jueves, 31 de marzo de 2016
miércoles, 30 de marzo de 2016
martes, 29 de marzo de 2016
Filma, filma.
Me impacto la foto que reprodujo en primera página este diario a
raíz de los atentados de Bélgica. Una mujer herida, aterrorizada, impotente,
con su cara de desconcierto y angustia
mientras el reportero “registra” su dolor para realizar (supongo) una
gráfica de concurso. O, (mermémosle a la interpretación) para hacer una buena
toma de la realidad porque “ese” es su trabajo: fotografiar acontecimientos
cualesquiera que sean y donde sean. A su vez los Medios también transmitieron
el video de un hombre tirado en el piso, sangrando, impotente, mientras que la
cámara capta “en toda su dimensión” su dolor y la sangre que corre por su
cuerpo. El reportero filma y el hombre continúa en el piso desangrándose.
“Gracias” a esos registros (¿cínicos? ¿fríos? ¿indiferentes?) el mundo pudo
captar (¡) la dimensión de lo sucedido. ¿Será que sí?
Y es allí, en situaciones como estas donde vale la pena preguntarse (otra vez) cuál es el papel de
los Medios en momentos de angustia y sufrimiento. Porqué pareciera que a los
periodistas nos interesara mas “nuestra profesión” que el dolor humano. Que
fuera mas importante registrar que colaborar. No, no se requiere ser voluntario
de la Cruz Roja pero ante una situación de emergencia, ¿primero va la cámara
para registrar los hechos antes de contribuir a aliviar (de alguna manera) el
momento de angustia de los dolientes? Igual sucedió con la foto del niño
inmigrante ahogado al borde del mar. Para un buen(¡) periodista ¿es mas valioso
captar el momento “para la historia” que ser humano, solidario y ayudar? ¿Qué
es mas importante la vida o la profesión?
La necesidad de ser protagónicos (individual o colectivamente como
Medios) nos está llevando a confundir prioridades. Pero no sólo le sucede a los
comunicadores. Con ese afán de registrarlo todo, aún en redes sociales, se ven
casos espeluznantes donde lo prioritario es registrar, antes de corregir,
evitar, mediar o colaborar. Se va a caer, hay dolor, hay maltrato pero ¡no
importa¡ El registro fotográfico de lo que va a suceder es mas importante que
evitarlo y “perderse” el momento chistoso o impactante para recibir cuantos “me
gusta” y ser el “autor” de lo mas visto.
Pareciera que casi estuviéramos deseando la tragedia para ser registrada e
inmortalizarnos. Lo importante es que “yo pueda estar allí” para registrarlo y
no que “ojalá” nunca sucediera. Una obra de teatro se titula “Seis personajes
en busca de autor”. Parodiando su título ¿cuántos periodistas “anhelan una
tragedia” en busca del registro oportuno? “Ojalá yo esté allí” podría ser la
motivación de algunos comunicadores.
Y como se dice tantas veces, los terroristas cualquiera que sea su
nombre de pila, necesitan dos elementos básicos para lograr la totalidad de su
objetivo. Que se publique en “todos los medios” posibles y que cause miedo. Que
cada ciudadano de este planeta “resuene” con angustia. Entonces, habrán ganado
porque el pánico genera campos mórficos que paralizan. La resonancia en el
miedo es vital para el terrorismo. De allí que sea básico no quedarse pegado de
ese momento y “construir” otros estados emocionales. Es como una guerra de
energías, terrorismo vs solidaridad. Lo podemos lograr si nos proponemos. Y si
los Medios ayudamos. ¿Primero la profesión que la vida?
Gloria H.
lunes, 28 de marzo de 2016
martes, 22 de marzo de 2016
¿Llenas las Iglesias?
Como se dice en términos taurinos, la Iglesia debe estar esperando
“lleno hasta el tejadillo” para la Semana Santa, confiada en que “los
principios cristianos” se manifiesten en la masiva asistencia de fieles a su
programación. Es importante, entonces preguntar, dado el momento que vive
Colombia, qué clase de asistentes tendrán las Iglesias. Porque, eso de asistir
camándula en mano, dándose golpes de pecho, rezando avemarías o padrenuestros a
voz en cuello, mientras que en el corazón se anida una rabia hacia esos hp
guerrilleros, esas ratas, malnacidos, bandidos, es definitivamente una
contradicción aplastante. O si lo quiere mas claro, una doble moral vergonzosa.
No sé cómo, una persona que quiere que “no nos dejemos” , que “no nos
humillemos” (lo que en plata blanca significa que la guerra continúe, matando
“malos”), no puedo explicarme cómo se acerca al púlpito, comulga, recibe a
Cristo, mientras su mente es un nido de víboras y venganza. ¿Quien me lo
explica?
El ser humano no está divido, es uno sólo. La mente no va por un
lado, el corazón por otro y los principios cristianos “adornan el edificio”.
Todo es uno, integrado, donde soy lo que pienso, lo que siento y lo que actúo.
Si en mi fuero interno hay tanta rabia, tanta venganza, cuentas de cobro, no me
explico cómo me matriculo como cristiano o católico, seguidor de un personaje
cuyo mensaje prioritario fue “no hagas a otro lo que no quieras que te hagan a
ti”. Este principio, que no sólo es del cristianismo, sino de muchas creencias
religiosas que buscan la unidad, todos somos uno, es el que debería instalarse
en la forma de vida de quienes se consideran seguidores de Cristo.
Lo
anterior no significa que los actos humanos equivocados, los errores, los
aprendizajes, no tengan una consecuencia. Pero esa necesidad de sometimiento,
de humillación, de aplastar, anular, arrinconar, sólo puede brotar en corazones
muy primarios en evolución de conciencia, quienes creen que violencia se
combate con violencia. No, no vivimos en un paraíso y precisamente para eso
nacimos, para aprender. Como decía Estanislao Zuleta “En lugar de desear una relación humana inquietante, compleja y perdible,
que estimule nuestra capacidad de luchar y nos obligue a cambiar, deseamos un
idilio sin sombras y sin peligros, un nido de amor y por lo tanto, en última
instancia un retorno al huevo. En vez de desear una sociedad en la que sea
realizable y necesario trabajar (…) deseamos un mundo de satisfacción, una
monstruosa salacuna de abundancia pasivamente recibida”. Existen múltiples situaciones
por corregir y reparar. No es callarse, no es pasar por alto en qué se puede
mejorar, pero es obvio que la guerra y la violencia sólo engendran mas guerra y
violencia. La paz en Colombia empieza en el corazón de cada quién, no para
silenciarse, pero si para aceptar que no existen buenos y malos, ratas y
hampones, educados e ineptos. Somos seres humanos en proceso de construcción,
desarmar el espíritu y el lenguaje ayudaría a que la paz esté mas cerca. En
definitiva lo mas difícil, lo mas complejo, lo mas exigente de la condición
humana es la coherencia. Allí, mas de uno pierde la materia. Pero claro, eso es
lo que todos debemos aprender y practicar, con o sin camándula en mano. ¿Lo
intentamos? @revolturas
Gloria H.
viernes, 18 de marzo de 2016
miércoles, 16 de marzo de 2016
martes, 15 de marzo de 2016
¿Somos tan animales?
Si usted es chileno, tiene una hija “casadera” y le presenta su
novio colombiano, la primera sensación que seguramente le brota de su corazón es
“peligro”. ¿Qué le podría hacer ese hombre a mi hija? En una dificultad ¿hasta
dónde llegaría? Porque el impacto por la forma como el muchacho de Andalucía Valle
Colombia mató a su novia forma ya parte del imaginario colectivo chileno y
asociar hombre colombiano con depravado es instantáneo. Nada ni nadie justifica
la muerte de un ser humano y mucho menos dizque a nombre del amor como es el
argumento para explicar la muerte de una mujer por su pareja. Pero la manera como
la mató es un plus de violencia que no es fácil de asimilar.
Las casas de pique, descuartizar seres humanos y en otros lugares,
“gozar” tirando gente viva de los aviones, pagar salarios por violar mujeres,
cortar cabezas como espectáculo de redes sociales, encerrar seres humanos en
mazmorras, muestran una condición humana que nos iguala con un instinto animal
totalmente depredador. En cualquier lugar del mundo surgen individuos que
asombran por su crueldad. ¿Cómo explicarlo? Desde una mirada biológica, de
sobrevivencia, propia de la naturaleza se impone la ley del mas fuerte como
forma de existir. La sobrevivencia, impulso primario por excelencia, lleva a
“usar” lo que está alrededor para no dejarse morir. Lo externo aparece entonces
como oportunidades para salir adelante, para sobrevivir. La realidad no existe,
solo está la necesidad, como si se viviera en un mundo totalmente autista. Sin
medir cómo o a quién se lastima. Comportamientos como el de este muchacho lo
“igualan” con lo instintivo, con lo animal, con los niveles mas primarios de conciencia.
¿Qué pasa por la mente de un asesino de esta magnitud? Hice la pregunta mal. No
hay mente, no hay conciencia. Sólo impulso “puro”, emoción primaria. Necesidad
de sobrevivencia donde está amenazado, puede perder porque “le quitan” parte de
su yo (la otra persona) y el peligro es eminente. ¿Niveles inferiores de
conciencia, enfermedad mental, comportamiento puramente instintivo?
No somos solo Biología y aun cuando estamos determinados por lo
biológico, allí no nos agotamos. Decía Theilard de Chardin que estamos a mitad
de camino entre las bestias y los dioses. Lo que marca la diferencia es la
conciencia, el caer en cuenta de que somos dueños de nuestro actuar cuando
logramos superar lo puramente instintivo. De acuerdo al desarrollo de la conciencia, que
no depende de la biología, la evolución nos hace mas conscientes, mas humanos,
menos irracionales. Porque la conciencia marca la diferencia con lo instintivo.
La epigenética (por encima de la genética) muestra cómo la conciencia es mas
poderosa que los genes. Somos amos de nuestros genes, no simples victimas. La “nueva”
biología está basada en el hecho de que la percepción controla el comportamiento
y la actividad del gen, como quien dice que no estamos determinados sólo por lo
biológico.
Es difícil
aceptar los niveles de crueldad y violencia que infringe un ser sin conciencia,
desde lo instintivo. ¿Maldad, enfermedad, niveles primarios de evolución? Difícil
respuesta. No somos iguales, ni estamos
en el mismo nivel de conciencia. El contraste que tanto golpea,
paradójicamente, es lo que nos permite aprender. ¡Y para eso nacimos!
lunes, 14 de marzo de 2016
viernes, 11 de marzo de 2016
jueves, 10 de marzo de 2016
miércoles, 9 de marzo de 2016
martes, 8 de marzo de 2016
El poder del falo
Produce una sensación extraña titular “el poder del pene” ¿Lo
publicarían de esa manera? Suena escandaloso ¿será que sí? “Suavizo” entonces escribiendo
falo. Posiblemente por ello se ha hablado del falo para simbolizar el arma mas
poderosa de cuantas existen en el universo y “disimular” su poderío. Pareciera
como si de alguna manera todos le tuviéramos temor. Hace unos días Diego
Martínez (¡te leo!) escribía sobre “el
pipi” de Otálora. No dijo pene por ¿miedo, pena? Al decir pipi hablamos de lo
mismo porque las mujeres también tenemos pipi y todos hacemos pipi. El pipi nos
iguala, el pene diferencia. Y lo que es peor, arrodilla, somete. El pena marca
distinción y da poder. Pero no es fácil escribir sobre ello porque a través de
su poderío descalifica, humilla, se burla, ridiculiza, clasifica, agrede.
Lo tienen los sacerdotes pero también los guerrilleros. Lo han
usado para lo mismo, exactamente para lo mismo: someter, doblegar, aplastar. Lo
utilizan para mostrar que ellos sí pueden, que son poderosos, que tienen el
arma mas poderosa de cuantas existen. Imposible suprimirla. Lo tienen los
políticos pero también los mensajeros. Ah, claro, los deportistas también,
cualquiera que sea su especialidad. Los jueces de la República, los
Magistrados, los Presidentes de los países, como también de organismos
internacionales. Su poderío no se regula por haber estudiado en Harvard, MIT,
Oxford o en la Universidad pirata de la esquina. No. En todas partes está el
arma contundente, poderosa, aplastante. No hay legislación sobre ella, no
existe una reglamentación que ayude a educarla, a limitarla, a regularla. Basta
con sentir para que se levante y haga suyo el territorio que tiene al frente. O
al lado. O a sus pies. En las guerras mas sangrientas no son las balas o
cañones los que mas dañan, no. Es el poder del pene el que mas lastima y lo que
es peor, “prolonga” su agresión en un hijo o hija a la que se puede querer pero
también se rechaza. Una agresión que se arrastra toda la vida y que trae a la
condición humana seres marcados por “la agresión del pene” hijos de una
violación, de un sometimiento humillante. Para toda la vida.
¿Por qué aumenta el número de mujeres que desean, que quieren
vivir solas? ¿por qué aumentan los casos de lesbianismo? Esta arma está en cualquier escenario
haciendo gala de su poder para destruir a su alrededor cuando no se obedecen
sus órdenes. Está en el hogar, lo tiene un hijo, un padre, un abuelo, un
mayordomo, el tío, el amigo, el vecino, el hermano mayor, el de la mitad, el
pequeño. Los profesores, los terapeutas, los entrenadores de gimnasios, ¿qué
hombre no lo tiene y en qué momento no ha sido tentado a someter “amorosamente”
a su “víctima” para acrecentar su poder, su amor o su rabia? Cuando se acaban
las palabras se “muestra” el poder para convencer del todo. Sí, a través de un
pene también se disfruta pero no es el pene el que produce el inmenso placer,
no. Es lo que está “detrás” de ese elemento lo que genera la satisfacción. Hoy,
pareciera que viviéramos bajo el imperio del pene, de esta arma poderosísima
que no obedece norma diferente que el instinto y el dominio. Cuánto dolor,
cuánta humillación produce un pedazo de músculo que cree poder dominar al
mundo. ¿Hoy, día de la mujer, lo seguimos permitiendo?
Gloria H.
lunes, 7 de marzo de 2016
viernes, 4 de marzo de 2016
jueves, 3 de marzo de 2016
miércoles, 2 de marzo de 2016
martes, 1 de marzo de 2016
Psicólogos vs opinadores
Existe una gran diferencia entre opinar y emitir un criterio. Las
opiniones van y vienen y las hace cualquiera. Sobre lo divino y lo humano. De
lo que quiera y como quiera. Basta con “interesarse” por el tema y lanzar el
chorro de “conocimiento” empírico. Los Medios están llenos de opinadores que
“dan cátedra”, no temen igualarse con el criterio de profesionales y argumentan
muy olímpicos “no estoy de acuerdo”, como si fuera razón para cuestionar un
criterio. Pero los criterios tienen base científica. Impresiona en especial la
“igualada” con los conceptos psicológicos, donde “todos” creen que saben porque
lo psicológico impregna la vida cotidiana y es “tan fácil” hablar de eso.
Empezando por el Procurador. Pareciera que “cualquiera” puede
argumentar sobre pedagogía infantil, psicología o educación sexual, al fin y al
cabo, el “tema” es de interés general y “todos opinamos” pues todos tienen sexo
e hijos y ¡ya! Los abuelos decían que “la ignorancia es atrevida” y basta con
escuchar las opiniones de los últimos días, incluídas las de la organización de
padres y madres de familia denominada “Un paso adelante”. Para ellos, los niños
y niñas no deberían recibir ninguna clase de formación sexual fuera de la casa.
Otra vez, el atrevimiento de la ignorancia. Quieran o no, papas y Procurador,
siempre, siempre hay educación sexual. Lo significativo es poder orientarla
para que sea asertiva. Papá y mamá son los primeros educadores sexuales pero,
qué pena, no siempre los mejores porque ellos educan a sus hijos con la carga
de su historia personal. Y si no se recibe una información nueva, diferente, basada
en criterios psicológicos, se corre el riesgo de “perpetuar” errores. No siempre el “instinto” es la mejor
guía para educar. A veces sí, otras no. Preguntar no sobra. Cuántos castigos
son totalmente instintivos (y crueles) porque se cree que los niños “no saben,
no tienen uso de razón, no entienden”. Y si se cree que un niño es bobo hasta
los 7 años, imagine el trato que recibe.
Para educar de la mejor manera se necesita información nueva,
revisión de creencias y un mínimo de asesoría profesional. Por mas buen papá o
mamá que se sea ante un contratiempo en salud, por ejemplo, no se llega donde
el médico a cuestionar su trabajo. Se le respeta porque hay consciencia de la
ignorancia personal. Igual debería suceder con la Psicología y mas aún, con un
tema como Educación sexual donde el simbolismo está presente en todo el proceso.
Todos tenemos un sexo pero conocer de Anatomía no da título en Sexualidad. Que
lo digan los médicos… Claro, cualquier profesional se puede equivocar porque no
es dios, pero hay que creer en su saber científico. ¡Por algo se los consulta! La
Psicología es una Ciencia y sus
conceptos son científicos. Las opiniones no equivalen a verdad científica, así
se oigan en los Medios. Desde una posición prepotente se considera que la
opinión personal basta para dar cátedra sobre el tema. La sola experiencia no
avala lo que se piensa o expresa, falta el conocimiento.
Opinar es un asunto libre y espontáneo que se multiplica en
micrófonos y redes sociales. El saber psicológico debe hacerlo un profesional o
se corre el riesgo de que los Medios se consideren mas poderosos que la
Ciencia. Pero todo parece indicar que para allá vamos.
Gloria H.
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