martes, 9 de febrero de 2016

Mirándonos el ombligo


Hoy se celebra el día del periodista y qué bueno sería que al menos por 24 horas, nos dedicáramos a “mirarnos el ombligo” antes de seguir cuestionando al mundo que nos rodea. Que tuviéramos las agallas de señalar cuáles son nuestros defectos mas prominentes y en qué le estamos fallando a quienes nos leen, oyen o ven. Porque lo que sí es obvio es que ¡no somos perfectos!, aun cuando mas de una vez, como gremio, lo consideremos. Un acto de humildad y coherencia sería atrevernos a mirar nuestra prepotencia y narcisismo para encontrar si lo que realmente nos motiva es el servicio o es el rating. Porque es allí, en ese ítem donde nos obnubilamos y perdemos el sentido de la realidad.

El rating es el enemigo mas grande que tiene un periodista comprometido con el servicio. Así como hace años se suprimieron de los colegios las clasificaciones de primero, segundo o tercer “mejor” estudiante por cuanto no se aprendía por el placer y satisfacción de hacerlo sino por no perder el puesto y estimular una rivalidad malsana, de igual manera debería suprimirse el rating en los Medios de Comunicación. Todavía me conmueve la prepotencia de Manuel Teodoro desde 7 Día, cuando le dice a Catalina Navarro, la mamá de la niña colombo argentina que “confíe que la va a ayudar, que su programa mueve montañas” mientras “la acribilla” con una información sesgada, parcializada e incompleta que causó tanto daño y dolor. Pero claro, a nombre del rating se atrevió a endulzarle el oído para que “hablara” en su espacio y él ufanarse de haber producido el programa de mayor audiencia a nivel nacional. ¿A qué costo? Sorprenden también los twiters de Daniel Coronel furioso porque Vanesa De la Torre entrevista al Defensor Armando Otálora sin cuestionarlo por sus respuestas, poniendo en duda el enfoque de Coronel sobre el hecho conocido. Otro ego de periodista narcisista “en peligro” porque no se le da la razón incondicionalmente. Cuántos otros ejemplos de narcisistas obsesionados por ser los primeros, los “mas”, los indispensables, donde lo que importa es alimentar la imagen personal de ser únicos.  La prioridad inconsciente no es el otro, el servicio, sino la necesidad de tener la razón y acrecentar la importancia personal. Yo lo hice. Yo lo descubrí. Yo lo logré.


¿Cuál es la intención del periodista, cuál debe ser su objetivo? Tener un criterio y manifestarlo no significa imponerlo. Dar una opinión sobre un hecho, desde la óptica de lo que se cree y conoce es su misión aun cuando no complazca. Pero “reclamar” o manipular porque no se le da la razón o deformar hechos para imponer su idea, he allí el meollo de la enfermedad del periodismo. Porque el narcisista no se acepta como es por eso construye otro yo artificial que le ayude a esconder su carencia interior. Debe vivir de la imagen porque pareciera que no hay nada mas, solo eso, imagen. Por eso los Medios, donde se figura, son el escenario propicio para personas con problemas de identidad que necesitan construirla falsamente desde la apariencia y donde el narcisismo se desarrolla en toda su dimensión. Y el rating el elemento mas tóxico puesto que por tenerlo, conservarlo o acrecentarlo un individuo enfermo, el narcisista, llega hasta perder el sentido de la realidad.  ¿Es el periodismo que nos conviene?

No hay comentarios: