Jorge E. Pizano está muerto y todas las interpretaciones son
posibles. La familia ha pedido respeto que no significa silencio porque la
investigación debe continuar. Pero la necesidad compulsiva que tiene Colombia
de linchamiento, ha llevado a que se pierda el sentido de las proporciones. Así
como en Bogotá, en Ciudad Bolívar, una turba descontrolada linchó a un
venezolano por “supuestos” emitidos por redes, (lo que resultó equivocación,
pero el hombre ya está muerto) en el ambiente se siente la necesidad de linchar
a alguien en el caso Corficolombiana-Obredecht-Fiscalía. Se necesitan con
urgencia uno o varios culpables… Estamos en vísperas de un linchamiento
mediático que no permite ver otras opciones. Para empezar, desde ya, el Fiscal
está condenado. No existe ninguna posibilidad de evaluar otras alternativas. Es
una historia de víctimas y victimarios, donde Pizano es el bueno y todos los
demás son malos. ¿Así de fácil?
El señor Pizano chuzó a su amigo sin su consentimiento. A sus
espaldas. Pero como “esa chuzada” develó supuestas intimidades de NHM, esa si
es buena. No existe pronunciamiento sobre este detalle. Aún mas, creo entender
que para un juicio no puede presentarse una grabación realizada a escondidas
del chuzado. No se admite como prueba. En este caso, no importa: la “víctima”
tiene derecho a violar la norma y los Medios publican grabaciones de conversaciones
privadas porque el caso lo amerita.
Jorge E. Pizano era un hombre desesperado. Es obvio que estaba
deprimido. Su familia lo revela en lo que ha comentado. La conversación con su
esposa y con su hija es clarísima. Hay llanto, cuasi despedidas,
recomendaciones para el futuro. Se siente solo, abandonado, traicionado, en
quiebra económica y temeroso de su vida. Con un cáncer terminal, la idea de la
muerte debió rondarlo. Total, o se moría ahora o días después. El terror a que
lo detuvieran lo paralizaba, no lo soportaba. Las investigaciones muestran que
en su casa se encontró, escondido, un tarro de cianuro. Entonces, su situación
y su personalidad podrían marcar la intención de un suicidio. Es posible
suponer que el mismo pudo comprar el veneno, preparar la bebida para tomarla
después del baño, sólo que el infarto “truncó” sus planes y murió de muerte
natural. Pero la bebida quedó lista. No hubo intento de asesinato, ni manos
criminales. Su desespero lo llevó a desear quitarse la vida. La bebida quedó
allí, preparada por él mismo… Aun mas, su esposa pide necropsia después de su
fallecimiento natural ¿por qué? ¿qué dudas tiene?
El destino tiene jugadas macabras. Para la familia sucedió una
tragedia. No la muerte natural del padre sino, la muerte del hijo con la
botella de cianuro que pudo, posiblemente, preparar el padre para él. Sólo que
la muerte lo libró de tomársela y no alcanzo a tener la precaución de
eliminarla para que otros no la bebieran. Es una paradoja pero la vida
juega “juegos perversos”…
¿Colombia podrá aceptar la opción de que no hubo manos criminales
en la muerte de los Pizano? Difícil. La necesidad del linchamiento mediático y
jurídico obnubila el criterio y la mesura. Al Fiscal se le borraron las
realizaciones y logros de su trabajo. Ahora solo existe un dictamen: culpable.
No necesita probarlo. El linchamiento mediático así lo amerita.
Gloria H. @Revolturas.

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