en el
ánimo de los participantes.
¿Y si se escogen a los amigos y no a la familia? Para muchos
es una traición, olvidando que los lazos afectivos del linaje no siempre son
los mejores y una fiesta de 24 o 31 no elimina los sinsabores o dificultades de
relación entre miembros de la familia. A todos los hijos no se los quiere por
igual, a veces son insoportables los “nuevos” miembros de la familia, o la
parentela de tíos o tías con los malos tragos, los malos chistes o la
tacañería. Un papá o una mamá humanos, que han fallado cuyos defectos no se
“limpian” por ser Navidad, son parte de la realidad. La familia no se vuelve
perfecta en diciembre. ¿Por qué no permitirse entonces “la libertad” de
elección y construir una Navidad auténtica y real, sin culpas o melodramas?
Gloria H. @revolturas
martes, 20 de diciembre de 2016
La mejor Navidad…
Es aquella que se construye sin esperar. Es aquella en que aceptas
que no habrá desilusiones porque no tienes expectativas. No hay mano extendida
esperando regalos pero tampoco migajas. No esperas abrazos pero tampoco
desplantes. Nadie tiene la obligación de darte nada, porque nadie te debe.
Nadie tiene deuda contigo. A la vida
venimos a aprender y por lo tanto lo que vives es lo que aprendes, lo que te
corresponde en ese momento. Lo han dicho todas las filosofías antiguas. Por lo
tanto, no esperas pasar la “mejor noche de tu vida” ni estás a la espera de las
vacaciones inolvidables. No tienes frente a ti el momento perfecto, ni la
amistad perfecta, ni el padre o madre perfectos, ni el amor perfecto. En un
mundo casi neutro, sin ilusiones, puedes vivir disfrutando lo que llega a cada
instante porque lo que llega o se vive, no se compara con lo que se esperaba
porque nunca se esperó nada. No, no es un galimatías. Es la fórmula precisa
para vivir en el presente, vivir en paz y ser feliz.
Existe la tendencia cultural a esperar, a desear, a creer que
“merecemos”. Si he dado y servido, “me tienen que devolver”. Como si se hiciera
un negocio afectivo. “Cuanto te di, cuánto me debes”. En especial en esta
temporada la madre es muy demandante. La mujer madre que “dedicó” su vida a los
hijos, espera una retribución. Y como las fechas son a nombre de la familia,
esa madre “criadora” de familia, espera que todo siga girando en torno a ella. Pero
no tanto económica como si emocional. Su mejor regalo es poder controlar la
vida de su familia. De los suyos. Seguir teniendo la importancia que tenía y no
”soltar” hijos que crecen y deben (si deben) irse. Diciembre no es un mes fácil
porque como esta cultura intenta aparentar y construir ideales, la familia
aparece como perfecta (y si no que lo digan Lucio y Vivian Morales) y a nombre
de la familia se cometen muchos atropellos, se viven muchas dificultades y se
tragan enteros muchos sapos.
Atamos con culpas “y si es la última Navidad que pasamos juntos”. Amarramos
con cuentas de cobro “el año pasado no estuviste”. O con rivalidades afectivas
“prefieres al amigo que a nosotros que somos tu familia”. O una lapidaria
“primero conociste máma que esposa”. Navidad es una época que se disfraza de
color pero encierra dolor y lo mejor repito, entonces, es no esperar. Se oye
“terrorífico” porque se cree que los sueños son los que nos impulsan. A algunos
les resultan y es maravilloso el efecto. Su nivel de conciencia pertenece a un
nivel mas evolucionado. Pero a todo el mundo “no le salen”. Y mas vale aprender
a vivir con lo que se tiene, que soñar con lo que falta. Con seguridad ¡se vive
mejor!
Ah, ya escucho voces de protesta. “qué amargura de vida”, sin
esperar nada, sin soñar, sin hacer planes. La paz interior que se experimenta
cuando no se espera, no hay precio con que comprarla. Es salud mental. Ser
dueño de tus emociones y sentimientos es un poder enorme donde no existen
apegos sino aceptación. ¡Es lo que es! La ilusión trae su veneno escondido: la
desilusión. Así como se aprende tecnología, debemos aprender nuevas miradas
sobre la vida. Es necesario revisar
creencias que causan dependencia y apego. Aceptar que vivo al día sin esperar,
es un buen comienzo. Ensaye y comprobara el resultado.
Gloria H. @revolturas
lunes, 19 de diciembre de 2016
viernes, 16 de diciembre de 2016
jueves, 15 de diciembre de 2016
miércoles, 14 de diciembre de 2016
martes, 13 de diciembre de 2016
Novena para niños
Hace ya varios años, en el lanzamiento del trabajo de
Tecnoquímicas sobre la historia de la Medicina en Colombia, el director del
proyecto Dr. Emilio Quevedo, expresó una frase memorable, que dicha por un
científico de mente racional, confirmaba lo que ha trabajado desde sus inicios
la Psicología Transpersonal: “todo tiene que ver con todo”. Traigo a colación
este recuerdo porque, en estos momentos de conmoción por el crimen de Yuliana,
es interesante precisar y afirmar que “todo SI tiene que ver con todo”. Y, un
ejemplo, aun cuando a Maluma le parece que “desde su corazón puede hacer lo que
quiera” sus canciones sí contribuyen a una degradación de la mujer. Un
sociópata puede utilizar la misma expresión del cantante y repetir “la maté
porque me lo dijo el corazón”. Entonces…
Y mas que darnos golpes de pecho, hacer cátedra de interpretación
(que inconsciencia la de Vicky Dávila)
vale la pena construir opciones que prevengan hechos semejantes. No son las
cárceles ni las penas perpetuas las que remedian el problema. A lo que “esta
hecho” en formación de personalidades y patologías le corresponde una
consecuencia de esa dimensión, pero ni la cárcel ni cadena perpetua son, nunca
ni jamás, preventivas.
En la serie “Historia de Dios” el actor Morgan Freeman trae un
ejemplo de lo que sucede en la conducta de los niños cuando son conscientes de
que existe “algo mas” que el mundo
material: ¡sus actuaciones cambian así tengan 7 años! La confirmación del
sentido de trascendencia modifica el comportamiento humano. La vida material,
la de ahora, es una estación de paso en el proceso de evolución. Nuestros actos
tienen consecuencia y eso se le puede, se le debe enseñar a un niño. No es con miedo, ni castigos sino recalcando
que nuestro actuar tiene consecuencias y que “no desaparecemos” cuando nos
morimos materialmente. El nuevo libro de Elsa Lucía Arango “Mundos invisibles” es
contundente al respecto. Pero para construir trascendencia y espiritualidad en
los niños, que bueno empezar por rezar una novena de navidad que ellos
entiendan y comprendan. No se requiere seguir repitiendo “padre putativo” o
“benignísimo Dios” que no es claro para la mente infantil. La Novena de Navidad
para niños, con prólogo de Gonzalo Gallo, es una oportunidad maravillosa de
hablar de trascendencia en lenguaje de ellos. La Virgen con barriga que ellos
pueden dibujar mientras asimilan el propósito de cada día es una buena manera
de comenzar a crear conciencia que somos algo mas que un cuerpito para comer,
reproducirnos y gozar. Sentido de trascendencia básico para construir mejores
seres humanos. Hablarles de la vida y de la muerte, de cómo cuidar la
naturaleza, de cómo respetar al compañero que no nos guste (así no nos guste), que
papa y mamá pueden fallar todo ello, desde la espiritualidad es una forma de
construir seres conscientes y responsables .
La historia del “niño” Dios, o cualquier concepto espiritual, no
es una historia de regalos. Es una historia de trascendencia. Por qué estamos
aquí, quién enseña y quien aprende. Sentarnos en familia al lado de un símbolo
religioso, hacer propósitos de cambio, es una buena forma de “reparar”
historias que no quisiéramos que se repitieran. La Novena de Navidad especial
para niños es una manera sencilla de comenzar…
Gloria H. @revolturas
viernes, 9 de diciembre de 2016
jueves, 8 de diciembre de 2016
miércoles, 7 de diciembre de 2016
martes, 6 de diciembre de 2016
¿Se atreve?
El problema no radica en lo que ya pasó. Venimos a la vida a
aprender y todos somos maestros y aprendices, los unos de los otros. Desafortunadamente
es el dolor el que mas enseña, el que conmueve y el que fustiga para aceptar el
cambio. Lo que pasó, ya sucedió, no podemos darle marcha atrás. Dora Lilia
murió, el avión se cayó, experiencias que perturban y que no se pueden
devolver. Pero sí podemos aprender de ellas. De lo contrario, sus vidas (y sus
muertes) no tendrían sentido. Porque la vida y la muerte enseñan, tienen un
significado y entre mejor asimilemos su lección, mas consciente será nuestro
futuro.
Los errores del piloto se han documentado al máximo. Se equivocó
porque primó el empresario sobre el piloto y la escogencia fue fatal. Costó 71
vidas Pero la pregunta va para todos: ¿cómo manejamos el riesgo? ¿Cuántas veces
no decimos “alcanzo” o a pasar una calle, o a adelantármele a otro vehículo, o
a correr un riesgo “peligroso” porque nuestro atrevimiento personal o la
confianza que “nos tenemos” permite arriesgarse? ¿Quién no lo ha hecho? ¿De
dónde surge el impulso para atreverse mas allá del límite de la mesura? La presión económica es un disparador de
conductas al cual nunca se le ha tomado el pulso. Hubiera podido salir
“perfecto” si no se hubiera presentado “el retraso” del otro avión de Viva
Colombia. El piloto y algunos de la tripulación lo dijeron claramente en
Bolivia: “si se alcanza”. Lo creían y lo intentaron a su manera. Casi podríamos
concluir que los riesgos los habían ensayado en otras experiencias y en otros
vuelos. Entonces, sólo era cuestión de arriesgarse, de intentarlo de nuevo…
El riesgo, el atrevimiento, el impulso, el “si se puede”, mueve
muchas actuaciones de la condición humana. Ninguno esta exento de esa
tentación. Una cultura competitiva, en busca del éxito, con la presión
económica respirando en la nuca, es un caldo de cultivo para situaciones como ésta,
de riesgos desmesurados, atrevidos. Pero de nada sirve explicarlo “después” de
sucedido el hecho. Lo importante es reconocer si la experiencia del piloto nos
puede “enseñar” a los demás mortales. Debe haber consecuencias y
responsabilidades penales pero mas que devolver obsesivamente el cassette, o
morbosamente seguir esculcando, lo importante es lo que podemos aprender los
demás de una situación como esta. No, no somos pilotos de aviones pero sí somos
pilotos de nuestra propia vida y en mas de una ocasión el riesgo nos produce
adrenalina y “buenos” resultados. Nos puede quedar gustando demasiado el “si se
puede” hasta el punto de no medir las consecuencias. Que pueden ser fatales. Un
sabio refrán dice “en caso de duda abstente”. Pero la cultura competitiva por
el contrario dice que arriesgarse es sinónimo de valientes y “echados
pa’delante”. Cada quien concluye.
Dora Lilia murió y aun cuando su muerte produce una impotencia
absurda, el problema ahora es detectar cuántas potenciales Doras Lilias siguen
durmiendo con el peligro porque a nombre del amor, la mujer no logra reconocer
el riesgo. La seducción del amor la obnubila y cree que el hombre seductor que
está a su lado sí la quiere y va a dejar su violencia física y psicológica. No
es mas que un espejismo. El amor enfermizo y machista asesina mujeres. Hora de
aprender, no de repetir.
Gloria H. @revolturas
lunes, 5 de diciembre de 2016
viernes, 2 de diciembre de 2016
jueves, 1 de diciembre de 2016
miércoles, 30 de noviembre de 2016
martes, 29 de noviembre de 2016
Cuando el fútbol “enloquece”
No es fácil explicarlo porque cuando las emociones se apoderan de
una persona, no existe la posibilidad de racionalizar la respuesta. Sólo es
visceral y desde las entrañas lo único que se permite es vibrar en esa emoción.
¿Quién piensa en ese momento? Aun cuando parezca inútil si existe una
explicación para esa sensación que enloquece y que te “saca” de ti mismo para
diluirte en un grupo que te invisibiliza como sujeto pero te da identidad como
grupo. Además, hay quienes lo necesitan para sobrevivir, para saber que existen,
no como persona sino como parte de un todo, de un grupo, de un clan. Ese nivel
de conciencia requiere “esa conexión”.
Los niveles de conciencia no se conocen porque no se enseñan. La
cultura occidental se centró en la mente intelectual como principal valor donde la inteligencia es la reina del paseo.
Ser inteligente significa ser capaz, poderosos, eficiente, saber desempeñarse
correctamente y obrar con justicia. Sin embargo siglos de historia, prueban que
la inteligencia “no lo es todo”. Existe un elemento (por llamarlo de alguna
manera) que engloba todo el comportamiento humano. Estamos hablando de Consciencia
pero de una conciencia que no es sinónimo de inteligencia. En lenguaje
sencillo, Consciencia es la capacidad de integrar los aspectos de un individuo
consigo mismo y con su entorno, “caer en la cuenta” de lo que se está viviendo
y ser coherente. La inteligencia forma parte de la Consciencia pero no es el
piloto del carro. La Consciencia es entonces lo que “amarra” el comportamiento,
lo integra y lo hace consciente y responsable de su desempeño.
Existen siete niveles de consciencia. El mas elemental es el de
sobrevivencia. Básico, arcaico su prioridad es sobrevivir. Ni siquiera existe un
otro afuera. Un yo totalmente egoísta domina este nivel: agua, alimento, sexo y
seguridad son básicos para la supervivencia que depende de hábitos e instintos.
Viene un segundo nivel denominado mágico animista cuyas características
principales son una radicalización extrema entre el bien y el mal. Los que
están conmigo son buenos, los otros son malos. Los espíritus malos hay que
conjurarlos. Se requieren hechizos y rituales. La tradición y los ancestros
cohesionan el grupo donde formar parte de éste, es mas importante que existir
como individuo. Bueno, qué pena, aquí en este nivel clasifican las barras de
los equipos deportivos, donde la “tribu”, el clan, la horda, protege, ampara,
da identidad. Es la “familia sustituta”. Es aquello que te da nombre porque
pareciera que te sientes disperso, no sientes una conexión con nada interno o
externo y el equipo aporta víncularidad. Los de mi equipo son “los buenos”.
Cualquier otro color de camiseta es “enemiga”, se vuelve una amenaza para la
fragilidad de mi identidad. Se requiere la “protección” del grupo, del color,
de los símbolos (barra, nombre, cantos, hechizos) que protegen de la amenaza
externa. Vibrar de una manera fanática por cualquier grupo u organización,
donde sólo obedeces o sigues instrucciones, es visceral y necesario. Pertenece
al nivel mágico animista de Consciencia. El grupo te maneja y te domina. No soy
yo, somos nosotros. Existen mas niveles de Consciencia, lo importante es
señalar dónde se engarza el fanatismo deportivo representado por el futbol que
enloquece.
Gloria H. @revolturas
Uribe a sus 3 alfiles
En las últimas horas recibí copia de una posible carta que el
expresidente Alvaro Uribe le dirigió a sus 3 alfiles Oscar Iván, Iván y Carlos
Holmes, después de la obra de teatro que tan genialmente protagonizaron para
torpedear el acuerdo de paz. La actuación hay que decirla fue excelente, de
maravilla. No calificaron para un Oscar pero hablar, sorprenderse,
descalificar, si, no, tal vez, de pronto, cuando vamos, por qué no nos invitan,
no queremos ir, a esa hora no, por qué no mañana, no mejor el miércoles, al fin que, cada uno de los pasos
repito, fue de maravilla. Obra de teatro excelente. Pero ese tinglado se acabó
y pasamos a otro escenario. Entonces Alvaro Uribe se vió en la “penosa”
necesidad de escribirles esta comunicación.
“Hijitos míos. Como les consta, yo siempre he estado pendiente de
ustedes. Yo siempre he querido y quiero lo mejor. Yo siempre he cuidado cada
uno de sus pasos. Yo vigilo sus ideas y sus comentarios. Yo he estado al tanto
de sus vidas. Yo he intentado controlar cada una de sus actuaciones públicas.
Yo soy el encargado de darle a cada uno el papel que debe representar. Yo, queriendo que ustedes hagan lo
mejor para beneficio mío y del CD, autorizo cada palabra que deban pronunciar.
No olviden nunca, por favor, que un padre siempre quiere lo mejor para sus
hijos porque sus hijitos son la obra cumbre de un padre. Las actuaciones de
ustedes me hacen brillar a mi y esto es verdaderamente una familia. Todos al
servicio de la causa, del padre, “agradeciendo” su inmensa dedicación y
sacrificio que nada tiene que ver con egoísmos o intereses personales. Al
servicio de la causa, es decir, del padre cuyo objetivo son los hijos ¿me
entienden? Es que es lo mismo...
Por ello me veo en la obligación de escoger a uno de ustedes como
mi representante candidato para
manipular a Colombia. Quiero que
entiendan que yo soy el único que puede determinar cuál va a ser el ungido.
Oscar Iván, lo hiciste de maravilla pero ya pasó tu momento. No, los 6 millones
de votos no son tuyos, son míos, no lo olvides y por lo tanto yo los deposito
donde mejor convenga. Además no te
preocupes, en CD jugamos mucho a vivir en cuerpo ajeno, a utilizar a otros para
que nuestras ideas se prolonguen. Si Iván Duque es mi candidato es como si tu
Oscar Iván también estuvieras allí. No personalizo el nombre Iván, es genérico.
Puedo nombrarlo a él pero imagínate que te estoy nombrando a ti. No te identifiques
con los excluidos como Pacho Santos. A pesar de lo que se le hizo, él sigue
siendo fiel al movimiento. Y eso espero de ti Oscar Iván. Carlos Holmes,
¿caleño, relativamente “nuevo” en el partido? ¿Paracaidismo? No, no calificas
en este momento. Puedes seguir esperando, como buen hijo que eres, pero la raza
paisa no se deja arrinconar por un nacido en Cali. Siempre los paisas vamos de
primeros. Ivancito es de raza paisa, es joven, preparado, “obedece” muy bien y
como no tiene tanto pasado político, es muy buen hijo y yo lo puedo dirigir.
Cumple con todos mis requisitos. El es el ungido. No tendrá TODO el poder. Sólo
el que yo le adjudique. Mi decisión está cerrada, no acepta ni prolongaciones
ni discusiones. Es la última palabra. Esto es lo que deseo porque acatar la ley
es de buenos hijos. Con amor su desinteresado
padre-jefe.”
Gloria H. @revolturas
lunes, 28 de noviembre de 2016
viernes, 25 de noviembre de 2016
jueves, 24 de noviembre de 2016
miércoles, 23 de noviembre de 2016
martes, 22 de noviembre de 2016
¿A quién agradecer?
No, la vida no nos debe nada, la vida no tiene a obligación de
darnos nada. No podemos ser como niños de pecho, esperando que nos amamanten.
Existe la responsabilidad de construir y es allí donde cosechamos lo que
hayamos sembrado. Hay quienes pueden pasarse toda su existencia esperando.
Esperando que les den, que les solucionen, que les arreglen. En esa postura por
lo tanto, no hay nada por agradecer. Sólo se dan exigencias. Esperar lo que
“corresponde” como si correspondiera algo… La vida es muy compleja y venimos a
ella a experimentar y a aprender. Nunca a extender la mano para que otro asuma
la responsabilidad de colmarnos, sostenernos o hacernos felices.
Pero ello no significa que la vida no nos dé. Es una paradoja
porque muchos de los acontecimientos agradables o satisfactorios de nuestra
vida no son una deuda sino un regalo. Hay diferencias muy grandes entre lo que
te deben o lo que te regalan. De allí que si podamos agradecer los regalos que
no son deudas. Repito, energéticamente nadie nos debe… pero hay seres que se
cruzan por la vida y nos “regalan” inmensos momentos de plenitud, de
satisfacción, de solidaridad, de compañía. Existen seres que nos facilitan mas
el transcurso de la existencia. Alivianan el camino y no nos corresponde (por
decirlo de alguna manera), su generosidad porque no nos la deben pero sí
disfrutamos su presencia en nuestra vida como parte de nuestro destino. Y a
esos seres les agradecemos por existir, por permitir que nuestras vidas se
crucen. Les agradecemos por estar allí, y en muchísimas ocasiones, su sola
presencia ya es un bálsamo.
El jueves se celebra el día de Acción de Gracias en USA y si aquí
nos atreviéramos a institucionalizar esta celebración, ¿a quien cree usted le agradecería
porque existe a su lado o está cerca de su vida? ¿Quién ha hecho su carga mas
liviana? Sí, están la familia y los que
nos rodean y que casi podríamos decir que les “toca” o por lazos sanguíneos, o
por cercanía amorosa, o por circunstancias de la vida. Sin embargo existen
seres que se deciden ayudar a que otros tengan mejores condiciones y motivados
por el servicio, se dedican al trabajo comunitario. Claro, los puede impulsar
el ego, el protagonismo o el reconocimiento.
Pero su interés personal no riñe con el resultado colectivo. Por ello en esta
semana de acción de gracias, desde el fondo de mi corazón, hay un
agradecimiento al presidente Santos porque se empecinó en construir un proceso
de paz para que Colombia tuviera mejor futuro. No, no se amargue pensando en
mermeladas, puestos o intereses, ni me los va a dar ni los voy a pedir. Creo
que si tenemos un futuro mejor, desde el corazón, Santos se merece el
agradecimiento porque fue gracias a su tesón que hoy respiramos diferente. Su
dedicación fue tan fuerte que hasta se ganó un cáncer de próstata que en
términos bioenergéticos significa “conflicto derivado de sufrir una gran
infamia real o simbólica”. Pero él decidió construir paz. Estamos a las puertas
de lograrlo porque no desfalleció en su empeño. Lo mínimo que se merece quien
hace algo por nuestras vidas es un agradecimiento. Depende claro, de lo que
guardemos en nuestro corazón: amargura y rencor o gratitud y reconocimiento.
¡Mire su corazón y concluya! Hoy, yo le agradezco, Colombia es diferente
gracias a su empeño.
Gloria H. @revolturas
¿A quién agradecer?
No, la vida no nos debe nada, la vida no tiene a obligación de
darnos nada. No podemos ser como niños de pecho, esperando que nos amamanten.
Existe la responsabilidad de construir y es allí donde cosechamos lo que
hayamos sembrado. Hay quienes pueden pasarse toda su existencia esperando.
Esperando que les den, que les solucionen, que les arreglen. En esa postura por
lo tanto, no hay nada por agradecer. Sólo se dan exigencias. Esperar lo que
“corresponde” como si correspondiera algo… La vida es muy compleja y venimos a
ella a experimentar y a aprender. Nunca a extender la mano para que otro asuma
la responsabilidad de colmarnos, sostenernos o hacernos felices.
Pero ello no significa que la vida no nos dé. Es una paradoja
porque muchos de los acontecimientos agradables o satisfactorios de nuestra
vida no son una deuda sino un regalo. Hay diferencias muy grandes entre lo que
te deben o lo que te regalan. De allí que si podamos agradecer los regalos que
no son deudas. Repito, energéticamente nadie nos debe… pero hay seres que se
cruzan por la vida y nos “regalan” inmensos momentos de plenitud, de
satisfacción, de solidaridad, de compañía. Existen seres que nos facilitan mas
el transcurso de la existencia. Alivianan el camino y no nos corresponde (por
decirlo de alguna manera), su generosidad porque no nos la deben pero sí
disfrutamos su presencia en nuestra vida como parte de nuestro destino. Y a
esos seres les agradecemos por existir, por permitir que nuestras vidas se
crucen. Les agradecemos por estar allí, y en muchísimas ocasiones, su sola
presencia ya es un bálsamo.
El jueves se celebra el día de Acción de Gracias en USA y si aquí
nos atreviéramos a institucionalizar esta celebración, ¿a quien cree usted le agradecería
porque existe a su lado o está cerca de su vida? ¿Quién ha hecho su carga mas
liviana? Sí, están la familia y los que
nos rodean y que casi podríamos decir que les “toca” o por lazos sanguíneos, o
por cercanía amorosa, o por circunstancias de la vida. Sin embargo existen
seres que se deciden ayudar a que otros tengan mejores condiciones y motivados
por el servicio, se dedican al trabajo comunitario. Claro, los puede impulsar
el ego, el protagonismo o el reconocimiento.
Pero su interés personal no riñe con el resultado colectivo. Por ello en esta
semana de acción de gracias, desde el fondo de mi corazón, hay un
agradecimiento al presidente Santos porque se empecinó en construir un proceso
de paz para que Colombia tuviera mejor futuro. No, no se amargue pensando en
mermeladas, puestos o intereses, ni me los va a dar ni los voy a pedir. Creo
que si tenemos un futuro mejor, desde el corazón, Santos se merece el
agradecimiento porque fue gracias a su tesón que hoy respiramos diferente. Su
dedicación fue tan fuerte que hasta se ganó un cáncer de próstata que en
términos bioenergéticos significa “conflicto derivado de sufrir una gran
infamia real o simbólica”. Pero él decidió construir paz. Estamos a las puertas
de lograrlo porque no desfalleció en su empeño. Lo mínimo que se merece quien
hace algo por nuestras vidas es un agradecimiento. Depende claro, de lo que
guardemos en nuestro corazón: amargura y rencor o gratitud y reconocimiento.
¡Mire su corazón y concluya! Hoy, yo le agradezco, Colombia es diferente
gracias a su empeño.
Gloria H. @revolturas
viernes, 18 de noviembre de 2016
jueves, 17 de noviembre de 2016
miércoles, 16 de noviembre de 2016
martes, 15 de noviembre de 2016
Donde están los estúpidos
A diferencia de Diego Martínez, yo sí creo que la civilización
occidental está mostrando como nunca el fracaso de sus paradigmas. No es un
problema de estupidez sino la señal de una nueva estratificación social, mucho
mas aguda que todas las anteriores: no son diferencias por dinero, poder, sexo,
educación, religión o casta. Es la diferencia entre la evolución y la
elementalidad. Si lo quiere mas concreto entre los seres conscientes y los
inconscientes. El trabajo no consiste en ubicar “donde están los estúpidos”
sino en poder mostrar que así como existen los llamados estúpidos, también
están los intelectuales y los homosexuales, las minorías y las mujeres, los
medios y las redes, por decir lo menos. El error radica en creer que debemos
ser iguales para seguir adelante, lo que no es cierto. Cada quien tiene derecho
al nivel de estupidez que quiera pero es obvio que existe la elementalidad y
mientras unos van mas adelante, otros van mas atrás. ¿Quiénes lideraran el
futuro? He allí la pregunta del millón. Las distintas formas de enfocar los
hechos nos jalonarán hacia el bando de las bestias o hacia el lado de los
dioses. Theilhard de Chardin decía que “estamos a mitad del camino” y todo
indica que en este momento jalonaron los elementales.
Los llamados intelectuales o Medios no “sintonizaron” con la masa,
en las diferentes elecciones (Brexit, Plebiscito de Colombia y presidenciales
de USA) porque no están en el mismo nivel de evolución. “Miran” distinto. Y así
como es de complejo que un intelectual “analice” como una persona elemental,
igual sucede al contrario ¿Qué marca la diferencia? ¿La educación, el dinero,
los ancestros, las naciones, la evolución, qué? Igualar por lo bajo o igualar
por lo alto no es la respuesta. Debemos caber todos e intentar construir una
sociedad pluralista. Aun que es necesario respetar la elementalidad, no
significa “quedarse allí”. En cualquier parte del planeta Trump es un atropellador
y el que la mayoría sea como él no es una justificación válida. Entonces ¿para
que evolucionamos? ¿para qué educamos? ¿para que se habla de respeto por la
diferencia?
No puedo, nunca ni jamás, “celebrar” que un hombre que trata a las
mujeres como Trump lo hace, pueda ser una buena elección. Y el que muchos “no
lo vean” porque les importa un bledo lo que este hombre haga con la mujer, o
con los inmigrantes o con “todos los otros que no son como ellos”, siempre y
cuando les devuelva su poder de machos, no avala la conducta del futuro
presidente. Es la elementalidad, donde lo que prima son mis intereses. ¡Al
diablo los otros! La ablación a la mujer es elemental pero creo que ninguno,
con un mínimo de educación o evolución, la valida porque otros la consideren
“necesaria”. ¿Retrocedemos o avanzamos? En el lado de los llamados
intelectuales existen múltiples errores que deben modificarse. Pero eso no
avala el “retroceso”. El dicho popular señala que “un bobo pedaleado mata a su mamá”.
Entonces, ¿qué es mas peligroso: la ignorancia pedaleada por los vivos o la
astucia de los vivos cuando desconocen a la masa? Tenemos que “caber” todos.
Los estúpidos pueden estar en cualquier bando. Pero es obvio que la masa nunca
ha sido la que mueve al cambio o jalona la evolución. Ella solo “obedece”. Y hoy el mundo, desde lo elemental, obedeció.
Gloria H. @revolturas
viernes, 11 de noviembre de 2016
jueves, 10 de noviembre de 2016
miércoles, 9 de noviembre de 2016
martes, 8 de noviembre de 2016
Desde USA
Si hoy me lee muy temprano es como si aún estuviéramos en “modo
esperanza”. Todavía existe la oportunidad de creer y anhelar un futuro relativamente
estable, sin descontar los contratiempos lógicos de la vida. Y de la política. Pero
mientras transcurre el día, el panorama puede oscurecerse o aclararse. Es el
riesgo que guarda como un misterio el
día de hoy. Si me lee por la noche, muy posiblemente terminó la expectativa y
con los pies puestos en la tierra, no nos queda mas que encarar el futuro, tal
como corresponde: Hillary o Trump. Definitivamente, el mundo se juega su futuro.
Pareciera que vivimos la dualidad, los extremos, la paradoja del
aprendizaje, donde desde esa diferencia llegamos a la unidad. Pareciera que
cada vez se dan mas extremistas (por decir lo menos) que manejan a los seres humanos como reyezuelos de
un circo. Como les da la gana. Lo del Presidente de Filipinas es alucinante.
Mata gente “indeseable” y “nadie” se da cuenta (o detiene) su atropello. Hitler
no murió, sólo se ha reproducido. Con la lupa de las redes sociales todo se ve en todas partes y de tamaño
despropocionado. Mas cerca, ni qué decir de Maduro y su obstinación. Fuera de
concurso el presidente de Siria… monstruos políticos que hay que padecer puesto
que la democracia tiene ese costo. Pero, en el otro extremo, los movimientos de
solidaridad, apoyo, a inmigrantes, desplazados, actos de heroísmo de
rescatistas, conciencia del medio ambiente, protección a la naturaleza, valor
de los animales, se multiplican. Actos
heroicos y actos terroristas, al unísono. En medio “toda la humanidad” que no
participa en forma directa pero termina siendo espectadora de la cotidianidad
de los hechos. Mientras el mundo gira y los guardados de resentimiento,
negativa a cambiar de creencias, afloran y nos obligan a vivir y aceptar un
mundo desconcertante.
Cualquiera que sea el resultado de hoy en Estados Unidos, es claro
que las discriminaciones de raza y género siguen siendo una constante para la
cultura occidental. Ni negros ni mujeres. El mundo patriarcal todavía existe y
asecha como un lobo en la oscuridad. Se creyó que los estereotipos habían
desaparecido pero es obvio que están mas vivos que nunca. El racismo sigue
cosido a las entrañas de los norteamericanos. Martin Luther King volvería a
morirse si percibe la realidad de hoy. No basta con leyes o determinaciones
gubernamentales. Las creencias individuales son mas profundas que el poder de
la política. Está allí, agazapada la idea de que el blanco es superior al
negro. La mujer “tampoco” es capaz porque debe “obedecer” al hombre, nunca
dirigirlo. En este contexto ni siquiera sirven los resultados de la
administración Obama. Es negro y no se le perdona que se haya atrevido a tanto…
Cambiar mentalidad “gasta” mas de 50 años. Se necesitan 2 o 3
generaciones para tener un mundo con conciencia. Un mundo donde el concepto “no
hagas al otro lo que no desearías que te hicieran a ti”, se vuelva vida. Seguir
“alimentando” inteligencias, o estimulando competencias, sólo lleva a resultados
como el de hoy. La posibilidad de que un enfermo mental comience a gobernar el
mundo. Y ante eso solo queda la opción de despertar no para lamentarse sino
para asumir el reto de cambiar de mentalidad. ¡No hay mas!
viernes, 4 de noviembre de 2016
jueves, 3 de noviembre de 2016
miércoles, 2 de noviembre de 2016
martes, 1 de noviembre de 2016
¿A sus espaldas?
Colombia tuvo un Presidente que argumentó que lo sucedido en su
campaña política fue “a sus espaldas” porque nunca se dio cuenta de los hechos
delictivos que sucedieron. El entonces Cardenal Rubiano lo “remató” expresando
que su descuido fue proporcional a que un elefante entrara a su casa y no se
diera cuenta ¿“a sus espaldas”?
De igual manera, la prohibición de arrojar las cenizas de los
difuntos donde ellos o sus familiares escojan, o prohibir guardarlas en cofres
o repartirlas entre sus allegados no creo haya sido “a las espaldas” del Papa
Francisco. El argentino es muy hábil manejando medios y conectándose con la
gente. Porque así como aparenta tener posturas de avanzada (¿maquillaje?) en
otras expresa un retroceso que “válgame Dios”. Esta, de prohibir manejar las
cenizas como el difunto o la familia deseen, es de un absurdo desproporcionado porque
va en contravía de la filosofía que enseña la Iglesia sobre la muerte, la
vivencia del alma y el manejo del empaque-cuerpo. No es difícil concluir que un
tufillo de negocio se pueda esconder detrás de la determinación. ¿Cuánto vale
un osario “por los siglos de los siglos”? Y lo que me parece mas grave aún, que se chantajee
diciendo que quien lo “pretenda” hacer no tendrá derecho a exequias en la
Iglesia. ¿Será que San Pedro los devuelve de la puerta del cielo? ¿Será que ese
Dios misericordioso “les pone conejo” para frustrarles su trascender? Argumentar
que es la medida busca reivindicar el respeto por el cuerpo-cenizas es también
incoherente. ”Allí” en esas cenizas ya no está el espíritu de la persona. Es
polvo, nada mas que polvo. Su alma, energía, esencia, trasciende, es eterna y
no se queda “pegada” de las cenizas. Definitivamente una contradicción aplastante.
Pero no es la única determinación absurda de la Iglesia. ¿Qué tal
la de querer dar contentillo a la mujer, ofreciéndole la “oportunidad” de ser
diácona? En su viaje a Polonia expresó que convocaría a una reunión para
analizar si las mujeres “calificaban” para un diaconado, algo semejante a
aspirar a participar en las “filas inferiores” del sacerdocio. Para la Iglesia
las mujeres no dan la talla para el sacerdocio, solo para el diaconado que es
como la primaria del la profesión principal. Darán la comunión, impartirán el
bautizo y algunas otras funciones supletorias, como contentillo porque “todavía” no están
preparadas para el cargo. Suplentes, de la reserva. Para casos de urgencia, no para el puesto de avanzada. ¡Plof!
Actitudes así no contribuyen a reparar la discriminación de la iglesia con la
mujer, sino, por el contrario, ahondan las diferencias discriminatorias donde
la consideran ciudadana de segunda. ¡Todavía no! Como si debiera transcurrir
tiempo (¿2000 años mas?) para ‘merecer’ el reconocimiento o la oportunidad de
ser igual en derechos y deberes cristianos a los hombres. Por ahora, estudiarán
(¿qué?) para ver si califica para el diaconado. No sé por qué hay que analizar
si la mujer merece los mismos derechos que el hombre. Período de prueba para
luego (¿cuándo?) permitirle ejercer el sacerdocio, para quienes lo quieran,
claro. Si es que todavía existen mujeres pensantes que deseen pertenecer a
organizaciones tan discriminatorias y descalificadoras. ¡Qué tamaño de desubique
eclesiástico!
Gloria H. @revolturas
lunes, 31 de octubre de 2016
viernes, 28 de octubre de 2016
miércoles, 26 de octubre de 2016
martes, 25 de octubre de 2016
El disfraz de la mentira
Si me está leyendo de pronto está viendo fantasmas. ¡No existo!
Para la encuestadora Cifras y Conceptos dejé de existir en su Panel de opinión
del 2016, después de que era la columnista mujer mas leída para los líderes de
opinión en el Valle en el 2013, 2014 y 2015. Pero resulta que “me morí”. El
hecho plantea de nuevo el interrogante sobre la viabilidad de las encuestas
(recordar el plebiscito). ¿Creemos o no en las encuestas? ¿Son viables o
manejan las respuestas de acuerdo a supuestos intereses (o cobros)? ¿Las hay
buenas y las hay malas? ¿A cuáles les creemos y a cuáles no? Lo que me sorprende
por mi “desaparición” es que tuve un incidente con los encuestadores de “Cifras
y Conceptos”. Solicitaron una cita personal, nunca asistieron sin ninguna
explicación y cuando la volvieron a solicitar “como si nada hubiera pasado”, no
estaba en el país y hubo molestia por mi negativa a no estar, esta vez sí,
solicita para ellos. No contesté como
“usuaria” y desaparecí como columnista. No importa, de aquí en adelante, si me
lee, le estoy hablando como fantasma. De pronto me encanta el rol…
A propósito muy acertado para este mes porque tiene que ver con
magia, con disfraces. La semana del Halloween en Colombia plantea inquietudes
sobre cómo somos los colombianos y cuál es nuestro disfraz preferido. Creo, sin
necesidad de encuesta, veraz o amañada, que nuestra máscara predilecta es la
mentira. Como lo dijo alguna vez, creo que fue Gabo, los colombianos tenemos
una condición especial para levantarnos de la adversidad pero también para
decir mentiras. Para crear otra realidad que en definitiva es el significado de
la mentira. Por algo existe Macondo que ¿es verdad o es cuento? Inventamos
mundos y explicaciones nos los creemos y queremos que nos crean. A veces son
tan obvias que casi podríamos reírnos de
ellas. Pero el problema de la mentira no es decirla sino creerla. El problema
con la mentira es que nos sumerge en un mundo de incertidumbre y desconfianza
difícil de manejar. Y de superar.
Mao en su programa de internet, preguntaba la semana anterior si
estábamos peor que antes, peor que antes del plebiscito. Le respondí que sí,
que así lo creía. Y estamos así porque las mentiras nos sumieron en este caos
de desconfianza. Por el lado que quiera, vamos a perder. Por donde lo vea. El
bando del NO, no cree en nadie porque construyeron su estrategia con base en
mentiras y conocen los alcances de las mismas. Con mentiras voltearon lo que
parecía imposible, hasta el punto de que ni ellos mismos creían el resultado.
El refrán dice que “el ladrón juzga por su condición”. Entonces ¿qué respuesta
los va a satisfacer? ¿En quien van a creer? Las iglesias tampoco creen porque
no está Dios en el acuerdo. Si la
palabra Dios se incluye “llega” Dios?
Pareciera que no necesitáramos mas disfraces basta con lo que ya somos. Un país
de mentiras, incoherencias e inconsciencia. Difícil presente.
Se habla de conejo, trampa, maquillaje. Llegó entonces el momento
de evaluar las propuestas no por lo que dicen sino por los personajes que las
alientan. Cuántas máscaras tienen o cuán coherentes son. Su historia,
actuaciones y discurso son el único aval con el que contamos. ¿Entre De la
Calle, Uribe, Pastrana, Ordoñez, cuál tiene el mejor disfraz de la mentira?
Gloria H. @revolturas
jueves, 20 de octubre de 2016
martes, 18 de octubre de 2016
¡No entienden!
¿A quien no le ha pasado, que muy seguro de su pensamiento y de su
criterio, se pregunta por qué los otros “no entienden” lo que se está diciendo?
¿Por qué “si es tan obvio” captar el planteamiento propuesto el otro no lo
acepta? ¿Qué se necesita para “convencer” al interlocutor de “la” verdad que se
está exponiendo? No importan las palabras, los juegos pedagógicos, las
metáforas que se utilicen, el nivel profesional o intelectual, el interlocutor
no acepta los razonamientos que se exponen. De lado de quien habla es
facilísimo, “cae de su peso” la argumentación. Pero quien escucha no cede ni un
ápice porque no lo convencen las explicaciones del contradictor. ¿Terquedad?
¿Obstinación? ¿Miedo a perder? Podrían darse muchas respuestas pero tal vez, lo
importante por destacar es que en “ambos bandos” puede existir sinceridad. El
que habla está “convencido” de su verdad y el que escucha “de la suya”, sin que
ninguno de los dos mienta o se haga el importante para no ceder. Le vuelvo a
hablar entonces de niveles de conciencia. Cada quien escucha desde su nivel de
evolución. Posiblemente nunca se le había dado importancia a esto y se creyó
que la inteligencia “mandaba la parada”.
Pero cuando hechos reales como que Trump no pierde puntos y Antonio Caballero en Semana, lo explica asi: “a sus millones de
seguidores (…) les gusta porque es como todos ellos. Piensa como ellos, actúa
como ellos, habla el mismo lenguaje que hablan ellos”. En definitiva quisieran
tener la forma de vida del magnate porque no les parece “incorrecta”. Viejas,
lenguaje soez, poder, dinero, he allí el sentido de la vida. ¿Cómo explicarlo?
Los niveles de conciencia muestran cómo cada quien capta, no de
acuerdo a la inteligencia, sino al desarrollo de su conciencia, a su evolución.
Un mismo término (la palabra pareja, por ejemplo) se entiende de manera
diferente de acuerdo al nivel de conciencia. Para un nivel inferior puede
significar fusión, media naranja, simbiosis, siempre juntos. En otro nivel mas
desarrollado significa acompañamiento, somos dos no uno, diferencia. Otro nivel
mas evolucionado: libertad, respeto, compañía, amistad. En fin, cada quién
entiende no desde la inteligencia sino desde su conciencia, permeada por
emociones, intelectualidad, información, evolución, espiritualidad. El problema
es que creímos que era facilísimo que lo obvio se impusiera, que lo que se veía
“tan claro” fuera claro para todos, lo que no es cierto. No todos vemos lo
mismo y no sólo por preparación intelectual.
Cómo explicar que el “horroroso” de Trump tenga todavía
seguidores. Que el Brexit perdiera. Que el SI no ganara tan “obvio” que eran
sus objetivos. Que Maduro tenga seguidores. Que el Presidente de Filipinas con
su lenguaje y actitudes, no sea repudiado por todos. Que no se perciba el
caudillismo de Uribe. No somos iguales y
no existe poder humano que nos iguale por decreto, por deseo, por
intelectualidad o argumentación. No es
con razonamiento intelectual como se genera conciencia. Vivir en medio de las
diferencias de conciencia es el mayor reto de cuantos existen. Porque hay que
aceptar la diferencia nos guste o no, querámoslo o no. La madurez (y la
conciencia) se dan en aprender a vivir en el caos de la diferencia. No hay otro
camino. Es el precio de ser humano.
Gloria H. @revolturas
viernes, 14 de octubre de 2016
jueves, 13 de octubre de 2016
martes, 11 de octubre de 2016
¿Ud. es elemental?
Pregunta odiosa pero necesaria. Elemental significa “básico,
primario, simple”. Elemental es un niño de kínder que de acuerdo a su
desarrollo, vive de forma simple. Su mundo es concreto. No hay grises y mucho
menos interpretaciones: lo básico. Los niveles de abstracción son mínimos.
Elemental es Juan Fernando Vélez Uribe quien de manera cándida contó “cómo hacer” una campaña “exitosa”.
Su nivel de conciencia es tan básico que lo dijo “con pelos y señales” para que
“aprendiéramos”. ¿Hizo algo malo? Su papá-jefe lo regaña con una frase
instantánea “reveladora”. Lo que dijo ”daña las comunicaciones”. El peligro
(inicial) para el CD es “contarlo” no hacerlo. Días antes Ma Fernanda Cabal,
básica, expresa: “el ejército está hecho para matar”, ¿quién necesita interpretaciones?
Su papa-jefe también la llama al orden. Así lo que podemos comprobar con estos
ejemplos (y muchos mas) es que sentimos, pensamos y actuamos de acuerdo al
nivel de conciencia. Inteligencia y conciencia no son lo mismo. Nuestra cultura
ha privilegiado la inteligencia pero no ha desarrollado conciencia. ¿Alguien
duda de la preparación intelectual (inteligencia) de Inglaterra? Pero ¿cuál es
su nivel de conciencia cuando el miedo y las amenazas los doblegaron? Hay gente
básica, simple, elemental, cuyo nivel de conciencia capta el mundo de una
manera básica y como tal reacciona. Estamos viendo los resultados.
Los niveles bajos de conciencia tienen características que se
pueden enumerar. Una de ellas es la necesidad de “dirección”. Jefe, padre,
guía, dios, como lo quiera llamar. Deben obedecer, “necesitan” hacerlo porque
su interioridad todavía no está formada y la guía es indispensable para
sobrevivir. Por ello en esos niveles mas bajos de conciencia las religiones
ocupan un puesto destacadísimo. Son necesarias y la amenaza de castigos o
culpas por “atreverse” a caminar solos, es aterradora. Hablamos de religiones
no de espiritualidad que ya pertenece a niveles mas altos de evolución. La
religión es básica, la espiritualidad profunda.
Otra característica de niveles bajos de conciencia es el miedo. Si
no hay capacidad de análisis, el miedo es un fantasma que domina y hace perder
la razón. El nivel de sobrevivencia, el mas bajo en la escala de conciencia, no
permite ni confiar, ni perdonar. Los otros que no son “de tu grupo”, de los
tuyos, son enemigos, un peligro. No se aceptan en tu entorno. La retaliación es
necesaria para no perder el poder. Tu
“papá o tu dios” indican el camino. Todo apunta a que el miedo fue el principal
motor del NO en este plebiscito. Venido del CD o de las iglesias cristianas,
nunca se habló de confiar sino de prevenir. No se extendió la mano del perdón
sino que se construyó el fantasma de lo que se perdería. Allí resonaron los
niveles mas bajos de conciencia y ese es el resultado.
Niveles de conciencia explican los hechos. Noruega, un país con
nivel de conciencia diferente (¿lo duda?) no se desgastó en el resultado sino
que destacó el proceso. Los columnistas no “sintonizaron” con la gente porque
una columna no se escribe para resonar sino para asumir un criterio lo que puede
significar ir en contra vía. Dos mundos, niveles de conciencia diferentes y la
necesidad de conciliar, aceptando la elementalidad como parte de la evolución.
Nada fácil.
Gloria H. @revolturas
lunes, 10 de octubre de 2016
viernes, 7 de octubre de 2016
jueves, 6 de octubre de 2016
miércoles, 5 de octubre de 2016
martes, 4 de octubre de 2016
¿Ganaron? o empatamos
Pueden existir múltiples interpretaciones sobre los resultados del
domingo pero lo que sí es obvio es que se dio un empate, un empate técnico
donde claro, ganó uno y perdió otro, pero el resultado tan igualitario muestra
que en definitiva nadie ganó y nadie perdió. Perdimos todos o ganamos todos,
cada quien decide lo que quiera avalar. Pero hay hechos de fondo que es
importante analizar.
Siempre creí que detrás de todo lo vivido con el proceso de paz
está la pelea de Uribe y de Santos. La profunda enemistad del uno con el otro.
Que Uribe “subió” a Santos, que Santos traicionó a Uribe y desde entonces la terquedad, protagonismo y rabia
de Uribe y la independencia y obstinación de Santos hicieron que el partido de
ping pong continuara. Santos es un calculador innato y Uribe un narcisista
egocéntrico. Se lograron unos acuerdos con las FARC pero no había paz entre los
principales antagonistas ni entre sus seguidores del “otro” conflicto. El resultado
del domingo es un empate, nadie ganó, nadie perdió, sorprendió que es diferente.
Como empate hay que sentarse de igual a igual. ¿Ambos, Uribe y Santos están
dispuestos a hacerlo? ¿Por fin Uribe aceptara que no es ni mas ni menos que
Santos y que tiene que sentarse de igual a igual con él? Santos no es discípulo
de Uribe ni Uribe es el mandamás de Santos. Si alguna vez fue su pupilo “se le
creció” y ahora es de igual a igual. ¿Lo aceptara Uribe cuando su deseo de
protagonismo es desmesurado?
Santos ofreció abrir el diálogo para un consenso nacional. A Uribe
se le ofreció la opción de escucharlo pero se resistió alegando que no quería
paz con impunidad. Pero aquí viene “la otra pata de la mesa”. Entre Uribe y
Santos hay un conflicto que está empatado. Los que votaron NO dicen que si quieren
la paz pero sin impunidad. Esto significa que quieren “continuar” en La Habana
con las FARC. Pero regresar a la mesa sin aceptar los acuerdos del grupo de
Santos significa someterlas mas, doblegarlas mas, quitarles privilegios y
arrinconarlas en cárceles y prisiones. Para los del NO, esto es “su” paz sin
impunidad. Ellos querían que las FARC pagaran por sus delitos atroces con mas severidad y castigo. ¿Aceptará la
guerrilla sentarse en la nueva mesa sabiendo que las llevan al matadero? ¿Las
FARC van a negociar mas castigo, mas culpa, mas prisión?
Es complejo el momento porque se traslucen egos, protagonismos,
retaliaciones. Los pueblos que han sufrido la guerra querían la paz, la
anhelaban porque son ellos los que realmente han puesto los muertos. Una “nueva
paz” sin impunidad es mas sometimiento, mas censura para la guerrilla. Difícil
que lo acepten. Pero, está por verse. No quiero pensar que se regresa a la
Habana “a lo mismo” sólo colocándole la firma de un hombre cuyo egocentrismo no
perdona el triunfo de otro. Es un líder,
arrastra, tiene seguidores incondicionales, como si fuera una religión.
Personalmente creo que tantísimas mentiras y el protagonismo excesivo nos
llevaron a este momento. El 50% que no aceptó este Acuerdo, que diga entonces
cómo lo va a hacer. Honrando su promesa, deben ir a La Habana para ver cómo
negocian sus planteamientos con el grupo guerrillero. Quedamos a la espera de
los resultados. ¿Otros cuatro años? O será que nos pasó lo mismo que a
Inglaterra…
Gloria H. @revolturas
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