No es gurú, ni maestro zen. Me imagino que no canta OM ni hace
yoga. No pertenece a ninguna logia de la Nueva Era. No se viste de blanco y
creo que por momentos (muy cortos) se sintió incómodo porque no tenía corbata.
¡Estaba en Cali¡ Tampoco conozco de qué
tamaño es su espiritualidad, ni si practica alguna religión. Se presentó como
lo que es, como lo que parece que lo hace sentir muy orgulloso. Además estaba
en el lugar indicado para rendirle un homenaje a su Universidad, a su Rector, a
su Decano, a aquello que lo formó y lo “engarzó” en lo que le gusta. Los 30
años de la Universidad Autónoma de Occidente fueron la excusa perfecta para
sentarse en el panel sobre la paz.
Recalco que no es gurú ni maestro porque pareciera que es “moda”
para algunos periodistas hablar mal, criticar el doble y mirar siempre lo
negativo. Con mayor énfasis en el
“imposible” tema de la paz. Quien no lo hace es “sospechoso” de ser
raro. ¿Será “vendido”? Pareciera que a los periodistas los forman para señalar
lo que no está bien. Y claro, siempre existirán cosas que no están bien, que podrían
mejorar. ¡Somos humanos¡ Humano significa imperfecto. El moderador del panel lo
hizo “maravillosamente” en ese sentido. No pudo ser mas crítico y protagónico
porque no le quedó tiempo ni ego para mostrarse mas. Era el moderador no el
personaje. Puede que la gran mayoría de
los estudiantes de Periodismo ingresen a la carrera con el deseo de convertirse en presentadoras o en
periodistas deportivos pero se olvidó nombrar al grupo de comunicadores que
sueñan con mostrarse, ser únicos, en definitiva, lucirse.
Pero mi personaje, no. El hombre que logró con sencillez, claridad
y optimismo, decir lo que tenía que decir sobre la paz, sin sobreactuarse y con
la contundencia de las cifras. Porque Fernando Quijano Velasco, director del
diario La República, es un periodista económico y sus palabras sobre lo que
cree es Colombia, su futuro y la manera de mirar el periodismo fueron “refrescantes”.
Y contundentes. Estuvo en el panel de la paz de la UAO destacándose por la
coherencia de su discurso, por la claridad en el análisis. Y pudo ser
optimista. El maneja cifras, conceptos y estadísticas y a pesar de eso es que cree
en lo que estamos viviendo. Digo “a pesar” porque se considera que los
optimistas son personas desinformadas que viven en las nubes. Un periodista
económico interpreta una realidad pero la contundencia de los datos estadísticos
lo pueden “aprisionar” para ser muy concreto. No puede divagar. De allí que
Fernando Quijano, periodista económico, director de un diario económico, crea
en lo que está por venir es verdaderamente estimulante. Fernando cree en Colombia, cree en la paz,
cree en el futuro. Dijo sí, que las salas de redacción se parecían a salas
judiciales donde predomina el juicio, la crítica, donde los periodistas se
forman para ver el vaso medio lleno como si eso diera mas caché o protagonismo.
Hablar mal, atizar nido de víboras, siempre es mas atractivo que ayudar a
manejar el equilibrio en la información.
Los optimistas son sospechosos. Pero son ellos los que jalonan y
nos hacen confiar. Luis H. Perez y Alvaro Rojas fueron y son optimistas. La
Facultad y sus 30 años, son la prueba de ello. Y egresados como Fernando
Quijano, están para corroborarlo.
Gloria H. @revolturas

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