jueves, 28 de enero de 2016
martes, 26 de enero de 2016
Al otro día
No soy partidaria de hacer
futurología, ni me atrae la idea de pensar en lo que puede pasar. Lo único real
que tenemos es el presente y “las aves de mal agüero” que disfrutan
pronosticando desastres, tragedias y problemas, por salud mental, las evito. Respeto
a quienes lo hacen porque cada quién tiene derecho a “intoxicarse” con lo que
desee. La toxicidad de los malos pensamientos, de las desgracias y de “lo
terrible que está por venir” es una decisión personal y por lo tanto merece
respeto. Sin embargo creo que sería ilustrativo hacer una construcción
emocional, mas que mental, de lo que puede pasar al otro día del plebiscito por
la paz. ¿Qué puede suceder si gana el NO? ¿Qué puede suceder si triunfa el SI?
Al día siguiente con el NO
triunfante muy posiblemente Alvaro Uribe, Alejandro Ordoñez, su grupo y sus seguidores, acapararían todas
las miradas y con “inmensa satisfacción” expresarían que ellos ya lo habían
pronosticado, que ese proceso de paz “era” un fracaso y que este es el
resultado lógico de ese embeleco. Que ese ejercicio de impunidad no podría
patrocinarse y que el pueblo colombiano, sensato y maduro, no quiere “esa paz”.
Para eso están ellos, los que siempre tuvieron la razón, están ellos, el grupo
del No, donde ellos “si” están en condiciones de construir la “verdadera” paz y
por lo tanto ellos van a ofrecer “su” programa redentor. Ellos sí tienen la
razón y la verdad. Uribe, con su dedo señalador, repetiría que Santos, traidor
y corrupto, siempre estuvo equivocado, que él ya lo sabía y que la verdadera
alternativa está en su grupo. Y mientras la satisfacción inunda el corazón de
los que votaron por el no, (todos aquellos que mandan twitters y cadenas tan
brillantes de ejemplos en que la guerra debe continuar mientras ellos
encuentran la fórmula salvadora), las balas, desastres y matanzas, volverán a
inundar los pueblos y veredas de Colombia. Ah, claro, ninguno de los que votó
por el No, estará dispuesto a dejar que un hijo, un nieto, un hermano, un padre
o tío siga en esa guerra absurda. No, serán los otros los soldados del gran
Ejército Colombiano, serán los familiares de los extraños, porque no acepto que
ninguno de los míos conforme esa guerra absurda. Pero (cómo se explica) bala y
mas bala es lo que necesitan esos guerrilleros hps. Se deben rendir, humillar,
arrastrar. Nos deben besar los pies si quieren reintegrarse a la vida
ciudadana. Escenario posible al otro día
ganando el no.
Y si Colombia acepta el Si,
acepta que está en el camino sin haber alcanzado aun la meta definitiva. Acepta
que es una sociedad que revisa su historia y corrige sus defectos de
convivencia, desigualdad y exclusión. Acepta sus errores, sus atropellos y
exabruptos, pero concilia para construir una sociedad mas equitativa, donde las
necesidades, deseos y expectativas de todos los grupos sean escuchadas. El sólo
proceso de paz ha generado los 6 meses mas tranquilos en pueblos y veredas de la
región. El post conflicto no solucionara todos los problemas pero trabajara con
las emociones de colombianos y colombianas que creemos que se puede vivir de
manera diferente. Creer en nosotros mismos y lo que somos capaces de lograr es
sanador y genera mejor calidad de vida. Con el No, fracasamos, con el Si
construimos. ¡Escoja!
martes, 19 de enero de 2016
Idolos con pies de barro
Frank Sinatra, John Lennon y en nuestro medio, por nombrar alguno,
Diomedes Díaz, a quien afortunadamente se impidió que se hiciera una
condecoración a su nombre. Famosos cuyas
vidas personales son un desastre, o como dice Helena Manrique en Lecturas de El
Tiempo “personajes alumbrados por la ignorancia de sus actos, que de la mera
anécdota tendrían que haber pasado a la parte penal”. ¿Por qué los endiosamos?
¿Por qué los dividimos?
Acaba de suceder con Farid Mondragón, quien pudo haber sido un
excelente deportista pero pareciera que su confusión emocional es fuerte. No es
un secreto que sus actuaciones personales lo delatan. Porteros de edificios,
intransigencia pública, correos, comentarios de amigos y conocidos, registro de
revistas, varias situaciones manifiestas en bares y restaurantes, “hablan” de
su comportamiento. La fama no da licencia para permitir excesos o para creer
que todo debe darse como se espera. La fama marea, endiosa, hace creer que
“todo lo puedo”, “todo lo merezco”. Encontrar obstáculos (personas) que no
juegan “el juego” puede ser desesperante. Los ídolos a veces tienen pies de
barro. Los errores de los protagónicos son de la misma “clase” que los de los
demás mortales. Endiosarlos es “quitar” su lado humano, asumir que están
fragmentados y sólo vale lo que brilla, no lo que se guarda. Jung llamaba a esa
parte “la sombra”. Y famosos o no, todos la tenemos. La responsabilidad
grandísima de los Medios es precisamente esa, no fragmentarlos, no dividirlos:
el que brilla en la calle es el mismo cuya oscuridad interior, aun cuando se
conozca, no se “registra” para no opacarlo. ¿Acaso la fama da licencia para
“borrar” el comportamiento que a otros anónimos se les cuestiona y se les
reclama?
En teoría un narcisista nunca pierde, nunca acepta la derrota y
cuando se siente demasiado comprometido por sus actitudes y comportamientos
puede optar por el victimismo. De victimario pasa a víctima. Ahora entonces es
“pobrecito” y cree que así “borra” lo anterior. ¿Cómo me cuestionan si estoy
tan desamparado? Puede “salpicar” a otros y cuando no consigue que las cosas
“salgan” como se desea se apela al victimismo para “reparar” la falta e
intentar “reducir” las acciones negativas.
Los famosos son humanos y disculpar sus actuaciones patológicas es
una manera de practicar una doble moral. Claro que tienen derecho a su vida
privada, a sus desmanes y a sus errores. Lo que genera inquietudes es
mostrarlos como modelo ¿de qué?, o -peor dolor-, justificar o disculpar sus
actos grotescos porque son famosos. Entonces lo que interesa en este mundo de
doble moral es ser protagónico puesto que con ello me “puedo comer al mundo”.
Pero la fama tiene un precio. Sus vidas están “expuestas” a la mirada de todos
y así como reciben alabanzas también reciben críticas. Les encanta el aplauso,
el reconocimiento, pero pareciera que “solo” lo aceptan para lo que ellos
quieren. La sombra de sus vidas no debe merecer luces. La conducta negativa de
un famoso es mas grave precisamente porque como brilla su repercusión es mayor. Lo difícil claro, es la coherencia. No
se debe tener una “mirada” fragmentada sobre el famoso, a quien admiramos por
lo que hace pero no por lo que es, lo que realmente importa. O nos quedamos con
el disfraz...
lunes, 11 de enero de 2016
Equilibrio
Equilibrio, en lenguaje
coloquial significa “de aquí y de allá”, término medio, “ni tanto que queme al
santo ni tampoco que no le alumbre”. El diccionario lo define como
estabilización, igualdad, armonía, proporción, contrapeso, simetría,
consonancia. ¿Cuál palabra escoge? Independiente de lo que señale, si es claro
y preciso que el concepto equilibrio será la conducta que mas tendremos que
practicar los colombianos. Y no solo porque le convenga al país, sino por
nuestra propia salud mental.
Isagen, ¿es malo venderlo? ¿es bueno
guardarlo? ¿Santos es un traidor o es un salvador? ¿La selección Colombia es la machera o son una
partida de ineptos? ¿El proceso de paz “no sirve para nada” o va a ser la
salvación de la patria? ¿Uribe es un demonio o es el “único”. ¿Vamos a tener el
peor año de la historia o será el mejor? ¿La economía colapsará o sobrevivirá? Ariadna
Gutiérrez ¿perdió o ganó? Podríamos seguir enumerando acontecimientos o
circunstancias que quisiéramos encasillar en buenas o malas, sabiendo que no
son ni lo uno ni lo otro. Depende del cristal con que se miren, dependen de la
orilla en que nos encontremos. Por eso es tan importante acercarse al
equilibrio, el único verdadero puente entre los dos extremos.
Vivimos en una época poblada
de expresiones tan categóricas como "jamás" o "siempre" y
no se habla un lenguaje donde quepan los "algunas veces". Se pasa de
un extremo a otro con una frescura descarada. O su jefe no sirve para nada, o
es "el berraco de guacas". O su compañero es un guache o es
"divino". Su novia o es una santa o una sinverguenza. El mundo de los extremos donde la palabra
equilibrio no existe, no registra. Hoy vuela de la felicidad y mañana no levanta
cabeza de la depresión. Los niños son insoportables o son angelitos. En su
infancia todo era positivo y en la de ahora todo es negativo. O está en la olla
o está superbien. O usted "todo lo puede" o "no sirve para
nada". O usted no tiene nada que ver con el asunto o toda la responsabilidad
es suya. En esa concepción de mundo sólo hay vivos y bobos, honestos y
ladrones, capaces e incapaces, maduros e inmaduros, buenos y malos.
Pero, ni hoy todo es censurable,
ni ayer todo era perfecto. Los que lo rodean no son tan malos y usted no es tan
bueno o viceversa. Toda la culpa no es del vecino y usted no es un "ángel
sin alas", “reparta” de aquí y de allá. El mundo no va en blanco y negro. No
es cuestión de tener la razón y de creer que existe una sola verdad. Los
extremos siempre son deformados, parcializados, por lo tanto mas cercanos al
error que al acierto. Para el 2016 son
necesarias grandes dosis de equilibrio, porque necesitamos atrevernos a
construir una sociedad donde la diferencia sea la base de la convivencia. Hay
que crear puentes. Nadie, nadie tendrá toda la razón. Aun cuando no seamos
iguales ni en creencias, color, partidos políticos, religión, equipos de
futbol, maneras de amar y concebir parejas, en fin, en lo que quiera…
Necesitamos apostarle a los cambios aun cuando no sean perfectos. Necesitamos
arriesgar, de buena fé, y creer que podemos construir un mundo diferente
encontrando un equilibrio. Entre repetir lo mismo y cambiar hay que tomar una decisión. En el
medio está la virtud, el equilibrio. ¿Quiere practicar?
lunes, 4 de enero de 2016
Dilian y Maurice
Dilian
y Maurice Gloria H.
O Maurice y Dilian, (el orden
no altera el producto, explicaron al enseñar matemáticas y para el caso es
igual). Tan distintos pero tan parecidos. Empezando por sus nombres, aquello
que los identifica. Armitage no tiene el
factor común de los Pèrez y Dilian no es un nombre “de moda”, de los que se
repiten e igualan a toda una generación de muchachitas, Carolinas, Julianas o
Marías. Entonces, ambos, Dilian y Maurice, entraron a la vida “diferenciándose”
en su identidad, en lo mas particular que los distingue. Ambos han sufrido,
ambos han sido víctimas de injusticia, ambos son llorones (que pena Gustavo
pero me quedo con alguien que llora porque siente y no con alguien que no se
conmueve porque su inteligencia y razonamientos le impiden conectarse con la
condición humana). Las emociones son una radiografía del interior de las
personas, retratan su verdadera esencia.
Rodrigo Guerrero hizo un trabajo de reparación extraordinario,
indispensable para seguir adelante, pero menos llamativo o protagónico porque
sus reales efectos se perciben en el futuro. Ubeimar, aun cuando arregló la
deuda del departamento, pasó por la Gobernación inocuo, invisible. Para Colombia, el Valle “no
pesa” lo mismo hoy que hace 20 años. Nos escondimos, nos achiquitamos. Hay como
una vergüenza regional frente a los logros de otros lugares. Por ello, volver a
sentir satisfacción por quienes nos dirigen porque lo saben hacer bien, es una
manera de aunar objetivos y energías para un mejor futuro. Dilian y Maurice
están conectados con la gente y eso es vital para encontrar soluciones.
Maurice estuvo injustamente
secuestrado. Dilian estuvo injustamente en la cárcel (¿la condenaron?). Ambos
llegan en un momento en que necesitamos
autoestima ciudadana, empuje vallecaucano, unión regional. Los colaboradores se
ven bien, (Noralba García fue su compañera de Gabinete en Educación cuando
Dilian estaba en Salud, en el gobierno de Villegas. Encontrarse de nuevo para
un trabajo con objetivos comunes es esperanzador). Ambos Dilian y Maurice
quieren trabajar, saben que hay mucho
por hacer. Aun cuando en el mundo racional no se lo considere tan valioso (se
requieren “lecciones” de Física Cuántica) la energía, la intención, la
disposición si contribuyen a esperar
mejores tiempos. Ellos están listos para hacerlo y el Valle lo requiere con
urgencia.
PD. Los factores emocionales
están presentes en todas las actuaciones humanas. Se dominan en la medida en
que se es consciente de ellos. Pero no se pueden eliminar. Cuando lo leo, que
no es siempre, percibo en Ramiro Bejarano una rabia hacia el Valle del Cauca, como
si nos cobrara algo. ¿Qué?, no lo sé. Cuestionó a El País, a los Carvajal, a
elementos básicos que constituyen la identidad vallecaucana sin tener la
imparcialidad suficiente que genera equilibrio. El Superintendente Robledo, lo
dijo en una entrevista, fue el mejor alumno de Ramiro Bejarano, hasta el punto
que lo nombró su colaborador, su ayudante. Esta persecución del Superintendente
al Valle, aún mas después de las explicaciones de Luis Fernando Londoño donde
se “sienten” factores de poder, envidia, rivalidad, competencia, “hablan” de
elementos intangibles que no son claros. ¿Robledo estará siendo leal a su
“padre” intelectual? ¿Cómo explicar su actuación?
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