Era parte del paisaje, de lo masculino y lo femenino. De lo que se
consideraba propio de los hombres. Tenían el derecho, el poder, el falo, la necesidad,
¿qué mas daba lo que hicieran? El silencio tácito de quienes lo debían ver como
normal, (que un hombre abuse de su cuerpo) les dio todas las licencias para
propagarlo, repetirlo, volverlo a hacer y ni siquiera sonrojarse. Era tan
natural que muchos ni siquiera se acuerdan porque era “tan natural” y obvio que
¿cómo van a marcar como especial la conducta habitual y repetida? ¿Cómo? Era natural, parte de su comportamiento de
machos. ¿Por qué tanto escándalo? ¿Cómo van a recordar un caso “especial” si
fueron tantos? ¿Cómo ubicar a alguna mujer diferente si bastaban unos senos o
unas caderas para sentir que les pertenecían? Cualquiera que fuera la dueña de
esos atributos, ese cuerpo les pertenecía a ellos. “Uselo”, disfrútelo, está a
su servicio.
No disminuía su capacidad de liderazgo, ni de poder. No tenían ni
siquiera miedo de que los delataran (eran muchísimas) pero no importaba porque
“era natural” su comportamiento y todas debían aceptarlo como parte de su
condición de mujeres. Era vox populi, pero como era corriente, nadie debía
sorprenderse. No se imaginaron nunca que habría un despertar, que habría un
límite, que habría un momento de conciencia que los obligaría a responder. Así
sea en su estúpido “son persecuciones” , “no es verdad”, pero todos parecen
cortados con la misma tijera. Son hijos del poder, dueños del poder, abusadores
del poder, embriagados con el poder. Oscar Arias, El, Donald Trump, los
actores, el padre o el hermano, el sacerdote, el tío, hombres poderosos que
creyeron que el mundo de la mujer les pertenecía. Ya existen las denuncias y un
cierto límite. Pero como el poder masculino es “ilimitado” creen que nos les
pasara nada. Creen que su mismo poder los protege. Y lo siguen repitiendo…total
¡es natural!
En muchos hogares, en el lugar del trabajo, donde los médicos o
los sacerdotes, en lugares “aparentemente” confiables, ¿dónde no ha sucedido? ¿Cual
es el escenario que está “limpio” de pecado? El abuso es tan desproporcionado
que invadió totalmente la relación de hombres y mujeres. Y luego hay sorpresa
por la conducta sumisa de la mujer, por su poca autoestima: no se la explican. Y
ahora, después del inicio del despertar, la sorpresa se da por la “rabia” con que se reclama. Hay
asombro por la expresión de esta ira histórica, acumulada de siglos y de
víctimas. Para muchos histeria, drama, exageración. Algunos “no se lo creen”,
les parece que las mujeres se están vengando “injustamente”. “No es para
tanto”, ellas también “lo han disfrutado”. ¿Será que si?
Hay que mirar para adelante, claro está. Pero no se puede permitir
que siga sucediendo. El miedo en la mujer no se suprime porque “el poder del
poder” es demoledor. El abuso con el cuerpo, con las emociones y sentimientos,
la humillación con el lenguaje, cargarle la responsabilidad de la culpa “a dónde
me haces llegar,” no se soluciona de un día para otro. Pero la idea es
denunciar, hablarlo, expresarlo. Y en caso de duda, investigar, no dejar pasar
por alto porque los indicios pueden llevar a un posible abusador. Crea cuando
le hablen de abuso. Puede estar salvando el futuro de una eventual víctima.
Gloria H. @Revolturas

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