lunes, 3 de agosto de 2009

Como Animales

He tenido una gran admiración por los planteamientos de Gerardo Schmedling, organizados bajo el nombre de “Magia del amor”. Alfredo Besosa, uno de sus mejores discípulos, viene desde hace mas de 3 años entregando cada mes la información que sustenta esta teoría, advirtiendo que está “prohibido” creerla hasta que cada participante no la compruebe dentro de su propia experiencia. “Magia” asume planteamientos bien estructurados pero, claro, no puede ser perfecta puesto que humanamente todas las teorías están sujetos a revisión por el devenir de los tiempos donde el cambio es obvio y tampoco es una teoría “concluída” puesto que cada día aparecen nuevos descubrimientos e informaciones que enriquecen lo que ya se conoce.
En la última reunión se planteó, que el instinto es parte estructurante de nuestra personalidad (obvio) puesto que somos seres psicosociobiológicos. Pero lo que no comparto y me parece peligroso es el concepto de que, en el tema de la sexualidad, “copulamos como animales” puesto que el instinto nos motiva a esa conducta. También para “Magia”, un hombre o una mujer que hagan pareja “siempre deben estar dispuestos” a tener relaciones sexuales para “evitar” que su pareja se consiga otra persona. No importa si lo desee o no. ¡Debe estar dispuesta! Y tercera “perla” que me es imposible compartir es que antes de ser “infiel físicamente” (cuando se siente atraído por otra persona) usted debe tener relaciones con su pareja, “usando” su cuerpo, pero mentalmente haciéndole el amor a quien desee o con quién su corazón esté conectado. Para no ser infiel “físico” están permitidas todas las infidelidades mentales. Lo importante es “hacer una actuación” para que su matrimonio continúe y el otro o la otra “jure” que usted está a su lado, así su mente y su corazón, estén a miles de años de distancia. Todo en aras de “no herir al otro u otra”.Tres ideas que conforman parte de la teoría de “Magia” imposibles de asimilar. Si aceptamos que copulamos como animales, es la necesidad la que maneja nuestra vida y en aras de ese planteamiento un hombre puede “necesitar” (no desear) acostarse con alguien y ante su imperiosa necesidad instintiva se puede encontrar a cualquier mujer en su camino: hijas, familiares, hermanas, vecinas, etc. Copular como animales nos reduce al nivel de caníbales donde el instinto y la necesidad “mandan” la parada. Si en algo NO nos parecemos a los animales es en la sexualidad puesto que el deseo (no la necesidad) está sustentado por el lenguaje y la historia. Peligrosa la idea de “copular como animales”. ¿Cuántas violaciones y abusos se gestan en la necesidad de copular instintivamente? Allí mismo, en el planteamiento sexual, la manera mas rápida de matar un deseo es estar “siempre dispuestos”. Muchísimos hombres “matan” el deseo femenino al estar siempre dispuestos, anulándole a ella la posibilidad de desear. La queja femenina mas común se sintetiza en “para que tan siquiera lo intento si él siempre quiere”. Habría que preguntarse qué tanta necesidad compulsiva tiene el hombre patriarcal de no permitir a su compañera desearlo, adelantándosele siempre. Y ni qué decir de “actuar” para salvar un matrimonio. El tema de la infidelidad merece una revisión pero no para fingir sino para enfrentar. Detrás, uno de los temas mas complejos del mundo moderno: la vigencia del matrimonio. Lo que queremos es acaso un “cuerpo de carne” o lo que se desea es un ser integrado. Está abierta la discusión.

No hay comentarios: