Es la víspera del mes de las brujas. Halloween está aquí para hacernos comprar calabazas, espantapájaros, brujas con escobas y cuanta cosa se les ocurra. La ocasión es propicia, entonces, para hablar del tema. ¿Usted sí cree en la magia? O es acaso, de los racionales que se enorgullecen de repetir a voz en cuello, “ver para creer”, como santo Tomás. ¿Usted considera que creer en la magia va contra su inteligencia y su preparación académicas? ¿Es de los que opina, que en la magia creen las personas ignorantes que no tienen argumentos para enfrentar la vida? Para usted ¿sería un desprestigio personal “darle crédito” a esas idioteces? Acepto sus argumentaciones. Tiene derecho a hacerlas. Lo único que siento, aquí entre nos, es de todo lo que se pierde, todo aquello que se está negando a sí mismo, por la racionalidad de sus conceptos. Qué pena, usted va por la vida tratando de “explicarse” el mundo cuando muchas veces lo único que hay que hacer es “sentirlo” para que se produzca un momento mágico. Por tributarle honores a la mente, se está perdiendo de esta sensación…
Usted tampoco se ha enamorado. Usted nunca ha podido sentir “mariposas en el estómago”. Bueno, le estoy hablando en términos mágicos porque claro, las mariposas nunca están en el estómago. Quiero decirle que las mariposas del estómago son de los momentos mas maravillosos que se pueden sentir. Eso es magia. Una mente racional no se permite esos “despropósitos”. Quien no cree en la magia tampoco puede creer en la amistad. ¿Qué hace que dos personas se encuentran y “decidan” ser amigas? Se argumentará que “intereses comunes”, gustos semejantes o cualquier racionalidad posible. Pero los amigos y las amigas no obedecen a ningún parámetro. Sólo, se da y se hacen amigas: momento mágico.
Es un momento mágico creer en “algo” y que de pronto sucedan milagros. O sincronicidades. Allí hay magia, “hechos extraordinarios” salidos de la nada que van en contra de la realidad pero que suceden. Existe magia cuando alguien te mira a los ojos y te sonríe. Cuando alguien da las gracias, desde el corazón, por algo que has dicho o has hecho. Existe magia cuando se sucede una de esas casualidades inexplicables pero que sorprenden a la razón y le dan sentido trascendente a tu día a día. ¿Por qué me sucedió esto a mi? Allí está presente la magia, en toda su dimensión. Hay magia en la generosidad, en la solidaridad. Existe magia en el agradecimiento, en la ternura, en la “conexión” humana. No hay palabras para explicar lo que se siente cuando algo te llega a las entrañas. Aún cuando sea el dolor el que nos toca…todo ello relacionado con momentos mágicos, donde desprovistos de pensamiento sólo estamos a merced de lo que sentimos.
La magia es un arma femenina. La intuición y la percepción fueron los únicos caminos que le quedaron a la mujer para tener alguna forma de poder en un mundo dominado por hombres. La mente racional condenó la magia por dos peligros: es demoníaca y es femenina. La mujer es la bruja de la historia. El diccionario habla de brujas y no de brujos. La mujer es quien ejerce la magia y la brujería, ella es quién desde la intuición, desde el sexto sentido, da respuestas a situaciones inexplicables. La magia es un poder. Estamos en un momento tan particular donde la dura y fría razón se encuentra enfrentada a un “conocimiento” que no puede explicar ni controlar: la magia. En el futuro se definirán las posiciones…
lunes, 28 de septiembre de 2009
jueves, 24 de septiembre de 2009
"Y sereis como dioses"
La serpiente (¿el demonio? ¿el ángel caído?) quién quiera que haya sido, les planteó a Adán y Eva la posibilidad de ser como dioses. Los tentó con el poder, con el saber. Los seres humanos, que tenían la tarea de enfrentar la vida para salir de la inocencia y regresar a Dios, fueron estimulados para ser poderosos, para mandar, para creerse lo que no eran. El ego hizo de las suyas y cayó en la trampa. Tan fácil que es tentar al ego, tan fácil que es decirle una pachotada y que se la crea… Ser como dioses: ¿quién no lo ha soñado? Y desde entonces la condición humana ha jugado a ser dios. El bichito de ser como El (sin hacer esfuerzos) es demasiado atractivo para no dejarse picar por el insecto. Atrás está el ego y el ego manda. El ego, la parte más “mentirosa” del ser humano puesto que “es lo que no es”, se muestra como sueña ser pero resulta que no lo es, cae facilito en la tentación de creerse más de lo que es. Y claro, lo único que le queda al poderoso ego es intentar ser como Dios: reemplazarlo, emularlo.
¿Cómo hacerlo? Quien lo creyera: la política y la religión son las “maestras” de este proceso. Maestras “cum laude”. Desde la política, la tentación de “jugar” a ser Dios, a mandar, a dirigir, a tomar determinaciones por otros, a creerse superiores, a considerarse únicos, irremplazables, los mejores, queda como el camino expedito. Y desde las religiones la utopía de “enseñarnos” cómo llegar a Dios, de mostrar que a El no se accede sino de acuerdo a determinados pasos o rituales que si no se cumplen no se llega (fuera de la cual no hay salvación), es el otro camino de intentar ser como dioses. Pero…qué pena, el fracaso es cada vez ms estrepitoso. O bueno, no seamos tan categóricos. Diríamos que ya terminó su tiempo y es hora de cambiar de paradigmas. La religión y la política están en cuarentena.
Juanes acaba de dar una lección al mundo y bien vale la pena intentar “leerla” con detenimiento. Los políticos no logran lo que sí consigue el arte. Los políticos se creen dueños de las conciencias de los ciudadanos, “prohíben” las relaciones, determinan los amigos y enemigos de los pueblos y paralizan o impulsan “a su amaño” el desarrollo de las comunidades. ¿Qué tan atrapados quedan las gentes cuando “deben” ser enemigos del pueblo vecino? ¿Cuántos colombianos están casados con venezolanas y viceversa? A la política le ha salido una rival de peso: la música. Ojalá los artistas integrales no se mareen, no jueguen a ser dioses pero es obvio que por allí hay un camino de paz impensable para el mundo de los políticos.
Y están las religiones. Es difícil aceptarlo pero para poder avanzar en un camino espiritual hay que dejar a un lado la religión. Con los miedos, el pecado, la excomunión, no hay forma de encontrarse con el verdadero Dios. No con el que las religiones quieren ofrecer que casi es “construcción” de las creencias religiosas. Para las jerarquías religiosas es muy importante atemorizar (culpa, pecado, excomunión). De esta manera la religión está llamada a “aliviar” al pecador. Pero para llegar a Dios sólo se necesita el camino espiritual: es decir una cotidianidad donde se vivencie el principio universal del amor. No se puede jugar a ser Dios, ni tener la verdad revelada, ni señalar buenos o malos. En el proceso espiritual, todos somos iguales y no existen mejores ni peores, ni sabios o ignorantes. Todavía no somos dioses…
¿Cómo hacerlo? Quien lo creyera: la política y la religión son las “maestras” de este proceso. Maestras “cum laude”. Desde la política, la tentación de “jugar” a ser Dios, a mandar, a dirigir, a tomar determinaciones por otros, a creerse superiores, a considerarse únicos, irremplazables, los mejores, queda como el camino expedito. Y desde las religiones la utopía de “enseñarnos” cómo llegar a Dios, de mostrar que a El no se accede sino de acuerdo a determinados pasos o rituales que si no se cumplen no se llega (fuera de la cual no hay salvación), es el otro camino de intentar ser como dioses. Pero…qué pena, el fracaso es cada vez ms estrepitoso. O bueno, no seamos tan categóricos. Diríamos que ya terminó su tiempo y es hora de cambiar de paradigmas. La religión y la política están en cuarentena.
Juanes acaba de dar una lección al mundo y bien vale la pena intentar “leerla” con detenimiento. Los políticos no logran lo que sí consigue el arte. Los políticos se creen dueños de las conciencias de los ciudadanos, “prohíben” las relaciones, determinan los amigos y enemigos de los pueblos y paralizan o impulsan “a su amaño” el desarrollo de las comunidades. ¿Qué tan atrapados quedan las gentes cuando “deben” ser enemigos del pueblo vecino? ¿Cuántos colombianos están casados con venezolanas y viceversa? A la política le ha salido una rival de peso: la música. Ojalá los artistas integrales no se mareen, no jueguen a ser dioses pero es obvio que por allí hay un camino de paz impensable para el mundo de los políticos.
Y están las religiones. Es difícil aceptarlo pero para poder avanzar en un camino espiritual hay que dejar a un lado la religión. Con los miedos, el pecado, la excomunión, no hay forma de encontrarse con el verdadero Dios. No con el que las religiones quieren ofrecer que casi es “construcción” de las creencias religiosas. Para las jerarquías religiosas es muy importante atemorizar (culpa, pecado, excomunión). De esta manera la religión está llamada a “aliviar” al pecador. Pero para llegar a Dios sólo se necesita el camino espiritual: es decir una cotidianidad donde se vivencie el principio universal del amor. No se puede jugar a ser Dios, ni tener la verdad revelada, ni señalar buenos o malos. En el proceso espiritual, todos somos iguales y no existen mejores ni peores, ni sabios o ignorantes. Todavía no somos dioses…
lunes, 14 de septiembre de 2009
Amante e Hijos
Cuando una mujer se separa, dolida por la situación donde presume que su marido la dejó por otra, espera que su ex viva un proceso de castración puesto que le queda “prohibido” salir con la otra y sus hijos. La amante (o la moza) no puede compartir con los hijos de su nuevo amor, no se puede acercar a ellos, no los puede querer (así sea por interés) y menos aún tratarlos bien. Llena de ira, la ex esposa chantajea, determina y da órdenes después de la separación. Y lo que es peor, Bienestar Familiar, avala esta clase de chantaje. En mas de un caso, el Instituto determina que si el hombre quiere ver a sus hijos, no puede salir con “la otra” puesto que traumatiza a sus hijos. La histeria de la exesposa, llena de ira y celosa, logra convencer de que “sus hijos están traumatizados” y exige que el marido no vea a sus propios hijos acompañado de nadie.
Las historias son de nunca acabar. Mujeres enfurecidas que no dudan en chocar el carro contra el de “la otra” o esposas dolidas transmitiendo a sus hijos todo el desgarramiento de su separación y culpando a la amante de su desgracia. Mujeres que le ponen precio y condiciones al derecho de sus hijos de tener papá. Se olvida que los problemas son entre el hombre y la mujer y los hijos no debieran estar involucrados. Pero claro, es mejor hacer gavilla y hablar en plural, del abandono en que su papa “nos dejo” o como esa bruja “nos quitó a papito”. Sorprende cómo Bienestar no escucha a los hombres, cómo no tiene en cuenta sus historias. Muchas de estas esposas dolidas son mujeres fuertes, de por sí castradoras y cuando el hombre intenta respirar, se vienen con todo. Un matrimonio no lo acaba un tercero: si la pareja tiene unas bases sólidas no se termina porque exista alguien que está tentando. Echarle la culpa a lo de afuera es una manera astuta de evadir responsabilidades y no quererse revisar. El otro o la otra, terminan siendo “accidentes”, disparadores de situaciones que ya existen. Y que al exesposo se le pongan condiciones con el chantaje de los hijos es “utilizar” a los hijos como arma de presión.
Una separación no tiene porque traumatizar a un niño o una niña siempre y cuando se sepa manejar. Separar no es destruir. De nada sirve la “falsa felicidad” de una familia asentada sobre el aburrimiento o desamor de sus padres. ¿Dónde queda la energía que se transmite en hogares “falsos”? ¿Bienestar cree que los niños o las niñas no captan lo que sucede? Una cosa es cambiar de pareja cada semana pero una relación mas o menos estable después de la separación no tiene que ser un cataclismo siempre y cuando la exesposa no vivencie explosiones o histerias o prohibiciones. Si la exmujer (avalada por Bienestar) prohíbe a su exesposo rehacer su vida con sus hijos y la otra, es una manera de pasar revancha y respirar por la herida. ¿Acaso ese odio no es mas dañino que trabajar procesos de sanación y restauración personales?
La combinación amante e hijos e hijas es explosiva porque no existe un orden que coloque cada persona en su lugar. La sentencia bíblica “para toda la vida” puede generar el convencimiento de que no hay necesidad de cuidar lo que se tiene: al fin y al cabo es “para toda la vida”. Y entonces, llegada la separación, la mujer espera que “por los hijos” él “se castre” emocional y sexualmente. También sucede con el mundo masculino pero desafortunadamente estas son historias de mujeres celosas que no saben perder.
Las historias son de nunca acabar. Mujeres enfurecidas que no dudan en chocar el carro contra el de “la otra” o esposas dolidas transmitiendo a sus hijos todo el desgarramiento de su separación y culpando a la amante de su desgracia. Mujeres que le ponen precio y condiciones al derecho de sus hijos de tener papá. Se olvida que los problemas son entre el hombre y la mujer y los hijos no debieran estar involucrados. Pero claro, es mejor hacer gavilla y hablar en plural, del abandono en que su papa “nos dejo” o como esa bruja “nos quitó a papito”. Sorprende cómo Bienestar no escucha a los hombres, cómo no tiene en cuenta sus historias. Muchas de estas esposas dolidas son mujeres fuertes, de por sí castradoras y cuando el hombre intenta respirar, se vienen con todo. Un matrimonio no lo acaba un tercero: si la pareja tiene unas bases sólidas no se termina porque exista alguien que está tentando. Echarle la culpa a lo de afuera es una manera astuta de evadir responsabilidades y no quererse revisar. El otro o la otra, terminan siendo “accidentes”, disparadores de situaciones que ya existen. Y que al exesposo se le pongan condiciones con el chantaje de los hijos es “utilizar” a los hijos como arma de presión.
Una separación no tiene porque traumatizar a un niño o una niña siempre y cuando se sepa manejar. Separar no es destruir. De nada sirve la “falsa felicidad” de una familia asentada sobre el aburrimiento o desamor de sus padres. ¿Dónde queda la energía que se transmite en hogares “falsos”? ¿Bienestar cree que los niños o las niñas no captan lo que sucede? Una cosa es cambiar de pareja cada semana pero una relación mas o menos estable después de la separación no tiene que ser un cataclismo siempre y cuando la exesposa no vivencie explosiones o histerias o prohibiciones. Si la exmujer (avalada por Bienestar) prohíbe a su exesposo rehacer su vida con sus hijos y la otra, es una manera de pasar revancha y respirar por la herida. ¿Acaso ese odio no es mas dañino que trabajar procesos de sanación y restauración personales?
La combinación amante e hijos e hijas es explosiva porque no existe un orden que coloque cada persona en su lugar. La sentencia bíblica “para toda la vida” puede generar el convencimiento de que no hay necesidad de cuidar lo que se tiene: al fin y al cabo es “para toda la vida”. Y entonces, llegada la separación, la mujer espera que “por los hijos” él “se castre” emocional y sexualmente. También sucede con el mundo masculino pero desafortunadamente estas son historias de mujeres celosas que no saben perder.
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