El espectáculo es denigrante. Lo que queda claro es que ya, aun
antes de las elecciones del 27, Cali perdió. Perdimos todos. Independiente del
resultado de las urnas, lo que queda es un sinsabor amargo. Por el lado que lo
vea, hay pérdida. La desesperanza de una ciudad que no logra encontrar una
persona capaz de estar a la altura de las circunstancias y dirigirla con
preparación, madurez, experiencia e independencia. No la hubo. La desesperanza
es total… Ninguno de los dos candidatos punteros dió la talla. Ospina y Ortiz
lamentables. Casi de vergüenza, generan pena ajena. Por primera vez siento que
ser caleña puede ser un motivo de burla. Como si el resto del país nos mirara
con pesar, con conmiseración. “Pobrecitos, no dan mas, Cali no da la talla”.
Nos convertimos en la verguenza nacional.
El show de Ospina es vergonzoso. Su personalidad es la radiografía
de lo que vivirá Cali los próximos años. Histriónica, desmesurada, cobradora,
manipuladora, victimista y sobre todo evasiva. No está hecho para enfrentar,
tiene careta. Viviremos en un continuo Halloween. No se que fue peor si
comenzar la huelga o detenerla ¿para que la hizo? El espectáculo de moribundo
con 24 horas de ayuno da grima. Pero eso es él, taimado, desconfiado,
prevenido. También astuto y sagaz. No en vano es hijo de su padre y la
desconfianza marca su historia. La sensación es que pareciera que siempre
“esconde” algo, como si siempre tuviera una carta tapada. En Psicología se sabe
que quien no mira de frente, aquel que no sostiene la mirada, quien no es capaz
de la confrontación a través de los ojos, debe tener algún “rayón”. Ospina
evade, pareciera que se disfraza, tiene máscara, representa varios papeles y en
definitiva no se sabe cuál es el verdadero, cuál es su esencia.
Ni que decir del Chontico. Tan buenazo que ya lo están manejando,
al igual que a Duque. Su personalidad no tiene ni los alcances ni los
atrevimientos para construir un aviso como el que hizo contra Ospina. Roberto
Ortiz es un hombre conciliador, bueno y elemental. Pero el Centro Democrático
no acepta, jamás, perder gobernación y perder alcaldía. ¿Desaparecer del Valle?
Hay quedarle con todo. Y uribista que se respete genera miedo, agrede e
insulta. Ortiz no lo hacía… pero ya lo empezaron a manejar. Desde ya es una
ficha al servicio de otros, de los intereses de quienes se acostumbran a meter
miedo. Qué desastre. La personalidad del Chontico “antes del CD” era otra.
Tamizada por los uribistas ya empezó a mostrar “resultados”. Si él gana, ¿quien
será el que verdaderamente gobierne?
¿Podrá llegar Alejandro Eder? He aquí el meollo del asunto. Está
limpio, no tiene apoyo de partidos, no ha entrado en el juego sucio de las dos
O. Es independiente. Le apuesta a la paz y a la reconciliación. No tiene la
elementalidad del uno ni la astucia del otro. Es la opción mas viable, la que
mas oxigenaría a Cali. En contra su apellido (increíble) porque los atizadores
de las castas sociales, creen que sólo un “pobre” puede manejar la ciudad. Está
por verse… de las urnas, el próximo 27 de Octubre,. No tuvimos una persona que
pudiera estar por encima de manipulaciones e intereses personales o de grupos,
para acceder a la alcaldía de Cali. Como se dice en términos de evolución, “es
lo que corresponde”.
Gloria H. @GloriaHrevolturas

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