martes, 31 de octubre de 2017

“María” ¿tiene vigencia?


Asociar a Jorge Isaac y “María” es inevitable. Sin embargo no creo que su único mérito  fuera escribir “María”: su vida está llena de situaciones significativas que fueron  divulgadas en los últimos días. Por ello cuestionar la vigencia de “María” no significa cuestionar los méritos del autor. Debo confesar, entonces, que no entiendo cómo hoy las nuevas generaciones leen “María”. ¡Sin dormirse! Se que el texto es representativo del Valle, sé que adoro a mi tierra, pero también es válido que aquí en un Valle incluyente y tolerante, podemos tener maneras diferentes de “mirar” el acontecer regional.  La obra como trabajo literario es una cosa, la región que describe es otra y la actualidad del manuscrito, otra. Reunir los tres componentes y hacer una amalgama  para justificar su vigencia, lo considero una equivocación, o mas suave, un despropósito.

Personalmente, no la soporto. No me la imagino en el mundo de hoy. No sé cómo un joven del siglo XXI puede digerirla. No entiendo cómo se le ocurre a un profesor exigirla como texto para una clase de español. No logro asimilar qué podrían hacer hoy María y Efraín en el acelerado mundo actual. Cómo, un muchachito o  muchachita de 14 años, en el mundo de los juegos electrónicos, la época de los animados japoneses, la era de las galaxias, o en los mundos llenos de colores, movimiento y empuje, pueda resistir dos páginas seguidas de “María”. Sí, que estoy diciendo algo que para muchos sonará a blasfemia, pero ¡es real!  Que la obra es poética, que transcribe paisajes increíbles del Valle del Cauca, también es cierto. Pero en el trepidar del mundo de hoy, qué difícil es poder digerir “María” y descubrir su valor como obra perenne. Como  texto representativo para las generaciones  del siglo XXI.

“María” es un referente vallecaucano y debería ser consultada para estudiosos de Literatura o interesados en temas de vallecaucanidad. Es un texto para “expertos” o especialmente motivados. Pero pretender que “guste”, que  la “disfrute”, un joven en bachillerato lo considero un poco pretencioso. ¡El mundo cambió! No podré renunciar nunca a mi profesión inicial de profesora de Literatura (con título) y por ello entiendo que sintonizar con el momento del estudiante es vital. No educamos tan sólo para llenar de conocimientos sino también para darle sentido a sus vidas. Y “Maria está a “años luz” de la vida de los jóvenes de hoy. O en términos de la novela, su idealismo termina siendo chocante precisamente por iluso. Salido de la realidad, el mundo de hoy “no soporta” la lentitud de “María”.  En el mundo real  para un adolescente es mas fácil acercarse en vivo y en directo a “El Paraíso” que digerir  la novela. Donde no pasa nada. Donde las descripciones requieren de la fantasía del lector para suponer lo que sucede. “María” es vallecaucana, si,  pero hay que buscar “adaptarla” al mundo de la juventud de manera que dé información sobre la historia del Valle, pero que no se “duerman” en el aprendizaje. Leerla por obligación puede “matar” el gusto por la lectura. Hay textos maravillosos que pueden consultarse pero “imponerlos” en procesos educativos es un suicidio. Lo importante es que las nuevas generaciones conozcan y valoren  nuestra historia. Pero que no se aburran con ella. ¡Ni se duerman!


Gloria H. @Revolturas

lunes, 30 de octubre de 2017

viernes, 27 de octubre de 2017

jueves, 26 de octubre de 2017

miércoles, 25 de octubre de 2017

martes, 24 de octubre de 2017

Mi “vecino” terrorista


Moises Naím, magnífico analista, escribía hace unos días que en la gran mayoría de los casos el terrorismo que enfrentan algunos países no lo producen extranjeros. Absurdamente los mas peligrosos terroristas son nacionales, aquellos que conviven son quienes atacan. Se pueden blindar fronteras, colocar trabas a los forasteros, reglamentar el ingreso de los foráneos, pero los “nuestros” son los que se ceban en hacer el mayor daño. ¡Que lo diga Colombia! Y qué tal USA donde sus mayores terroristas han nacido en su país, se educan en sus escuelas y Universidades y claro, “matan a los suyos”. El mundo oriental  a diario comprueba esta hipótesis: se agrede a lo que conozco y no soporto. El cobro por creencias diferentes es el precio de la nacionalidad, como si nación fuera sinónimo de unidad y no de diversidad. Cuando mueren extranjeros (lo que impacta a la opinión mundial) se cree que, como la propaganda de Davivienda, estos individuos estuvieron donde no “debían” estar, en el lugar “equivocado” en el momento “equivocado”. Craso error. Estamos donde debemos estar, nadie muere por accidente. Pero va siendo hora de modificar el concepto de terrorismo. ¿Terrorista sólo es el extranjero o también (y peor) “el mío”, el nuestro, el conocido, el vecino, aquel que se nutre de nuestra propia idiosincrasia?

Desde otra  perspectiva, podría decirse lo mismo de las familias, de las parejas, de los colegios, de las instituciones. Sí, hay agresiones de desconocidos, pero los “nuestros” son los mas crueles y despiadados en el momento de infringir el daño. A nombre del amor o de la cercanía parental y familiar, se cometen atropellos que muy posiblemente un extraño no se atrevería a realizar. Como muy bien dijo una mujer abusada “me alertaron de cuidarme de los extraños pero nunca me advirtieron que debía protegerme de mi padre”. El sentido de pertenencia, básico para sobrevivir,  es como un resorte que se puede estirar para incluirme y sentirme parte de, o en el otro extremo, sirve para agredir a quienes no piensan o actúan como “creo” que “debería ser”. Es complejo el sentido de pertenencia o inclusión, porque para muchas personas la igualdad se puede convertir en una obsesión y quien “difiera” del modelo es un apóstata. Agredo a los míos por “traicionar” los valores familiares o nacionales. Pero también están los que “necesitan” la diferencia porque la igualdad los asfixia y por ello lastiman.

¿Cuándo soy parte y cuándo soy diferente? ¿Cuándo los míos son soporte y cuándo son cárcel? No es asunto fácil porque depende del nivel de conciencia que se viva. Encontrar el justo medio entre qué tanto necesito de los míos y qué tanto puedo caminar independiente pasa por la construcción de la individualidad. Pero una individualidad consciente de que, a nombre del amor o de la cercanía no debes esperar y por lo tanto, tampoco debes reclamar. Más aún, no te da permiso para agredir porque “no te entienden” o no comulgan con tus ideas.  Nos destruimos, nos matamos, nos separamos, porque creemos que la unidad monolítica de pensamiento nos debía salvaguardar del peligro pero cuando éste se quiebra por las fisuras de lo diferente, empieza el terror. Solo queda un camino, educar en la flexibilidad, en el respeto por la diferencia. Llevamos siglos intentándolo pero…


Gloria H. @Revolturas

viernes, 20 de octubre de 2017

martes, 17 de octubre de 2017

Rumbo a Cataluña


La suerte me dio la oportunidad de estar mañana en Barcelona, participando de un curso increíble sobre “el desdoblamiento del tiempo” concepto antiquísimo que vuelve a actualizar el físico Jean Pierre Garnier. Ser conscientes de que construimos  futuro con la sola energía del pensamiento es impactante.   Los antiguos lo sabían pero la mente racional y el querer demostrarlo todo nos han marginado de conocimientos y herramientas utilísimas que bien vale la pena desempolvar. Y ¡practicar! Ya les contaré porque este ciclo es el 2 módulo de tres sobre el tema de “el doble” y el desdoblamiento del tiempo. Garnier físico francés, reconocido por la Ciencia en su teoría de fluidos, “descubre” el tema del “doble”, lo actualiza y lo propaga para asegurar mejores condiciones de vida. Sobre todo, calibrar el poder del pensamiento y medir todo su potencial. El pensamiento es onda y energía, construye futuro y está en las manos de cada quien saberlo utilizar.

Pero ¿cómo es volver a una Barcelona revolcada por sus cambios políticos? En menos de 3 meses, esta ciudad ha vivido impactos fuertes que no se quedan tan solo adheridos a las fachadas de los edificios o “rodando” por sus calles. Impactos como lo de Las Ramblas y ahora la supuesta independencia, “tocan” la condición humana y claro, afectan las relaciones entre unos y otros. El ambiente de una ciudad lo hacen sus gentes, su forma de respirar, de pensar, su manera de crear sueños o desilusionarse de su entorno. Barcelona siempre ha sido encantadora y ahora convulsionada por la energía que la ronda, debe ser una ciudad diferente. Eso no significa que haya perdido encanto, pero si es una comunidad donde la fractura se debe respirar en cada rincón. La división genera prevención y de allí viene el miedo. Los diferentes pueden sentirse como peligrosos y entonces…

Lo que si es claro es que en cualquier parte del mundo, los políticos son iguales. Ofrecen mentiras y claro, no pueden sostenerlas. ¿Cómo hacerlo? Su esencia es el cinismo, el descaro, la indiferencia, el no “importaculismo”. Pareciera que juegan con la gente, como si la creyeran con discapacidad mental. El “si pero no” de Carlos Puigdemont definitivamente es vergonzoso. No quiere quedar mal con nadie pero se asustó con las consecuencias, imagino que la económica de primera. Mas de 100 empresas que ya retiraron su sede principal de Barcelona, evitando el posible colapso de verse obligadas a salir de la Unión Europea. Al igual que con el brexit, no se miden efectos y los dirigentes “matan el tigre y se asustan con el cuero”.  Afortunadamente para muchos, la supuesta independencia quedó en veremos y ahora, aun cuando  parezca que recular es humillante, mas vale corregir antes de definir.

A esta Barcelona convulsionada se llega esperando que el proceso actual no quiebre su encanto y no dañe el talante alegre y despreocupado de sus gentes. Algún psicoanalista podría hasta explicar los hechos con una supuesta rivalidad entre ciudades hermanas. Ambas, Madrid y Barcelona, reclaman el mismo puesto y el mismo poder. Ser segunda sintiéndose capaz de ser primera no es fácil de asimilar. Envalentonar comunidades detrás de espejismos es muy fácil pero aterrizarlos a la realidad si que es complejo.  Allí está Barcelona a la expectativa de su futuro.


Gloria H. @revolturas

viernes, 13 de octubre de 2017

jueves, 12 de octubre de 2017

miércoles, 11 de octubre de 2017

martes, 10 de octubre de 2017

Clínica Transgénero


Al revisar la historia se ve que la gran mayoría de los cambios de la humanidad, sus avances para el desarrollo, los grandes descubrimientos que permiten mejores condiciones de vida, los han realizado hombres y mujeres que se atreven. Personas que logran trascender lo cotidiano, lo concreto, lo que está allí y parece obvio pero con la convicción de que “hay mas” revisan, investigan, analizan y… logran el avance. Descubren que todo no es en blanco y negro, que existen los matices, que las diferencias se dan no para agredirnos sino para aceptarnos. No es fácil porque son quienes “ponen el pecho” y se ganan condenas, diatribas, vergüenzas, hasta la muerte. El escarnio público está a la vuelta de la esquina pero de la mano de la ciencia estos hombres y mujeres siempre se han atrevido. Son los pioneros. Y por el bien de todos logran su propósito. Sí, hay quienes “usan” esos avances en beneficio propio o para lograr objetivos no claros, pero vale la pena correr el riesgo. ¿Se gana o se pierde con el “atrevimiento” científico?

¿Qué le habría pasado a la Humanidad si las creencias religiosas hubieran “mandado la parada”? ¿Dónde estaríamos? ¿Si la Ciencia, en especial, la relacionada con la salud, hubiera optado por seguir amarrada a la Religión, que hubiera pasado con el  mundo moderno? Para bien y para mal. No, no voy a hacer un panegírico de la modernidad como si fuera una panacea perfecta. Pero estamos donde estamos y estamos mejor gracias a que el mundo evoluciona. Panika lo dice en sus trabajos. Ni siquiera los niveles de violencia son medio parecidos a los anteriores en la historia del mundo. Hemos avanzado gracias a los pioneros que se atrevieron. La quietud, lo estático es muerte.

Entiendo que la ignorancia produce miedo. Y cuando el miedo invade, no hay razonamiento que valga. Visceralmente el miedo obnubila, cierra, encarcela. La ignorancia sobre el tema sexual es abismal. Mezclado con religión es un coctel molotov que produce desastres. Y muertes. Todavía en pleno siglo XXI mentalidades asustadas siguen creyendo que la homosexualidad es una enfermedad. Y lo que es peor que “la curan” como si fuera un ”mal” que se suprime. Sorprende que sean las Iglesias las que mas lastiman la conducta humana con su mirada excluyente y enjuiciadora. ¿Creen que Dios “perseguiría” homosexuales? ¿Qué clase de Dios es aquel en que creen? 

Una clínica incluyente donde se analiza interdisciplinariamente situaciones de identidad de género, es un avance científico y coloca a la ciudad en el terreno de la inclusión como ninguna otra en Colombia. Desde una posición tolerante, incluyente y científica, felicitaciones a la Fundación Valle del Lili por su audacia y responsabilidad al asumir como pioneros un tema tan delicado y necesario. La ideología de género no existe (otra vez la ignorancia haciendo de las suyas) y trabajar el tema de las dificultades en el campo de la identidad de género, desde una posición interdisciplinaria, es absolutamente reparador. Es tenderle la mano a hombres, mujeres y sus familias, para aprender a vivir de manera menos angustiante, desgarradora y dolorosa. El rechazo social impacta y posiciones conservadoras  agravan el problema. ¿Quiénes les han dado la potestad de juzgar a quienes son diferentes? ¿”Su” Dios los autoriza?


Gloria H. @Revolturas

lunes, 9 de octubre de 2017

viernes, 6 de octubre de 2017

jueves, 5 de octubre de 2017

miércoles, 4 de octubre de 2017

martes, 3 de octubre de 2017

Andrés Felipe Arias victimista


Sí, tiene derecho a cambiar. Tiene derecho a ser mejor ser humano. Tiene derecho a arrepentirse. Tiene derecho a su dolor y a que su familia esté “destruída”. Las palabras de su padre son totalmente lógicas por la situación que viven. “MI hijo no ha hecho nada malo”. Para un padre o una madre es difícil aceptar las “faltas” de sus hijos. Su esposa y sus hijos también tienen derecho a la dimensión de su tristeza. A expresarla, a gritarla, a suplicar. Tienen derecho  a no aceptar que un Juez norteamericano lo haya condenado. Como lo condenaron también en Colombia. Es un dolor sincero, profundo, pero…

Víctima y victimismo no son lo mismo. La víctima es una persona que ha sufrido una agresión, que ha vivido situaciones complejas, propiciadas desde el mundo externo sin “colaboración” del doliente. La agresión es inesperada y por momentos sorpresiva. Su dolor puede ser infinito y desgarrador. El victimismo, por el contrario,  es la actitud de un individuo que  asume el rol de “pobrecito”, que necesita que lo vean sufriendo para generar sentimientos de conmiseración y de esa manera lograr su objetivo. ¿Cuál? Manipular y confundir al medio que lo rodea.  La acción victimista es de adentro hacia afuera, un papel estudiado y calculado, donde lo importante es responsabilizar o culpar a los otros del aparente dolor o humillación.

Andrés Felipe Arias es un hombre de “dos tiempos”. Aun que se refugia en el victimismo como mecanismo de presión, puede estar arrepentido, “no lo vuelvo a hacer”, “me equivoqué”, mientras que Colombia aún no olvida ni pasa la página. Aquí recordamos su enorme prepotencia, su soberbia cuando en actitudes desafiantes, no le importaba medir las consecuencias de sus actos. “Hijo” de Uribe era intocable, lo iba a suceder, iba a continuar con igual política, con igual actitud, con igual arrogancia. Porque si algo tengo presente del señor Arias es precisamente eso, su arrogancia, su displicencia. Su desfachatez para no medir la gravedad de su acción. Argumentar que no se robó un peso, no significa que su actuar fuera correcto. Además, suma una falta gravísima: volarse de la Justicia. Quien le recomendó que se volará le complicó el asunto. No se que tanta culpa anida Uribe que fue hasta allá a acompañar a su pupilo preferido. “Se voló” al igual que se vuela ahora el senador Musa Besaile y si hoy esto es una hecho delictivo, también en su momento lo fue (y lo es) la acción de Arias. No midió consecuencias. La prepotencia obnubila asumiendo que podría estar por encima de la Justicia. Creyó que no tendría repercusiones, que podría explicar… Arias y su familia olvidan la gravedad de su actuar y el victimismo de él y los suyos en este tiempo no borran su comportamiento en el “otro tiempo”. Creo que esta actitud fue una de las que mas impactó a la Justicia norteamericana y por ello, lo mandaron a la cárcel para que “no se vuelva a volar”. ¿Justicia amañada?

Ni él ni su familia creyeron que fallarían en contra. Por eso el victimismo en que se escudan no convence. En “otro tiempo” las triquiñuelas de la política “justificaban” esas actuaciones. “Te ayudo y financias mi campaña”. Arias aprende junto a los suyos, que este país quiere otra clase política. Solo le queda asumirlo para que en Colombia no se vuelva a repetir.  


Gloria H. @Revolturas

lunes, 2 de octubre de 2017