Nadie en Colombia está expuesto a ese nivel de acusaciones sobre
su actuar como este personaje. Nadie. No existe mes –por hablar de una medida
de tiempo- donde “El” o alguno de su entorno no quede implicado en algo. Hoy
son las falsas acusaciones contra Iván Cepeda que se le “devuelven” para ser
“El”, el culpable de haber inventado la información. Pero antes estaban las
madres de Soacha, los falsos positivos, la masacre del Aro, su hermano presunto
asesino, sus hijos “comerciantes” inescrupulosos, su cuñada narcotraficante,
creador de grupos paramilitares, manipulador de pruebas, perseguidor de
periodistas, las chuzadas del DAS, sospechoso violador de mujer periodista,
mentiras por doquier en redes suyas o de sus allegados, falsas noticias
promulgadas desde sus cuarteles, sus alfiles implicados en hechos delictivos.
Hackers, la campaña de Oscar Iván Zuluaga. Pareciera que todo lo que lo rodea
se contamina de su energía, de su rabiosa (y peligrosa) energía hasta lograr
que los límites entre lo correcto y lo
ilegal se esfumen. ¡Por Dios!,
¿es posible que todo lo que se dice de “El” sea invento y persecución? Si es
tan bueno, tan claro y transparente ¿por qué siempre lo ronda el fantasma de lo
ilegal o incorrecto o ”fuera de la norma”?
Alguien puede explicar ¿qué es lo que sucede con este personaje? ¿Por
qué semana tras semana “brota” un pendiente legal donde “EL” queda implicado?
Ni Juan Manuel Santos con tan “mala imagen” recibe ni la mínima parte de lo que
este individuo se gana en acusaciones y demandas. Ni el, ni los suyos, ni su
entorno. No, nos pueden creer tan ingenuos de pensar que TODO es inventado, que
todo son falsas acusaciones, que todo es persecución. Imposible.
¿Qué hay en la personalidad de este hombre que ha llevado al país
a esta polarización tan extrema? ¿Qué tiene para lograr fieles fanáticos tan
serviles que no logran ver con un mínimo de objetividad lo qué sucede con su
actuar? Es como si todo lo que el hace, fuera aceptado como perfecto. Habló
“dios”, “lo que diga Uribe” y ni siquiera merece un cuestionamiento o una
revisión . Pero fuera de su entorno servil, sus actuaciones son totalmente
cuestionables. Las dudas ante sus comportamientos políticos se multiplican y no
es posible que acusación tras acusación, todas sean equivocadas y el sea una
“pobre” víctima del gobierno actual. No es posible.
La carta de su hijo hablando de la decencia de su padre es
totalmente lógica porque cuando un individuo es tan absolutamente manipulador lleva
implícita una doble personalidad. O en términos de Carl Jung, la sombra, el
lado oculto que es complementario del
otro matiz. El padre que el hijo describe es real pero no elimina a la otra
parte, totalmente seductora y perversa. Lo uno no excluye lo otro. Por el
contrario es absolutamente “coherente” en la patología esta dualidad de
actuación. En un escenario perfecto se muestra tierno, comprensivo, conciliador
y en el otro (el que sus hijos y nietos no logran ver) el despiadado hombre
capaz de cualquier cosa por lograr su objetivo.
El poder lleva a perder el sentido de las proporciones. El poder
obnubila. El poder y la rabia no miden consecuencias.
No existe en Colombia un político con tantas acusaciones. ¿Cómo
explicarlo? ¿Cómo entenderlo?
Gloria H. @Revolturas

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