lunes, 26 de noviembre de 2012

¿Dios es misógino?


Sí, el Dios de las religiones sí es misógino porque las religiones fueron creadas por los hombres (varones) en su afán de explicarse el mundo. Y para ellos sólo existía una sola manera de mirar la vida, la patriarcal, la de ellos. Entonces, las religiones se fueron cimentando sobre la valoración excesiva del hombre, en detrimento de la mujer. Y basta hacer un recorrido por algunas de las religiones más “representativas” para encontrarse con esa agresiva y fatal discriminación. El domingo 25 de Noviembre se celebra el día mundial de la “no violencia contra la mujer”: hubiese sido interesante conocer la explicación de esas religiones patriarcales frente a su discriminación absoluta contra la mujer. Cómo pueden argumentar que la mujer no ocupe el mismo lugar del hombre en su jerarquía religiosa: ¿cómo lo justifican?  Además, es interesante conocer si se atreven a revisar qué tanto de las creencias religiosas que ellos vivencian y pregonan, puede ser material “de apoyo” que fomenta la violencia de género contra las mujeres. ¿Qué tan responsables son las religiones patriarcales de la violencia de género? Porque tanto el Papa, como el Dalai Lama, los monjes Zen o los budistas no permiten una mujer cerca a sus vidas. Pareciera que se “contaminaran” y no aceptan su presencia en sus vidas. Ah, me equivoco, para servirlos sí, para limpiar, arreglar, cocinar, planchar la ropa… Para estas religiones, la mujer tiene una energía tan poderosa, a la que le tienen pavor, por eso la necesitan sometida, controlada, dominada.
Y cuando se transmite ese mensaje “divino” de que la mujer debe obedecer, someterse, bajar la cabeza ante el hombre que manda, ¿cuántos varones no hacen de sus casas unas pequeñas “iglesias” donde el poder masculino se debe imponer a toda costa con la obligación de la mujer de obedecer todos sus criterios y vejámenes?
La sexualidad de la mujer ha sido durante siglos un misterio para los hombres. Como no saben qué es lo que ellas sienten, les aterra no tener dominio sobre ese “poder femenino”. La historia está plagada de ejemplos de sometimiento sexual: los famosos cinturones de castidad, la ablación femenina,  el clítoris como “atrofia” del pene, la histeria como negación del placer, la inquisición y persecución a las brujas,  la prohibición a que goce y sienta, todos estos “criterios” masculinos tan contaminados de religión que han invadido la cultura y que se vuelven controles “naturales”. Pero estas ignorancias culturales tienen el sello de las religiones y de ser “opiniones” masculinas pasan a ser “opiniones divinas” produciendo el aval para que el abuso tenga la “bendición” religiosa. Porque, quieren imponerle a la mujer, que ni su cuerpo, ni su mente ni su deseo le pertenezcan. Son “propiedades” masculinas, avaladas por las religiones que también la discriminan desde las jerarquías sin intentos de modificación. 
Entonces el cuerpo de la mujer es malsano. Ella peca, es bruja, es mala. ¿Qué tanto tiene que ver este Dios misógino con la violencia de género? ¿Cuántas veces la justificación de esa violencia tiene sello religioso? ¿Se atreven a preguntárselo religiones patriarcales? 
El Dios de la espiritualidad no es misógino. El Dios que no tiene ni necesita religión, el Dios de los casados, de los separados, de los fieles, de los infieles, de los homosexuales, de las lesbianas, de las mujeres y de los hombres, de los buenos y de los “malos”, ese Dios no es misógino. Ni excomulga, ni castiga, ni condena. Ese es un Dios de amor, el Dios, que en definitiva, está en el interior de cada quién. ¿Para qué entonces los intermediarios religiosos?

lunes, 19 de noviembre de 2012

Gratitud

SE nos olvida porque parece natural. Pareciera que “lo merecemos”, que nos corresponde, que es parte de “nuestro” derecho y por lo mismo no le damos la suficiente importancia. Parece normal que todos los días estemos vivos, que todos los días nos rodeen los seres que nos aman, que todos los días nuestra vida esté “organizada” y funcionando. Es tan corriente que sólo cuando algo interrumpe “esa” normalidad, caemos en cuenta del valor de lo cotidiano. Sólo cuando llega un inconveniente, despertamos, caemos en cuenta de lo que hemos tenido y disfrutado y entonces es cuando valoramos lo que ya no tenemos o está en crisis. Mientras tanto, en el automático, o en la normalidad, todo fluye...
 
Por ello es tan valioso, tan sanador, el sentimiento de la gratitud. Tanto desde el punto de vista espiritual como psicológico, agradecer es de las emociones mas reparadoras y energéticas que existen. No, no nos merecemos “porque si” una sonrisa. Cuando la recibimos, podemos agradecerla. Como también lo puedo hacer cada mañana cuando sentimos que la vida continúa en nuestro cuerpo. Que las cosas que nos rodean siguen allí...toda la humanidad no se despierta con la sensación de que  su mundo está tranquilo. ¿Cómo se acuestan y se despiertan en el Oriente medio? Mas cercano aún, como es la vida para nuestros compatriotas en Chocó y Cauca?  

Independiente de las causas de los conflictos si hoy la vida nos ha “regalado” una situación de existencia diferente, es el momento de agradecerlo. Y si somos tan amigos de copiar o crear cuanta celebración extranjera y comercial se nos ocurre, es hora de que se ponga de moda la celebración de thanksgiving que traducido en lenguaje simple significa “gracias por dar” o gracias por recibir. ¡Hay tanto por agradecer! Y no depende de factores económicos o de posición social, no. Depende de cómo la vida está en nosotros, nos alienta, nos sostiene, nos da la capacidad de sentir, escuchar, ver...Estar vivos es ya un privilegio porque en vida es cuando realizamos nuestro proceso de conciencia. Annie Marquier decía en su bellísimo libro “El maestro del corazón” cómo la gratitud expandía el corazón y se “sentía” la energía de ese corazón agradecido a su alrededor, “contagiando” de esa vitalidad reconfortante de quién “está en paz” con su momento presente. 
 
Ojalá que esta celebración no se convierta en fiesta de regalos materiales cuando existe tanto para dar en el terreno de emociones y sentimientos. La gratitud  no tiene equivalente material. Hay que sentirla y exhalarla para que llegue a quien esté dispuesto a resonar en esa onda de dimensión diferente a lo concreto. Y siempre existe alguien para quien una manifestación de agradecimiento puede sanar o mejorar. Reunirse en torno a la comida es significativo porque el alimento tiene que ver con los afectos: ¡no invitamos a comer enemigos! No olvide, entonces que la gratitud es contagiosa porque siempre hay razones para dar y recibir, siempre hay algo por agradecer, siempre existe alguien a quien  dar las gracias. Y si cree en Dios, no el de las religiones, sino el de la espiritualidad,  sentirlo y vivirlo produce todas las gratificaciones imaginables. Es necesario a su vez, aprender a recibir los agradecimientos de los que nos rodean como una experiencia enriquecedora. Y sorpréndase, por aquí está el camino de la salud mental. Una persona agradecida es una persona cuya energía ayuda a sanar a quienes se cruzan en su camino. Además, ¡es tan fácil! Y no cuesta nada. Gracias por estar allí y leerme.

lunes, 12 de noviembre de 2012

“Y la Iglesia inventó a la mujer”

Su relación con el catolicismo no va a ser igual después de leer el libro de MIchela Murgia, “Y la iglesia inventó a la mujer”. Lo que allí describe no sólo es despiadado sino aplastante.  Cómo la Iglesia Católica, a través de su jerarquía ha sido tan machista y descalificadora con la mujer. Cómo la considera un ser “a su servicio” y cómo  han endulzado el oído para creer que la santidad es el camino del cielo. Aclarando que para la Iglesia santidad, en femenino, significa servicio, sometimiento y sacrificio. ¡Por Dios! La narración es sobrecogedora. En un comentario se dice que, a pesar de terminar de leer, lo descrito “sigue trabajando en nuestro interior, haciéndonos pensar”. (Gazzetta di Parma). Es como una afrenta a la autoestima femenina. ¿Qué cree la Iglesia que es una mujer? La jerarquía católica es hija de mujeres-madres, ¿cuál es entonces su concepto de mujer?  ¿Una mujer sólo califica si es madre sacrificada? ¿Las únicas mujeres que existen para los jerarcas católicos son las vírgenes o las madres? Es increíble cómo la Iglesia sin contar con ninguna mujer en su cúpula, se atreve a determinar sobre el comportamiento femenino con una prepotencia que hiere hasta los tuétanos. ¿Cómo lo hacen?

El mundo se escandaliza con los niveles de violencia domésticos que rodean la vida de las mujeres y se sorprende de cómo es utilizada como mercancía de guerra en las innumerables contiendas masculinas. Pero es hora de revisar los planteamientos de las organizaciones patriarcales y su manera de pensar en el tema mujer. Es imposible no asociar que todo este discurso patriarcal, machista y religioso, no haya hecho mella en las mentalidades para construir “permisos” sociales que atropellen mujeres. Pareciera como si la agresión fuera justificada cuando transgrede el imaginario masculino, ya sea de políticos, religiosos o familiares. Si la mujer es un ser de pecado, si le queda prohibido desear so-pena de ser considerada vagabunda, si debe ser esquizofrénica porque su sexualidad debe fragmentarse, por un lado el deseo y por el otro el rechazo “sí deseo pero no debo” ¿cómo no apalearla cuando no se comporta como “estipulan los cánones” de la decencia? ¿Cómo no tener permiso de castigarla cuando quiere determinar sobre su propio cuerpo, si su cuerpo debe ser “templo de Dios” y de santidad y por lo tanto propiedad masculina? La mujer para la religión católica, no tiene derecho a una sexualidad, ni al placer ni al goce. Lo que la engrandece es la maternidad no su esencia de mujer. La canonización express de una mujer Gianna Bereta Molla que muere en el momento de dar a luz su cuarto hijo escogiendo que su bebe viva, a costa de su propia vida, es la prueba más contundente de que la jerarquía católica asocia a la mujer con la maternidad: es la única manera de canonizarla si se ha permitido “disfrutar” del sexo. De lo contrario el resto del santoral femenino o son vírgenes o son madres sacrificadas.  Pero a ningún hombre lo han santificado por el solo hecho de ser papá “sacrificado”: el hombre tiene mas espacio para desarrollarse en el santoral. La mujer sólo la virginidad o la maternidad. ¿Qué deducir de este mensaje? La Iglesia no tiene mente para santificar “otra” perfil femenino. Una mujer que sienta o experimente placer no tiene cabida en el santoral. Impresiona en el texto cómo surge y crece el concepto de virginidad, emanado de María hasta el punto de proyectarlo como objetivo de vida para el resto de mujeres. Se lo recomiendo: es impactante. 

domingo, 4 de noviembre de 2012

¿El fin del mundo?


Y si fuera cierto que nos están avisando que estamos adportas del fin del mundo, ¿usted qué haría? Y si se cumple la mala interpretación de la profecía Maya, ¿cuál sería su reacción? Y si ahora, para Diciembre, algo se detiene, o mejor, todo se paraliza: su vida, la mía, el tiempo, la energía, la vida de los que lo rodean, la naturaleza, el aire, la comida, el dinero, el agua…¿qué haríamos? ¿Qué tan descabellado es imaginar el límite? ¿Acaso no es lo más seguro que tenemos? Así sea, basándonos en la mala interpretación de la profecía, que pasa si ya es el epílogo? Porque algún día tenía que pasar. Y si es ahora, con nosotros, en nuestra época, cuando toca enfrentar el fin del mundo, qué?  Y si el planeta, en su proceso evolutivo, terminó esta era y nos tocó ser contemporáneos de su extinción, ¿qué pasaría? Es interesante el ejercicio de imaginar, al menos, que es el final porque en nuestra programación la cultura no educa para enfrentar desenlaces sino que por el contrario, recalca opciones, duración, eternidad, probabilidades, mundos sin fin. Difícilmente le gastamos tiempo a imaginar la muerte o la consumación y vivimos en un eterno presente como si fuéramos inmortales. Pero, no hay nada más equivocado, más dañino, más psicótico, que creer que así como estamos, siempre estaremos. Entonces, el ejercicio de suponer el fin del mundo no solo es necesario sino también sanador.

La incertidumbre es la condición que mejor retrata al ser humano porque nos recuerda lo finito, lo desleznable que somos, como “briznas movidas por el viento”, sin tener, en absoluto, control de nuestro futuro. El sólo ejercicio de pensar en la muerte, para muchos, es aterrador. Aún más en Psicología se conceptúa que todos los miedos que experimentamos en definitiva remiten al miedo a la muerte. Pero no educamos para poder asimilarla, para aceptarla como parte de la existencia sino, por el contrario, soñamos con derrotarla. Con que pueda desaparecer de nuestra vida. Con que nunca llegue para vivir “con este cuerpo” eternamente.  Claro, por eso nos toma por sorpresa. Por eso nos incomoda. Por eso es “demasiado pronto” o quedaron cosas por hacer, o “dame más tiempo”. Pero no hay escapatoria posible.

El ejercicio individual de mirar la muerte puede ser ahora una práctica colectiva. La interpretación de lo que puede suceder, de acuerdo a la Profecía Maya,  depende de las creencias  de  cada quién. ¿Vida y muerte son entidades separadas o son las dos caras de la misma moneda donde sólo cambiamos de “empaque”? Más claro, ¿sólo cambiaremos de dimensión? ¿Existe la reencarnación? ¿Qué sabe de los mundos paralelos? Es obvio que se están experimentando cambios reales a nivel energético y  necesariamente esas vibraciones nos llegan a todos. Usted tiene la libertad de creer o no, “el que tenga ojos para ver que vea, el que tenga oídos para entender que entienda…” El fin del mundo puede interpretarse como el final de una dimensión absolutamente concreta, “manejada” por el tiempo y el espacio para ascender a otra donde lo intangible es tan claro como lo concreto de hoy. El tema de las dimensiones puede explicar, en parte, los sucesos de los próximos días. Es obvio que sí estamos abocados a un cambio y cualquiera que sea la interpretación y el desenlace, debemos “programar nuestro computador” para momentos diferentes donde se experimentarán sensaciones increíbles. Desde la conciencia, no desde la razón, el final de este mundo es absolutamente necesario. Y ya está aquí…