Si todavía duda de lo que significa una mujer para Donald Trump,
basta con observar el tratamiento que le da a Melania, su actual esposa. ¡Pobre
mujer! Ahora ella será la principal representante de lo que significa ser mujer
en la era Trump y del tratamiento (efecto dominó) que recibiremos las mujeres
del mundo, dadas las consecuencias de esta presidencia. Lo primero y mas
elemental, dejamos de ser inteligentes, compañeras, socias, consejeras, para
convertirnos en “objetos de decoración”, adornos que engalanan el escenario.
Seremos miradas pero no escuchadas. Los comentarios a su belleza (es linda), a
su figura, a su vestimenta, mandaran la parada porque pareciera que “no puede
hablar”. Debe permanecer callada (para que no se equivoque) y cumplir fielmente
con “el libreto de la película”. Ni espontánea ni auténtica. Sólo lo que le
permitan decir.
Es posible que “en privado” Melania hubiera recibido cualquier
cantidad de desplantes de su prepotente marido y a nombre del amor-dinero-zona
de confort-poder, se los aguantara. El poder es definitivamente embriagador.
Pero una cosa es en privado, donde aparentemente nadie se daba cuenta y otra en
público, con cámaras y flashes registrando cada movimiento, cada detalle de la
pareja. Basta con observar el video de su llegada a la Casa Blanca, cuando iban
a ser recibidos por Barack y Michelle. Trump, ni corto ni perezoso, se bajó del
carro como si estuviera solo y llegó a saludar mientras Melania apuraba el paso
para alcanzarlo y estar a su lado para comportarse como la pareja presidencial.
No, a Donald le valió un higo, él es el importante y ella solo su adorno.
Cuando la necesite para lucirla, la “usará” pero ¿valorarla? ¿tenerla en
cuenta? ¿Acaso la mujer para él, ha significado algo diferente a objeto
decorativo o sexual?
Con un agravante. La hija de Trump, Ivanka, va a pasar por encima
de Melania. Ivanka es de “la misma sangre” del Presidente y por eso puede ser
“valiosa”. Melania no tiene sus genes, de allí que el tratamiento sea discriminatorio.
Ella no le aporta mas que decoración. Estará relegada a un segundo plano. Para
un hombre patriarcal y machista, la mujer es un objeto que se luce y se
muestra. No necesita que hable, aun mas necesita que se calle, no puede tener
ni criterio ni opinión propios. Es un adorno que se requiere para contribuir al
brillo del protagónico. El machista es absolutamente seductor y encantador
(cuando quiere), alaga, endulza, seduce, pero lo que prima es su ley. Cuando él
quiera y como él quiera.
Por lo general lo primero que se destaca de un hombre no es su
belleza sino su inteligencia, humor, maneras de comportarse. La cultura le
permite al hombre “destacarse” por algo mas que su físico. Las mujeres habíamos
ganado en ese terreno, ya no solo éramos admiradas por el empaque sino
también por el “contenido”. Michelle era
una fiel representante de esa nuevo concepto. Barack y ella eran muy parejos.
Trump y Melania igual. Para un machista exitoso y seductor, ella es perfecta.
Pero un hombre o una mujer diferentes, escogerán pareja de acuerdo a su
esencia. Conformaran una unión donde cada uno aporte criterio, inteligencia,
consejo, opinión. Si un hombre “solo” necesita de adorno a la mujer, dice mucho
de lo que guarda en su interior. ¿Cómo cree que es Trump?
Gloria H. @Revoluturas

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