La información es desmesurada, desproporcionada. Viene de todos
lados mezclada con buenas y malas intenciones, con intereses económicos,
motivaciones políticas, retaliaciones, egos desbordados, encuestas que suben y
bajan, como también guerra entre científicos con posiciones ideológicas
diversas. Leer una información significa inmediatamente darle paso a una inquietud ¿qué
hay detrás? ¿de qué “lado” viene? ¿quien la patrocina? Como quien dice que cada
información trae cosida su desconfianza. Hay de todo y la confusión puede
terminar haciendo mas daño que el virus circulante. Claro, el objetivo es
aturdir y amedrentar porque cuando tienes miedo te vuelves irracional. E
irracional eres manejable, actúas como manada y a un rebaño lo maneja un líder,
los demás sólo lo siguen.
El confinamiento como medida inicial para enfrentar el virus, por
recomendación de los especialistas debe ser rectificado. Económicamente ha sido
nefasto y emocionalmente va a terminar causando mas daño que el mismo virus. Aun
cuando parezca desproporcionado, negar la libertad de movimiento puede
enloquecer, produce daño emocional con efectos en la salud física y paradójico,
al producir stres, baja las defensas y la persona está mas propensa al virus. Porque si en situaciones de espacio “normales”
es complejo el encierro, en un espacio físico mínimo (y dependiendo del número
de personas que deban compartirlo) se vuelve insoportable. Y 60 días en un
clima insoportable acaban con la salud mental de cualquiera… Cada vez surgen
mas voces de científicos que hablan de la necesidad de prevención a través de
la nutrición, de inmunológicamente estar preparados, mas que de “encarcelar”
cuerpos. La científica Dolores J. Cahill, preguntaban por las credenciales de
los especialistas que están asesorando a los gobiernos que han recomendado
confinamiento. Tener una buena nutrición, disminuir el stress y tomar vitaminas
D, C y zinc son las medidas preventivas mas
adecuadas. Pero al confinamiento no mas.
Tiene que existir “oxigenación” física, debe haber espacio, debe
haber aire. Así como es necesario el distanciamiento físico porque las gotas de
sudor o saliva pueden caerle a un vecino, es prioritario abrir el espacio donde
las personas conviven, para proteger su
salud emocional. Los psicólogos sabemos que si se continúa con políticas de
confinamiento, el deterioro en la salud mental va a ser catastrófico. Juzgar a
los que se salen de “su” casa, es una mirada injusta porque las condiciones de
vida no son iguales y la necesidad de sobrevivencia no tiene futuro, solo
presente. La mirada científica es importante pero como todo conocimiento humano
está sujeto a revisión. Cada día hay mas voces y pruebas sobre el absurdo que
trae centrar todo el resultado en el confinamiento como medida salvadora. Al
abrir la mirada de lo puramente físico a lo social, el panorama no es nada
alentador. La responsabilidad termina siendo de cada quien, en la medida en que
se acepte que hay un virus contagioso, que la distancia y el lavado de manos
son vitales y que debe cuidarse. ¿Hubo medidas precipitadas? Posiblemente si,
lo importante es corregir. No se puede desconocer que la ciencia no ha sido
clara, tiene intereses y la política la ronda y patrocina. La objetividad no
existe. ¿A quien creerle?
Gloria H. @GloriaHRevolturas

No hay comentarios:
Publicar un comentario