lunes, 25 de junio de 2012

Atrévase ¡en blanco!


En vísperas de la elección para Gobernador, estamos adportas de crear un precedente, de liderar un acto de rebeldía contra los políticos, de generar una conducta que marque un hito, de ayudar a cambiar viejos paradigmas de teorías clientelistas. Es hora de hacernos respetar. Los candidatos para Gobernador son de tan pero tan bajo perfil, que no clasifican ni para administradores de tienda. Votar por alguno de ellos es un acto de infidelidad a la dignidad propia. Se puede votar en blanco y ese voto en blanco tiene un significado. Usted, yo, su familia, los amigos, los que nos rodean, tenemos la oportunidad de hacerle un giro a la historia. La única manera de no sentirnos derrotados es ganar con el voto en blanco. No, no le tema al caos, porque el caos, de acuerdo a las teorías científicas, es un sistema vivo y flexible, que nos compromete a todos a seguir participando. Si ganan “ellos”, esto no es con nosotros. Apagá y vámonos, más de lo mismo. Seguirá igual. Si se impone el voto en blanco, el control ya no es de los clientelistas. La decisión de rechazo manifestada a través del voto en blanco, es una fuerza que implica un cambio.  Y lo que venga se enfrenta porque el caos es el comienzo de las posibilidades. El caos no es el final ni significa destrucción. Como dicen los orientales, crisis es una posibilidad. Caos es un comienzo.
Lo que vive el Valle es un momento histórico si se logra crear un precedente. Que desde aquí le digamos a Colombia que tuvimos horrorosos gobernadores pero que no perdimos la capacidad de reacción, es ya de por si un triunfo. ¿No fué en la región vallecaucana donde se gestó el inicio de la independencia? Mirar el panorama de los políticos es vergonzoso. Ayer estos candidatos no servían y hoy ya sirven. Ayer construyeron este desastre y hoy, ellos mismos (los políticos), dan soluciones: cómo así, si los fracasos y las soluciones salen del mismo sombrero, ¿qué garantías tenemos?
En la teoría del caos, con sustento científico, se dice (palabras mas palabras menos) que el llamado orden al estilo de Newton donde todo encaja, no existe y que cualquier factor, por pequeño que sea, está llamado a modificar el proceso que vivimos.  Desde la física cuántica se plantea que somos seres de posibilidades y que cualquier factor, por pequeño que sea, puede modificar el ritmo de los acontecimientos. Pensar que las cosas se deben hacer de alguna manera, porque siempre han sucedido de “esa manera” es una mirada “vieja”, anquilosada, donde somos como marionetas del destino sin posibilidades de cambio. Pactar con el caos significa ser un participante creativo. En este sentido se dice que un sistema visto desde el punto de vista del caos, es decir un sistema caótico, es un sistema flexible y no lineal, en donde el azar y lo no predecible juegan un papel fundamental.  Desde el aparente caos, se puede construir. Permanecer en lo “establecido” es perpetuar lo mismo que hemos vivido. Los siete gobernadores en dos años pesan demasiado.
No se deje asustar creyendo que el voto en blanco es perder la opción de sentar un precedente.  O lo hacemos ahora... o ellos seguirán manipulando nuestro destino.  Esos mismos políticos son los que votaron por la espantosa reforma a la justicia dizque  algunos “sin darse cuenta” y otros dándose verdadera cuenta de lo que hacían “a su favor”. Estos mismos políticos fueron los que eligieron a los candidatos para Gobernador. ¿Usted está de acuerdo con la forma en que nos manejan?  Dígaselo en las urnas...



lunes, 18 de junio de 2012

Mujeres y toros ¿iguales?


¿Qué tan cruel puede llegar a ser el individuo? ¿Qué grado de sevicia puede anudarse en un corazón para disfrutar con la agresión que se infringe a otros seres? Desde Darwin aprendimos que en la evolución sólo “sobreviven los más fuertes”. Por ello nos hemos educado con la idea de la competencia, de la guerra por la subsistencia, porque sólo algunos (por encima de otros) logran llegar a la meta. La vida es una lucha feroz, donde todos los que nos rodean pueden terminar siendo potenciales enemigos. Y la naturaleza, configurada por seres irracionales (mujeres, niños, animales, plantas y naturaleza) son simples objetos para el mundo patriarcal. No hay límite ni para la agresión ni para el cuidado de lo externo a mi, por lo tanto puedo disponer de ello como se me antoje. Así, entonces, se pueden cambiar las madres de los ríos, disfrutar torturando animales, disponer de la vida de niños y mujeres que son “irracionales”, talar árboles, agredir a la naturaleza, vivir en guerra por las ideas propias, o por los límites de un territorio, etc, etc.  El mundo le pertenece a la esfera patriarcal y aquí estamos, hoy por hoy, frente a los resultados de este paradigma.
El mundo patriarcal es el mundo del poder y de la incoherencia. No significa, ojo, que a este sólo pertenezcan hombres. En el patriarcado pueden existir muchísimas mujeres que tienen la estructura del dominio y del abuso de lo que las rodea. De allí que ser coherente (tener conciencia) sea tan, pero tan difícil. Las agresiones a lo externo a mi, no puede tener excepciones. Alimentarse con un pollo (la naturaleza lo hace) no puede ser lo mismo que “disfrutar” viendo matar un toro. Tener poder no puede significar obligar a mi compañera a que “no mire a ningún otro hombre”. Tener un hijo o hija no es permiso para agredirlos obligándolos a que repitan mi pensamiento y actuar. Por ello, la violencia, en ninguna de sus manifestaciones, es inocua. Cualquiera que sea su representación termina siendo una agresión para el medio donde hay seres que se resienten con esa conducta.
Es diferente hablar de agresión que de conflicto. Tenemos conflictos porque somos diferentes. Pero el conflicto no debe terminar en agresión porque “no es como yo”.  Manejamos diferencias y debemos enfrentarlas: ¡es sano hacerlo! Pero la violencia donde la vida o la integridad de otros está en juego, no puede seguirse acolitando. Para el patriarcado un niño, una mujer o un animal, son “irracionales”. Y es más fácil encontrar coincidencia para que un individuo que infringe violencia a un animal se lo pueda hacer a un niño o a una mujer, o a un ser indefenso. Total “son lo mismo de irracionales” y yo soy el amo. (¡)
Debemos modificar creencias alimentadas en el patriarcado. Esta es una sociedad incluyente que debe respetar las diferencias de las minorías pero la filosofía de la minoría no puede imponerse “para todos”. Quién quiera “disfrutar” de las corridas de toros, lo hará a título personal pero sin la anuencia del Estado. La crueldad no puede ser patrocinada por entes estatales. La contradicción es fulminante: defiende un niño pero estimula la violencia animal. Defiende a la mujer pero fomenta la violencia hacia la naturaleza. La naturaleza no está a nuestro servicio: somos parte de ella. ¿Quisiéramos agredirnos a nosotros mismos? El estado educa y ojalá ayude desde la coherencia, a tener conciencia, no sólo para saber donde botar la basura sino también para sentirnos parte y no amos, de lo que nos rodea. 


lunes, 11 de junio de 2012

Papá, un acto de fé.

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En el tsunami de cambios que vive el mundo, el papel del hombre es tal vez el más cuestionado. El más vapuleado. Ser y dejar de ser es mucho más amenazante y cuestionador que “no haber sido y empezar a ser”. Que es lo que sucede con los hombres y con las mujeres. Ellas lucharon, merecieron y llegaron. Ellos fueron, se apertrecharon y “están perdiendo”. No para hundirse pero sí para igualarse. Pero hoy viven el paso del huracán del cambio y cuestionamiento en toda su dimensión. El mundo que ellos manejaron es un despelote. Igual que la economía, la política, las relaciones internacionales... Teorías modernas han puesto sobre el tapete el temor y la envidia masculinos ante las mujeres. "En vez de contemplar a la mujer como un "hombre castrado", se ha considerado al hombre como psicosexualmente más frágil que la mujer. Esta fragilidad se observa sobre todo en el paso de un muchacho a la madurez y en la vulnerabilidad sexual de un hombre. Eso quizás explique la necesidad de los hombres de someter a las mujeres. Una consecuencia de la maternidad femenina parece ser que para las muchachas es más fácil hacerse mujeres que para los muchachos hacerse hombres. (...)Los hombres se hacen hombres llevando a cabo empresas, haciendo, más que siendo."
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El primero que debe sentir el cuestionamiento es el papá, mejor dicho el hombre. Y está en el banquillo, no porque la mujer lo ubique allí, sino porque de tanto creerse el cuento de que era el rey, empezó a encontrarse con la verdad de su mundo. Ser hombre no es ni un privilegio, ni un poder, ni un don. Es una circunstancia, al igual que lo es ser mujer. Sólo que en el rol del padre empieza a anidarse en su imaginario la pregunta. Ya no tiene el control sobre la vida de la mujer. Ya ella intenta ser dueña de su cuerpo y de sus decisiones. Entonces, la duda más grande que puede albergar un hombre frente a la mujer es si él es definitivamente el padre del niño que su compañera lleva en su vientre.  Todo su aparente poder masculino se desmorona ante la inquietud. Ser padre es un acto de fé, ser madre es una certeza.
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Las redes del poder se construyen con pequeños detalles de cuidado, atención y respeto. No todo puede ser autoritarismo, imposición o dominio. Por ello, en el camino de acumular poder y control, el hombre se olvidó de lo elemental: descuidó la base de su poder (su mujer y sus hijos) y como un espiral cada vez es más cuestionado el rol de ese hombre-padre autoritario y patriarcal. La indignación de muchos hombres y mujeres es contra el autoritarismo, el dominio, la imposición, el abuso y este definitivamente es un lenguaje machista y patriarcal. Mientras él mandaba y controlaba, los demás crecían. En el descuido de lo básico, nunca necesitó hacerse la pregunta: hoy está frente a ella.  Su compañera tiene el poder de la respuesta. Al hombre-padre sólo le queda confiar... el acto más humano de cuantos existen porque está marcado por la incompletud, la necesidad y la humildad.  ¡Es el nuevo panorama del hombre-padre! Los hombres decidirán si se bajan del pedestal del poder a las buenas o a las malas. Decidirán si empiezan a trabajar las inquietudes de una identidad masculina incluyente, equitativa, respetuosa y solidaria. Decidirán encontrarle un sentido a ser papá que no se construye desde el grito o el abuso. Decidirán si ser papá es igual a “ser mamá con pantalones”. ¡El balón está en su campo!

Hijos de papá o de papi


En más de una ocasión se ha culpado de la crisis actual a la mujer. El que ella se hubiera “liberado” fue lo que causó la catástrofe (¡) de la familia y por allí, la del mundo. Claro, es la respuesta más fácil y simplista. Analizar que el cambio en los roles de la mujer y del hombre era inminente y necesario no es fácil. El ideal del mundo quieto todavía sigue siendo el anhelo de muchos individuos que añoran un mundo sin evolución. ¡Total utopía! Y si la mujer se movió, en su papel de madre, profesional y esposa, al hombre también le llegó ese tsunami. Sólo que todavía no termina de asimilarlo. (A veces ni siquiera lo acepta; su resistencia es absoluta. Por eso cuando no logra doblegar a su compañera la asesina). Hijos de  ese cambio, son las nuevas generaciones que construyen paradigmas de comportamiento. Las mujeres cada día se adaptan (y disfrutan) su nuevo papel. El hombre patalea...

¿Qué tanto se necesita un papá? O mejor, ¿qué significa ser papá? Es tan grande la diferencia que la cultura asigna a estos roles que no existe "mentada de padre", sino de madre. De allí las dimensiones de la diferencia. ¿Qué es lo que sucede entonces con papá? En el actual desconcierto de ellos, ¿acaso papá significa una “mamá con pantalones”? Teorías modernas han puesto sobre el tapete el temor y la envidia masculinos ante las mujeres. "En vez de contemplar a la mujer como un "hombre castrado", se ha considerado al hombre como psicosexualmente más frágil que la mujer. Esta fragilidad se observa sobre todo en el paso de un muchacho a la madurez y en la vulnerabilidad sexual de un hombre. Eso quizás explique la necesidad de los hombres de someter a las mujeres. Una consecuencia de la maternidad femenina parece ser que para las muchachas es más fácil hacerse mujeres que para los muchachos hacerse hombres. (...)Los hombres se hacen hombres llevando a cabo empresas, haciendo, más que siendo."

El primero que debe sentir el cuestionamiento es el papá, mejor dicho el hombre. Está inmerso en la duda, en la ausencia de certezas. Puede atreverse a ser humano, es decir, a ser frágil, a equivocarse, a no sabérselas todas. El hombre está en el banquillo, pero no porque la mujer lo ubique allí, sino porque de tanto creerse el cuento de que era el rey del mundo, empezó a encontrarse con la verdad de su mundo. Ser hombre no es ni un privilegio, ni un poder, ni un don. Es una circunstancia, al igual que lo es ser mujer, y desde ese lugar, desde la finitud y complejidad de ser humano, se construyen la sexualidad, la vida y el amor.

El hombre merece un reconocimiento como papá, como un ser complejo, con capacidad para la lucha, con temores, con grandes dosis de ternura, con la claridad que para ser él, no necesita someter a nadie, ni hacer alardes de privilegios, ni vanagloriarse de su dureza. Ser hombre también implica poder tener un corazón, una sensibilidad, una intuición, la creatividad, ganas de llorar, estar asustado. Además, en honor a la verdad, ser padre es un acto de fé. Por lo mismo ser papá no es fácil, porque no es fácil ser hombre y sentir que no se tiene el poder del mundo. Pero las nuevas generaciones necesitan hombres y mujeres, papas y mamas humanos, sin actitudes prepotentes o soberbias, sin necesidad de transmitir miedo para merecer autoridad y respeto. Para todos aquellos papas que hoy se están atreviendo a cuestionar su papel como hombres, va un reconocimiento y un sincero abrazo. En definitiva ningún rol u oficio puede desempeñarse a cabalidad si antes no nos hemos quebrado el alma a punto de interrogantes, reflexiones, dudas y sorpresas.  


Es fácil ser papá?

Y se llegó el día del padre! El próximo domingo se conmemora la celebración y es entonces cuando las cosas se ponen color de hormiga. Social, culturalmente, no significan lo mismo el día del padre y el de la madre. Pareciera como si la celebración del progenitor fuera como "por no dejar", como premio de consolación, como por remediar el entuerto. La mamá se merece todos los honores, los aplausos, las antologías cursis o sensatas, todo es para mamá, la reina del hogar. Al pobre papá, si acaso un detallito, un abrazo, y pare de contar. De alguna manera es tan grande la diferencia que no existe "mentada de padre", sino de madre. Como si por igual ambos no pudieran hacer lo mismo.  Qué es lo que sucede entonces con papá?

Lo que es obvio hoy en día es que en el cuestionamiento que vivimos, donde todo se pone en duda, el papel del padre es uno de los mas controvertidos. Qué tanto se necesita un papá? O mejor, qué significa ser papá? Teorías modernas han puesto sobre el tapete el temor y la envidia masculinos ante las mujeres. "En vez de contemplr a la mujer como un "hombre castrado", se ha considerado al hombre como psicosexualmente mas frágil que la mujer. Esta fragilidad se observa sobre todo en el paso de un muchacho a la madurez y en la vulnerabilidad sexual de un hombre. Eso quizás explique la necesidad de los hombres de someter a las mujeres. Una consecuencia de la maternidad femenina parece ser que para las muchachas es mas fácil hacerse mujeres que para los muchachos hacerse hombres. (...)Los hombres se hacen hombres llevando a cabo empresas, haciendo mas que siendo."

El final del siglo ha abierto las puertas a las preguntas. Podemos interrogarnos!Y el primero que debe sentir el cuesionamiento es el papá, mejor dicho el hombre. La cultura entera se resquebraja se atreve a dudar de lo que siempre ha creído.Y el hombre está inmerso en la duda, en la ausencia de certezas. Puede atreverse a ser humano, es decir, a ser frágil, a equivocarse, a no sabérselas todas. El hombre está en el banquillo, pero no porque la mujer lo ubique allí, sino porque de tanto creerse el cuento de que era el rey del mundo, empezó a encontrarse con la verdad de su mundo. Ser hombre no es ni un privilegio, ni un poder, ni un don. Es una circunstancia, al igual que lo es ser mujer, y desde ese lugar, desde la finitud y complejidad de ser humano, se construyen la sexualidad, la vida y el amor. 

El hombre merece un reconocimiento como papá, como un ser complejo, con capacidad para la lucha, con temores, con grandes dosis de ternura, con la claridad que para ser él, no necesita someter a nadie, ni hacer alardes de privilegios, ni vanagloriarse de su dureza. Ser hombre también implica poder tener un corazón, una sensibilidad, una intuición, la creatividad, ganas de llorar, estar asustado. Además, en honor a la verdad, ser padre es un acto de fé. Por lo mismo ser papá no es fácil, porque no es fácil ser hombre y sentir que no se tiene el poder del mundo. Pero las nuevas generaciones necesitan hombres y mujeres, papas y mamas humanos, sin actitudes prepotentes o soberbias, sin necesidad de transmitir miedo para merecer autoridad y respeto. Para todos aquellos papas que hoy se están atreviendo a cuestionar su papel como hombres, va un reconocimiento y un sincero abrazo. En definitiva ningún rol u oficio puede desempeñarse a cabalidad si antes no nos hemos quebrado el alma a punto de interrogantes, reflexiones, dudas y sorpresas.   
 

lunes, 4 de junio de 2012

¿Sólo Valerie?


En el juicio que se adelante contra Valerie Domínguez, Ana María Dávila, su ex-cuñada, en el “colmo” de la sinceridad y como prueba reina de la maldad de Valerie  dijo: “mi padre lo hizo todo. Yo no hice nada, lo que hice fue firmar todo lo que mi padre decía”. ¿Se necesitará, acaso sr. Juez, mayor argumento para descifrar el carácter impositivo, agresivo y dominante de los hombres Dávila de esta familia? Porque si éste es el padre, así es su hijo, dentro de la educación machista. Y las dos mujeres de la familia, esposa e hija, son tan víctimas como Valerie. Sólo que las Dávila se tienen que tapar y bajar la cabeza ante el poderío paterno, con riesgos mucho mayores que expulsarlas de la familia. El mayor argumento para “probar” la imposición y crueldad de los Dávila lo dió su PROPIA hija. Y para quienes no creen que por amor las mujeres hacemos totales estupideces, Ana María, desde el odio hacia su cuñada “porque si se pudo zafar” acaba de dar el mejor argumento para constatar que en esa familia las mujeres existen como firmonas y dominadas. Existen para repetir los mandatos patriarcales. Existen para dejarse golpear. Existen para apoyar al patriarca y para repetir su discurso. La misma información del periódico “El Tiempo” dice que no fueron capaces de responder al cuestionamiento del abogado de Valerie. Se les había acabado el libreto paterno y ya no supieron responder. Sólo balbucearon...
 
La Justicia tiene que apoyarse en la psicología. Los jueces no se las saben todas (ni tienen que sabérselas). Por eso es muy importante la mirada de otras ramas científicas que aportan luces a los códigos y procedimientos legales. Por algo, no es coincidencia que la sociedad, hoy por hoy, cada vez mas se sorprenda del grado de crueldad de la cultura patriarcal sobre las mujeres. Si, este dominio, poder y crueldad siempre han existido, pero la inmediatez de la información saca a la luz pública hechos que en otras épocas quedarían sólo en la memoria del alma familiar, atrapando a hombres y mujeres en ese dolor y amargura. La información, cuando lo hace público, ayuda a la reparación, así sea a través de la vergüenza moral. 
 
Los “normales” exitosos, poderosos y bellos, pueden guardar tanta patología como esos criminales radicales, a quienes les aflojan el control y son capaces de dar rienda suelta a lo mas instintivo de la animalidad. Allí está la prueba. El dolor es de las mujeres, del género femenino, por la forma en que la cultura (¿los hombres?) tratan a sus  mujeres. Pero la cultura son los jueces, los jefes, los papás, los hermanos, los periodistas, los novios, los banqueros, los sacerdotes, los esposos,  los amigos...
Para rematar la mamá de Juan Manuel, María Clara, en un acto de complicidad total dice “una persona que se ha portado así con mi hijo, tampoco quiere a la mamá ni a nadie”. Claro, romper con el mandato patriarcal, es empezar a quererse a ella misma, atreviéndose a tener palabra propia, criterio personal, así sea a costa de su propio corazón. A veces las mujeres “tapamos” para esconder miserias familiares y evitar la vergüenza de encontrarnos con las verdades de atropello e injusticias discriminatorias. Debe ser muy impactante tener que escoger entre la verdad y la complicidad familiar. Por eso la gran mayoría de veces, las mujeres sufrimos, guardamos y el mayor número de tumores los padecen las mujeres. Y no es casualidad que sea en los senos porque “alimentamos” a los nuestros desde cualquier perspectiva, así sea desde la complicidad.