martes, 13 de septiembre de 2016

“Es por ti, papá”


Usted puede creer o no, está en todo su derecho. Pero el que no crea, no invalida el conocimiento, ni este desaparece porque no lo acepte. Independiente de sus creencias, la ciencia avanza y los datos existen. Algunos saberes “asustan” sobre todo, cuando explican situaciones “inexplicables” para la mente racional. La Psicogenealogía es al mundo de hoy lo que el Psicoanálisis fue en el siglo XX.  El árbol genealógico y los acontecimientos familiares generan compromisos inconscientes a los cuales quedamos amarrados sin que lo hayamos decidido en forma consciente. Lo no dicho, duelos no enfrentados, secretos, abortos, hijos ilegítimos, quiebras económicas, asesinatos, suicidios, sexualidades no asumidas, son algunas de las circunstancias que se cargan y arrastran de generación en generación, vividos a través de uno o varios miembros de la familia, hasta que se toma conciencia de ello y se libera el lastre generacional. Igual sucede con la historia de las naciones. Anne Ancelin Schutzenberger tiene testimonios impactantes en su libro “Ay mis ancestros”.  

¿Qué pasa en Colombia? Existe una historia de violencia ancestral. Las FARC asesinan al papá de Alvaro Uribe. Su dolor lacerante, profundo, marca  la vida  de toda la familia (leer su biografía). Al no haberlo podido evitar, la Psicogenealogía explica que quedó un pendiente de venganza que Uribe canalizó muy bien a través de su obsesión por acabar con la guerrilla. En esos momentos le ayudó muchísimo a Colombia porque la patria y él resonaron en lo mismo. Pero como no se los derrotó, hoy se firma un acuerdo que busca detener la historia de violencia nacional. Colombia lo anhela, pero Alvaro Uribe no lo acepta porque su resentir familiar es mas fuerte que el momento presente que vive el país. El proceso de paz “lo asusta”, lo paraliza, lo enfurece, porque  impide cobrar(¡) su eterna venganza. El linaje por encima del territorio.

“Es por ti papá” pareciera que fuera la motivación que alimenta su NO recalcitrante, obsesivo. Aceptar la paz es “traicionar” la memoria del padre, es fallarle, es no haber hecho lo suficiente para “reparar” la historia familiar desde la venganza. Lo único aceptable que “calma” el pendiente es el sometimiento, la rendición del enemigo. Lo contrario, cualquier concesión, es traicionar al padre. La venganza en nombre del padre es un resentir inconsciente. Lo delicado es que, si el pendiente no se enfrenta de manera reparadora, está venganza inconsciente atrae mas violencia. En Psicología se dice que es un “suicidio disimulado”.  Uribe no tiene mesura en sus palabras, el desafío y la provocación se convierten en su objetivo: necesita repetir “lo vivo como tu”, “lo sufro como tu”. Cada vez necesita mas guardaespaldas para evitar que la provocación despierte reacciones elementales y primarias. El resentir inconsciente busca una “reparación” que (increíble) pueden ser mas muertes y violencia creyendo de esa forma saldar la cuenta. “Lo hago por ti papá” para “imaginar” que ya no seré considerado mal hijo porque no te cuidé lo suficiente al fallarte “permitiendo morir” de esa manera. Ahora el desafío, la provocación, son las formas “reparadoras” como esa historia familiar intenta tener paz. Desafiando el peligro, desafiando la muerte, desangrando un país. ¿Aceptable?

Gloria H. @revolturas

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