jueves, 4 de diciembre de 2008

Los amantes “sostienen” matrimonios?

Frente a la conducta humana se pueden asumir dos posiciones: una, “soñar” con lo ideal y otra, afrontar la realidad. Es decir, aceptar que la conducta humana dista mucho de ser tan ideal como quisiéramos. Los seres humanos funcionamos como en una doble moral, tratando de cumplir lo que la cultura espera que seamos y otra conducta, haciéndole pistola a esa misma cultura por lo absurdo de sus exigencias. Y una de las instituciones que afronta la peor crisis de su historia es el matrimonio. La idea de que el matrimonio sea “para toda la vida” es uno de los venenos mas agudos que se le pueden inyectar a una organización humana. Basta con preguntar, qué organización humana espera funcionar igual “para toda la vida” y la respuesta es aplastante. Ninguna! Todas esperan –y desea- cambios, modificaciones, renovaciones, oxigenación.
Lo anterior no significa que un matrimonio no pueda durar que no pueda afrontar cambios y perdurar en el tiempo a pesar de la gran crisis de pareja del mundo de hoy. Pero diríamos que es la excepción no la generalidad. Los seres humanos enfrentan cambios a través de la vida y es posible que la pareja escogida a los 20 años no sea la mas adecuada a los 40. Y no porque ella o él sean malos, infieles o irresponsables, sino porque los mundos evolucionaron y ya exista muy poco en común para esta pareja. La cultura y claro, la mentalidad, son totalmente inflexibles frente al tema de la infidelidad, como si los seres humanos pudiéramos encontrar una vacuna frente a la opción de que otros hombres o mujeres nos puedan gustar, atraer o querer. Me impresiona sobremanera como, en especial las mujeres (no, y los hombres también) no soportan la opción de que su compañero o compañera pueda “mirar” para otro lado. “No perdono la traición”, “no podría con una infidelidad” son las frases mas comunes. Pero cada día es mas obvio que la llamada infidelidad se multiplica. Claro que en el tema de los “cachos” o la infidelidad se arropan con la misma palabra conductas muy diversas. Desde alguien que abrazó a otra persona, o le dió un beso, o se encontró en un restaurante, lo montó en el carro (la ví con otro), hasta la consabida relación sexual. Todo se cobija con la misma expresión: “me puso los cachos”. Hay personas tan excesivamente posesivas que exigen hasta que los pensamientos del otro o la otra les pertenezcan: toda una invasión atropelladora a la intimidad de cada quién Pero, repito, una cosa es lo que se desea y otra, la que se vive. Y es obvio que una aventura puede ser una circunstancia que oxigene una relación. Ningún ser humano con una relación estable puede estar exento de esta posibilidad. Tenemos tanto que aprender sobre el amor en un nuevo siglo, para nuevos hombres y nuevas mujeres que no construyen sus vidas con base a lo que me entreguen el otro o la otra. La mejor relación se construye con base en una buena autoestima de cada uno de los integrantes de la pareja. Pero…nada ni nadie garantiza que no pueda suceder la “nefasta” infidelidad. En la esencia misma de la construcción del matrimonio está su mayor veneno. Por eso no es exagerado afirmar que un amante puede “suavizar” una relación de pareja y hacerla llevadera. Lo anterior no es un permiso para hacerlo pero si una realidad que hay que enfrentar. A no ser que absurdamente creamos que los seres humanos tienen “dueño” y que podemos controlar hasta el deseo del otro u de la otra. La vida en pareja exige ese riesgo y ese cuidado!

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