Todavía sigue con el estigma, con la marca. Todavía la tratan
diferente porque creen que es la culpable, que ella “causó el daño”. Para la
religión católica y la versión “elemental” de Adán y Eva, ella fue la
responsable de la caída de Adán. Y por mas esfuerzos que intenten hacer, la
discriminación brota a flor de piel. Todavía hoy en el siglo XXI la mujer con
su cuerpo, es “tentadora” para el hombre, es la que (según parece) lo maneja (¡y
se dejan!) y no hay manera de contrarrestar su peligroso poderío sino
sometiéndola, humillándola.
Entonces, los niveles de exigencia a los cuales debe someterse
para estar frente al Papa no se si calificarlos de absurdos o de
estúpidos. Debe colocarse una mantilla
que la cubra, debe taparse los brazos y la falda debe tener un largo especial,
prudente. Ningún escote, ninguna “insinuación” que tiente o perturbe. Lo dice
el protocolo y debe acatarlo. No puede cruzar las piernas, debe usar colores
oscuros. Maquillaje, perfume y accesorios deben ser mínimos. El cabello si es largo
“se recomienda” recogido. No puede usar pantalones (qué amenaza) y su
vestimenta necesita “aprobación” de la rígida etiqueta de la Curia romana. Lo
mas amorfa e invisible que pueda, nada llamativo ni escandaloso (¡). Ni un
ápice de comparación con las exigencias (¿cuáles?) al mundo masculino. ¿Dios le
habría puesto tantos obstáculos para recibirla? ¿Le habría exigido velo en su
cabeza recordando una burka “disimulada”? El Papa es el representante de Dios
en la tierra y la mujer debe sentir que está ante un ser superior a ella y por
lo tanto todos los protocolos exigen la diferencia para que simbólicamente
sienta cuál es su lugar. Que en la Iglesia Católica jamás ha sido de igualdad,
por el contrario, está bien marcada su retaguardia.
Pienso en el Dios en el que creo y no lo imagino con tanta
exigencia y mucho menos con actitudes tan discriminatorias hacia las mujeres.
Un Dios misógino es un exabrupto. Pero el Dios de la Iglesia Católica “exige” que
ante su representante terrenal, la mujer sienta que debe someterse evitando que
su cuerpo sea “otra vez” motivo de tentación. Pero ni siquiera el Papa
Francisco tan consciente del ostentoso protocolo de la Curia ha logrado manejar
el discriminatorio protocolo contra ella. La Iglesia Católica tiene reglamentos
especiales para el mundo femenino y no ha podido construirlos con equidad. Ah,
claro, las mujeres le tejen los ornamentos, preparan la comida, le arreglaran
la alcoba y la mesa con manteles ungidos por estas “manos femeninas”. Hasta
allí. Esa es la gran participación de la mujer en el mundo del Papa y de sus
sacerdotes. Y aun cuando Francisco ha dado muestras de intentar hacer un cambio
en las rígidas posiciones católicas, en lo que sí “pierden el año” es en el tema mujer. Existe
una barrera, no hay modificaciones. Por el contrario viven aun como en 1950, como si el mundo femenino hubiese
permanecido estático.
PD. Canal 1 da un revolcón a su parrilla y “vende” como
espectacular una novela turca donde la desvalorización de la mujer es
impactante. Hombres poderosos y mujeres “enamoradas” que se dejan pisotear por
el hombre que las salva y reivindica. Otro regreso al pasado. ¿Cambio? Se
innova en noticias y se retrocede en criterios. ¿Mabel sabes de que se trata?
Gloria H. @Revolturas

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