jueves, 28 de diciembre de 2017

miércoles, 27 de diciembre de 2017

martes, 26 de diciembre de 2017

El paso del tiempo


El 31 de Diciembre inexorablemente comunica con finales, con períodos que terminan, con ciclos que se cierran. La vida no es eterna y la finitud golpea como nunca mientras cantamos “faltan 5 pa’ las 12”. Allí esta el tiempo escapándose de las manos sin que haya poder humano capaz de detenerlo. Ni el dinero, ni el poder, ni la sabiduría, logran atraparlo. Corre y corre y según datos científicos, cada vez mas rápido. ¿Será que sí?  Alguien dijo que las actuales 24 horas que marcan un día, hoy por hoy son en realidad 16. La resonancia Schumann y otras explicaciones científicas le aclararían el asunto a los interesados. Pero el tiempo corre y allí estamos nosotros, atrapados en su espiral, o en su locura o en su inexistencia. Sí, ¿por qué quien dijo que el tiempo existe? ¿Quiénes hablaron de pasado, presente y futuro? ¿Quiénes nos condenaron a quedar secuestrados en su secuencia? ¿Acaso existe algo mas que un presente eterno?

Jean Pierre Garnier, científico francés, es el autor de la teoría del desdoblamiento del tiempo, una manera muy diferente de concebir la vida y el tiempo, claro. Muy posiblemente vamos a tener que aprender nuevas concepciones (o realidades) sobre el tiempo. Hasta ahora, manejamos tres categorías, pasado presente y futuro, que en otra dimensión no existen. No es fácil de asimilar. Cuando se sale de la órbita terrestre, el tiempo transcurre en otra resolución, muchísimo mas acelerado. Aquí, en esta dimensión, viviríamos entonces en un tiempo ralentizado. O sea que el tiempo tal como lo asimilamos, si cambiamos de órbita no se da como nosotros lo percibimos. Además qué tan subjetivo termina siendo, qué tanto depende de nuestra percepción o sensación…cuando estamos en una situación agradable el tiempo se pasa “volando” pero cuando hay una incomodidad o una espera, “los minutos se vuelven eternos”. En la misma dimensión. ¿Quién no lo ha experimentado?

Este 31 de Diciembre  otra vez, habla de finales, de épocas que concluyen. Ilusiones frustradas, expectativas resueltas, metas conseguidas, logros obtenidos, pero finales definitivos, círculos cerrados, épocas que no volverán. Podemos tener espejo retrovisor y la amargura será infinita porque lo que ya se vivió, bueno o malo, jamás volverá. La nostalgia, ese amarre al pasado, ese mirar para atrás creyendo que allá hemos dejado lo mejor de nuestra vida, termina lastimando, desgarrando el presente, porque como en las falsas noticias y creencias, la vida esta para adelante, nunca para atrás. Los seres humanos necesitamos construir secuencias de manera que podamos digerir los acontecimientos. Un eterno presente será dificilísimo de manejar pero…es lo único real que siempre nos acompaña.

Hay muchas maneras de hacerse daño, sin necesidad de que sea un tercero el responsable de nuestro sufrimiento. Basta con lastimarse añorando situaciones del pasado, o juzgándose por errores ya cometidos, o carcomiéndose las entrañas “por lo que no se hizo”. La vida, repito, está para adelante. Y necesitamos el pasado para aprender de él pero nunca para torturarnos por su existencia. 31 de Diciembre es una oportunidad maravillosa de esperar lo que está por venir, con optimismo,  y creyendo en la infinita capacidad del ser humano para superarse cada vez mas, es la evolución. ¡A eso vinimos!


Gloria H. @Revolturas

viernes, 22 de diciembre de 2017

jueves, 21 de diciembre de 2017

miércoles, 20 de diciembre de 2017

martes, 19 de diciembre de 2017

¿Dónde el 24? ¿Y el 31?


Diciembre es un mes de paradojas. Por un lado están las costumbres y tradiciones que nos repiten a voz en cuello que Navidad es la época del amor, la alegría, el encuentro familiar, los abrazos y el mundo maravilloso de la amistad. Pero cada vez es mas claro que hemos montado a Diciembre sobre una mentira, una ilusión, o una farsa, porque ni el amor, la alegría o los encuentros familiares se dan con la “facilidad” que desearíamos. Aun mas, ¡no se dan! Lo que se produce son una serie de desencuentros, de dificultades, de roces,  de divisiones porque la familia “no se comporta” como dice la propaganda. La familia de la foto no existe. Y menos aún en el mundo moderno, independiente, rebelde, que intenta zafarse de las costumbres para “caminar diferente”. Ya no es tan fácil “obligar” a nombre de la autoridad, o la costumbre o la tradición, a que la familia se reúna a pesar de la hartera y la oposición de varios de los participantes del núcleo familiar. La modernidad ha permitido la sublevación y entonces todos no acatan las “órdenes” del amor parental. Y desde el comienzo del mes surge la “nefasta” inquietud “¿dónde pasaremos el 24?, ¿y con quien el 31?”.

La familia consanguínea está conformada por personas que se supone, fueron “alimentadas” con la misma leche. Se esperaría (se supone) que tengan mas o menos un comportamiento uniforme. Pero la uniformidad y disciplina son pura teoría. Cada vez mas los hijos no siguen las mismas instrucciones, les da hartera la tradición y es mas fácil cuadrar a 4 micos para una foto a que los lazos de sangre faciliten el desenvolvimiento del ideal de familia. Y si a esto se le mezcla las familias políticas con otras costumbres e ideas diferentes, donde los temperamentos, costumbres, comidas, gustos y hasta regionalismos no coinciden, Diciembre lejos de ser el mes del amor y la alegría, puede convertirse en el mes de las pesadillas.  

Por eso cada vez se parece mas a una máscara. Cada año es mas cercano a una tragicomedia, montado sobre una apariencia. Lo importante es “blindarse” contra las falsas ilusiones de que Diciembre trae cosido a sus entrañas la palabra “amor y reconciliación”. Llega Navidad y no significa que los problemas desaparecen. El abrazo del 24 o el del 31 no “alcanzan” para limar asperezas, o diferencias ancestrales. Al menos soportan 4 horas de reunión y varios aguardientes encima… Lo importante entonces es aprender a manejar situaciones incómodas y no soñar con que van a desaparecer.

La tradición continúa pero la actitud debe ser diferente. Lo primero bajarse de la nube de la familia perfecta.  Quedan descartados los reclamos, las ilusiones, las expectativas.  No espere nada, no porque no lo quieran o se lo merezca sino porque nadie tiene la obligación de darle nada. Los hijos tienen derecho a crecer e irse. Tienen derecho a “elegir” con quien pasar las fiestas. Donde pasar el 24 o el 31 no puede convertirse en un asunto de vida o muerte. Y no se debe manipular con la culpa o el chantaje afectivo (en lo que somos expertas las mamas). Es una festividad que si se conecta con lo espiritual debe producir paz interior a pesar del ajetreo exterior. Lo importante es aceptar que  con las luces de Navidad no llega implícita la reconciliación. Esa hay que construirla y no solo desearla.


Gloria H. @Revolturas

lunes, 18 de diciembre de 2017

viernes, 15 de diciembre de 2017

jueves, 14 de diciembre de 2017

miércoles, 13 de diciembre de 2017

martes, 12 de diciembre de 2017

Trump ¿necesario?




Tiene que ver con tus creencias. Y con el sentido de la vida. ¿Para qué nacemos? ¿Qué estamos haciendo aquí? No, no es necesario creer en Dios (ahora tan de moda cuestionar su existencia), pero si preguntarse al menos qué es lo que hacemos en esta tierra como seres humanos con vida. Y si la respuesta (elemental) es que nacemos para aprender, que nuestra tarea cada día es intentar ser “mejores personas”, obvio entonces que individuos como Donald Trump son “necesarios”, casi indispensables en ese aprendizaje. Si no existen seres como él, ¿cómo aprendemos?

Dentro de esta línea de pensamiento, cada quien puede tener su propia lista de tiranos. O torturadores. O malvados. O, (en términos espirituales) de maestros. Sí, maestros. Porque maestro es el que enseña. El que con sus acciones nos motiva a imitarlo o por el contrario nos muestra cuán enfermizos son sus comportamientos para no repetirlos. Y en este terreno, Donald Trump es un experto. A través de los 11 meses de su mandato, cada semana una acción suya, que golpean tan fuerte, señala cómo no debe ser el comportamiento humano. Pasando por encima de cualquiera, a nombre de los Estados Unidos de América, su actitud desafiante y prepotente es un continuo aprendizaje. El egoísmo, el cinismo (o la patología) lo blindan para hacer lo que se le dé la gana. ¿Copiamos?

¿Por qué lo eligieron? ¿Cómo un hombre como él, que le importa un higo lo que suceda fuera de sus fronteras, puede sentarse en la silla de presidencia del país mas poderoso del mundo occidental, excluir y discriminar a los seres humanos, por el lugar donde nacieron, por el color de su piel o por sus condiciones económicas? Actúa y enseña. Afuera, en ese “espejo Trump” podemos mirarnos y ver la injusticia, el absurdo de creerse superior o de “mejor familia” sin dimensionar el dolor o el sufrimiento que nuestros actos producen en los demás. Cómo es de cruel la discriminación y cuánto dolor o sufrimiento generan a personas aparentemente inocentes. Sí, es una sensación de infinita impotencia porque nada podemos hacer, nada. Pareciera como si el mundo mirara el desarrollo de una película sólo que nosotros estamos en el libreto y no sabemos su final. Pero, debemos aprender, debemos intentar no repetir conductas semejantes. ¿Qué tan Trump podemos llegar a ser? ¿Qué tan atrevidos somos, disponiendo de la vida de los que nos rodean como nos da la gana?

Sus acciones  cuestionan la condición humana. ¿Así somos todos? ¿Qué nos diferencia, qué nos iguala? No es un asunto de tener la razón. Es la aceptación de la diferencia como parte fundamental del existir. Aceptación aun cuando no se compartan los comportamientos. Aceptar los hechos no es complicidad, es realidad.   ¡Trump enseña! La soberbia llevada al límite. El poder del poder. Aprender historia, conocer sobre el mundo oriental, captar el poder de la tiranía, la responsabilidad de un voto apresurado, observar a un narciso que no respeta normas, leyes, un hombre que no conoce el significado de la palabra tolerancia. El fantasma de una catástrofe mundial ronda. Lo paradójico es que aún existen personas que lo consideran héroe. La teoría de los niveles de conciencia ayuda a explicar el por qué de su nombramiento. Qué complejo pero Trump ¡es el maestro!  Aprendemos o seguimos repitiendo.


Gloria H. @Revolturas

jueves, 7 de diciembre de 2017

miércoles, 6 de diciembre de 2017

martes, 5 de diciembre de 2017

Etica y Psicología


Esta misma semana, recibí en mi consultorio el caso de una niña, Lucía, 9 años, hija de padres separados, llevada a consulta por su madre porque la menor dice que cuando va a la casa de su papá, él la toca, se mete con ella en la cama e intenta debajo de las cobijas, que se quede quieta y “disfrute” del contacto con su padre. De acuerdo a una sanción de castigo que impuso el Tribunal Deontológico y Bioético de Psicología y al comportamiento que considera se debe continuar ejerciendo, ni yo ni ningún psicólogo podría recibir a la niña sin el consentimiento del padre, a pesar de que la madre desea con urgencia proteger a su hija. La mamá no  acude aún a la justicia para el consentimiento exigido (en reemplazo del padre) porque quiere antes contar con el diagnóstico de un profesional en Psicología que avale las palabras y actitudes de su hija. Lógico, el padre no acepta ninguna insinuación sobre este tema e impide que la niña asista a “esas pendejadas de psicología”.

Según las interpretaciones del Tribunal Deontológico y Bioético de Psicología se está cometiendo una falta porque no importan ni el miedo, la palabra y el cambio de actitud de la niña, ni la impotencia de la madre frente al padre atropellador porque no hay consentimiento oficial de los dos progenitores. Lógico no hay ni podrá haber consentimiento del padre para que la niña reciba asesoría psicológica que podría develar su conducta patológica. La madre no quiere hacer pública la problemática hasta no tener una certeza profesional de las palabras de la niña y por eso está en el proceso psicológico particular antes de acceder a la Justicia correspondiente.

Por lo mismo, la actitudes de la niña claramente manifiestas, de acuerdo al Tribunal Deontológico y Bioético de Psicología no permiten deducir la salud mental del padre puesto que éste no es paciente de la psicóloga que recibe a la niña. Ni la percepción, el análisis, la intuición y el conocimiento, (componentes eminentemente psicológicos y avalados por los estudios de la profesión de Psicología) pueden aplicarse para trabajar un caso. No puede darse ninguna interpretación (técnica psicoanalítica) puesto que desde esta mirada cognitiva de psicología, sólo existe lo eminentemente literal.

No importa ninguno de los efectos de la situación manifestados claramente en el comportamiento de la menor. De acuerdo a los conceptos del actual Tribunal Deontológico y Bioético de Psicología, un niño o niña no merecen ser cuidados y protegidos con la sola duda del peligro que esté corriendo en cualquier nivel de su existencia (afectivo, sexual, emocional). De acuerdo con este Tribunal Deontológico y Bioético de Psicología ¡hay que proteger al adulto! El derecho de los mayores y más del padre, deben privilegiarse por encima de los del menor. Actitud totalmente contraria a las nuevas miradas sobre la necesidad de protección del menor y la lucha contra la violencia del mundo patriarcal. ¿Quién atiende el sentir y el dolor de un niño? Abrir la compuerta de las emociones, empezar a oír historias íntimas de profundo sufrimiento que nunca fueron escuchados, eso es lo que hay reprimido en el inconsciente colectivo. ¿Hasta cuando? Hasta tomar conciencia y considerar que nada, nada puede estar por encima del sentir infantil..


 Gloria H. @Revolutras