martes, 26 de mayo de 2015

Pareja con diferente dormitorio.

Nunca he podido entender la prohibición de algunas instituciones para que dos personas de la misma organización formen pareja. Según los reglamentos, una de las dos debe irse. Lo que ha dado pié a múltiples artimañas y engaños para que, dentro de la organización, no se den cuenta de lo que está sucediendo en la vida cotidiana. Porque, lo que es obvio, es que una reglamentación no logra impedir que las personas se atraigan y se gusten. Escoger entre el trabajo y lo que me atrae, es una decisión difícil. Es complicado “prohibir” enamorarse o gustarse porque donde conviven seres humanos todo es posible.
Sucede a diario y en multitud de organizaciones. Basta con que existan hombres y mujeres para que de hecho se de la atracción. Ni las religiones, ni las nacionalidades, ni las políticas, ni las familias, ni los estratos sociales, han impedido que fluya la atracción. Y el amor. Ha sucedido en el Congreso de la República como también en el grupo de Ministros del presidente Santos. Pero reglamentaciones hechas con base a la forma como se construían las parejas hace algunos años están mandadas a recoger (o a revisar) en el mundo de hoy, donde las relaciones entre las personas se realizan de forma bien diferente. El que una pareja duerma junta una noche la convierte en ¿novios? ¿esposos? ¿amantes? Y ¿cuál es la diferencia en cualquiera de los tres estados anteriores respecto a la lealtad con la empresa? El problema está en que ¿“duerman juntos” o en que sean pareja pero con domicilios diferentes? Hoy ¿que significa la palabra novios y cuál esposos o compañeros? ¿Gustarse pero no “oficializar” la relación es una protección para la empresa o la organización? ¿El papel legal es lo que marca la diferencia frente a la Institución y no el hecho de tener una relación como tal que no se ha oficializado aún o que “nunca” podrá oficializarse?
Dos ministros del primer gobierno de Santos fueron pareja pero ya no lo eran en el momento del desempeño de sus funciones. Tenían hijos en común y no eran “enemigos”. Entonces en este caso, ¿cuál es la diferencia? Claudia López y Angélica Lozano son pareja pero no viven juntas. Igual sucede con las otras dos Ministras que son pareja pero no viven juntas. Me imagino que circunstancias parecidas han sucedido muchas veces entre Congresistas que fueron amantes o con Ministros que se gustaron pero como no se oficializó la relación no era “ilegal”. ¿Cuál es el sentido de la prohibición para que dos representantes del mismo grupo político no puedan ser pareja? Porque la sutileza en aceptar que lo sean (sin efectos) siempre y cuando no exista “documento oficial” de matrimonio es como dicen los muchachos, “un pajazo mental”. El problema no está, por Dios, en que se atraigan, se gusten y tengan una relación, sino en intentar legislar sobre lo divino y lo humano, prohibir y censurar en situaciones tan humanas como la atracción, la sexualidad y los amores.
En la controversia que se plantea hoy, entre las senadoras ¿cuál es la diferencia entre que sean pareja pero no viven juntas a que sean pareja y vivan juntas? Es como intentar reglamentar con quien te acuestas o en qué domicilio duermes. No, no es contra ellas., es contra el absurdo de la determinación. Que definitivamente merece una revisión frente a realidades tan cambiantes como las relaciones entre seres humanos. Es claro que cada vez que alguna organización pretende legislar sobre “atracción, amores y sexualidad” se estrella. Ni siquiera las religiones, con toda su carga de culpa, demonios y pecado, han impedido que los amores se den de la manera mas espontánea. Además en relaciones entre las personas sólo conocemos una mínima parte de lo que realmente sucede porque muchas situaciones se guardan, se esconden o se disimulan. ¿Qué se espera intentando meterse en la cama de los otros?

martes, 19 de mayo de 2015

Lesbiana o Prostituta

Sólo tiene dos alternativas: o es lesbiana o es prostituta. O lo uno o lo otro, ninguna otra opción. De esa manera estará “vetada” y los “buenos” hombres no corren peligro frente a ella. No puede ser deseada, puesto que lesbiana o prostituta, no “califica” para el puesto de persona o compañera. Estigmatizarla en solo estas dos categorías protege al hombre de la “tentación”. La explicación cristiana del Paraíso expresa que Eva “tentó” a Adán. Y desde allí, en las creencias del patriarcado, la mujer es peligrosa. Pero si es prostituta o lesbiana, los “buenos” hombres están protegidos porque no accederán a ella
Las palabras de Monseñor Córdoba todavía resuenan con el impacto que produce constatar una verdad silenciada. “María Magdalena no era lesbiana porque cuántos pasaron por sus piernas”. Mas grotesco, imposible. Pero expresiones así “salen” del inconsciente, del guardado que cada quien tiene en su interior. La “espontaneidad” de sus frases es una radiografía precisa de lo que se piensa y se dice, porque allí no hubo filtro para “quedar bien” sino que la naturalidad “sacó” lo que realmente se cree. Para cuántos jerarcas de la Iglesia la mujer solo puede ser mirada como una amenaza para su represión sexual por lo mismo entre mas la descalifiquen, mas protección tienen los sacerdotes. Sólo si es lesbiana o prostituta, el hombre (¿sacerdote?) decente (¡)está protegido. Mirarla así, es blindarse contra su propio deseo. ¿Cómo va a ser deseable para un hombre “bueno” si es prostituta o lesbiana? Nada que hacer.
La mujer para la Iglesia, desde la inmensa represión sexual que vivencia, sólo es sinónimo de peligro, sus atributos sólo se dan desde la genitalidad, desde su conducta sexual, no desde su ser integral. No hay que olvidar que lo que se reprime, se magnifica. Por eso hay que blindarse contra ella, descalificarla, repudiarla. Lesbiana o prostituta es un buen escudo. A María Magdalena sólo se la puede mirar o como lesbiana o como prostituta. Aclarando, sin lugar a dudas, que el lesbianismo ni es un defecto, ni mala conducta, enfermedad o discapacidad. Lo que agrede de las expresiones de Monseñor Córdoba, es comprobar que la única mirada que él y muchos otros sacerdotes tienen hacia la mujer es la mirada sexual. Por eso la anhelan virgen o santa. Por eso intentan “no tocarla” que no “despierte pasiones”. Sin sexo, sentada en los altares como María, debe ser admirada pero no deseada. Ella no puede producir “nada” para que los hombres (los sacerdotes), no corran peligro. La mujer, como la serpiente, es amenazante. El hombre cae “por culpa de ella”. El control del deseo masculino entonces es responsabilidad de la mujer…
Cuando se finge para agradar o conseguir adeptos, se “salen” expresiones de este calibre. Pero es obvio que lo que brota “espontáneamente” es lo que realmente se vivencia. Si las mujeres somos lesbianas o prostitutas, los sacerdotes están protegidos porque significa que como lesbianas o prostitutas, no nos parecemos a sus “santas madres” y todo queda “en orden”. Ellos no pueden desear esta clase de mujeres. Pero qué paradoja, lo único que parece pudieran ver en la mujer es precisamente su sexualidad… Cada semana, cada día, “brotan” espontáneamente creencias escondidas de la cultura patriarcal donde la mujer o es invisible, o es descalificada, o es prostituta, o es objeto sexual, o es un peligro. No hay semana donde el imaginario colectivo no “meta la pata” respecto a su concepto de mujer. Y ni pensar que son hombres o instituciones elementales los que cometen el error de descalificarla. No. Por eso, a muchos de ellos, cuando se les acaban las palabras y quedan “expuestos a sus emociones primarias” no les queda sino la violencia como una manera infantil e ingenua de exorcizar su propio deseo. Las historias diarias son apabullantes. Y pensar que todavía se cree que esta mirada de mujer, para ayudar a caer en cuenta está “de mas”, es cantaleta, es “llover sobre mojado”….

martes, 12 de mayo de 2015

¡Bienvenido Hadad!

Sí, soy la primera que siente “su presencia”. Levantarme para llegar a la oficina antes de las 6 de la mañana no es nada, pero nada agradable. Hacer ajustes, manejar pacientes, arreglar circunstancias, es el precio que nos corresponde por vivir en comunidad y por aceptar que llegó –otra vez- alguien que va a recuperar el orden. ¿Sheriff? ¿Dictador? ¿Napoleón? Todos los anteriores y mas, pero hay una organización que en definitiva favorece a la comunidad, sin privilegiar a nadie. Y aquí está el meollo del asunto. No hay privilegios para ninguno. La ley y el orden nos democratizan a todos y quedan suprimidos las prerrogativas. Porque lo que es claro que el síndrome de querer el privilegio, de que entiendan “mi situación”, de que atiendan “mi caso” es un síndrome nacional que va convirtiéndose en pandemia nacional. Todos queremos la excepción, la mirada especial, la consideración. O por pobres, o por ricos, o por víctimas, o por cristianos, por victimarios, por “pobrecitos”, por esforzados, por madres solteras, por padres solos… en fin. Es tan larga la lista de consideraciones para “merecer” la excepción, que en Colombia existe la idiosincrasia del privilegio como parte de la identidad nacional.

Y Hadad llegó y la suprimió. Qué vaina, hartísimo que llegue porque su actitud nos talla a todos. Hay un terror demencial a la autoridad coherente, fruto muy seguramente de haber vivido bajo el autoritarismo y el desorden. Creemos entonces que una igualdad confusa, sin diferencias reales dadas las condiciones de cada quien, es el sueño perfecto de comunidad.  Pero no es válido. De lo mas lógico que he oído es que si las personas viven en Cali, sus vehículos se desplazan por Cali, si usan las calles de Cali, los impuestos –lógico-, los paguen en Cali. Es lo mas coherente que existe. Es la igualdad de un derecho y no un privilegio “uso pero no pago”. Claro que talla, fastidia hasta los tuétanos, pero estoy segura que es tan lógica que va a calar a nivel nacional y muchos alcaldes en otras partes la van a querer imitar. Cuántos carros de otros lugares “viven” en ciudades donde no pagan impuestos. Y deterioran sus calles pero pagan en otro lado. Lo que es totalmente injusto. Es harto pero coherente. Incomoda pero equilibra.

Nos “toca” aguantar situaciones hartísimas por ser muchos, por tener que convivir entre tantos, por el precio de la modernidad, por querer tener mejor status de vida. Se está desestimulando el uso del carro particular, en todas partes y es parte de la “nueva realidad mundial”. Los vehículos invadieron calles y pueblos, son una forma maravillosa de transporte, pero… llegó el desborde y hay que organizarlo. Perderemos y ganaremos todos. Así como sucedió con el tabaco –que era una industria- y se eliminó, el alcohol también es un negocio que se “combate”, el mundo tiene otras prioridades y muchos elementos que formaron parte de nuestro mundo ya no se dan.  Hay que aceptar. Los carros se volvieron un problema mundial, en cualquier lugar del planeta. Las soluciones hay que buscarlas y nunca gustaran a todos por igual.

Hadad es un hombre coherente y ante este sheriff, dictador, Napoleón, se acaban los privilegios y excepciones. Estoy segura de que muchos de los que levantan sus voces contra el, han sentido en carne propia que algo deben modificar. Como se duce popularmente, cuando se protesta contra el secretario de Tránsito es porque es porque  “pisó callos”. Fastidia pero organiza. ¿Cuál es la diferencia entre una actitud dictatorial y una  organizadora? El resultado avala el proceso. Los dictadores determinan para ellos. Los cuidadores de la norma organizan a la comunidad. Aunque talle, prima el bien común sobre el particular. Se erradican los privilegios y aprendemos la necesidad de la tolerancia en comunidades donde todos debemos “caber” sin justificar derechos o privilegios. Duro, pero claro. Alberto Hadad, un hombre insobornable, claro, con criterio.

martes, 5 de mayo de 2015

¿”Solo” hombres?

La Cámara de Comercio de Cali ha organizado un seminario sobre Innovación para el 13 y 14 de Mayo, dónde se les olvidó que las mujeres existen. A la CCC de la ciudad no se le ocurrió el nombre, el prestigio y la sabiduría de ninguna mujer en el planeta tierra, (ninguna) para hablar del tema de “cómo sobrevivir para el futuro”. En la mirada mas machista y discriminatoria posible, los organizadores del evento pudieron prescindir de las mujeres y organizar “el futuro” solo bajo la mirada masculina. Y en este tema (precisamente en ese sobre creatividad, innovación y futuro), no son necesarias las mujeres. Pasivamente deben escuchar lo que piensan e imaginan los hombres. Otra vez, los hombres bastándose a si mismos y olvidando que el primer elemento para construir futuro es precisamente la equidad, la inclusión y la participación de esas dos fuerzas o energías, la masculina y la femenina. No, no importa, para los organizadores “sólo” la mirada masculina ¡basta!
En el escenario mundial o local, donde la mujer debe abrirse camino (todavía) “contra viento y marea”, que una institución como estas (y el resto de sus patrocinadores) no encuentre la hoja de vida de una mujer, es una muestra de lo poco que el patriarcado se atreve a mirarse. El machismo se disfraza de mil maneras, lo escucho a diario en mi consultorio y la invisibilidad es uno de sus ropajes preferidos. “Es que no lo pensaron”, “no se les ocurrió”, “no cayeron en cuenta”. Y allí está el problema: el no caer en cuenta significa que en el imaginario institucional masculino las mujeres “todavía” no existen. Por eso la discriminación con los salarios, con los roles que ocupan, con las actitudes patriarcales que se repien en miles de escenarios de todo el mundo. El grito en la casa, el regaño porque cuestiona al padre o al marido, el que desee trabajar y posponga la maternidad, tantas situaciones donde las mujeres siguen soportando los estragos de la cultura patriarcal. Claro para “adornar” la reunión me imagino que las mujeres estarán presentes: como objetivos decorativos, acomodaran a los asistentes, les obsequiaran presentes, serán las presentadores del evento o lucirán en las fotos como “modelos de admirar”.
Ah, sí, el día de la mujer, mandan flores, tarjetas y panegíricos. Con sus empleadas celebran un almuerzo “formal” para darle “importancia”. Pero en la construcción del futuro no es necesaria. Sólo, decorativa. Cállese y “luzca” para eso es que existe. En el conclave de la Iglesia Católica la necesitan para que arregle las camas de los arzobispos, les sirva la comida y tenga “la casa en orden”. En las instituciones para que “oiga” y aprenda pasivamente de los hombres (que saben tanto del futuro patriarcal) pero que ni siquiera la tienen en cuenta para que desde su visión femenina, pueda aportar en la construcción de un futuro con equidad.
Es una constante que se repite y repite. “Aprendió” la revista Semana que en su primer evento sobre personas excepcionales de Colombia, no encontró ninguna candidata. Ya corrigió. Adolfo Vera, en la organización de su evento anual, también corrigió” ya existen mujeres en sus eventos. Pero esta constante sobre la invisibilidad de la mujer en la construcción de vida, en el aporte de ideas o en el atisbo de lo qué puede ser el futuro, se sigue repitiendo. El 8 de Mayo, en Bogotá la FLIP organiza un seminario sobre “Libertad de expresión, límites y responsabilidad social”, pero tampoco se “necesita” una mujer: solo tres hombres y pare de contar. Las mujeres no tienen nada que decir sobre ese tema ¡nada!. Pero claro, celebraremos el día de la madre “amarrándola” a su “primera” función, sin tener en cuenta que el mejor testimonio para una mujer, para una madre, es “tenerla en cuenta”. Escuchar sus ideas, sus palabras, permitirle “pensarse a si misma” sin culpas o mentirosas creencias culturales. ¡Qué viva la contradicción!