domingo, 5 de mayo de 2013

¿Mamá fomenta el bullying?

Las cosas no son ni buenas ni malas, sólo existen. Y están allí para que los seres humanos aprendamos. Se necesita el que enseña y está el que aprende. Y para aprender se requiere “la enseñanza” que no siempre es la que “deseamos”. Pero toca, porque sino ¿cómo aprendo? Esta cultura ha mitificado a la madre y la considera perfecta, maravillosa, sin errores, queriendo siempre “lo mejor” para sus hijos. Para la cultura engañosa, una mujer da a luz un hijo e ipso facto, se convierte en un ser de luz. Como si la maternidad “graduara”, como si ser madre “limpiara” la esencia de la mujer en sus cualidades y defectos…
La mitificación de la madre es una de las mayores causas de problemas emocionales en los hijos e hijas. Una madre “perfecta” sólo puede tener a su lado seres “incapaces”, inválidos emocionales o dependientes. Pero la sociedad “no se atreve” a revisar el concepto de madre por el miedo que genera tener que asumir la responsabilidad de nuestra propia vida. El chantaje emocional y la culpa van de la mano y la madre sí que es experta en esta “asignatura”.
Pues bien, no en todos los casos pero si en gran proporción, el niño o la niña mas cuidados, sobreprotegidos o dependientes de mamá, son más propensos al bullying o matoneo de sus compañeros. Como si mamá al cuidarlo en exceso, le limitara la sana capacidad de protección o las sanas dosis de agresividad para enfrentar la vida. Y de paso le impide desarrollar la opción de defenderse de sus compañeros (cuando corresponda), de pelear cuando sea el caso, o de enfrentar las dificultades sin necesidad de tener mamá al lado para que “lo salve”. Esta madre lo hace “obediente”, sin capacidad de tener criterio propio y por lo tanto un hijo o hija con “personalidad obediente” claro que obedecerá. Primero a la madre y luego a cualquiera que “lo mande” y de paso se convierte en el hazmerreir del salón por su falta de criterio para oponerse o defenderse. Mamá con problemas personales “atrapa” a su hijo en su problemática y lo convierte en su bastón, en el motor de su vida. Lo que  impide que ese niño “crezca” o se defienda solo, porque si esto sucede la madre se queda “sin empleo” y sin sentido de vida. Esta maternidad “volcada” en el hijo es una trampa que el hijo o la hija pagan con creces.  Una mujer-madre que no enfrenta sus problemas, “contamina” el mundo de sus hijos e hijas generando culpas y chantajes emocionales. No es obligatorio que la madre sea el primero de los afectos.  Una madre gana o pierde cariño de acuerdo a sus actuaciones. Pero esta realidad no se acepta fácilmente porque va en contravía de la cultura.. A todos los hijos no se los quiere por igual y todos los hijos no deben tener a la madre como su “principal” amor.
La sobreprotección atrae  problemas como la miel a las moscas. La debilidad (que no es un defecto) se “huele” y propician en el inseguro-agresor, las ganas de “medir fuerzas” con el “debilucho”. Allí está el problema “perfecto” puesto que ambos se necesitan (¡) el agresor y el agredido. Pero en el agredido hay un componente de incapacidad para enfrentar la vida y las situaciones difíciles, muy posiblemente fruto de su educación y su entorno. ¿Qué tanta dosis de “exceso de mamá” ha tenido que vivir? 
La mamá es un ser humano y ningún humano es perfecto. Ensalzarla hasta la categoría de diosa le hace daño a todos porque “prohíbe” encontrar los verdaderos sentimientos hacia ella. ¿Se atreve a revisar?

No hay comentarios: