Colombia tuvo un Presidente que argumentó que lo sucedido en su
campaña política fue “a sus espaldas” porque nunca se dio cuenta de los hechos
delictivos que sucedieron. El entonces Cardenal Rubiano lo “remató” expresando
que su descuido fue proporcional a que un elefante entrara a su casa y no se
diera cuenta ¿“a sus espaldas”?
De igual manera, la prohibición de arrojar las cenizas de los
difuntos donde ellos o sus familiares escojan, o prohibir guardarlas en cofres
o repartirlas entre sus allegados no creo haya sido “a las espaldas” del Papa
Francisco. El argentino es muy hábil manejando medios y conectándose con la
gente. Porque así como aparenta tener posturas de avanzada (¿maquillaje?) en
otras expresa un retroceso que “válgame Dios”. Esta, de prohibir manejar las
cenizas como el difunto o la familia deseen, es de un absurdo desproporcionado porque
va en contravía de la filosofía que enseña la Iglesia sobre la muerte, la
vivencia del alma y el manejo del empaque-cuerpo. No es difícil concluir que un
tufillo de negocio se pueda esconder detrás de la determinación. ¿Cuánto vale
un osario “por los siglos de los siglos”? Y lo que me parece mas grave aún, que se chantajee
diciendo que quien lo “pretenda” hacer no tendrá derecho a exequias en la
Iglesia. ¿Será que San Pedro los devuelve de la puerta del cielo? ¿Será que ese
Dios misericordioso “les pone conejo” para frustrarles su trascender? Argumentar
que es la medida busca reivindicar el respeto por el cuerpo-cenizas es también
incoherente. ”Allí” en esas cenizas ya no está el espíritu de la persona. Es
polvo, nada mas que polvo. Su alma, energía, esencia, trasciende, es eterna y
no se queda “pegada” de las cenizas. Definitivamente una contradicción aplastante.
Pero no es la única determinación absurda de la Iglesia. ¿Qué tal
la de querer dar contentillo a la mujer, ofreciéndole la “oportunidad” de ser
diácona? En su viaje a Polonia expresó que convocaría a una reunión para
analizar si las mujeres “calificaban” para un diaconado, algo semejante a
aspirar a participar en las “filas inferiores” del sacerdocio. Para la Iglesia
las mujeres no dan la talla para el sacerdocio, solo para el diaconado que es
como la primaria del la profesión principal. Darán la comunión, impartirán el
bautizo y algunas otras funciones supletorias, como contentillo porque “todavía” no están
preparadas para el cargo. Suplentes, de la reserva. Para casos de urgencia, no para el puesto de avanzada. ¡Plof!
Actitudes así no contribuyen a reparar la discriminación de la iglesia con la
mujer, sino, por el contrario, ahondan las diferencias discriminatorias donde
la consideran ciudadana de segunda. ¡Todavía no! Como si debiera transcurrir
tiempo (¿2000 años mas?) para ‘merecer’ el reconocimiento o la oportunidad de
ser igual en derechos y deberes cristianos a los hombres. Por ahora, estudiarán
(¿qué?) para ver si califica para el diaconado. No sé por qué hay que analizar
si la mujer merece los mismos derechos que el hombre. Período de prueba para
luego (¿cuándo?) permitirle ejercer el sacerdocio, para quienes lo quieran,
claro. Si es que todavía existen mujeres pensantes que deseen pertenecer a
organizaciones tan discriminatorias y descalificadoras. ¡Qué tamaño de desubique
eclesiástico!
Gloria H. @revolturas

No hay comentarios:
Publicar un comentario