Los actos humanos son interpretables. Y por mas que se diga que no
es sano suponer, (“Los cuatro acuerdos”) es obvio que las interpretaciones
están a la orden del día. De alguna manera, todo en la vida es una suposición.
Desde un diagnóstico médico (que supone lo que puede tener el paciente) hasta
una relación de pareja donde puedo interpretar que tanto me quieren por las palabras,
actitudes y comportamientos de mi compañero. Pues bien a Cali le “cobraron” la
actitud de Monseñor Darío Monsalve excluyéndola de la gira papal. Pudimos estar
pero no estamos. Y no es que los caleños
queramos sacar a Monseñor, recurrente argumento de victimismo con el que se
implora cuando se sabe que se perdió y se actuó mal. No, nos cobraron su
reacción ante el caso de pederastia del
sacerdote Mazo. Decirlo ahora no es ni sacarlo ni arrinconarlo. Es solo un
retrato de hechos reales y puntuales que no se supieron manejar.
El obstinarse en avalar una declaración nefasta del abogado
representante de la Curia, el no retractarse de culpar a la familias de los
hechos, la pelea de “quinta” con el abogado Elmer Montaño, y para rematar la
solicitud de Monseñor Castro, su superior, de que rectificara (y no lo ha hecho) todo
contribuyó a que los organizadores de la agenda papal miraran “para el norte”
de Colombia pero nunca para el sur. ¿El Papa vendría a Cali a “respaldar” a una
Curia que no tuvo ni las agallas ni la gallardía de reconocer la falta de
pederastia como debió manejarse? ¿Cómo
el Papá iba a llegar a Cali la ciudad donde sus representantes 6 meses antes
habían culpado a las familias del abuso de un sacerdote? Totalmente imposible.
Allí está la cuenta de cobro.
Se lo cobraron a Cali. Y se lo cobraron con creces. El Papa
Francisco no podía “premiar” a una ciudad que presentó tan mal manejo de un
asunto que es una vergüenza mundial para la Iglesia Católica. No podían
“reconocer” a una administración eclesiástica a la que le faltó claridad y
decisión para enfrentar los hechos de pederastia. La Iglesia también cobra. Es
humana y necesita imagen, público y reconocimiento. No se que tanto se pierda o
se gane económicamente con la venida del Papa a la ciudad. Considero que el
daño es mas simbólico, mas de “no merecieron”. Sonó como una cachetada. Nos
“sacaron” y tenemos un inri sobre la imagen de la ciudad.
Personalmente no me “mata” Francisco: su papado es mas de imagen
que de contenido. Con las mujeres todo sigue igual. En lenguaje popular “puro
tilín tilín y nada de paletas”. Ningún cambio que signifique equidad y
valoración. Para la iglesia la mujer sigue siendo ciudadana de segunda.
Francisco es un hombre con carisma que intenta acercarse y esto conmueve,
produce audiencia. Pero su discriminación a la mujer es total y completa. Sorprende
como algunos hombres poderosos “incluyen” a la mujer en un colectivo pueblo, y creen que esa es una manera de reconocerla.
Lo que pasó con el Jurado que eligió monumento para el Aereopuerto de Cali.
Ninguna mujer en ese grupo decisorio. “Esta incluída en el colectivo voto
popular” se justificaron. Lo que en definitiva no es mas que una forma burlona
de discriminación. Hombres, en cualquier escenario, humanos, cobradores y
excluyentes. La Iglesia, también humana, cobra. ¡Y a Cali le cobraron!
Gloria H. @revolturas

No hay comentarios:
Publicar un comentario