Si hoy me lee muy temprano es como si aún estuviéramos en “modo
esperanza”. Todavía existe la oportunidad de creer y anhelar un futuro relativamente
estable, sin descontar los contratiempos lógicos de la vida. Y de la política. Pero
mientras transcurre el día, el panorama puede oscurecerse o aclararse. Es el
riesgo que guarda como un misterio el
día de hoy. Si me lee por la noche, muy posiblemente terminó la expectativa y
con los pies puestos en la tierra, no nos queda mas que encarar el futuro, tal
como corresponde: Hillary o Trump. Definitivamente, el mundo se juega su futuro.
Pareciera que vivimos la dualidad, los extremos, la paradoja del
aprendizaje, donde desde esa diferencia llegamos a la unidad. Pareciera que
cada vez se dan mas extremistas (por decir lo menos) que manejan a los seres humanos como reyezuelos de
un circo. Como les da la gana. Lo del Presidente de Filipinas es alucinante.
Mata gente “indeseable” y “nadie” se da cuenta (o detiene) su atropello. Hitler
no murió, sólo se ha reproducido. Con la lupa de las redes sociales todo se ve en todas partes y de tamaño
despropocionado. Mas cerca, ni qué decir de Maduro y su obstinación. Fuera de
concurso el presidente de Siria… monstruos políticos que hay que padecer puesto
que la democracia tiene ese costo. Pero, en el otro extremo, los movimientos de
solidaridad, apoyo, a inmigrantes, desplazados, actos de heroísmo de
rescatistas, conciencia del medio ambiente, protección a la naturaleza, valor
de los animales, se multiplican. Actos
heroicos y actos terroristas, al unísono. En medio “toda la humanidad” que no
participa en forma directa pero termina siendo espectadora de la cotidianidad
de los hechos. Mientras el mundo gira y los guardados de resentimiento,
negativa a cambiar de creencias, afloran y nos obligan a vivir y aceptar un
mundo desconcertante.
Cualquiera que sea el resultado de hoy en Estados Unidos, es claro
que las discriminaciones de raza y género siguen siendo una constante para la
cultura occidental. Ni negros ni mujeres. El mundo patriarcal todavía existe y
asecha como un lobo en la oscuridad. Se creyó que los estereotipos habían
desaparecido pero es obvio que están mas vivos que nunca. El racismo sigue
cosido a las entrañas de los norteamericanos. Martin Luther King volvería a
morirse si percibe la realidad de hoy. No basta con leyes o determinaciones
gubernamentales. Las creencias individuales son mas profundas que el poder de
la política. Está allí, agazapada la idea de que el blanco es superior al
negro. La mujer “tampoco” es capaz porque debe “obedecer” al hombre, nunca
dirigirlo. En este contexto ni siquiera sirven los resultados de la
administración Obama. Es negro y no se le perdona que se haya atrevido a tanto…
Cambiar mentalidad “gasta” mas de 50 años. Se necesitan 2 o 3
generaciones para tener un mundo con conciencia. Un mundo donde el concepto “no
hagas al otro lo que no desearías que te hicieran a ti”, se vuelva vida. Seguir
“alimentando” inteligencias, o estimulando competencias, sólo lleva a resultados
como el de hoy. La posibilidad de que un enfermo mental comience a gobernar el
mundo. Y ante eso solo queda la opción de despertar no para lamentarse sino
para asumir el reto de cambiar de mentalidad. ¡No hay mas!

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