“Obras son amores y no buenas razones”, dice el refrán. De allí la
inmensa dificultad para ser coherente, es decir, no actuar el lunes de una
manera, el martes de otra y el miércoles volver a rectificar. Me es difícil
compaginar las piezas del rompecabezas y
entender, por que un día murmura “sapa,
sapa” frente a una presentación exitosa y estimulante que claro no le gustó,
otro día hace una falsa acusación (colocando denuncia pública) para luego
“vomitar” por radio mentiras contra la gobernación del Valle, que resultaron
todo un “falso positivo” como se diría en términos jurídicos. Fue tan
contundente el deseo de desinformar, que el director del programa (antisantista
consumado) “cortó” la entrevista, después de haber aclarado la verborrea de
quien quería a toda costa probar su falso planteamiento. ¡No le dieron la
razón! Estoy hablando de las actuaciones de los últimos días de la diputada Cataño.
Las contradicciones continúan retwitteando mentiras, ofensas y agresiones
verbales como si lo importante fuera probar su teoría, perdiendo toda clase de
objetividad.
Pero entonces, “la tapa” es una carta “filosófica” que esconde las
contradicciones de su actitud. Esa rabia guardada, (que acepta que sí la tiene),
ese deseo de que al Valle le vaya mal para probar su teoría de que la
Gobernadora es mala. Sentí dolor de región, oyéndola gritar incoherencias (que
no pudo probar y que al final le cortaron) sobre la administración vallecaucana
para una emisora de Bogotá, como lo hace a menudo, sin medir el daño que le
hace a la imagen del departamento. No es esconder la verdad, jamás, pero
tampoco decir inexactitudes, mentiras (tan al estilo Uribe) que tanto perjudican
porque generan duda. Aquí si debiéramos aprender de Antioquia que se cuida, se
blinda contra lo foráneo, pero personas como esta diputada que fraguó su
campaña hablando mal de Dilian (y necesita justificarlo) lo único que hacen es
descuerarnos para “disfrute” de la capital con las estupideces de
provincia. Lo peor es que nada de lo que
ha dicho en Bogotá se ha podido probar. Pero,
allí está su carta ladina, contradictoria, sin responder sobre lo que realmente sucedió, su molestia
con la presentación de resultados, en definitiva su inconformidad con cualquier
cosa que se realice desde la Gobernación. ¿Podrá ver una, solo una realización al
menos? Por ello, la diputada practica lo que mejor sabe hacer: vallecaucano
come vallecaucano. ¿Para eso no fue que
fue elegida?
Gloria H. @revolturas

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