Existe una gran diferencia entre opinar y emitir un criterio. Las
opiniones van y vienen y las hace cualquiera. Sobre lo divino y lo humano. De
lo que quiera y como quiera. Basta con “interesarse” por el tema y lanzar el
chorro de “conocimiento” empírico. Los Medios están llenos de opinadores que
“dan cátedra”, no temen igualarse con el criterio de profesionales y argumentan
muy olímpicos “no estoy de acuerdo”, como si fuera razón para cuestionar un
criterio. Pero los criterios tienen base científica. Impresiona en especial la
“igualada” con los conceptos psicológicos, donde “todos” creen que saben porque
lo psicológico impregna la vida cotidiana y es “tan fácil” hablar de eso.
Empezando por el Procurador. Pareciera que “cualquiera” puede
argumentar sobre pedagogía infantil, psicología o educación sexual, al fin y al
cabo, el “tema” es de interés general y “todos opinamos” pues todos tienen sexo
e hijos y ¡ya! Los abuelos decían que “la ignorancia es atrevida” y basta con
escuchar las opiniones de los últimos días, incluídas las de la organización de
padres y madres de familia denominada “Un paso adelante”. Para ellos, los niños
y niñas no deberían recibir ninguna clase de formación sexual fuera de la casa.
Otra vez, el atrevimiento de la ignorancia. Quieran o no, papas y Procurador,
siempre, siempre hay educación sexual. Lo significativo es poder orientarla
para que sea asertiva. Papá y mamá son los primeros educadores sexuales pero,
qué pena, no siempre los mejores porque ellos educan a sus hijos con la carga
de su historia personal. Y si no se recibe una información nueva, diferente, basada
en criterios psicológicos, se corre el riesgo de “perpetuar” errores. No siempre el “instinto” es la mejor
guía para educar. A veces sí, otras no. Preguntar no sobra. Cuántos castigos
son totalmente instintivos (y crueles) porque se cree que los niños “no saben,
no tienen uso de razón, no entienden”. Y si se cree que un niño es bobo hasta
los 7 años, imagine el trato que recibe.
Para educar de la mejor manera se necesita información nueva,
revisión de creencias y un mínimo de asesoría profesional. Por mas buen papá o
mamá que se sea ante un contratiempo en salud, por ejemplo, no se llega donde
el médico a cuestionar su trabajo. Se le respeta porque hay consciencia de la
ignorancia personal. Igual debería suceder con la Psicología y mas aún, con un
tema como Educación sexual donde el simbolismo está presente en todo el proceso.
Todos tenemos un sexo pero conocer de Anatomía no da título en Sexualidad. Que
lo digan los médicos… Claro, cualquier profesional se puede equivocar porque no
es dios, pero hay que creer en su saber científico. ¡Por algo se los consulta! La
Psicología es una Ciencia y sus
conceptos son científicos. Las opiniones no equivalen a verdad científica, así
se oigan en los Medios. Desde una posición prepotente se considera que la
opinión personal basta para dar cátedra sobre el tema. La sola experiencia no
avala lo que se piensa o expresa, falta el conocimiento.
Opinar es un asunto libre y espontáneo que se multiplica en
micrófonos y redes sociales. El saber psicológico debe hacerlo un profesional o
se corre el riesgo de que los Medios se consideren mas poderosos que la
Ciencia. Pero todo parece indicar que para allá vamos.
Gloria H.

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