Si, el país se desbarata con el número de muertos, contagiados,
con la curva que sube y baja y nada que se aplana (¿cuándo?). Pero la vida continúa,
dotada de pequeñeces, de detalles de convivencia que se vuelven dramáticas. Mi
mente “brinca” entonces a lo que enseñan las Universidades a los estudiantes.
Porque mi vecino de atrás estudió Ingeniería en alguna prestigiosa institución.
Debe tener todos los cartones intelectuales que lo acreditan en su profesión.
Pero no sé que aprendió de ética, ni sé tampoco con qué metro mide sus
conceptos de ingeniero. Y es allí donde vale la pena preguntarse si la
educación debe seguir haciendo lo mismo, es decir “solo” entregando
conocimientos intelectuales pero obliga a la sociedad a ponerle un policía a
cada profesional para que cumpla con los requisitos básicos que faciliten vivir
en comunidad: parece que tampoco las
universidades enseñan ética y convivencia.
Mi vecino de atrás, literalmente nos tiró su casa encima y
argumenta que tiene los permisos. El 7 de Octubre del 2019, Jorge Héctor
Manosalva, profesional de la Alcaldía, escribe “lo dispuesto en el nuevo Código
Nacional de Policía y Convivencia, adelantar las acciones policivas pertinentes
por la presunta infracción urbanística “ejecución de obra sin licencia de
construcción”. Y, qué eficiencia, 14 días después, (que solo fueron 8 días
laborales) sin medición, sin haber informado a sus vecinos (requisito básico,
sin comprobar medidas y distancias) la Curaduría Urbana Uno, firmada por Darío
López Maya y por el arquitecto Kristhian Camilo S (no distingo su apellido) da
licencia para “reforzamiento estructural para vivienda unifamiliar”. Pero el
vecino, está construyendo un edificio (va por el tercer piso), tiró su casa al
espacio de los vecinos, (no guarda el mínimo de distancia requerida de 3 mts),
levantó un muro de contención casi de un metro, “asfixiando” literalmente las
casas colindantes. El alega que cumple los requisitos. Quisiera solicitarle
entonces a este Ingeniero que me de una copia del metro con que tanto él como
la Curaduría midieron las distancias reales de su obra. Cuando le pedí que
entrara a mi casa y viera el efecto por la parte de atrás, se negó. El quiere
mostrar la fachada donde todo se ve “bien” pero el efecto de su ahogo no lo quiere
reconocer. ¿De la Curaduría Urbana Uno el arquitecto Kristhian Camilo se acercó
a ver los efectos de su asfixia para los vecinos? ¿En ese sector hay
autorización para construir edificios de 3 pisos? ¿Dañar el sentido del barrio
para acrecentar intereses particulares, se justifica? ¿Hay algún instructivo
que enseñe lo que se denomina el bien común? No me imagino que podrá sentir
Elly Burckardt ante el impacto de medidas que atentan contra la estética y la
convivencia en un barrio que ella construyó con tanta dedicación y cuidado que
hasta le colocó el nombre de su hija
Carolina.
Se llama convivencia. ¿Puedo con mis cosas hacer lo que se me
antoje, porque soy dueño de mi predio? Sentido común, respeto por las normas,
quitarle aire, luz y sol a mis vecinos ¿no importa?. Vamos a seguir viviendo de
la misma forma cuando lo que nos enseña esta pandemia es la necesidad de nuevas
palabras (y actitudes) como solidaridad, respeto por el otro, sentido de
comunidad, gratitud. ¿Qué sigue?
Gloria H. @GloriaHRevolturas

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