martes, 7 de octubre de 2014

La médica

¿Qué tan culpable o inocente es Ana María González? Desde su preparación científica, de una persona que está del lado de la vida, definitivamente no, no es culpable. No es congruente con su trabajo y compromiso con los pacientes. Así mismo, desde su preparación profesional no iba a ser tan “elemental” dar un veneno dejando todas las opciones abiertas para ser descubierta. Lo habría hecho mejor, de manera que no quedara tan implicada. Su historia personal, responsable, comprometida, tampoco “aporta” culpabilidad a su actuación. Sin embargo, un perfil psicológico diría que su persistencia en lo que ha conseguido podría dar muestras de obsesión, de terquedad. Esto no es bueno ni malo, pero es interpretable dentro de un comportamiento psicológico. Se podría concluir que este tipo de personas “no sabe perder” por lo tanto insisten hasta conseguir su objetivo. Pero, ojo, también estas personas inteligentes, obsesivas, son controladoras y no “cometen” un desatino cuando desean encontrar el resultado. En estas personalidades no hay precipitud sino cálculo y todo ello no encaja con lo sucedido. A su vez, está el tema de la soledad, ¿qué  tanto lo sentía? También podría hablarse (interpretando lo que se ve y lee) que es una mujer austera, parca, con un control grande de sus emociones: gestos, vestido, silencios, todo apunta a una mujer que no se “descuaderna” ni se sale de sus casillas fácilmente aún bajo mucha presión. La tuvo durante el juicio. Pero, también cuando una personalidad controlada, se descontrola, el desborde es completo y total.

¿Cómo analizarlo? Difícil, son interpretaciones desde los poquísimos datos personales que se tienen. A su vez, cuando su familia habla, tiene unos “silencios” que pueden confundir a la opinión pública. Por ejemplo, cuando les preguntan sobre la posible frustración de Ana María por no haber tenido hijos, no hay respuesta y en la ¿necesidad? ¿angustia? por engendrarlos ¿qué tanto puede juzgarse como elemento determinante para culparla? Mas análisis: el médico que jugó al engaño con dos mujeres, con una doble vida y por ser dizque la víctima, carece de responsabilidad en el proceso. ¿Qué tan provocador fue? Está también su novia “oficial” que debe ser la mas ofendida porque por lo general, aun cuando se gane “el trofeo”, el resentimiento perdura por el solo hecho de haber “engendrado” una infidelidad. Ni contar con la letra menuda donde hasta los laboratorios farmacéuticos tienen que ver en la “pelea” profesional para que la doctora González no descubra elementos mas baratos para realizar quimioterapias.

El juicio contra la médica debió enfocarse también con información y aportes psicológicos de los protagonistas del insuceso. Un triángulo pasional no puede sustentarse únicamente en recopilar acontecimientos, aportar pruebas “externas” y pare de contar. Celos profesionales, envidias, laboratorios farmacéuticos, personalidad de los “participantes”, historias laborales, todo entra en juego. Pero no jugó. La razón y las emociones en contraposición cada una halonando para su lado. Además, con el aporte sobre el sistema jurídico de Texas que hizo el periodista  Juan Esteban Constaín, se completó un panorama desolador sobre lo que realmente sucedió en ese estrado.

Es desconcertante para la cultura racional encontrarse con información que no se pueda comprobar en un laboratorio bajo los parámetros de la ciencia newtoniana, la determinista, la de “piezas de un reloj”. Todo aquello que se salga de este contexto, todavía se descalifica, se desprecia, se considera subversivo. Desafortunadamente la Justicia cuando carece de información psicológica, desconoce el aporte de esta Ciencia en la resolución de conflictos. Pero cada vez mas en cualquier escenario la mirada psicológica se vuelve necesaria. Casi, diría yo, indispensable porque sin ella estamos fragmentando el comportamiento y teniendo una visión sesgada de lo sucedido.

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