Usted puede creer o no, está en todo su derecho. Pero el que no
crea, no invalida el conocimiento, ni este desaparece porque no lo acepte.
Independiente de sus creencias, la ciencia avanza y los datos existen. Algunos
saberes “asustan” sobre todo, cuando explican situaciones “inexplicables” para
la mente racional. La Psicogenealogía es al mundo de hoy lo que el
Psicoanálisis fue en el siglo XX. El
árbol genealógico y los acontecimientos familiares generan compromisos
inconscientes a los cuales quedamos amarrados sin que lo hayamos decidido en
forma consciente. Lo no dicho, duelos no enfrentados, secretos, abortos, hijos
ilegítimos, quiebras económicas, asesinatos, suicidios, sexualidades no
asumidas, son algunas de las circunstancias que se cargan y arrastran de
generación en generación, vividos a través de uno o varios miembros de la
familia, hasta que se toma conciencia de ello y se libera el lastre
generacional. Igual sucede con la historia de las naciones. Anne Ancelin Schutzenberger
tiene testimonios impactantes en su libro “Ay mis ancestros”.
¿Qué pasa en Colombia? Existe una historia de violencia ancestral.
Las FARC asesinan al papá de Alvaro Uribe. Su dolor lacerante, profundo, marca la vida de toda la familia (leer su biografía). Al no
haberlo podido evitar, la Psicogenealogía explica que quedó un pendiente de
venganza que Uribe canalizó muy bien a través de su obsesión por acabar con la
guerrilla. En esos momentos le ayudó muchísimo a Colombia porque la patria y él
resonaron en lo mismo. Pero como no se los derrotó, hoy se firma un acuerdo que
busca detener la historia de violencia nacional. Colombia lo anhela, pero
Alvaro Uribe no lo acepta porque su resentir familiar es mas fuerte que el
momento presente que vive el país. El proceso de paz “lo asusta”, lo paraliza,
lo enfurece, porque impide cobrar(¡) su
eterna venganza. El linaje por encima del territorio.
“Es por ti papá” pareciera que fuera la motivación que alimenta su
NO recalcitrante, obsesivo. Aceptar la paz es “traicionar” la memoria del
padre, es fallarle, es no haber hecho lo suficiente para “reparar” la historia
familiar desde la venganza. Lo único aceptable que “calma” el pendiente es el
sometimiento, la rendición del enemigo. Lo contrario, cualquier concesión, es
traicionar al padre. La venganza en nombre del padre es un resentir
inconsciente. Lo delicado es que, si el pendiente no se enfrenta de manera
reparadora, está venganza inconsciente atrae mas violencia. En Psicología se
dice que es un “suicidio disimulado”. Uribe
no tiene mesura en sus palabras, el desafío y la provocación se convierten en
su objetivo: necesita repetir “lo vivo como tu”, “lo sufro como tu”. Cada vez necesita
mas guardaespaldas para evitar que la provocación despierte reacciones
elementales y primarias. El resentir inconsciente busca una “reparación” que
(increíble) pueden ser mas muertes y violencia creyendo de esa forma saldar la
cuenta. “Lo hago por ti papá” para “imaginar” que ya no seré considerado mal
hijo porque no te cuidé lo suficiente al fallarte “permitiendo morir” de esa
manera. Ahora el desafío, la provocación, son las formas “reparadoras” como esa
historia familiar intenta tener paz. Desafiando el peligro, desafiando la
muerte, desangrando un país. ¿Aceptable?
Gloria H. @revolturas

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