martes, 26 de mayo de 2009

ICBF y los hombres

Trabajar con hombres y mujeres enfrentados a situaciones de conflicto, separaciones, educación de hijos e hijas permite conocer a las instituciones que ayudan y aportan en el manejo de estas crisis. Claro, estamos dentro de una cultura y no se pueden desconocer paradigmas que se repiten y transmiten como si fueran dogmas de fé. No decía, acaso, Einstein que era mas fácil perforar un átomo que modificar un paradigma… Dentro de la cultura se considera que las mujeres son mejores madres que los hombres, padres. Las historias de abandono e irresponsabilidad de los hombres se multiplican y dan pié para que esta creencia permanezca. Se ha repetido hasta la saciedad que un niño o una niña necesitan –antes que nada- una mamá y por lo tanto lo prioritario es que se respete el papel y el rol de la madre en su formación.
En cantidad de situaciones este criterio es válido. La mujer madre es más responsable que muchos hombres en la educación de sus hijos. Aún más, en varios casos los hombres se interesan por sus hijos e hijas siempre y cuando tengan posibilidad de acceder a la mujer-madre. Una vez cerrado el capítulo con la compañera, los hijos empiezan a desdibujarse hasta que llega un momento en que desaparecen. Otro hogar u otra relación logran que muchos hombres se olviden de sus anteriores retoños. ¿Será la esencia masculina o serán factores de educación donde ellos no tienen que preocuparse por nada más que sus propios intereses? Bueno, pueden darse varias respuestas. Sin embargo, aceptando de entrada estas situaciones, no significa que no existan casos donde el hombre es mejor padre que su ex-compañera mamá y sus argumentos deberían ser escuchados con una mirada menos parcializada por parte de las organizaciones encargadas de determinar custodias, visitas, patria potestad, etc, etc.“Hace carrera” la idea de que ante Bienestar los hombres padres “la tienen perdida”. Como si para el Instituto los hombres, per se, fueran malos, violadores, irresponsables y maltratadores. Conozco historias donde “por obedecer” al paradigma (hombre-padre malo), no se escucha la historia real de niños o niñas en la que la actitud de la madre es de total indiferencia o abandono hacia sus hijos. Y un papá bueno, responsable, con ganas de meter el hombro en el cuidado y educación de ellos no se acepta porque la mujer llora, patalea o quiere el dinero que le entregan por los hijos y consigue la solidaridad de algunas psicólogas o trabajadoras del Instituto y es entonces, imposible acceder a una realidad menos parcializada. La alianza es algo parecido a una “solidaridad de género”, donde se presupone –otra vez el paradigma- que “todos los hombres son iguales” y por lo tanto “todas” las mujeres madres son más responsables que “cualquier” papá. Se presupone con base en una creencia que no siempre resulta válida. Parece como si el juicio ya estuviera definido. Es importante “abrir” la mente porque todos los padres son malos y no todas las mamás son buenas. Lentamente nuestra sociedad cambia y el hombre quiere ser mejor padre mientras que algunas mujeres “se cansan” de la imposición de su maternidad. Hay historias que merecen una revisión más actualizada y la urgencia del cambio de creencias es eminente. ¿Cómo lograr un análisis real de las historias donde el dinero, el poder, el género y los paradigmas no obstaculicen el bienestar de niños y niñas? He allí el problema…

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