Pueden existir múltiples interpretaciones sobre los resultados del
domingo pero lo que sí es obvio es que se dio un empate, un empate técnico
donde claro, ganó uno y perdió otro, pero el resultado tan igualitario muestra
que en definitiva nadie ganó y nadie perdió. Perdimos todos o ganamos todos,
cada quien decide lo que quiera avalar. Pero hay hechos de fondo que es
importante analizar.
Siempre creí que detrás de todo lo vivido con el proceso de paz
está la pelea de Uribe y de Santos. La profunda enemistad del uno con el otro.
Que Uribe “subió” a Santos, que Santos traicionó a Uribe y desde entonces la terquedad, protagonismo y rabia
de Uribe y la independencia y obstinación de Santos hicieron que el partido de
ping pong continuara. Santos es un calculador innato y Uribe un narcisista
egocéntrico. Se lograron unos acuerdos con las FARC pero no había paz entre los
principales antagonistas ni entre sus seguidores del “otro” conflicto. El resultado
del domingo es un empate, nadie ganó, nadie perdió, sorprendió que es diferente.
Como empate hay que sentarse de igual a igual. ¿Ambos, Uribe y Santos están
dispuestos a hacerlo? ¿Por fin Uribe aceptara que no es ni mas ni menos que
Santos y que tiene que sentarse de igual a igual con él? Santos no es discípulo
de Uribe ni Uribe es el mandamás de Santos. Si alguna vez fue su pupilo “se le
creció” y ahora es de igual a igual. ¿Lo aceptara Uribe cuando su deseo de
protagonismo es desmesurado?
Santos ofreció abrir el diálogo para un consenso nacional. A Uribe
se le ofreció la opción de escucharlo pero se resistió alegando que no quería
paz con impunidad. Pero aquí viene “la otra pata de la mesa”. Entre Uribe y
Santos hay un conflicto que está empatado. Los que votaron NO dicen que si quieren
la paz pero sin impunidad. Esto significa que quieren “continuar” en La Habana
con las FARC. Pero regresar a la mesa sin aceptar los acuerdos del grupo de
Santos significa someterlas mas, doblegarlas mas, quitarles privilegios y
arrinconarlas en cárceles y prisiones. Para los del NO, esto es “su” paz sin
impunidad. Ellos querían que las FARC pagaran por sus delitos atroces con mas severidad y castigo. ¿Aceptará la
guerrilla sentarse en la nueva mesa sabiendo que las llevan al matadero? ¿Las
FARC van a negociar mas castigo, mas culpa, mas prisión?
Es complejo el momento porque se traslucen egos, protagonismos,
retaliaciones. Los pueblos que han sufrido la guerra querían la paz, la
anhelaban porque son ellos los que realmente han puesto los muertos. Una “nueva
paz” sin impunidad es mas sometimiento, mas censura para la guerrilla. Difícil
que lo acepten. Pero, está por verse. No quiero pensar que se regresa a la
Habana “a lo mismo” sólo colocándole la firma de un hombre cuyo egocentrismo no
perdona el triunfo de otro. Es un líder,
arrastra, tiene seguidores incondicionales, como si fuera una religión.
Personalmente creo que tantísimas mentiras y el protagonismo excesivo nos
llevaron a este momento. El 50% que no aceptó este Acuerdo, que diga entonces
cómo lo va a hacer. Honrando su promesa, deben ir a La Habana para ver cómo
negocian sus planteamientos con el grupo guerrillero. Quedamos a la espera de
los resultados. ¿Otros cuatro años? O será que nos pasó lo mismo que a
Inglaterra…
Gloria H. @revolturas

No hay comentarios:
Publicar un comentario