Borja Vilaseca, escritor español, presente en Exposer 2025, les pidió a los 800 asistentes al evento que se tomaran de las manos y repitieran a voz en cuello “todos estamos traumados”. Y así sucedió… fue el inicio de su charla para aclarar el sentido de la vida, qué estamos haciendo aquí y qué nos depara el futuro. Porque es obvio que la frustración mundial por la vida que se tiene no se puede disimular ni adjudicársela a una ideología en particular o a un sistema político. No. Todos tenemos nuestro “rollo”. Es la cultura, la historia, la que equivocó el rumbo y es hora de corregir. O ¿será posible que necesitáramos llegar a este punto de locura para poder reaccionar?
Cada día un acontecimiento sorprende, atemoriza, desconcierta. En cualquier lugar del mundo. La interconexión nos volvió espectadores de sucesos al otro extremo del planeta y vivimos bombardeados por el acontecimiento violento del momento. Por la causa que sea, algo impacta y nos devuelve a la pregunta básica: ¿qué estamos haciendo aquí? ¿es posible derrotar al mal? ¿podrá la humanidad un día respirar “armonía universal” o eso es una ilusión?
No, no podemos vivir sin la oscuridad. No podemos vivir sin la enfermedad, sin el problema, sin el mal, sin la dificultad. No se puede vivir sin ello porque ser humano, estar en la tierra, en esta dimensión, significa aprender a enfrentarlo. ¡Para eso nacemos! Soñar con un mundo perfecto, sin problemas, sin guerras, anhelar un mundo justo, es una utopía. La paradoja es que nacemos para construir un mundo mejor, pero nunca terminamos de lograrlo. No al menos en esta dimensión. Entonces siempre, siempre enfrentaremos líos, locuras, abusos, injusticias. Ser humano es aprender a encararlos, aceptando que es un aprendizaje individual, así existan miles de reglas y normas colectivas que intenten evitarlo. Pero depende de cada quien y de su proceso personal encontrarle sentido a la existencia.
Además como los contrarios no existen, es necesario procesar que no hay bien sin mal, justicia sin injusticia, vida sin muerte. Encontrar el equilibrio es la formula de la salud emocional. Lo que vivo es lo que me corresponde en el proceso de aprendizaje… el llamado mal no se puede eliminar pero si puedo asimilarlo en la medida en que acepte que es la lección de vida necesaria para mi evolución. Pero no nos educaran para ver la vida de esta manera: se nos prometió que si cumplíamos ciertas condiciones, encontraríamos la felicidad. Pero no fue cierto: ni la familia, ni el dinero, ni el poder, ni el éxito, ni la pareja, ni el sexo… allí no estuvo la felicidad. Porque primero “no se encuentra”, se construye. Y segundo nada ni nadie “me la entrega”.
Sin embargo sí existen herramientas que facilitan la pasantía por la vida, le dan una dimensión diferente y alivianan el camino. No suprimen el mal, ni el odio, ni la agresividad pero reparan los momentos complejos. El amor y la gratitud son las principales y llevan tatuada en su esencia, el servicio y la compasión. Si te atreves a utilizar estos “facilitadores” estarás lo más cerca de la salud emocional y de la felicidad. Además estarás contribuyendo a crear una humanidad mas sana. Ser luz en medio de la oscuridad ya es de por si reparador. Un buen regalo para entregar en el día de amor y amistad. Amor, gratitud, servicio y compasión. ¿Las reconoces? ¿Podrías comenzar por practicarlas? Ni necesitan permiso del gobierno ni hay que pagar por ellas. Tan fácil o ¿tan difícil?
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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