El crimen de Yuliana Samboni, causado por Rafael Uribe Noguera, genera
diversas miradas. La mas fácil, lógica e inmediatista, llenarse de indignación,
repudiar al criminal y al estilo Trump, pedir pena de muerte para el asesino.
Es la forma como la sociedad busca cobrar (y ¿reparar?) el hecho. Podría ser
también un intento por lavarse las manos y expiar una posible responsabilidad
social. No es la única arista. Está la
familia de la niña, su dolor, su angustia, su indignación. El perder a su hija
y mas aún la manera en que fue asesinada. No hay compensación para su
sufrimiento. Papá y mamá, impotentes, doblegados por el hecho, sin tener alguna
forma de explicación que mitigue la pérdida de su pequeña.
Están la Justicia, los jueces, la interpretación del hecho.
Entiendo de acuerdo a las declaraciones del último fallo, que existen errores
individuales que se asumen como ejemplos para la sociedad. Un individuo y su
falta son ejemplarizantes para el núcleo social. De allí que a Rafael Uribe se
le hayan extendido tanto la pena de 52 a
58 años como la multa, hasta el punto de no tener con que pagarla. Cobro con
todo el peso de la ley. Me pregunto si a un individuo condenado a mas de 50
años de prisión le “afecta” que no sean 52 sino 58… es una manera punitiva,
pero no reparadora de sanar problemas. Como cuando a un niño se le impone un
castigo tan excesivo y prolongado que al final “se acostumbra” y ni se acuerda por qué se lo “ganó”.
La otra arista fundamental, la familia del agresor. Desde la
mirada psicológica me pregunto qué clase de familiares, (padres, hermanos,
hijos) cuando se encuentran con un hecho tan impactante y sorpresivo, lo
primero que hacen es tomar el teléfono y
llamar a la policía. ¿Qué clase de seres actuarían de esa manera? Si claro, los
ideales… En un acontecimiento tan pero tan aterrador e increíble, lo que
inicialmente se intenta hacer es
asimilar, digerir, “entender” qué sucedió. Estos “seres ideales” que llaman
ipso facto a la policía no parecen existir. Lo que no significa complicidad
sino tiempo para digerir los hechos… La sociedad espera comportamientos ideales
para seres normales y allí radica una contradicción abismal. No se aceptan las
fallas, los errores…la enfermedad. Es mas fácil hablar de seres malos que
aceptar que existen patologías que motivan a esos comportamientos. El
sufrimiento de la familia del agresor es tan fuerte y desgarrador como la de la
niña. Ambas se encontraron con situaciones inesperadas, ambas sufren por sus
propios hijos.
Si usted como Psicólogo recibe a un paciente como Rafael Uribe lo
juzga como malo o lo trata como a un individuo enfermo. ¿Como profesional de la
salud mental cree que existe la maldad o lo que hay son seres humanos
“atrapados” en historias personales, genéticas y sociales, de las cuales no es
fácil “liberarse”? ¿Cómo lograr el equilibrio? ¿cómo lograr una mirada donde
todas las aristas sean consideradas para construir futuro mas sanador? En
términos espirituales ¿cómo se explica el comportamiento de Uribe Noguera? Si
se lo pregunta a un pastor o moralista obtendrá una respuesta condenatoria.
Pero si se le pregunta a una mente espiritual se sorprenderá de su explicación.
Existen, entonces, varias miradas que deben articularse para definitivamente
sanar sociedades.
Gloria H. @Revolturas

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