Las personas públicas están expuestas a que sus vidas personales
queden bajo la lupa social. ¡El precio
de la fama! Gloriosos y dolorosos. Pues bien, tu ¿Gabriela? ¿Sara? ¿Cuál? hija de
los pastores cristianos Vivian Morales y Luis Alfonso Gutiérrez quedaste
expuesta a ser auscultada como ninguna otra por la campaña que tu mamá emprendió
contra personas como tu. A nombre de Dios. No era su objetivo pero le “rebotó”
porque la incoherencia es lo que mas golpea la autoestima, la inteligencia y lo
cotidiano. Debe ser muy fuerte y desgarrador encontrarse con la realidad de una
madre, pastora de una Iglesia, que rechaza lo que uno es. ¡A nombre de Dios! De
una madre que podría avergonzarse de la hija que engendró. Es un drama doloroso
de fuertes implicaciones en la autoestima. “Defraudar” a la madre es uno de los
conflictos mas angustiantes para un ser humano. Hay que escoger entre complacer
o existir. Entre ser una fotocopia o ser un original. Así, el precio se cobre
en valores de la autoestima.
Ese rechazo, esa condena pública que se vive en la casa de Vivian
Morales es el que enfrentan miles de hombres y mujeres en sus propios hogares.
Hombres y mujeres que no encuentran un lugar en el corazón de sus progenitores.
¡Demoledor! No son los hijos e hijas que sus padres anhelaron y existir es ya
una “contravía” para la armonía familiar. Su orientación sexual resulta una
bofetada para el medio en que crecieron. Festividades como el día de la madre,
navidad o cumpleaños, se convierten en tragedia donde mas de uno o una desearía
que esos días no existieran. ¿Cómo dividir el corazón entre su familia y la
pareja que han elegido? ¿Cómo escoger con cuál quedarse? ¿A quien se le falla,
a la madre o al corazón? No hay que
olvidar que lo mas demoledor son las contradicciones. La incoherencia de las
creencias genera impotencia porque esta cultura se pavonea con el poder de la
inteligencia, la lógica de los argumentos, el discurso de la palabra. Pero ante
el fanatismo no hay razón que valga. El fanatismo es perverso porque “organiza”
las explicaciones con una frescura que raya en el cinismo. En Psicología se
recomienda no argumentar con un perverso porque ¡siempre pierdes! Discutir con
un fanático es hablarle al viento y mas cuando la justificación se ampara bajo
el nombre de Dios. Allí siempre te ganan porque o te engarzas en la pelea,
pierdes y te llenas de rabia, o te retiras y “respetas” la elementalidad de tu
contradictor. Claro, a nombre de Dios. ¿Y si será cierto que Dios condena las
adopciones de niños por parte de solteros, viudos o parejas del mismo sexo? ¿Si será cierto que para Dios sólo existe un
modelo de familia?
Esta semana estará en Cali el pastor John C Maxwell una eminencia
en el tema de liderazgo. Su conferencia la dará el viernes pero la ocasión es
propicia para preguntarle a él como líder de una Iglesia fuera de Colombia,
cuál es el peso de las creencias frente a los temas del mundo moderno. Si este
Dios de Vivian y Lucio es el mismo Dios de sus creencias y de su Iglesia.
Preguntarle a Maxwell cómo se ejerce el liderazgo desde la pluralidad
ideológica. Cuál es su concepto en temas como de la diversidad sexual,
respondiendo desde su posición de Pastor y de líder. Que bueno oírlo con un
discurso refrescante y equilibrado.
Gloria H. @Revolturas

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