Hoy se celebra el día del periodista y qué bueno sería que al
menos por 24 horas, nos dedicáramos a “mirarnos el ombligo” antes de seguir
cuestionando al mundo que nos rodea. Que tuviéramos las agallas de señalar
cuáles son nuestros defectos mas prominentes y en qué le estamos fallando a
quienes nos leen, oyen o ven. Porque lo que sí es obvio es que ¡no somos
perfectos!, aun cuando mas de una vez, como gremio, lo consideremos. Un acto de
humildad y coherencia sería atrevernos a mirar nuestra prepotencia y narcisismo
para encontrar si lo que realmente nos motiva es el servicio o es el rating.
Porque es allí, en ese ítem donde nos obnubilamos y perdemos el sentido de la
realidad.
El rating es el enemigo mas grande que tiene un periodista
comprometido con el servicio. Así como hace años se suprimieron de los colegios
las clasificaciones de primero, segundo o tercer “mejor” estudiante por cuanto
no se aprendía por el placer y satisfacción de hacerlo sino por no perder el
puesto y estimular una rivalidad malsana, de igual manera debería suprimirse el
rating en los Medios de Comunicación. Todavía me conmueve la prepotencia de
Manuel Teodoro desde 7 Día, cuando le dice a Catalina Navarro, la mamá de la
niña colombo argentina que “confíe que la va a ayudar, que su programa mueve
montañas” mientras “la acribilla” con una información sesgada, parcializada e
incompleta que causó tanto daño y dolor. Pero claro, a nombre del rating se
atrevió a endulzarle el oído para que “hablara” en su espacio y él ufanarse de
haber producido el programa de mayor audiencia a nivel nacional. ¿A qué costo? Sorprenden
también los twiters de Daniel Coronel furioso porque Vanesa De la Torre
entrevista al Defensor Armando Otálora sin cuestionarlo por sus respuestas,
poniendo en duda el enfoque de Coronel sobre el hecho conocido. Otro ego de
periodista narcisista “en peligro” porque no se le da la razón
incondicionalmente. Cuántos otros ejemplos de narcisistas obsesionados por ser
los primeros, los “mas”, los indispensables, donde lo que importa es alimentar
la imagen personal de ser únicos. La
prioridad inconsciente no es el otro, el servicio, sino la necesidad de tener
la razón y acrecentar la importancia personal. Yo lo hice. Yo lo descubrí. Yo
lo logré.
¿Cuál es la intención del periodista, cuál debe ser su objetivo? Tener
un criterio y manifestarlo no significa imponerlo. Dar una opinión sobre un
hecho, desde la óptica de lo que se cree y conoce es su misión aun cuando no
complazca. Pero “reclamar” o manipular porque no se le da la razón o deformar
hechos para imponer su idea, he allí el meollo de la enfermedad del periodismo.
Porque el narcisista no se acepta como es por eso construye otro yo artificial
que le ayude a esconder su carencia interior. Debe vivir de la imagen porque
pareciera que no hay nada mas, solo eso, imagen. Por eso los Medios, donde se
figura, son el escenario propicio para personas con problemas de identidad que
necesitan construirla falsamente desde la apariencia y donde el narcisismo se
desarrolla en toda su dimensión. Y el rating el elemento mas tóxico puesto que
por tenerlo, conservarlo o acrecentarlo un individuo enfermo, el narcisista,
llega hasta perder el sentido de la realidad. ¿Es el periodismo que nos conviene?

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