“Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas guardé silencio porque
yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé
silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los
sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a
buscar a los judíos, no pronuncié palabra, porque yo no era judío. Cuando
finalmente vinieron a buscarme a mí, no había nadie más que pudiera protestar.”
Este poema del pastor alemán Martin Niemöller, adjudicado equivocadamente a Bertolt Brecht es
muy pertinente ahora para referirnos a la crisis con Ecuador. Creo que nuestro
país es muy claro en no evadir la responsabilidad de su conflicto, lo ha padecido,
lo ha sufrido, se ha doblegado ante el, pero no puede asumir la responsabilidad
de todo lo que sucede en los países vecinos. La dualidad de acción, quedar bien
con Dios y con el diablo, es una conducta repetida tanto a nivel individual
como social y claro, las consecuencias no se hacen esperar. El gobierno de
Rafael Correa (Lenin Moreno vicepresidente) tendría mucho que decir sobre esta
ambivalencia. El actual Presidente Moreno podría refrescar su memoria para explicar
la “cierta” complicidad de ese momento y cómo esas actuaciones se convirtieron
en los antecedentes de lo de hoy. ¿Es
solo “culpa” de Colombia lo que se está viviendo en la frontera con Ecuador?
¿Por qué se tuvo que llegar a la “invasión” del territorio ecuatoriano en el
campamento de Raúl Reyes? Colombia sabía que si “avisaba” el gobierno de Rafael
Correa (vicepresidente Lenin Moreno) éste advertiría (¿a quien?) de lo que iba
a suceder y entonces… ¿Cómo explicar que hoy en Ecuador exista una persecución
al general Naranjo y a otros militares por los resultados del ataque al
campamento de las Farc con Reyes incluído? Al fin que, cooperamos, pero jugamos
a que “no tenemos nada que ver”, nos hacemos los de la “vista gorda”, les damos
refugio y protección pero sin que nos hagan daño. ¿Cómo son las políticas?
La idea no es lavarse la manos sino asumir la responsabilidad que claro,
es compartida. Los hechos son contundentes. Tampoco sirve hacer una
“competencia” de culpas. Señalar a uno solo de los actores no es la solución.
En política existen nuevas expresiones que hay que aprender a practicar. Solidaridad,
cooperación, apoyo. Hay que eliminar la fatal competencia. La historia no puede
continuar siendo una feroz guerra de egos, poderes, economías o políticas. Para
aquellos que creen en la competitividad, ojalá puedan bajarse de esa nube para
empezar a visualizar cooperación. Si todos aunamos esfuerzos ganamos todos. Ni
siquiera la educación puede ser competitiva. Premiar al primero en notas es estimular la
competencia. No se estudia para ganar se estudia para aprender.
Entonces, no son las fronteras de uno u otro lado las únicas
responsables de lo que se está viviendo. Aún mas, si hay un país le va bien y a
otros no, “padecerá” las consecuencias de su bienestar atrayendo a los que les
va mal. Imposible sustraerse del sentido de globalización. O sea que, o miramos
para el lado o no podremos alcanzar tranquilidad en ningún lugar del planeta.
Aquí no hay “buenos” o “malos” países. Aquí hay un mundo de diferentes soñando
con vivir en paz. ¿Cómo lo hacemos?
Gloria H. @Revolturas

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