…o de cualquiera está sujeta a esas diferencias. A que un hijo
piense de una manera y otro de forma contraria. A que la hija sea uribista
furibunda y su mamá resulte petrista consumada. Lo doloroso (que huele a
traición) es que la madre recalque su petrismo aduciendo que es mamá de quien
se ha caracterizado por un uribismo desbordado y excluyente hasta el punto que
contaminó su labor periodística con un sello que terminó perjudicando a su
medio de información. Recalcar que es la madre de Claudia, qué pena, es una
forma de venganza sutil contra los planteamientos de la hija. Claro, como lo
dice extraordinariamente la caricatura de Mheo, “si a mamá no le gusta el
trabajo que hago debió habérmelo dicho directamente”. Al hacerlo público, “destapó” un problema
familiar, que “huele” a retaliación. “Para que sepan, soy la mamá de Claudia
Gurisatti”. Claro, su declaración importa por ser precisamente su relación
familiar la que hace mas impactante su adicción a Petro. Pero, ¿contra quien iba? ¿A quién quería
lastimar?
Conocí al abuelo de Claudia, Antonio Gurisatti hace muchos años,
al lado de su esposa Lucía (a quien Claudia tildó alguna vez de loca). El dr.
Gurisatti arquitecto, profesor de la U. del Valle, pintaba bellísimos paisajes
vallecaucanos. Vivían en el tradicional barrio El Lido de Cali y recuerdo que a
la entrada del garaje el dr. Antonio “acumulaba” un armatoste enorme, un primer
modelo de computador, que ya no se usaba pero del que no sabía como “desprenderse”.
Era un hombre cálido, especial, sencillo, sin ínfulas de ninguna clase. En esa
época, sus nietas Claudia e Isabela, vivían en Buga, en medio de un conflicto
familiar entre sus padres. “A
mi hermana y a mí, nos secuestró mi abuela paterna y nos llevó a una finca en
los Farallones. Nos tuvo allá tres meses.
Mi abuela, la italiano-rumana, era más loca que una cabra. Ella no era
normal. Era brillante, inteligente, pero de impulsos. Y llegó a la casa,
mientras mi mamá estaba en la universidad y nos cogió y se perdió con nosotras
en una finca prestada. La pelea familiar fue horrible. El desespero de mi mamá
buscándonos, pensando que nos habían sacado del país. Mi papá y mi abuelo no decían
nada. Al final, una vecina contó que nos había visto salir, los agentes dieron
con quién había prestado la finca y nos rescataron. Mi abuela los recibió
escopetada y todo. La detuvieron, pero mi mamá no le quiso poner el denuncio
porque le dio pesar y la cosa quedó así. (…) Mi abuela después pidió perdón. Y
cuando se enfermó, mi mamá estuvo con ella y la cuidó”. (Bocas, El Tiempo).
¿Qué queda en la familia de Claudia de este asunto? Lo
que es claro es que ningún clan es perfecto. Desidealizarlo es parte del proceso
de crecer. Pero eso no evita que heredemos los problemas de nuestros antepasados,
de nuestros padres y abuelos. ¿Qué tiene
Claudia de esta historia? A quién le es leal con su actitud desafiante ¿a la
abuela “loca”, a la madre “traicionera”?
Si, hay formas de “sanar” el alma familia a través de herramientas
psicológicas como Constelaciones Familiares. Pero es obvio que en la familia de
Claudia todavía existen pendientes que al ser ella tan pública y agresiva se los
están cobrando. Empezando por su madre…
Claudia pide respeto para ella y su mamá. No es un momento fácil.
Gloria H. @Revolturas

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