Por eso, la llegada de Pilar
Sordo a Cali, el próximo jueves, a las 6.30 en el Hotel Inercontinental, es una
oportunidad magnífica de aprender cómo enfrentar la diferencia de géneros. Para
no seguir matando o agrediendo mujeres en esa lamentable proporción. Hombres y mujeres
convivimos en sociedad. Nos amamos, nos odiamos, somos compañeros, amigos,
amantes, empleados, hijos, padres o madres, todos los roles posibles, pero
tenemos un desconocimiento muy grande sobre nuestra verdadera esencia. Aún mas,
confundimos (sí, confundimos) hombre y masculino, al igual que mujer y
femenino. Que no son sinónimos, claro está. Un hombre puede ser femenino y una
mujer masculina y no va contra natura. Ojalá cada sexo aprendiera a aceptar
condiciones del otro para aceptar que la diferencia no tiene que ser
discriminatoria o agresiva. Una cosa es el sexo (el empaque) y otra las
energías (el contenido). Aceptar la diferencia entre hombres y mujeres, en sus
sexos, roles e identidades es vital para construir la sana convivencia.
Pilar, psicóloga chilena,
tiene la extraordinaria capacidad de ser absolutamente entretenida, divertida y
sagaz, mientras va mostrando en forma histriónica cómo son esas diferencias
entre hombres y mujeres. Las deducciones de su teoría las construyó desde un
estudio donde la biología simboliza lo femenino como lo que retiene (el útero
es una vasija) y lo masculino como lo que se suelta (el espermatozoide es una
flecha). Con el profesionalismo que le da su formación, hace de una
conferencia, un rato extraordinario de aprendizaje con la genialidad de quien
sabe transmitir las ideas sin aburrir o
pontificar. Por el contrario, reírse de las propias conductas es una
manera muy sutil de “recordar” el aprendizaje para poderlo corregir. El humor,
que no la burla, es una de las formas cómo Pilar enseña las diferencias de
conceptos, actitudes y comportamientos entre hombres y mujeres. Y cómo, de
alguna manera, en la medida en que conocemos la esencia de la diferencia, la
podemos manejar. Nunca se elimina (afortunadamente) pero el tomar conciencia de
ella hace mas llevadera la convivencia. Pilar logra precisar 8 o 10
características muy particulares dónde hombres y mujeres reaccionamos diferente
y el error consiste en esperar, por ejemplo que un hombre hable o que la mujer
calle, cuando sus características biológicas son todo lo contrario: el
hombre calla y la mujer habla.
Se
puede tener diferencias con algunos de sus planteamientos como su concepto del
pensamiento mágico de la mujer frente al pensamiento real o concreto de los
hombres (qué tanto la cultura influye en ello) pero escucharla es
definitivamente enriquecedor y entretenido. Cuando se constata cómo vivimos en
un desprestigio muy grande de lo femenino (la mujer se enferma cada mes,
aguanta como víctima, le genera culpa tener espacio para si misma), este
desequilibrio nos obliga a construir nuevas miradas para un mundo donde hombres
y mujeres, desde la diferencia, caminemos acompañándonos que no fusionándonos.
Es el respeto por la diferencia, ¡escúchela y no se arrepentirá!
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