Petro está en líos. Su imagen fue duramente golpeada. Pero no sólo
por apariencia sino por la contundencia del video. Sus incondicionales (y
fanáticos) seguidores no saben cómo justificarlo. Claro, no puede faltar la
excusa de que es cortina de humo para tapar otro escándalo. El de la otra
orilla. Cada “bando” se ataca, contraataca y esgrime razones para no dejarse
acorralar. Como sea, utilizando la máxima (que no es de Maquiavelo) de “el fin
justifica los medios”. Pareciera una competencia de enlodamientos. A ver cuál
sale mas sucio (o mas limpio), mas untado (o mas inmaculado) de la alcantarilla
donde se encuentran. Observando “la película” desde la tribuna, la conclusión
elemental es que ambos son idénticos, ambos se parecen porque como dice la
máxima popular los extremos se atraen. La dualidad no es sino una frontera que
pretende separar lo imposible. Las posiciones radicales siempre esconden su
contrario.
Petro es a la izquierda lo que Uribe es a la derecha. En este
momento, pareciera que el partido está empatado. De lado y lado hay acusaciones
demostrando cómo se maneja el poder político desde el egocentrismo y la imposición
de una ideología a costa de cualquier sacrificio. Los seguidores de Petro son
idénticos a los de Uribe. Bolívar, Hollman Morris son la versión izquierdista
de José Obdulio o Macías. Lo importante
es interpretar tratando de mostrar los errores y fallos del otro bando pero
jamás aceptando las equivocaciones del propio. ¿Usted conoce acaso algún
partido político o movimiento que haya reconocido sus metidas de pata? ¿Ha
escuchado en su corta o larga vida un “mea culpa” de alguna organización
política? Porque si no lo han hecho, a pesar de los múltiples errores que hemos
vivido, significa que son perfectos, que las equivocaciones siempre se las
pueden “colgar” al bando contrario y que ellos están limpios de faltas. Claro,
errar es de humanos pero reconocerlo es de decentes. Quién no se ha equivocado
en la vida y a su vez quién no ha tenido que pedir excusas por ello. Pareciera
sin embargo que los políticos pertenecen a una clase especial (¿extraterrestres?)
porque nunca aceptan sus errores. Menos aún, se disculpan por estos.
En un chat que conozco, petrista hasta los tuétanos, aún no han
podido digerir lo que sucede. No pueden, como si intentaran lograr la
cuadratura del círculo. Las argumentaciones son tan descabelladas que la única
conclusión posible es dimensionar lo que hace una ideología y un líder en la
mente de sus fanáticos. Petro y Uribe producen el mismo efecto en sus huestes.
Son una imitación desafortunada de religiones o sectas donde es imposible
pensar por si mismo. Y claro, el jefe-dios es intocable. Para los petristas es casi grotesca o absurda
la manera como se explican el video porque en los extremos de una ideología se
pierde el sentido de la realidad para convertir al líder en una víctima, un
salvador o un perseguido. Jamás es un humano propenso a equivocarse. Siempre
está siendo malinterpretado.
Es el fanatismo. Ahora son los petristas los que sufren las
consecuencias. Como son los uribistas los que padecen los efectos de la
oposición, la crítica y la mala imagen de su gobierno. En la mitad, no se si
usted, pero yo sí, observando cómo los extremos son parte de la misma comedia.
Gloria H. @Revolturas #GloriaH #ArticulosGloriaH

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