Es claro que a este Gobierno o no le interesa o no conoce qué es
la salud emocional de los seres humanos. Perdió con “la rebelión de las canas”
donde no sólo agredió a muchos “abuelitos” como despectivamente los calificó al
encerrarlos, infantilizarlos y anularlos, sino que rompió las jerarquías
familiares cuyos efectos son inmensos al interior de los hogares. A largo plazo
se verán las consecuencias… pero como este gobierno no le interesa el tema, no
tiene por qué medir sus efectos. Además ¡no aprende! Como dice el refrán no hay
peor ciego que el que no quiere ver. Y Duque no quiere ni ver ni oír. Pareciera que solo escuchara lo que le dicen
en Bogotá o le dice su Jefe. El resto… niños y jóvenes asesinados, niños y
niñas enfermos por confinamiento y terca, obstinado, encerrado en su cabina de
TV, acuartelado en su casa, cree que está haciendo lo adecuado. No hay una
política de Estado frente al valor y cuidado de la infancia y juventud. No sabe
de efectos emocionales en las nuevas generaciones. ¿A quien cuida?
Los niños y niñas no pueden organizar una rebelión al estilo de
los pensantes y consecuentes canosos, pero están sufriendo en sus cuerpos, en
sus vidas, en su mundo emocional. ¿Cómo manejar el llanto de una niña de 6 años
que expresa “me quiero morir”? A los 6 años con niveles de angustia
insostenibles. Niños y niñas con erupciones en la piel, aislamientos, miedo a
otros, malas noches, problemas de alimentación, pataletas… como si se hubiera
abierto una Caja de Pandora, hay de todo. El
miedo es peligrosísimo porque te vuelve irracional y eso es lo que está
formando la política de Duque: una generación de niños y adolescentes imbuídos
de miedo e incertidumbre. Pediatras, Psicólogos, investigadores, todos piden el
retorno de los niños al aula escolar. El trabajo de Jorge Eslava es
contundente… pero no lo oyen. Los niños deben regresar y retomar parte del
entorno que los ayuda a crecer en forma sana. Como muy bien dijo un rector, la
escuela es territorio de paz y dadas las condiciones de espacio, padres y
madres asustados y desesperados, noticias de tv, muertes y asesinatos, el
regresar al menos uno o dos días a la semana a la escuela, sería un bálsamo
para sus emociones. Cada vez se prueba que los niños no se enferman del virus
sino que son grandes transmisores del mismo. Con información clara sobre como
manejar el regreso de los niños de la escuela, cada familia asumiría el
cuidado. Porque estamos en un punto donde tendremos que empezar a escoger la
enfermedad que vivirán los niños y niñas ¿de qué quiere usted que se enfermen
sus hijos?
No hay política de estado frente a salud emocional tampoco la hay
frente al mundo infantil. No puede ser opcional, al arbitro de los miedos
paternos, cuando se regrese a clases. La desconfianza en las instituciones es
tal que no se cree en el gobierno. Los niños no pueden colocar tutelas para defender
sus necesidades: la fragilidad de sus mundos requiere una defensa y protección
por parte de adultos comprometidos, sin importar las críticas. Lo pudieron los canosos,
hay que apoyar a los niños, convertirnos en voceros de sus necesidades. Porque
en el gobierno, nadie los escucha. Su angustia pareciera ser un grito
silencioso que si se oirá, en el futuro, en la calidad de sus vidas.
Gloria H. @GloriaHRevolturas

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