Es un momento muy difícil porque resistir a una provocación es de
valientes, de seres equilibrados que no se dejan llevar por el provocador. No
es fácil pero el objetivo propuesto, si está claro, obliga a resistir. Colombia
acaba de ser desafiada y todo parece indicar que el Gobierno Nacional “pisó la
cáscara” y mas obedeciendo las directrices del partido de Gobierno (de Uribe)
que tiene como filosofía principal armarse (Cristian Garcés y sus armas para
todos “los buenos”), pelear, enfrentar, “no dejarse”. El Presidente Duque en
actitud guerrerista y casi igualada con el agresor, pide romper acuerdos y
“obligar” a países garantes a que los rompan. Si son violentos, terroristas y
sin corazón, “igualémonos por lo bajo” y respondamos con la misma medida. En
este momento cómo hace de falta la cabeza fría, cerebral, calculadora, de Juan Manuel Santos que logró no dejarse tentar
por el provocador. Duque que no parecía visceral quiere la guerra ya (¿él
o su partido?), la persecución ya, aplastarlos ya. ¿Es lo adecuado? Los twiters
de sus seguidores son demoledores. Por ningún lado pareciera que desearan paz.
Solo venganza, retaliación… Ahora, el hecho de solicitar a otros países que rompan las
reglas no solo es atrevido sino peligrosísimo. Como quien dice los acuerdos
sólo se cumplen cuando nos conviene. Pareciera que todo está en peligro: la
paz, la cordura, la imagen internacional.
Repito es un momento difícil y para muchos el desafío es imposible
de esquivar. Además como en el interior de cada quién existe un terrorista
agazapado atrae la tentación de atizar la hoguera. Es muy simple culpar a los
“del otro bando” y disparar ofensas. Responder e incendiar es mas fácil que
pedir mesura. El sólo hecho de “exponer” a los 3 integrantes del helicóptero incendiado
en Norte de Santander a ser asesinados rompiendo los trámites para su
liberación “porque no nos vamos a dejar”, es ya un despropósito. Una sola vida,
una sola, amerita intentar llegar a acuerdos. No son sometimientos pero lo que
queda es la guerra, otra vez la violencia desaforada, aterradora. Se
propusieron acabar con la paz (dizque de Santos y no de Colombia) y pareciera
que lo están logrando. Pero el editorial de El Espectador fue contundente: “en
una reacción de absoluta irresponsabilidad, el expresidente Alvaro Uribe dijo
“grave que la paz hubiera sido un proceso de sometimiento del Estado al
terrorismo”. ¡Qué descache! Uribe no tiene cabeza fría y es el patrocinador de este
Presidente ¿qué sigue?
Pero…hay tantas inconsistencias en la versión de los hechos. No
hubo perro a la entrada, no hubo camión con motos, no hubo policías detrás de
la camioneta. Hay un cuerpo del guerrillero destrozado pero la mano “aparece”
entera. ¿Llegaremos a creer? Si ya hubo “falsos positivos” ¿por qué descartar
“falsos” atentados? ¿A quién le “convenía” esta masacre? Hay que domar al terrorista interior y no
dejarse tentar por los cantos de sirena guerreristas, exigiendo sí claridad
pero con cabeza fría. Muchos están pidiendo a gritos regresar a lo
conocido, a lo que dominan, a aquello que les da réditos: guerra, venganza,
confrontación. Sólo que esperamos que este sea ya un país diferente. Porque, en
definitiva escoger el infierno de la guerra es de enfermos mentales. ¿Usted lo
es?
Gloria H. @Revolturas #ArticulosGloriaH

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