En la entrevista que el Presidente Duque diera a este periódico
hay una frase que impacta por lo que significa. Diego Martínez le pregunta “¿no
es una frustración para usted el tema de Venezuela (Maduro aún sigue en el
poder a pesar de todo su esfuerzo)? Y Duque en la mas evasiva respuesta que
pueda darse, contesta “yo no soy persona
de frustraciones” para luego continuar con mas explicaciones sobre el tema. ¡Por
Dios! no es un hombre de frustraciones. ¿Entonces en qué mundo vive?
Por eso es por lo que no logra conectarse. Por actitudes
totalmente impostadas o falsas es que está tan lejos de la gente. Por eso es
que no existe resonancia entre él y los ciudadanos. Tiene que estar muy
desenfocada una persona cuando dice que “no soy hombre de frustraciones” como
si las frustraciones fueran una elección voluntaria en la vida de los humanos.
Como si la frustración no fuera un aprendizaje básico al igual que la lectura o
la escritura. Aun mas, como si las frustraciones, no fueran indispensables en
el proceso de madurez puesto que te ubican dentro de una realidad. Todo no se
puede. Todo no se logra. No conseguimos todo lo que nos proponemos, por mas
buenas intenciones que se tengan. Un objetivo propuesto puede verse frustrado
por diversas circunstancias que no siempre dependen del “constructor” del
objetivo. La naturaleza, la suerte, las energías, la comunidad, las
circunstancias, todo puede influenciar para que el resultado no sea como se
espera. Y entonces, educar a un ser humano es formarlo dentro de la frustración
si se espera que pueda desenvolverse con un mínimo de aceptación de la realidad.
Los psicólogos sabemos muy bien que en el mundo moderno educar para manejar la
frustración es materia indispensable tanto en familia como en colegio. Pero,
olímpico, Iván Duque se ufana de “no ser persona de frustraciones”. ¿De qué
esta hecho? ¿En que mundo vive?
Claro, pudo contestar diferente, aceptando una posible ¿desilusión?
¿fracaso? ¿expectativa? pero prefirió responder de la manera donde las cosas
“no importan” como sucedan yo sigo con mi historia, a mi manera, alejado del
contexto de una realidad que pareciera muchos ven pero él no. Entonces
respuestas como “¿de qué me hablas viejo?” no son tan ocasionales. Pareciera entonces
que el desenfoque es estructural. Igual con Bojayá, el asesinato de los
líderes, el diálogo con los promotores del paro, etc, la realidad es la que
este Gobierno se cree, no la que existe afuera, en el miedo de la población o
en el líder amenazado, o en el descontento juvenil. Llegar tarde, estar en el
lugar equivocado, no percibir el malestar ciudadano. Desconexión, qué gran
dificultad la que enfrenta Duque porque no resonar con el sentir de un gran
número de personas es lo que lo hace tan distante, tan frágil, tan títere.
Porque ¿quién le determina su actuar? ¿qué es aquello por lo que vibra o lo
conmueve? ¿El cambio de director de comunicaciones logrará el milagro de
conectarlo con el sentir ciudadano?
Las agendas preconcebidas de los gobiernos sin participación
ciudadana están mandadas a recoger. Le pasó a Piñera en Chile pero escuchó y hay
opciones de cambio. Solo que el que no tiene frustraciones no oye porque no
tiene nada que revisar. ¡Está en lo suyo! ¿De ese tamaño es el problema del
presidente de Colombia?
Gloria H @GloraHRevolturas

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