Mañana será juzgado Rafael Uribe Noguera. Es decir será condenado.
Debe enfrentar las consecuencias de sus actos, debe pagar por la violación,
vejámenes y asesinato de Yuliana Samboni. En este momento, mas que cuidarlo de
la rabia e indignación de los otros, incluidos presos o comunidad en general,
hay que cuidarlo de si mismo. Rafael es un candidato “casi seguro” a un
suicidio. Desde su patología el sinsentido de su vida es aplastante. ¿Para qué
vive? El crimen es atroz pero el infierno de la enfermedad mental no se queda
atrás. Además, su conducta arrastró a los suyos. Y aun cuando no es fácil deducir
qué es verdad y qué no en el sinnúmero de mentiras que se han tejido en torno a
su familia, parece que sus padres no lo han visitado, solo han hablado por teléfono.
Me impacta sí la sevicia con la que han juzgado a los suyos, sobre todo porque
nadie está preparado para enfrentar un hecho de estas dimensiones. En Psicología
sabemos que el golpe de noticias sorpresivas “necesita” tiempo de asimilación.
No somos robots con actitudes programados. Le pongo a cualquiera un hecho como
el que enfrentaron sus hermanos y la reacción que tuvieron. No estoy diciendo
que es válido alterar la escena del crimen (parece que nunca lo hicieron), pero
asimilar el hecho no es tan sencillo ni tan inmediata la reacción de coger un
teléfono y llamar a la policía. ¿Usted lo haría? A cuántas generaciones no las
educaron con el concepto de que “con los tuyos con razón o sin ella”. La
reacción de sus hermanos es la lógica consecuencia de ser hermanos…
Alejandro Jodororowsky dice
que “la familia es nuestro cofre del tesoro o nuestra trampa mortal”. La
familia es entonces una caja de sorpresas pero, ojo, en términos espirituales
se dice que la escogemos antes de nacer. Nada de lo que vivimos en ella es por
un golpe de buena o mala suerte, o “tan de malas” la que nos tocó. Venimos a
aprender en ella y de ella. Por ello, enfrentar hechos dolorosos es impactante. Cuando
Catalina Uribe se tapa la cara, lo único que hace es una medida básica de
sobrevivencia. Ella debe seguir viviendo “en la sociedad” e imagínesela por
ejemplo, mercando, o esperando en un consultorio médico y siendo “reconocida”
para escuchar improperios o agresiones. ¿quién vive de esta manera? Me impacta
la dureza de Vladdo con ella. Solo “cometió” familia y creo que juzgar es muy
fácil e injusto porque frente a la enfermedad mental nuestra ignorancia y
desconcierto van de la mano.
Así como nos parece injusto que se juzgue mal a todos los
colombianos por las acciones de Pablo Escobar o los otros capos, (formamos
parte de la familia Colombia), de igual manera los hermanos de Rafael tienen
que “padecer” familia y soportar las consecuencias de su actitud. El enfermo
mental no se “inventa” su comportamiento, no lo escoge. Y claro, no es cómodo convivir con un
psicótico. Un hijo, “bueno” o “malo”, sigue siendo hijo. Es fácil admirar a los
que triunfan pero acompañar al que falla es una prueba contundente de amor
filial. Juzgar y condenar es propio de una mente cerrada, mas asustada de si
misma, que del otro. Estamos a mitad del
camino ente los dioses y las bestias, a veces mas cerca de un lado que del
otro. Los Uribe Noguera no pueden salir del país pero ¿podrán seguir viviendo
en él?
Gloria H. @revolturas

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