lunes, 11 de junio de 2012

Es fácil ser papá?

Y se llegó el día del padre! El próximo domingo se conmemora la celebración y es entonces cuando las cosas se ponen color de hormiga. Social, culturalmente, no significan lo mismo el día del padre y el de la madre. Pareciera como si la celebración del progenitor fuera como "por no dejar", como premio de consolación, como por remediar el entuerto. La mamá se merece todos los honores, los aplausos, las antologías cursis o sensatas, todo es para mamá, la reina del hogar. Al pobre papá, si acaso un detallito, un abrazo, y pare de contar. De alguna manera es tan grande la diferencia que no existe "mentada de padre", sino de madre. Como si por igual ambos no pudieran hacer lo mismo.  Qué es lo que sucede entonces con papá?

Lo que es obvio hoy en día es que en el cuestionamiento que vivimos, donde todo se pone en duda, el papel del padre es uno de los mas controvertidos. Qué tanto se necesita un papá? O mejor, qué significa ser papá? Teorías modernas han puesto sobre el tapete el temor y la envidia masculinos ante las mujeres. "En vez de contemplr a la mujer como un "hombre castrado", se ha considerado al hombre como psicosexualmente mas frágil que la mujer. Esta fragilidad se observa sobre todo en el paso de un muchacho a la madurez y en la vulnerabilidad sexual de un hombre. Eso quizás explique la necesidad de los hombres de someter a las mujeres. Una consecuencia de la maternidad femenina parece ser que para las muchachas es mas fácil hacerse mujeres que para los muchachos hacerse hombres. (...)Los hombres se hacen hombres llevando a cabo empresas, haciendo mas que siendo."

El final del siglo ha abierto las puertas a las preguntas. Podemos interrogarnos!Y el primero que debe sentir el cuesionamiento es el papá, mejor dicho el hombre. La cultura entera se resquebraja se atreve a dudar de lo que siempre ha creído.Y el hombre está inmerso en la duda, en la ausencia de certezas. Puede atreverse a ser humano, es decir, a ser frágil, a equivocarse, a no sabérselas todas. El hombre está en el banquillo, pero no porque la mujer lo ubique allí, sino porque de tanto creerse el cuento de que era el rey del mundo, empezó a encontrarse con la verdad de su mundo. Ser hombre no es ni un privilegio, ni un poder, ni un don. Es una circunstancia, al igual que lo es ser mujer, y desde ese lugar, desde la finitud y complejidad de ser humano, se construyen la sexualidad, la vida y el amor. 

El hombre merece un reconocimiento como papá, como un ser complejo, con capacidad para la lucha, con temores, con grandes dosis de ternura, con la claridad que para ser él, no necesita someter a nadie, ni hacer alardes de privilegios, ni vanagloriarse de su dureza. Ser hombre también implica poder tener un corazón, una sensibilidad, una intuición, la creatividad, ganas de llorar, estar asustado. Además, en honor a la verdad, ser padre es un acto de fé. Por lo mismo ser papá no es fácil, porque no es fácil ser hombre y sentir que no se tiene el poder del mundo. Pero las nuevas generaciones necesitan hombres y mujeres, papas y mamas humanos, sin actitudes prepotentes o soberbias, sin necesidad de transmitir miedo para merecer autoridad y respeto. Para todos aquellos papas que hoy se están atreviendo a cuestionar su papel como hombres, va un reconocimiento y un sincero abrazo. En definitiva ningún rol u oficio puede desempeñarse a cabalidad si antes no nos hemos quebrado el alma a punto de interrogantes, reflexiones, dudas y sorpresas.   
 

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