¿Por qué duele? No es de tu familia, no lo veías “nunca”, no había
una amistad o una cercanía de contacto de manera que pudiese extrañar su
presencia. Entonces ¿por qué duele? ¿Por qué en medio de la satisfacción de
escuchar a los conferencistas de Exposer, magníficos y enriquecedoras, la
noticia de su muerte produjo dolor y tristeza? Como si algo faltara, como si
algo se rompiera, como si te hubieses quedado sin un referente personal. ¿Cómo
explicarlo?
Martin Felton fue rector del colegio Bolívar durante muchos años.
De origen estadunidense, se “platanizó” (creo que él mismo utilizaba ese
expresión) y terminó siendo mas caleño que cualquiera que hubiera nacido en
plena Plaza de Caycedo. Sintonizó de una manera muy especial con la ciudad
porque “era de los nuestros” pero no perdió ni su esencia “gringa” ni su
criterio en el enfoque de circunstancias positivas o adversas. Combinaba
condiciones muy particulares que lo hacían un hombre firme y flexible a la vez.
Sabía escuchar y para mi fue uno de los sellos que le impregnó al Colegio en su
época. Cuando se llegaba al Bolívar
había interlocutores que atendían tu solicitud, sin que ello significara que se
resolvieran a tu favor. Pero había quien escuchara… Tenía un concepto de la
educación muy particular que marcó a los estudiantes de su época. La educación
no era sólo académica e intelectual. Privilegió el deporte, la diversidad de
actividades, el respeto por la diferencia de enfoques religiosos, la ética como
forma de vida, el arte como expresión de emociones. No había profesiones
mejores o peores. La diversidad fue otro de sus sellos educativos. Podían ser
futbolistas o médicos, artistas o ingenieros, no importaba. Cada estudiante
podía luchar por su sueño porque no era lo intelectual lo prioritario sino la
formación integral, placentera, que los llevara a cumplir sus anhelos y deseos.
Se que parte de mi tristeza por su partida podría explicarse
porque fue el hombre que marcó la educación de nuestro hijo. Hay aprendizajes
que no se dan ni en los libros ni en los currículos oficiales y Felton supo muy
bien transmitir “algo mas” que educación intelectual. El sentido de la amistad, la necesidad de
abrirse al mundo, la pluralidad, marcó a esas generaciones de estudiantes. Les
abrió la mente, los conectó con algo mas allá de Cali y les sembró la semilla
de que el mundo podía también ser de ellos. Fue visionario, arriesgado,
respetuoso, irreverente, pero paradójicamente, contenía, no había desborde ni
en sus ideas ni en su actitud. Porque conoció mas que ninguno lo que significaba
la coherencia, así hubiesen errores o situaciones de conflicto. Lo admiré
muchísimo como educador, con esa tranquilidad con que manejaba las dificultades
sin ofuscarse o alterarse, así internamente pudiera vivir un caos. Por momentos daba la sensación de ser un
hombre de sangre fría, mesurado, calculador para darle a cada hecho su
verdadera dimensión. Era antes que cualquier cosa, educador para la vida,
educador para el futuro, educador para el mundo de hoy.
Por encima de cualquier filosofía institucional, a los colegios los
“marcan” sus rectores. Martín Felton le puso su sello al Bolívar y Cali no tiene
mas que agradecerle que formó a muchas generaciones con su sello muy
particular. Descanse en paz Mr. Felton.
Gloria H. @revolturas

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