martes, 27 de febrero de 2018

¿Dónde están sus hijos?


¿Qué tanto se llega a conocer a las personas de nuestro entorno? ¿Qué tanto podemos “meter las manos a la candela” por los familiares mas cercanos? ¿Por nuestros amigos? Vivir con una persona, tener vínculos de sangre o de afecto con ella, es acaso la contraseña que nos garantiza saber quién es verdaderamente? Todas estas inquietudes son válidas cuando se da con un caso como el de María Andrea Cabrera, la hija del general del Ejército que murió hace unos días por intoxicación de drogas y alcohol. Porque la pregunta mas delicada de todo el proceso en este momento se la deben estar haciendo sus padres. ¿Realmente conocían a su hija? ¿Quién era María Andrea? No se puede desconocer que las personas tienen actitudes diferente en diferentes espacios. No es lo mismo estar frente a papá y mamá que en una reunión de amigos. ¿Cuáles son los alcances o cambios en uno u otro escenario? No tienen que ser comportamientos contrarios, pero si hay un “destape” mayor con pares que con personas que representen poder o jerarquía. Las noticias van y vienen, los comentarios de los amigos y amigas, la necesidad de “zafarse” de un lío judicial, todo puede se un coctel de interpretaciones, suposiciones que desvirtúan o modifican la imagen que se tenía de una persona. Aún para sus padres.

Una persona jamás llega a conocerse totalmente, sin que ello sea negativo. La idea de la transparencia como sinónimo de afecto, incondicionalidad u honradez, está mandada a recoger. No significa que se deba vivir “disfrazado”, pero los seres humanos somos cambiantes, estamos sujetos a presiones y circunstancias que van modificando nuestras creencias y conceptos. ¡Y valores! No necesariamente para mal. Existe un lugar interior, a donde no llega nadie y ese lugar es nuestra identidad, nuestra intimidad, que no le pertenece a nadie. Además, no tiene que ver con afectos. ¿“Entrego” mi intimidad a cambio de afecto? Nunca.

Para los padres de María Andrea es muy complejo el momento porque o, prueban que María Andrea murió asesinada o ¡no conocían a su hija? Y esa respuesta es “de vida o muerte”. Cuántos casos se conocen de personas que mueren y luego se “destapan” situaciones que ni se sospechaban. Relaciones paralelas, hijos “escondidos”, sexualidades no manifestadas, negocios turbios, deudas impagables. Y ni qué decir de la información guardada en un computador que queda al descubierto cuando el suscrito no tiene ya control de esa información registrada con tanto celo. Conocernos y conocer al otro es un imposible. Nos aproximamos pero la “totalidad” no existe en la condición humana porque somos seres de energía en continuo movimiento. Todo cambia y aquello que se denomina traición puede ser un giro de vida personal que se requiere porque ya no se es el mismo de hace algún tiempo. Se “traiciona” lo anterior pero se escoge lo que se construye en el presente y lo que continúa. Nada fácil pero es la realidad.

Los hijos no nos pertenecen ni son clones. Lo que ellos viven tiene nuestra marca pero no es determinante ni exclusiva. Ellos también deciden. Su biología, los ancestros, el proyecto sentido que los engendró, el significado de su momento de vida en la nuestra, una caja de sorpresas pero no para desesperarse sino, sanamente, para aceptarlo. Somos, en definitiva, espectadores.


Gloria H. @Revolturas

#MensajesGloriaH #GloriaH #PsicologaCali Gloria H 
www.revolturas.com

martes, 20 de febrero de 2018

El



Nadie en Colombia está expuesto a ese nivel de acusaciones sobre su actuar como este personaje. Nadie. No existe mes –por hablar de una medida de tiempo- donde “El” o alguno de su entorno no quede implicado en algo. Hoy son las falsas acusaciones contra Iván Cepeda que se le “devuelven” para ser “El”, el culpable de haber inventado la información. Pero antes estaban las madres de Soacha, los falsos positivos, la masacre del Aro, su hermano presunto asesino, sus hijos “comerciantes” inescrupulosos, su cuñada narcotraficante, creador de grupos paramilitares, manipulador de pruebas, perseguidor de periodistas, las chuzadas del DAS, sospechoso violador de mujer periodista, mentiras por doquier en redes suyas o de sus allegados, falsas noticias promulgadas desde sus cuarteles, sus alfiles implicados en hechos delictivos. Hackers, la campaña de Oscar Iván Zuluaga. Pareciera que todo lo que lo rodea se contamina de su energía, de su rabiosa (y peligrosa) energía hasta lograr que los límites entre lo correcto y lo  ilegal se esfumen.  ¡Por Dios!, ¿es posible que todo lo que se dice de “El” sea invento y persecución? Si es tan bueno, tan claro y transparente ¿por qué siempre lo ronda el fantasma de lo ilegal o incorrecto o ”fuera de la norma”?  Alguien puede explicar ¿qué es lo que sucede con este personaje? ¿Por qué semana tras semana “brota” un pendiente legal donde “EL” queda implicado? Ni Juan Manuel Santos con tan “mala imagen” recibe ni la mínima parte de lo que este individuo se gana en acusaciones y demandas. Ni el, ni los suyos, ni su entorno. No, nos pueden creer tan ingenuos de pensar que TODO es inventado, que todo son falsas acusaciones, que todo es persecución. Imposible.

¿Qué hay en la personalidad de este hombre que ha llevado al país a esta polarización tan extrema? ¿Qué tiene para lograr fieles fanáticos tan serviles que no logran ver con un mínimo de objetividad lo qué sucede con su actuar? Es como si todo lo que el hace, fuera aceptado como perfecto. Habló “dios”, “lo que diga Uribe” y ni siquiera merece un cuestionamiento o una revisión . Pero fuera de su entorno servil, sus actuaciones son totalmente cuestionables. Las dudas ante sus comportamientos políticos se multiplican y no es posible que acusación tras acusación, todas sean equivocadas y el sea una “pobre” víctima del gobierno actual. No es posible.

La carta de su hijo hablando de la decencia de su padre es totalmente lógica porque cuando un individuo es tan absolutamente manipulador lleva implícita una doble personalidad. O en términos de Carl Jung, la sombra, el lado oculto que es  complementario del otro matiz. El padre que el hijo describe es real pero no elimina a la otra parte, totalmente seductora y perversa. Lo uno no excluye lo otro. Por el contrario es absolutamente “coherente” en la patología esta dualidad de actuación. En un escenario perfecto se muestra tierno, comprensivo, conciliador y en el otro (el que sus hijos y nietos no logran ver) el despiadado hombre capaz de cualquier cosa por lograr su objetivo.  El poder lleva a perder el sentido de las proporciones. El poder obnubila. El poder y la rabia no miden consecuencias.

No existe en Colombia un político con tantas acusaciones. ¿Cómo explicarlo? ¿Cómo entenderlo?

Gloria H. @Revolturas

lunes, 19 de febrero de 2018

viernes, 16 de febrero de 2018

martes, 13 de febrero de 2018

Eva tentó a Adán



Esta creencia milenaria, elemental como tantas otras explicaciones de nuestra historia, sigue calando en el imaginario colectivo y todavía hoy es la justificación para la actuación y comportamiento de muchísimas personas en el siglo XXI. Sí, Eva, mujer, es una tentación. Eva, mujer, es un “pecado” ambulante. Eva, mujer, es la culpable de que el hombre “se desborde”. Eva, mujer, debe cuidarse, no sola a ella misma, sino también al “pobrecito” hombre que no sabe que hacer con sus hormonas. Eva, la mujer, debe “controlar” los desmanes masculinos porque por ella, por sus comportamientos, el hombre la irrespeta, la violenta, le levanta la falda y la mata. Eva es la culpable de las actuaciones masculinas. ¿Sera que sí son tan vulnerables los frágiles hombres?

Y está tan inyectado en la cultura la creencia de la culpa de la mujer, de su pecado por tentar a Adán, que la semana pasada ante un incidente vergonzoso con una estudiante a la que un compañero le levantó la falda, la Pontificia Bolivariana de Medellín sacó un comunicado en su página oficial recomendando que las mujeres no usaran falda para asistir a clases porque “perturbarían a los profesores y estudiantes”. Sí, luego quitaron el comunicado que si era en la página oficial pero no era redactado por la universidad, pero si se publicó pero no era oficial, pero lo recomendaron algunas personas con acceso a la página oficial, pero no eran las políticas de la U. Mejor dicho, “si pero no”. Lo que en definitiva queda claro es que en el trasfondo de nuestra cultura sí existe la idea de que la mujer perturba. De que la mujer debe “portarse bien” para evitar desmanes y comportamientos agresivos por parte de los hombres. La Pontificia Bolivariana es una universidad confesional desde donde el mensaje sobre la mujer peligrosa es mucho mas contundente. Detrás está la filosofía de la Iglesia Católica, patriarcal como muchas otras religiones arcaicas, donde la mujer no tiene los mismos derechos que los hombres y es responsable de tentar al hombre. Como se dice en el argot popular “se les salió lo primitivo”. A nadie se le “ocurrió” en ese primer momento un comunicado pidiendo respeto por la mujer, no. El primer impulso, desde el imaginario, es darle rienda suelta a la idea de la mujer mala, pecadora y tentadora.  Luego, claro, vino la rectificación, las excusas, “no quisimos decirlo”, etc, etc

En el imaginario colectivo existen multitud de mitos que alimentan la violencia de género. Hace días en prestigioso colegio una educadora insinuó que un niño trataba mal a su compañera, se burlaba de ella y la irrespetaba porque la niña “le gustaba”. La filosofía de “porque te quiero te apórreo”. ¡En un colegio que educa hombres y mujeres! Sí, la violencia de género enquistada en la cultura y tan “natural” que ni siquiera se ve. El abuso brota tan espontáneo que ayudar a caer en cuenta se vuelve un trabajo prioritario. Y hasta cansón. Pero hay que hacerlo. Observe en la publicidad fotos de parejas donde, por lo general, la mujer “suplica” con sus gestos o miradas, algo de atención masculina. Allí está el macho y ella “ruega”.  Los hechos que a diario suceden dan prueba de que para la cultura, la mujer es responsable de cualquier desmán masculino. Aún debe pagar por ello porque Eva sigue tentando a Adán.

Gloria H. @Revolturas

lunes, 12 de febrero de 2018

viernes, 9 de febrero de 2018

jueves, 8 de febrero de 2018

miércoles, 7 de febrero de 2018

martes, 6 de febrero de 2018

El silencio de Mons. Monsalve



Los silencios no son inocentes. Los silencios tienen lenguaje a veces excesivamente ruidoso, a veces atronador. Son una manera de transmitir sentimientos y emociones de forma mucho mas contundente que las palabras. En un silencio caben todas las interpretaciones posibles. Y quienes lo usan como arma de desprecio o descalificación, son verdaderamente conscientes de su fuerza y su poderío. El silencio es una manera de invisibilizar al otro. Son formas de descalificación donde lo que se quiere decir es algo semejante “no oigo, porque usted no existe”.

Y si me ofendió que el Arzobispo de Cali patrocinara que en plena Catedral de Cali,  dentro del pesebre de Navidad se colocaran letreros con un texto que decía “Si Jesús fuera antioqueño”, me ha ofendido mas su silencio ante la columna donde le solicitaba una explicación por su actitud. Sí, puede jugar a que “nadie la lee”, “no le paro bolas”, “evito la polémica”, “dentro de unos días nadie se acuerda”, “deje así” y tantas otras mañas que tienen los políticos (cualquiera que sea su escenario) para pasar de agache. Pero no, Monseñor, yo necesito una explicación de por qué usted despreció de tal manera la autoestima vallecaucana. Por qué su actitud frente a nuestra sociedad. Y entonces, ahora sí, por sus actitudes ante los cuestionamientos, vamos sumando… Una situación difícil la tiene cualquiera. Pero ahora son demasiados “asuntos” pendientes (no aclarados) los que rondan la diócesis de Cali y la actitud de la curia definitivamente no colabora en el manejo de las relaciones. No se persigue a Monseñor, no, Cali, no tiene (pareciera, hasta ahora) nada contra él, pero es obvio que “no se ayuda”. Sus actitudes verdaderamente hostiles o despreciativas hacia la ciudadanía, hacen que se lo sienta lejano (¿en Antioquia?).  Por todo lado surgen opiniones serias, escritos y palabras contundentes, pero Monseñor “juega” a que estamos equivocados. A que se lo persigue. A que lo estamos “sacando” de la ciudad. Pero, no se cómo se puedan interpretar los letreros de Monseñor en el Pesebre de la Catedral. ¿La sociedad vallecaucana lo está “sacando” o él se está yendo, o nunca fue uno de los nuestros y ni siquiera vibró por la vallecaucanidad? Si no es Monseñor, (porque no se ”rebaja” para darle explicaciones a una señora deslenguada) entonces que alguien me dé la explicación “científica” de la conducta de la curia de Cali sobre los letreros del pesebre donde se añoraba un Jesús antioqueño. En Cali. No quiero imaginarme que hubiera pasado si en la Catedral de Medellín, un arzobispo de origen caleño coloca a lo largo del recorrido hacia el altar varios letreros expresando “Si Jesús fuera vallecaucano”.   Ni me lo imagino.

¿Son los hechos o es el talante de Monseñor Monsalve? Es posible que ante la gravedad de lo que vive la curia, este reclamo sea una pendejada. Los líos internos en el manejo de la Catedral, los dineros “mal invertidos”, la defensa de sacerdotes condenados, todo suma. Pero en definitiva lo mas grave es la NO claridad que ronda la Curia. Considero que como sociedad vallecaucana tenemos derecho a una explicación y ojalá que como comunidad nos uniéramos para exigir respuestas. Porque como lo dijo Monseñor aquí en el Valle es mejor ser antioqueño. ¿Será que sí? ¿Le preguntas Aura Lucía? 


Gloria H. @Revolturas

lunes, 5 de febrero de 2018

viernes, 2 de febrero de 2018

jueves, 1 de febrero de 2018