Asociar a Jorge Isaac y “María” es inevitable. Sin embargo no creo
que su único mérito fuera escribir
“María”: su vida está llena de situaciones significativas que fueron divulgadas en los últimos días. Por ello cuestionar
la vigencia de “María” no significa cuestionar los méritos del autor. Debo
confesar, entonces, que no entiendo cómo hoy las nuevas generaciones leen “María”.
¡Sin dormirse! Se que el texto es representativo del Valle, sé que adoro a mi
tierra, pero también es válido que aquí en un Valle incluyente y tolerante, podemos
tener maneras diferentes de “mirar” el acontecer regional. La obra como trabajo literario es una cosa, la
región que describe es otra y la actualidad del manuscrito, otra. Reunir los
tres componentes y hacer una amalgama para justificar su vigencia, lo considero una
equivocación, o mas suave, un despropósito.
Personalmente, no la soporto. No me la imagino en el mundo de hoy.
No sé cómo un joven del siglo XXI puede digerirla. No entiendo cómo se le
ocurre a un profesor exigirla como texto para una clase de español. No logro
asimilar qué podrían hacer hoy María y Efraín en el acelerado mundo actual.
Cómo, un muchachito o muchachita de 14
años, en el mundo de los juegos electrónicos, la época de los animados
japoneses, la era de las galaxias, o en los mundos llenos de colores,
movimiento y empuje, pueda resistir dos páginas seguidas de “María”. Sí, que estoy
diciendo algo que para muchos sonará a blasfemia, pero ¡es real! Que la obra es poética, que transcribe
paisajes increíbles del Valle del Cauca, también es cierto. Pero en el trepidar
del mundo de hoy, qué difícil es poder digerir “María” y descubrir su valor
como obra perenne. Como texto
representativo para las generaciones del
siglo XXI.
“María” es un referente vallecaucano y debería ser consultada para
estudiosos de Literatura o interesados en temas de vallecaucanidad. Es un texto
para “expertos” o especialmente motivados. Pero pretender que “guste”, que la “disfrute”, un joven en bachillerato lo
considero un poco pretencioso. ¡El mundo cambió! No podré renunciar nunca a mi
profesión inicial de profesora de Literatura (con título) y por ello entiendo
que sintonizar con el momento del estudiante es vital. No educamos tan sólo
para llenar de conocimientos sino también para darle sentido a sus vidas. Y
“Maria está a “años luz” de la vida de los jóvenes de hoy. O en términos de la
novela, su idealismo termina siendo chocante precisamente por iluso. Salido de
la realidad, el mundo de hoy “no soporta” la lentitud de “María”. En el mundo real para un adolescente es mas fácil acercarse en
vivo y en directo a “El Paraíso” que digerir la novela. Donde no pasa nada. Donde las
descripciones requieren de la fantasía del lector para suponer lo que sucede. “María”
es vallecaucana, si, pero hay que buscar
“adaptarla” al mundo de la juventud de manera que dé información sobre la
historia del Valle, pero que no se “duerman” en el aprendizaje. Leerla por
obligación puede “matar” el gusto por la lectura. Hay textos maravillosos que
pueden consultarse pero “imponerlos” en procesos educativos es un suicidio. Lo
importante es que las nuevas generaciones conozcan y valoren nuestra historia. Pero que no se aburran con
ella. ¡Ni se duerman!
Gloria H. @Revolturas
















